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PASADO Y FUTURO EN LOS OJOS DE CARMEN

PASADO Y FUTURO EN LOS OJOS DE CARMEN

La doctora Fernández Montoto, profesora de la Facultad de Ciencias de la Computación, dice que la universalización andará de la mano de la educación a distancia, pero reconoce que no hay nada como tener al profesor y al alumno de cuerpo presente.

ANABEL SERRALLONGA HIDALGO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
 
Lo importante no es solo enseñar, sino educar; hay que educar y formar con el ejemplo. No todo tiene que ser electrónico, aunque haya mucho Internet se necesitan los libros impresos para leer en un parque o en la guagua, eso es independiente a la enseñanza.

Esas palabras podrían parecer una paradoja, dichas por una consagrada en Cibernética-Matemática; pero no lo son, pues la Doctora Carmen Teresa Fernández Montoto las dice con toda la autoridad que dimana de su condición de Profesora Titular de infinita experiencia en la Universidad de La Habana.

Su cátedra es la de Programación de Máquinas en la Facultad de Cibernética-Matemática. Es,  además, la encargada de la ubicación de los estudiantes, presidenta por sustitución de la Comisión de Carreras de Ciencias de la Computación a nivel nacional. Ha colaborado en la educación a distancia y tiene publicadas más de diez investigaciones.

Sentada en un sillón de la sala de su hogar, con sencillez sempiterna y certera economía de palabras propia de quienes sintetizan en fórmulas y números la vida, decide prodigarnos cuánto de amor hay en su vida de pedagoga universitaria.

-¿Por qué escogió estudiar Cibernética?

Porque me gustaba, en aquel momento se llamó así, ahora es Ciencias de la Computación. Cuando empecé en la UH solo había una CID 201 A, y, después, una CID 201 D, además de las máquinas SUMSET del área socialista. Dicen que eran gigantescas, yo nunca las vi, solo entregaba tarjetas y cintas…

-¿Qué significó para usted estudiar

en la Universidad de La Habana?

Ése era el lugar idóneo para desarrollarme profesionalmente.

-¿A qué se debe que después se

hiciera profesora de la Facultad?

Desde que estudiaba en el preuniversitario daba clases. En aquel momento hacían falta maestros y a los estudiantes desde duodécimo grado se les pedía que fueran monitores. Cuando me gradué no había mucho desarrollo computacional en los centros y la Universidad era la vanguardia en ese aspecto, así que en quinto año cuando me ofrecieron quedarme, acepté.

-Si en aquellos momentos hubiese existido

el desarrollo que hay ahora, ¿sería maestra?

Esa es difícil. Pero creo que hubiera decidido dar clases, me encanta enseñar.

Su esposo, que sigue en silencio el curso del diálogo, levanta la mirada de lo que parece ser un complicado arreglo: “Oye, no digas mentiras a la muchacha, tú hubieras sido astronauta”, acota entre risas pensando, tal vez, en las potencialidades y acometividad de su compañera en la vida.

-Usted imparte Programación de Máquinas,

¿por qué esta asignatura en particular?

Es mi preferida y llevo muchos años enseñándola. Es la que menos le gusta a los muchachos, casi el 60 por ciento de ellos le hace rechazo; sin embargo, es la que más enseña, tiene mucho que ver con la programación que en buena medida es lo que hace “inteligente” a cualquier computadora. A veces los alumnos la cuestionan, pero cuando finalizan la carrera son capaces de saber por qué hacen diferentes cosas en la computadora y reconocen cuánto le han ayudado estas clases. De hecho, mi relación con ellos es muy buena.

-Está al frente de la ubicación

de los recién graduados…

Fue una selección. Con anterioridad, la Universidad no era la que daba las ubicaciones, sino el Ministerio del Trabajo. A veces los estudiantes iban a lugares que no conocían, pero después esta tarea se le asignó a las facultades, de esa forma los profesores, que conocen mejor a los muchachos, son los encargados de asignarles un centro, tratando siempre de compatibilizar las necesidades de las instituciones empleadoras, las perspectivas académicas del alumno y sus preferencias. Una tarea nada fácil, como podrás imaginar

-¿Alguna experiencia en particular?

Varias. Hay muchachos que hasta cuelgan el título porque no quieren ir al lugar que se les asigna. Dicen que perdieron esos cinco años y los padres viene aduciendo que sus hijos padecen de no sé cuantas enfermedades, que la Facultad no las tiene registradas de antemano. Otras veces argumentan que si no es un lugar específico, pues no quieren nada. En esos casos trato de hablar con ellos para persuadirlos y ver si existe la posibilidad de transformar esa actitud.

-¿Qué le cambiaría a la Facultad de Cibernética?

El churre. Ese patio, por favor… Me encanta la Facultad, es de los edificios más lindos de la Universidad. Además, si pudiera pedir, quisiera más computadoras para que los estudiantes se desarrollen y, por supuesto, Internet, todos los alumnos deben tener acceso y saber buscar allí el conocimiento global que en el ciberespacio se encuentra. Eso es una necesidad objetiva.

-¿Qué ve de negativa a la red de redes?

Hay demasiada información, chistes y otras cosas que nada tienen que ver con el verdadero conocimiento humano. El acceso a Internet en la Universidad depende de la carrera que curse el estudiante. Los especialistas deben guiar a los alumnos en la búsqueda. También se pueden poner ¨policías¨, que son los software que limitan la entrada a determinadas páginas webs o sitios.

Además, debe existir una intranet dedicada al entretenimiento: música, películas, series, y así ellos no se conectarían con finalidad impropias. Deben tener esas posibilidades. Como regla, muchas veces no hay papel o los libros no alcanzan y esta puede ser una solución, pero hay que formarlos en la búsqueda, porque no todo sirve. En primer año el profesor los asesora, en segundo lo pueden hacer solos. El estudiante necesita ese tipo de cosas, artículos, libros. Necesita aprender.

Formar profesionales

-A qué le daría más importancia,

¿a la teoría o a la práctica?

A las dos. Evidentemente, la práctica te da habilidad, pero tú puedes ser buenísima tecleando, pero si no conoces la teoría para el desarrollo de software libre, por ejemplo, no sirve de nada. Mientras más cosas implementes más técnicas adquieres, hay que pasar mucho tiempo frente a la máquina. Las dos cosas son importantísimas.

-¿Qué papel desempeña la computación

en el desarrollo de un profesional?

Es el medio de apoyo que tiene un químico para simular la reacción en una computadora. Con ello se ahorran materiales. Si se permutan genes en una planta se puede ver rápidamente cómo se va a desarrollar. La computación ha logrado introducirse en todas las especialidades de las ciencias y en todas las cosas de la vida.

-Usted también ha trabajado en la

conformación de los programas de

estudio, ¿cómo se realizan en la carrera?

Primero, el perfil del egresado: qué se quiere que el estudiante aprenda. Después, qué se le va a impartir con este fin, las disciplinas, las temáticas generales. Y luego, se separan por asignaturas. Posteriormente se dividen por años, de acuerdo al tiempo, los objetivos y la complejidad de cada curso. Los profesores hacen un plan temático, preparan las conferencias, las clases prácticas y los seminarios. Siempre partiendo del modelo del profesional hasta llegar a las clases. Claro, los planes de estudios son como la vida.

-¿Qué significó para usted el reconocimiento

del Comandante en Jefe por su participación

en el primer curso de trabajadores sociales?

Me sentí orgullosísima. Por primera vez lo tuve a medio metro de mí. Él no me entregó el reconocimiento en propia mano, pero estaba en la primera fila del Aula Magna y lo tuve cerquitica. Fue una emoción muy grande, no solo porque él estaba ahí, sino porque había terminado una tarea muy importante. Se trataba de la primera promoción de trabajadores sociales a quienes les impartí clases. Los “médicos del alma¨, así los calificó Fidel en esa oportunidad, los primeros que salían a la calle.  Fue lindo.

Trabajar por el futuro

-Ha realizado diferentes labores

para la llamada Educación en

Línea, ¿qué futuro prevé?

Todavía no hay una buena conexión, pero tenemos que prepararnos para cuando esto ocurra. Debemos crear condiciones: educar a los profesionales en el uso de la tecnología, también a los alumnos. Se trata de un aprender a aprender para ambos.

Tenemos que ir introduciendo los avances en los procesos docentes. Ya esto se ha hecho en algunas sedes en apoyo al trabajo educativo. En un futuro habrá cursos monitoreados y aquellos que lo pasen estarán mucho tiempo frente a la máquina. Tampoco para el profesor va a ser lo mismo, dirigir una clase virtual es sumamente diferente a dirigir una clase tradicional, hay que dedicar bastantes horas.

Si mejora la conexión, la educación en línea crecerá rápidamente, todos ganaremos saber, se va a abarrotar la red de cursos de cocina, de periodismo, de idiomas, habrá mucha información. Si se subsanan las condiciones técnicas, seremos uno de los países de América Latina con mayor número de cursos monitoreados y mayor número de estudiantes.

-¿Cómo ha sido la aplicación de las

tecnologías de la información y la

comunicación en la Universidad?

Tenemos en la Universidad de La Habana una facultad que ha sido pionera en la introducción de las tecnologías de la información y la comunicación: la Facultad de Educación a Distancia. Ahí se han dado cursos, servicios a los docentes para elevar el uso de la tecnología.

A partir del surgimiento de las sedes universitarias en el 2001, se hicieron videos y CD para dárselos a los estudiantes. Existe un gran movimiento a partir del 2003 en que se impulsó el desarrollo de cursos sobre plataformas.

En la sede central se hicieron diplomados. Existen sitios en la Universidad. Hay una comunidad de ¨moodles¨ formada por especialistas de computación y profesores que cooperan entre sí y desarrollan una plataforma de software libre que podemos utilizar en Internet para los cursos en línea y las aulas virtuales.

-¿Los ¨moodles¨…?

Son programas de software libre, no cubanos, que permiten montar los cursos. Hay uno en la Universidad Central de Las Villas, otro en la CUJAE, y se ha difundido su aplicación, se siguen desarrollando ya que permiten agregar cosas nuevas.

La comunidad ¨moodle¨ posibilita saber qué hace falta agregar o quitar a un programa, qué necesitan los pedagogos. Hay una sección para el taller, mucha colaboración, y está regido por la Universidad de La Habana.

Está el Departamento para el Desarrollo de Software a nivel de Universidad, recientemente creado para responder a las solicitudes de la UH y  de otros organismos; así, por ejemplo, ya se han realizado convenios con GEOCUBA y otras entidades.

-Ha publicado diferentes libros

acerca de las aulas virtuales en la

educación. ¿Cómo sería esto?

Se debe tener un curso en ¨moodle¨, una ¨webcan¨, una buena conexión, buen ancho de banda y desde mi casa puedo impartir una conferencia a otras personas que estarían en diferentes lugares; se puede hablar, ver y hasta una “pizarra”, incluso si alguien no entiende se puede explicar de nuevo.

En algún momento las aulas virtuales van a existir, se está trabajando en eso. Ahí está también el futuro de la Universidad y su capacidad para ensanchar los horizontes de la universalización.

Algunos maestros de las sedes hacen sitios, habrá bastante en la Intranet y queremos transformarla en algo parecido a una Infomed, se trata de una red telemática, una plataforma capaz de irradiar y construir de manera interactiva saberes, conocimientos y brindar un sinnúmero de cursos, diplomados. Cuando ya esté montada solo faltaría conexión y ancho de banda. Lo hemos instalado en CD, en la intranet de la escuela y algunos estudiantes ya lo tienen.

La Educación en Línea es buena, pero la educación presencial debe existir por lo menos en el preuniversitario y en los primeros años de la Universidad.

Un porvenir lleno de proyectos

-¿Ha pensado en jubilarse?

No, mientras la mente lo permita seguiré dando clases porque me encanta. Yo le digo a los muchachos que cuando vean que no estoy dando bien el contenido, me lo hagan saber para no enseñar más.

-¿Qué le falta por hacer?

Cantidad de cosas: dejarle algo que sea de provecho a las futuras generaciones como programas, metodologías. La computación es como la medicina, no para, lo que hoy es nuevo, mañana será obsoleto. Quiero seguir superándome.

-¿Preferiría impartir clases a los adultos?

No, no me quites a los jóvenes, yo doy clases de superación, de postgrado; pero con ellos me siento joven, me dan energía.

-La Universidad es para usted…

Mi segunda casa.

-Si desapareciera, ¿qué sentiría?

Tremendo vacío. En ella llevo más de 31 años, más de la mitad de mi vida. Extrañaría mi Escalinata, mi edificio, eso sin contar las personas: mi otra familia.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.

 

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