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Isla al Sur

EDUCADORA HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO

EDUCADORA HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO

Con 36  años de labor consagrada, la Profesora Titular Mirta García Leyva, ratifica que “la responsabilidad de entregar nuevos conocimientos a la sociedad  enorgullece cada día más“.

LISANDRA CHAVECO VALDÉS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana. 

Miro el reloj. Faltan pocos segundos para las nueve. Entonces  entra, apresurada, Mirta García Leyva, directora de la Sede Universitaria Pedagógica del municipio Plaza de La Revolución: “Me retrasé un poquito y gracias a una oportuna ‘botella’ ya estoy aquí”.

En sus ojos grandes se dibuja una satisfacción enorme. Celebra en silencio el victorioso desafío a la batalla cotidiana del tráfico.

Solo se detiene a ordenar el contenido de su bolso e inmediatamente toma asiento junto a mí, lista para iniciar un viaje a través de la historia educacional cubana.

Mirta tenía solo 11 años cuando se sintió atraída por primera vez hacia el magisterio. La idea de ser maestra de  primaria en la enseñanza especial la motivó de forma extraordinaria, pero fue el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, quien coronó antiguos anhelos con la graduación de la joven profesora de Biología y Ciencias Agropecuarias en el año 1973.

“Al año siguiente comencé a trabajar en la formación docente, primero en la enseñanza infantil y posteriormente  me dediqué a la educación superior. Trabajé dos años en la escuela Ana Betancourt, después en la Salvador Allende y luego me vinculé al Varona.”

-¿Qué significado adquiere en su vida

el Instituto Superior Pedagógico?

Siempre me mantengo vinculada a él de alguna forma. Toda mi historia estudiantil está guardada entre sus paredes. Recuerdo nuestras visitas al aeropuerto, al mar. Cada rincón vitaliza algún instante dormido en la memoria de esa etapa de mi juventud.

Llegué al centro en 1968. Allí hice la Sección Básica y en 1973 me gradué en la Superior. En sus aulas no solo recibí clases, también las impartí. Esa experiencia, no desde el aula, sino para el aula, me hizo crecer extraordinariamente como profesional. Conté con profesores excelentes para lograrlo. Ellos inspiran y guían mi trabajo.

-¿Tras 45 años contribuyendo a la

superación de la sociedad, considera al

Varona rector de la educación en Cuba?  

Lo considero así porque realmente sus educadores merecen ese reconocimiento: siempre preocupados por su superación, por mantenerse actualizados.

Más del 80 por ciento de nuestros profesores son Masters o Doctores. Ello evidencia su calidad humana y profesional  que, a su vez, influye en el resto del país, y de forma especial en las Sedes Universitarias Municipales. Impartimos en ellas maestrías, doctorados, asesoramos sus tribunales de tesis, de cambio de categoría docente, pues nuestra universidad pedagógica debe estar a la altura de la sociedad del siglo XXI.

Hoy, la Doctora en Ciencias de la Educación asume el nuevo reto de dirigir una Sede Universitaria Pedagógica. La misión de enseñar traspasa los límites del aula y cobra aún más fuerza.

“Me siento comprometida con la sociedad. Como directora de la sede debo diseñar la instrumentación de una estrategia que lleve a cabo la formación y desarrollo de los futuros educadores del territorio. Me corresponde propiciar una preparación política ideológica de calidad para asegurar la docencia de pre y postgrado, la disposición de la estructura de dirección municipal, la extensión universitaria y la atención a la FEU.

“Asumo que una decisión incorrecta de mi parte puede poner en juego la personalidad de los niños, adolescentes y jóvenes que estudian en  círculos infantiles,  escuelas primarias, especiales y  secundarias básicas. Pero el avance de los profesores en formación, al alcanzar  mayor cultura y  materializar sus ideas, premian cada instante de preocupación.”

-¿Qué papel desempeñan, a su juicio,

las Sedes Pedagógicas Municipales

dentro del proceso educacional cubano?

Las Sedes  tienen una importancia vital en nuestra Educación. Ellas concretan la idea de la universalización expresada por Fidel: extender la cultura y los sistemas de conocimientos a los diferentes territorios. Instrumentan lo diseñado en los institutos superiores pedagógicos para asegurar la continuidad del proceso. 

-¿Cómo evoluciona la idea de la universalización

en la Educación Superior Pedagógica?

Este proyecto comenzó prácticamente junto con el  propio proceso revolucionario. El 10 de enero de 1962 se produjo la Reforma Universitaria, y en ella prevaleció como principio para los estudiantes: aprender haciendo. Esa fue la concepción para formar a los profesionales que se incorporarían a la sociedad, una vez egresados de las aulas.

Con la Segunda Revolución de la Educación en Cuba, en el año 1972, se aplicó este concepto. Su plan de estudios concibió la formación desde la práctica, pues era una necesidad del país. Los futuros maestros impartían clases en una sesión, y en otra las recibían. Vivieron en el  mismo escenario que enfrentarían después, por lo que tuvo  un valor incalculable.

La entrada del nuevo siglo en Cuba se caracterizó por la existencia de muchos jóvenes sin responsabilidad de estudio ni trabajo. Ello no constituía  motivo para la construcción de un proyecto de vida. Fue necesaria, entonces, la búsqueda de fórmulas atractivas para el adiestramiento de profesionales, sin cambiar nunca la concepción inicial de aprender en la práctica.

Entre esas iniciativas surgen los maestros primarios emergentes, como respuesta a la necesidad de profesores, y  se concibe la idea de reducir los grupos a  20 estudiantes. En la graduación de  estos jóvenes, después de un año de preparación intensa, Fidel insistió en la idea de seguir buscando alternativas, y convocó a 100  egresados de preuniversitario a prepararse durante un año. Debía garantizarse la docencia en las secundarias básicas. A estos estudiantes se les llamó Los Valientes.

Ellos se incorporan a las aulas en el curso 2002-2003. En ese año surgieron las sedes municipales pedagógicas, pioneras en el proceso de universalización de la Educación Superior.  Paralelamente, nació  la figura del tutor, quien contribuye con su maestría a concluir la instrucción iniciada por el centro. La  institución pasa a ser un eje de formación por excelencia y se denomina microuniversidad.

-El reconocimiento de la sede como institución

universitaria de superación del personal

docente es realmente significativo.

¿Podría mencionar los resultados  de las

microuniversidades hasta el momento?

Las sedes universitarias pedagógicas trabajan en función del futuro  de la educación. A esta importante tarea contribuye la labor metodológica del municipio, al garantizar la eficiencia de la estructura directiva en la conducción del proceso de enseñanza y  aprendizaje. La preparación de los tutores y la posibilidad de instrumentar la Maestría en Ciencias de la Educación, permite la superación del personal docente.

Por otra parte, la atención a la pre-reserva especial pedagógica, con el propósito de preparar el relevo, genera futuros cuadros y dirigentes educacionales, protagonistas en el  desarrollo de cada una de las  microuniversidades. Unido a ello, el trabajo de extensión universitaria permite desarrollar los Juegos Escolares, los Festivales de Aficionados y las Jornadas Científico Estudiantiles, dando solución a los problemas de la práctica educativa.

-¿Qué caracteriza la  evolución

de la educación en Cuba?

Siempre nos proponemos metas superiores. Fidel sueña y nosotros lo hacemos con él, pero no siempre convertimos esos anhelos en realidad. Sin embargo, en espiral dialéctica evolucionamos, y tenemos que seguir ascendiendo; los conocimientos y los valores ganados no pueden perderse, deben ser multiplicados. De las dificultades aprendemos,  nos superamos.

-La solidaridad es un principio que sustenta

la Revolución a lo largo de su historia.

¿Ha tenido usted experiencias internacionalistas?

Como colaboradora viajé tres veces a Bolivia y también estuve en Venezuela. Esas experiencias me aportaron mucho desde el punto de vista humano y profesional. Me nutrí de sus culturas y a la vez pude apreciar la superioridad de nuestro sistema educacional, pues esos países en el 2003 comenzaron a constatar en ínfimas proporciones los logros nuestros desde hacía largo tiempo, como la vinculación de la informática en la enseñanza. 

En Cuba los graduados poseen una teoría y una práctica riquísimas, además de una vida laboral amplia: comenzamos a trabajar como promedio a los  23 años. No siempre sucede así en estas tierras del sur de América. Aquellos que tienen la posibilidad de recibir instrucción generalmente deben costearse sus estudios, e infinidad de veces los abandonan por no tener dinero para pagarlos o porque es necesaria su contribución económica en el hogar.

La investigación y el estudio se convierten en manos y piernas para Mirta García Leyva, le resultan imprescindibles en su cotidianidad. Libros, proyectos investigativos, e incluso algunas incursiones en el mundo de la televisión, son frutos de su amor hacia el conocimiento. Pero es la violencia, tema de sus tesis de Maestría y Doctorado, al que dedica un tratamiento especial.

“Estudiar la violencia y sus manifestaciones es una escuela para mí. Constituye un problema sociológico y, por tanto, aprender a identificarlo, adquirir la metodología para manejarlo, se vuelve muy complejo. Implica largas horas de trabajo, de estudio.

“Desde entonces me fascina el tema y continúo su seguimiento. Hoy pertenezco a un proyecto de investigación del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia  (UNICEF) sobre los derechos de la niñez, en el que impartimos postgrados para ayudar a las personas a diagnosticar y evitar ese fenómeno. El pasado año presenté cuatro programas en televisión: uno de ellos dedicado a la prevención y dos a la violencia, pues enfrentarla debe ser una de nuestras  principales metas.”

El premio al esfuerzo durante varios años de trabajo tiene su expresión en  la Distinción Por la Educación Cubana en 1990,  las medallas Rafael María de Mendive, Pepito Tey y Frank País de II Grado.

“Todos esos reconocimientos me hacen sentir satisfecha por mi trabajo como educadora e investigadora.  Es muy gratificante, y a la vez alimenta los deseos de superación. El compromiso ahora crece: debemos probar que merecemos cada mérito.”

-En el paso por las diferentes enseñanzas siempre

recordamos a algún profesor en particular.

¿Cómo quisiera Mirta García Leyva trascender?

Como una profesora muy revolucionaria, quien trató de entender a sus alumnos y educarlos sobre todas las cosas. Alguien cuyo propósito fue brindarles lo mejor de sí, y no los maltrató nunca. Una educadora hasta el último aliento.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha técnica:

Objetivo central: Destacar la labor de nuestros profesionales e instituciones de la educación en la formación de las nuevas generaciones.

Objetivos colaterales: Resaltar momentos trascendentales de la educación en Cuba. Ofrecer un bosquejo de la labor de la Profesora Titular Mirta García Leyva.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por el contenido: De opinión autorizada.
Por el canal que se obtiene: Directa.
Por la forma: Mixta.

Tipo de título: De cita textual.
Tipo de entrada: Narrativa.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1-Directa; 2-De opinión; 3-De opinión; 4-Directa; 5-Informativa; 6-Directa; 7-Informativa: 8-De opinión.
Tipo de conclusiones: De opinión del entrevistado.

Fuentes consultadas: Directa.

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