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Isla al Sur

TEMORES QUE MATAN

TEMORES QUE  MATAN

"El maltrato físico a las féminas puede ir desde una bofetada, golpes múltiples,  quemaduras, lesiones por armas blancas, hasta el homicidio", explica el doctor Pedro Pérez Rivero.

DAYANA KINDELÁN,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación de la

Universidad de La Habana.

Las marcas de los golpes recibidos por su esposo la obligan a cubrirse el rostro. Se dirige al mercado y se avergüenza de que la vean de ese modo, pero no se atreve a culpar al responsable de sus sufrimientos porque es el padre de su hijo.

Hace cuatro años que Sofía soporta esta agonía dentro de su hogar: gritos, borracheras, golpes y violaciones. Ya no siente amor por Eduardo, mas resiste estas agresiones en silencio porque no desea alejar a Jorgito de su papá.

Situación imperante

La violencia contra la mujer constituye actualmente un problema de salud. Se puede definir como cualquier acción directa o indirecta mediante la cual se inflige sufrimiento físico, sexual o mental a las féminas, con el propósito de castigarlas o humillarlas, explica  el doctor Pedro Pérez Rivero, especialista en Medicina General Integral del Hospital Calixto García de Ciudad de la Habana.

Las mujeres son víctimas en estos tiempos de violencia física, sexual o psicológica, lo que está condicionado por diversos factores culturales, históricos, sociales e institucionales. 

"El maltrato físico a la mujer puede ir desde una bofetada, golpes múltiples,  quemaduras, lesiones por armas blancas, hasta el homicidio. La agresión sexual constituye el hostigamiento y la violación, y la violencia psicológica incluye la ridiculización verbal y la restricción de las actividades sociales con una pobre comunicación interpersonal", afirma el doctor.

Pero estos términos son muy poco analizados por las mujeres dentro y fuera del matrimonio, porque muchas no saben que están actuando con ellas de manera violenta al obligarlas al acto sexual o cuando son golpeadas, acciones que quedan silenciadas por temor, tolerancia o desconocimiento.

"Mi marido me pega cuando llega y no he terminado la comida, cuando no he preparado su baño, a veces yo me lo merezco, pero otras no", comenta Ada González, vecina del municipio Marianao.

Al preguntarle a la muchacha de 27 años por qué continuaba al lado de este hombre violento, respondió: "Estoy enamorada de él y no creo que sea malo, solo me impone respeto y no permite que sea despreocupada con sus cosas".

Génesis agresiva

El antecedente de violencia conlleva a repetir el acto. Crecer en una  familia agresiva es un elemento que incrementa el riesgo de futuras conductas similares por parte del propio sujeto que las sufrió o las cometió contra otros miembros del núcleo filial, expresa Saily Moreno, psicóloga del Policlínico Héroes de Girón, del municipio Cerro.

"Los autores de los actos de violencia intrafamiliar son generalmente del sexo masculino y de ocupación obrera, lo cual le concede que sea quien incorpore parte o la mayor parte de los ingresos económicos al hogar, y esto les hace gozar de más autoridad", manifiesta.

Según Pérez Rivero, el comportamiento de los hombres violentos y de las mujeres golpeadas se vincula con conductas aprendidas o relacionadas con experiencias vividas durante la infancia o la adolescencia, donde sufrió violencia, ya sea como víctima o testigo de la situación.

Los agresores

Históricamente las sociedades han creado un modelo de lo que debe ser cada hombre, estereotipo que ha condicionado y condiciona el comportamiento de estos ante cualquier situación, llevándolos incluso a cometer actos de violencia innecesarios contra el "sexo más débil".

Según el psicólogo de la Fundación Internacional Mujeres, Jorge Corsi, no existe un único perfil de agresores, sino distintos tipos de hombres que ejercen la violencia en el contexto de una relación íntima. Este tipo de hombre suele adoptar modalidades conductuales disociadas: en el ámbito público se muestra como una persona equilibrada y no trasunta en su conducta nada que haga pensar en actitudes violentas.

Mientras, "en el ámbito privado se comporta de modo amenazante, utiliza agresiones verbales, actitudinales y físicas, como si se transformara en otra persona. Su conducta se caracteriza por estar siempre a la defensiva y por la posesividad respecto de su pareja".

La psicóloga Carmen Rosa Alonso, del municipio Guanabacoa, opina que en nuestra sociedad, tan machista, el hombre tiene que renunciar al poder excedente que le ha sido conferido culturalmente para poder aceptar la equidad entre los géneros, y no es suficiente con aprender a controlar su conducta violenta si este cambio no está sustentado por una revisión de las ideas básicas que sostienen la violencia de género.

Según aduce Armando Martínez, trabajador de la construcción del municipio Cerro, "los hombres deben poner la rienda corta a las mujeres, y estas tienen que hacer todo lo que ellos digan porque para eso ponen el plato de comida en la mesa".

Jorge Sarmiento, también constructor del citado municipio habanero, piensa que las mujeres son un poco atrevidas, por lo que los esposos tienen que ser fuertes y utilizar métodos de represión con ellas si no hacen bien las cosas de la casa.

"Mi mujer tiene que hacer lo que yo quiera y cuando yo lo quiera, y si no está de acuerdo, entonces la obligo, pero tiene que sentir que yo soy el que manda", concluye.

Sexualmente hablando

"Muchas veces me dice que tiene dolor de cabeza, que le duelen las piernas, qué sé yo que otros inventos, entonces tengo que recurrir a la violencia, a los golpes, para que me respete, luego se queda tranquilita y yo disfruto de las relaciones", expresa Juan Ayala, trabajador por cuenta propia del municipio Guanabacoa.

Pedro Carrillo, técnico de reparaciones de la empresa ETECSA de la localidad de Marianao, dice que él no comprende a las mujeres que nunca tienen deseos de tener relaciones sexuales, en ocasiones hay que doblegarlas mediante palizas para que acepten, manifiesta.

El doctor Alejandro Caral, especialista de Primer Grado de Medicina Legal de Ciudad de la Habana, opina que muchas personas creen que la violencia sexual no es la más frecuente con relación a los demás tipos, como es la física o la psicológica, sin embargo, los estudios que se realizan en Cuba demuestran que puede ser tan común como las otras.

"Esta realidad obedece a que las mujeres ocultan celosamente determinados sucesos de sus vidas por tratarse, en primer lugar, de la intimidad de cada una de ellas y, en segundo, porque generalmente tienen temor a la censura social debido al sentimiento de culpa que experimentan cuando son agredidas".

El también Vicedirector de los Servicios Médicos Legales señala que entre los diversos tipos de maltrato sexual se encuentra la violación o su intento, sucesos que repercuten más allá del propio hecho violento, porque atentan contra la dignidad de las personas y genera una compleja gama de trastornos de la integridad de la víctima en su entorno familiar, laboral, educacional y social.

Leyes que las protegen

Cuba fue el primer país en firmar y el segundo en ratificar la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Desde 1997 cuenta con un Grupo Nacional para la Prevención y Atención a la Violencia Intrafamiliar coordinado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Este grupo está integrado, además, por diferentes instituciones del país como los ministerios de Educación, Salud, Interior y Justicia; la Fiscalía General de la República, el Instituto de Medicina Legal, el Centro Nacional de Educación Sexual, la Universidad de La Habana, el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, el Tribunal Supremo Popular y el Instituto de Radio y Televisión.

Entre las disposiciones legales sobre el derecho de igualdad de la mujer y contra la discriminación, el Código Penal sanciona severamente los delitos de violencia, especialmente los calificados como Delitos contra la vida y la integridad corporal y los Violaciones contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales y contra la familia, la infancia y la juventud.

La medida  más reciente tomada a favor de la seguridad de la mujer es la Ley No. 87, modificativa del Código Penal, que introdujo como agravante en los delitos de violencia el ser cónyuge y el parentesco entre el ofensor y la víctima, que además de considerar hasta el cuarto grado de consaguinidad, le añadió hasta el segundo grado de afinidad.

"A nuestra unidad acuden mujeres maltratadas a denunciar a los responsables, pero sabemos que no son ni siquiera las tres cuartas partes de las víctimas reales", afirma Ernesto Ramírez, oficial de la estación de la Policía Nacional Revolucionaria del municipio Cerro.

"Es nuestro deber condenar a los agresores en este tipo de casos, como también debe serlo de las víctimas el delatarlo", concluye.

Acciones para impedir la violencia

La FMC, consciente de la existencia en nuestra población de un gran número de féminas víctimas de violencia intrafamiliar, ha desarrollado diversos programas para la atención de ellas.

Una de las actividades que realizamos es el proyecto Por una mayor equidad entre mujeres y hombres. Potenciando cambios culturales en las relaciones de género, que busca fortalecer la prevención de la violencia intrafamiliar y cuenta con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), comenta Sonia Pérez, funcionaria de la dirección municipal de la FMC del municipio Marianao.                           .

Lo importante es ir más allá de la campaña que se desarrolla cada año alrededor del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. La FMC tiene un programa de acción que incluye actividades de investigación, educación y divulgación, expresa Andrea López, miembro de la dirección de dicha organización.

Entre las prioridades actuales aparece la capacitación a personal que trabaja directamente con la comunidad, a la policía y a especialistas vinculados a los tribunales y a la Fiscalía. También se pone énfasis en el incremento de materiales educativos para diferentes sectores de la población.

Situación de la mujer

Frecuentemente, el temor impide que las mujeres abandonen una relación de abuso, ya que se ha encontrado que el riesgo de ataques contra ellas es mayor cuando la mujer abandona, o amenaza abandonar a la pareja.

"No tengo valor para dejarlo, sería peor el remedio que la enfermedad porque entonces me buscaría por todos lados hasta matarme, prefiero seguir lavando y planchando como una mula", refiere Odelaysis Cabrera, bibliotecaria residente en el municipio Guanabacoa.

Las mujeres maltratadas no buscan ayuda, lo que hace que continúe la violencia, tanto las victimas como los victimarios se sienten incapaces de cambiar la situación, convirtiéndose en un círculo vicioso ya que se sienten atrapadas por falta de alternativas, temor, vergüenza, aislamiento, carencia de información, poca esperanza y protección, explica el doctor Pérez Rivero.

"Cuando se vive con un marido agresivo como el mío, es mejor no buscarle las cosquillas y quedarse tranquila si él es el hombre que te gusta, no todas podemos tener príncipes azules en la casa, y nos toca lidiar con los ogros", comenta Esperanza Suárez, vecina del municipio Cerro.

Las amas de casas, con dependencia económica de otra persona, son las más afectadas por la violencia intrafamiliar en nuestro país, por lo que disminuyen considerablemente las agresiones sobre las mujeres con vínculo laboral, con independencia económica y en las mujeres altamente calificadas, expresa la profesora de Sociología de la Universidad de la Habana, Ana Montoya.

Como aduce Magda Rodríguez, ama de casa del municipio Marianao, "las mujeres maltratadas, como yo, no acudimos a la estación policial a denunciar a nuestros agresores por temor a que estos tomen mayores represalias con nosotras".

"En ocasiones el mayor temor que sentimos es la vida de los hijos, no queremos que crezcan alejados de su padre, eso nos hace callar", concluye.

"En mi caso, soy ama de casa y no terminé la secundaria, tengo que depender de un hombre que me maltrata porque si no, no como, y ya no tengo fuerzas para estudiar", expresa Esperanza Martínez, de 47 años vecina del municipio Cerro.

"Frágiles" cadenas

"En nuestro país no tenemos por qué depender de hombres, ni permitir que estos nos golpeen y atropellen, podemos ser totalmente independientes y formar nuestra familia sin su compañía, nadie nos puede doblegar porque tenemos las vías para ser felices", afirma Katia Santiesteban, ingeniera en Telecomunicaciones.

"La  Revolución del 59 y el sistema social vigente en nuestro país han posibilitado que la mujer cubana pueda ser independiente, y le ha dado los modos para lograrlo", asegura Oscar Cabrera, trabajador de la Salud Pública en el municipio Guanabacoa.

Según Celia Medina, las féminas cubanas cuentan con los métodos y el apoyo de organizaciones como la FMC y los CDR, para realizar disímiles actividades que la ubican en un lugar cimero dentro de la sociedad cubana actual.

"Ninguna mujer debe estar enyugada a un hombre que la maltrata y no la respeta, todas deben superarse para alcanzar su independencia", manifiesta. 

"Aunque la sociedad y las organizaciones las protejan, la mujer debe escoger a la pareja precisa para formar un hogar, porque también es su responsabilidad evitar que la maltraten. Si el esposo no respeta a la compañera, entonces no merece estar a su lado, y ésta no tiene que aguantarlo", manifiesta Caridad Gómez, enfermera del Policlínico Cerro.

"Un hombre que es capaz de golpear a una mujer, no lo es realmente, ni es siquiera un ser humano. Nuestra función universal es defenderlas y quererlas, no lastimarlas", asegura Carlos Alfonso, trabajador jubilado del municipio Marianao.

Según afirma Karla Estévez, estudiante de Psicología de la Universidad de la Habana, "las principales responsables del aumento de la violencia intrafamiliar son las mujeres que toleran que las agredan y lastimen, más aún en Cuba, país donde existen las condiciones para alcanzar la independencia y la felicidad".

"Hombres buenos, respetuosos, comprensivos y con magníficos sentimientos existen en todas partes, ¿por qué entonces estar al lado de una persona que te da golpes y no amor?", asevera.

Las marcas de Sofía y de todas las mujeres maltratadas, aunque mínimamente, se reflejan actualmente en la sociedad cubana. Sus gritos mudos se escuchan en las risas orgullosas de los agresores que consiguen doblegar a su "presa".

A pesar de eso, las féminas tienen la posibilidad de derrotar el temor que las hace infelices y sumisas para, de ese modo, romper las cadenas que las atan a sus agresores.

Nota: Los nombres de algunos entrevistados fueron cambiados.

FICHA TÉCNICA.

Tesis: El temor que poseen las mujeres víctimas de violencia de demandar a los agresores, hace que el número de maltratos aumente.

Tipo de título: Llamativo

Tipo de entrada: Narrativa

Tipo de cuerpo: Por bloques temáticos

Tipo de cierre: De moraleja o instancia a la acción

Estrategia de fuentes:

-Fuentes activas:

- Doctor Pedro Luis Pérez Rivero, especialista en Medicina General Integral del Hospital Calixto García.

- Psicóloga Saily Moreno del Policlínico "Héroes de Girón" del municipio Cerro.

- Psicóloga Carmen Rosa Alonso, del municipio Guanabacoa.

- Doctor Alejandro Caral, especialista de Primer Grado de Medicina Legal

- Oficial de la P.N.R. del  Cerro, Ernesto Ramírez.

- Funcionaria de la dirección municipal de la FMC del municipio Marianao, Sonia Pérez.

- Andrea López, miembro de la dirección de la FMC.

- Profesora de Sociología de la Universidad de la Habana, Ana Montoya.

- Residentes de los municipios capitalinos de Cerro, Guanabacoa y Marianao.

- Fuentes pasivas:

- Psicólogo de la Fundación Internacional Mujeres, Jorge Corsi.

Transiciones:   

-   Situación imperante

- Génesis agresiva

- Los agresores

- Sexualmente hablando

- Leyes que las protegen

- Acciones para impedir la violencia

- Situación de la mujer

- "Frágiles" cadenas

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