ESTA ES LA REALIDAD
MERCEDES ALONSO,
desde República Dominicana,
cortesía para Isla al Sur.
La ONU denuncia que “la transformación de alimentos en biocombustibles y la especulación financiera son las principales causas de la subida de los precios de los alimentos” y considera la crisis como "auténtica tragedia", tal y como expresó el relator para el Derecho a la Alimentación de dicho organismo internacional, Jean Ziegler.
En República Dominicana, por su parte, se estremecen los sectores más pobres, que son, en definitiva, los más vulnerables.
Tal y como constató DominicanosHoy y escribió en esta páginas el colega Freddy Matos, “el comercio detallista en los barrios pobres de la capital dominicana se quedó esperando este lunes el arroz que alegadamente les supliría el gobierno para venderse por libras a RD$12.00”.
Si bien desde el mes pasado los precios del arroz registraron incrementos inusitados en el mercado internacional y dicha carestía, como se ha planteado, “representa una carga económica adicional para los países, muchos de ellos pobres”, las inquietudes alimentarias se traspalan hacia otros granos como el trigo, el maíz y la cebada...
El relator Jean Ziegler considera imprescindible el incremento de las donaciones para del Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU, pues la agencia "en tres meses ha perdido el 40 por ciento de su poder adquisitivo" por la subida de los precios y 75 millones de personas en el mundo "dependen para su supervivencia de que reciban los suministros del PAM".
Aún cuando Ziegler califica los biocombustibles como "un crimen contra gran parte de la Humanidad, algo intolerable", pues la transformación masiva de alimentos en agrocarburantes ha provocado la escalada de los precios de productos básicos para la supervivencia de millones de personas, en Estados Unidos se habla del aumento de la capacidad de producción, a fin de que se utilicen 20 millones más de maíz para elaborar etanol.
Nada, que el mundo anda “patas arriba”, en tanto que aquí, dominicanos y dominicanas no conciben que disminuyan o se ausenten de sus mesas el sagrado arroz, las habichuelas y otros productos, cuyos precios siguen por las nubes.
De todos modos, el discurso de quienes tienen el poder en sus manos sigue siendo “aparentemente” tranquilo y, sobre todas las cosas, muy electoral.
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