PABLO PARA SIEMPRE
ANEL REGUERA PUENTE,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación de la
Universidad de La Habana.
¿Realmente murió Pablo? La tarde de este lunes contó con el testimonio de Ruth de la Torriente Brau, la hermana más pequeña del destacado intelectual y combatiente revolucionario, en una conferencia efectuada en la Empresa de Periódicos Granma.
Para los estudiantes de primer año de la carrera de Periodismo de la Universidad de La Habana que asistieron al conversatorio, Pablo de la Torriente será, en adelante, un paradigma en la continuación de sus estudios y futuros desempeños profesionales, porque conocieron más a un escritor, periodista y revolucionario que sufrió, erró, y amó como cualquier ser humano.
Ruth contó que Pablo Félix desde niño fue ferviente lector de aventuras de Julio Verne y de cuanto libro interesante su padre le comprara, incluyendo la Edad de Oro, de José Martí, regalo de su abuelo materno.
Ya a los nueve años de edad mostró sus dotes literarias y escribió su primer cuento. La familia influyó. Su madre, Graciela Brau Zuzuarregui, de nacionalidad española, y su padre, Félix de la Torriente, puertorriqueño, inculcaron el hábito de la lectura a sus cinco hijos, recordó Ruth.
También evocó que Pablo, único varón, se graduó de la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, tras mudarse con su familia desde Santiago de Cuba. Comenzó a trabajar en el bufete de abogados de Don Fernando Ortiz, donde conoció a Rubén Martínez Villena y establecieron una estrecha amistad, y publicó sus primeros cuentos con la colaboración de Gonzalo Masa.
En su afán de justicia social, afirmó la hermana, Pablo participó en la manifestación contra la tiranía de Gerardo Machado, en 1930; guardó prisión en la Isla de Pinos y como consecuencia nació Presidio Modelo, texto donde se ven reflejados los ideales de justicia, dignidad y honradez de este hombre imprescindible, y presentes también en Martí, quien de la misma manera los expresó en la obra Presidio Político.
Como muchos otros luchadores por la independencia de Cuba, Ruth señaló que Pablo tuvo que partir hacia el exilio. Pensó viajar a España, pero se quedó en los Estados Unidos donde limpió platos, trabajó en los muelles como estibador, fue vendedor de helados, sin dejar de escribir artículos para revistas newyorkinas; todo para comprar un boleto y marchar a España, país que atravesaba por un proceso revolucionario antifascista.
Allá fue Pablo, agregó su hermana, porque quería reportar la guerra, como periodista, además de adquirir experiencias para luego ponerlas en práctica en la lucha por la libertad de nuestra Isla. Pablo, aseveró, viajó para cambiar su máquina de escribir por el fusil.
En la península ibérica encontró la muerte el revolucionario, el 19 de diciembre de 1936, justo una semana después de cumplir los 35 años, rememoró Ruth.
Solo murió su cuerpo, porque para nosotros queda viva su obra periodística y literaria, junto a su pensamiento antimperialista que le hizo entender, tan claramente como José Martí, el peligro que representa para Cuba el imperio de los Estados Unidos.
Por último, Ruth agregó que para perpetuar su vida, estudiar, divulgar e investigar sus obras, existen hoy el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, la editorial y la Cátedra de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana, instituciones que llevan su nombre.
Ficha técnica:
Tipo de lead: De interrogante.
Tipo de cuerpo: Pirámide invertida.
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