HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO
Después de cuatro décadas en el Alma Mater, es preciso pensar que la Universidad es toda la Isla, afirma la profesora Norma Ruiz Echevarría.
YANET GONZÁLEZ RICARDO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Sus canas se rehúsan a creer que tantos septiembres estén ya en la memoria y en sus manos se dibuja el polvo de la tiza recién usada. Ante cada pregunta, la voz se le entrecorta y los ojos se quieren desbordar, porque para la doctora Norma Ruiz Echevarría, profesora de Facultad de Economía de la Universidad de La Habana, recordar no es volver a vivir, si se vive con el recuerdo del primer día.
-¿Cuántos años lleva ejerciendo su profesión?
Soy profesora de la Facultad de Economía desde hace 40 años. Me gradué en 1967, después de haber ingresado en 1962 cuando comencé los estudios en La Habana, y permanecí en la Facultad impartiendo clases. Mi graduación fue la primera.
-¿Que han sido estos 40 años como profesora?
El ejercicio de esta profesión siempre me ha gustado. Tengo excelentes relaciones con los estudiantes, ellos son magníficos. También son amigos. Algunos actualmente ocupan responsabilidades de gran importancia en el país. Yo comencé impartiendo Matemática, ahora doy clases de Investigación de operaciones y Métodos cuantitativos.
-Además de la docencia, usted se desempeñó también como jefa de departamento y es representante de la Asociación Nacional de Economistas de Cuba.
Yo estuve 10 años como jefa de departamento de Modelación Económica. En aquel momento la estructura de la Facultad tenía 10 departamentos. En 1993 se reducen a cinco y actualmente existen cuatro. En cuanto a lo que me comentas de la Asociación, se creó el 14 de junio de 1979. Inicialmente realizábamos trabajos para su primer congreso. He sido la Presidenta de la Asociación en la Facultad durante más de un lustro.
El objetivo de la Asociación es la superación de los profesionales de la Economía y los contadores mediante cursos de postrados, diplomados y presentación de trabajos en eventos para solucionar problemas de la economía. En estos momentos apoya las sedes universitarias municipales, de modo que los profesionales de la economía imparten clases. La mayoría de nosotros atendemos a jóvenes adiestrados. En estos últimos tres años el colectivo ha resultado Vanguardia Nacional.
-¿Qué otras funciones cumple?
Ayudo en el vicedecanato docente con planes de estudios, dictámenes; trabajo con los horarios y la planificación académica desde hace mas de 14 años. Esto fue después que regresé de México, donde estuve impartiendo clases en una maestría por seis meses en 1993.
-¿Cómo logra desarrollar eficazmente esa pluralidad de responsabilidades?
Tengo 70 años y aunque muchas veces esa edad sea sinónimo de cansancio, yo me siento como nueva. Creo que todo se trata de planificación y organización. De encaminar el trabajo.
-¿Y la jubilación...?
¡Ni pensar en jubilarme! Todavía tengo fuerza, soy saludable y tengo mucha disposición.
-En su vida como estudiante, ¿no desempeñó también responsabilidades?
Desde pequeña ocupé responsabilidades. En la primaria estuve al frente de la cultura en la escuela; el resto, ya los sabes.
-¿Cuál fue la profesora que influyó en su formación como profesional de la Educación?
Celia Fernández, mi profesora de Matemática.
-¿Cuál es la dinámica diaria de una profesional como usted con tantas ocupaciones?
Me levanto generalmente a las seis de la mañana. Cuando suena el reloj siempre me quedo un ratico más en la cama. Pongo agua y café a calentar ¡Me encanta el café! De siete y treinta a ocho salgo para el trabajo tratando siempre de ser puntual. Después de un día de labor voy a las cuatro y media a buscar la guagua de la Universidad. Cuando llego a la casa, me baño y sigo trabajando. Casi siempre llevo tareas a la casa. Preparo clases.
-¿Qué hace Norma en su tiempo libre?
Me encanta bailar. Soy muy divertida. Siempre trato de participar en todo. Antes frecuentaba el cine, pero con el periodo especial los que habían por mi casa cerraron, y con el tiempo dejé de visitarlos, también iba al Teatro Lírico a disfrutar de zarzuelas y operetas. En vacaciones leo mucho. No siendo así durante el curso, porque generalmente no tengo tiempo. Me encantan las novelas policiacas, los libros de García Márquez, y los de Fidel; y gusto, además, del bolero y la trova tradicional.
-¿Además de su profesión, cuál es su otra pasión?
Diez sobrinos complementan mi alegría. Nunca tuve el placer de engendrar un niño, pero he tenido miles de alumnos que quiero como si fueran mis hijos, y ellos son mi gran pasión.
-Hablando de pasiones, ¿qué representa para usted la Universidad de La Habana?
Es algo grande, supremo. Para mí fue muy halagador cuando me dijeron que podía quedarme dando clases en la Universidad. Todo gracias a la Revolución. Yo soy negra y de otro modo no pudiera ejercer mi profesión de la manera plena en la que lo hago. Yo fui de 1972 a 1977 a la Unión Soviética a hacer el doctorado, y regresar a la Universidad a dar clases era un sueño. Toda mi vida ha sido la Universidad y ese edificio en especial con el que tengo un gran sentido de pertenencia y permanencia. Yo nunca me quedo en casa, vengo todos los días a esta, que es mi otra casa.
-¿Qué cree usted de los cambios que se implementan en la Universidad actualmente?
Está siendo definitivamente una Universidad de nuevo tiempo. Como idea es magnífica, pero la logística es muy grande y requiere de más recursos. Los cambios implican, ante todo, que el alumno sea capaz de estudiar por sí mismo y ello requiere una bibliografía que en ocasiones se dificulta.
-A partir de la experiencia que tiene como formadora de generaciones de épocas diferentes, ¿cree que la juventud de ahora está más preparada?
No todos los jóvenes de ahora aprovechan lo que tienen en sus manos. Hay algunos en las esquinas perdiendo el tiempo. Con la Batalla de Ideas han surgido también muchachos más revolucionarios y preparados. Los trabajadores sociales, por ejemplo, realizan laborales con una calidad humana sorprendente.
-Su Facultad está en reparaciones...
Y eso nos hace muy felices. Aunque hemos permanecido dos cursos fuera de ella, lo cual ha dificultado el trabajo educativo con los alumnos, todos tenemos muchos deseos de que esté lista.
-Si nos imaginamos la Universidad cubana en el futuro..., ¿cómo la pensaría usted?
Linda, arreglada. Con sus muros y edificios históricos. Con todas sus necesidades cubiertas. Pero la imagino, sobre todo, con sus profesores, formando profesionales que apoyen nuestro sistema social, la Universidad debe ser de gente más revolucionaria aún. Veo estudiantes necesariamente más comprometidos. Hace algún tiempo el promedio de edad de los profesores era de 50 a 70 años. Ahora hay jóvenes adiestrados muy preparados. Eso me hace pensar que el relevo está seguro.
-En el orden del plan de estudio, ¿qué cree falte en la carrera de Economía?
Actualmente se prepara el plan D. Cada cinco años se perfecciona el plan de estudios. Los objetivos centrales no se modifican, pero hay aspectos que sí varían. La Universidad lleva una gran dinámica en ese sentido, ya que el plan permite incorporar elementos nuevos.
El plan D es más semipresencial. Por ejemplo, mi asignatura la comencé dando 90 horas, después 60, y ahora se puede seguir reduciendo. La idea es que el estudiante tenga una formación más autodidacta, y sea capaz de prepararse por sí mismo.
-¿Junto a usted no quedaron otros compañeros que continuaron como profesores, después de graduados en la Facultad?
De mi graduación quedamos tres profesores. Nos unen convicciones, compromisos, y la amistad entrañable que los años hacen florecer.
-¿Cómo definiría el magisterio?
Ser maestro es lo más bello que existe, José de la Luz y Caballero lo decía: "Enseñar puede cualquiera; educar, solo quien sea un evangelio vivo". Entonces, el maestro tiene que ser una evangelio, para que no solo enseñe, sino también, eduque.
-¿Qué le diría a las nuevas generaciones?
Que los que ya peinamos canas confiamos en ustedes, que tienen que ser capaces de llevar a cabo la obra de la Revolución.
-¿Cuál es su compromiso después de tantos años como profesional al servicio de la Revolución?
Mi principal compromiso es impulsar a las nuevas generaciones.
-¿Qué es el aula para Norma Ruiz?
Es mi espacio vital. El primer día de clases siempre estoy nerviosa, aunque son muchos los cursos que he iniciado, creo que es importante conocer a los alumnos uno por uno. Identificar sus posibilidades. Eso se logra conversando con ellos, interactuando. Lo que no me gusta es que hablen en clases. Si tengo que hacer un chiste, lo hago, y después vuelvo a la clase.
-Actualmente el fraude es uno de los problemas que combate la Universidad, ¿qué piensa al respecto?
Lo peor del fraude es que los jóvenes no lo consideren malo. Yo tuve un grupo de alumnos hace algún tiempo que se cuidaban las pruebas prácticamente ellos solos. Es necesario realizar un trabajo ideológico fuerte en esa dirección.
-Después de tanta obra realizada, ¿le queda algo por hacer?
Mientras tenga fuerza siempre tendré algo que hacer. Siempre habrá algo que enseñar, una duda que aclarar, cada vez que esto ocurra yo estaré allí... hasta el último aliento.
Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.FICHA TECNICA:
Objetivo central: Dar a conocer a la entrevistada, Norma Ruiz Echevarría, como profesora de la Universidad de La Habana por más de cuarenta años.
Objetivo colateral: Saber la opinión del entrevistado sobre el estado actual de la Universidad de La Habana y las transformaciones que en ella se implementan.
Tipo de entrevista:
Por su forma: Clásica
Por su contenido: De personalidad
Por el canal que se obtuvo: Directa
Tipo de titulo: De cita textual
Tipo de entrada: De retrato
Tipo de cuerpo: De preguntas y respuestas
Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado
Fuentes consultadas:
Conversación previa con la entrevistada. Tipo de fuente: directa, no documental.
0 comentarios