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Isla al Sur

“EL MAESTRO NO TIENE QUE SABERLO TODO”

“EL MAESTRO NO TIENE QUE SABERLO TODO”

Lourdes Báez, actual Directora Docente Metodológica del Pedagógico Varona, ha recorrido los caminos del magisterio y la Matemática desde el Destacamento Pedagógico en 1972.

Texto y foto:
GABRIELA M. FERNÁNDEZ MÉNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Cuando uno se viste de Maestro, no se puede quitar esa ropa en ningún momento: ni en el pasillo, ni en la calle, ni en la guagua”. Lourdes Báez Arbesú no olvidó ese consejo que le dieron en su primera reunión como profesora de una secundaria básica en Batabanó, La Habana. Ella era entonces una jovencita de 10mo. grado y no comprendió del todo estas palabras; luego de un tiempo dedicada al arte de enseñar, supo realmente lo que significaban.

Hoy, a 36 años de escuchar el consejo, la avala una reconocida trayectoria en el magisterio. Su historia está vinculada estrechamente al Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, centro en el que ejerce el cargo de Directora Docente Metodológica.  Por su trabajo, ha recibido varias distinciones, entre ellas, el Premio Especial del Ministro de Educación en el curso 1998-1999, y el Premio Anual del Rector del Varona.

Lourdes no había pensado ser profesora antes de aquel 4 de abril de 1972, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro, en el II Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), impulsó la creación del Primer Contingente del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, proyecto que constituyó la Segunda Revolución Educacional en Cuba. 

“No tenía inclinación hacia ninguna carrera específica. Aunque mi papá fue profesor universitario y mi mamá trabajó como maestra de primaria y dirigente en el sector de Educación. Yo pertenecía al Movimiento de Monitores, o sea, nunca me disgustó dar clases, pero no tenía bien definida la vocación.” 

Al llamado de Fidel, ella trazó su rumbo y estuvo entre la vanguardia de 1 017 jóvenes que se ofrecieron para dar solución a la carencia de profesores en el nivel secundario. Cinco meses después, ya estaba ante un aula e impartía la asignatura de Matemática.

“Siempre me gustó la Matemática. De eso sí nunca tuve dudas. Mis profesores de secundaria básica me enamoraron de la asignatura, sobre todo Miriam Ramos, mi maestra de 7mo grado.”

-¿Cómo se sintió una adolescente

de 15 años enseñando a un grupo

de alumnos de casi su edad?

Realmente fue difícil. Una de las cosas que más preocupa en este caso es no poder controlar la disciplina, la imposibilidad de lidiar con los muchachos. Incluso hoy no dejo de tener pesadillas cuando pienso que la situación en un aula se me puede escapar de las manos.

Ella temía, además, como todo profesor joven, no saber responder alguna pregunta formulada por un alumno. Para eso su papá le dio un consejo nunca olvidado: “Me dijo: El maestro no tiene que saberlo todo. No tengas miedo nunca de reconocer tu duda sobre algo. Lo importante es no mentir. Eso sí, no dejes pasar el día siguiente sin explicarle al estudiante su interrogante, después de haberte documentado. Al aplicar su propuesta vi en los ojos de los alumnos la buena impresión causada, dándoles una respuesta que ya ellos ni recordaban haber pedido.”

El Destacamento no solo formó educadores, sino también moldeó una generación de muchachos con una madurez y responsabilidad por encima de los límites normales a su edad: “Yo no tenía los mismos 15 años de mis compañeros de estudios que se habían ido para el preuniversitario. Era profesora, y me sentía profesora.”

Uno de los mayores logros del proyecto fue el apoyo que recibieron los inexpertos maestros de los jefes de Cátedra, los metodólogos, y el claustro de experiencia en general.

-Ustedes vinculaban estudio con trabajo.

¿Cómo enfrentaron ese reto?

La rutina era muy rigurosa. En las mañanas dábamos clases en las secundarias, y en las tardes recibíamos las nuestras en la Filial. Si estábamos de guardia, cuidábamos el comedor y el autoestudio, en la beca. Después de las diez de la noche era que preparábamos las lecciones del día siguiente, y hacíamos las tareas del Pedagógico. Entre los estudios propios y la planificación de las clases, importaba más esto último, por el compromiso en el aula. Era entonces la enseñanza nuestra mayor prioridad, valoración que quizá les falte hoy a los Profesores Generales Integrales (PGI).

Lourdes, como cualquier universitaria, participaba en actividades deportivas y culturales. Le requería un mayor sacrificio, porque tenía para ello únicamente el horario nocturno, después de sus obligaciones laborales y docentes. Las reuniones de la UJC y la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) se realizaban  en esos mismos momentos restados al descanso.

La dirigencia estudiantil también ocupó los ajetreados días de la joven pedagoga. Empezó como jefa de Brigada, luego alcanzó el cargo de Presidente Regional de la FEU, y en quinto año se integró al Secretariado Nacional, como representante del Destacamento Manuel Ascunce.

La profesora Báez cuenta que no por todas aquellas obligaciones, los nuevos pedagogos dejaron de ser jóvenes alegres: “Los años más divertidos de mi vida fueron esos. Nos reíamos, celebrábamos, hacíamos maldades, mientras éramos estudiantes; aunque al montarnos en la guagua para ir al encuentro de nuestros alumnos ya volvíamos a ser maestros.”

-¿Qué hizo al acabar su

formación en el Destacamento?

Estudiamos cinco años para graduarnos de profesores, y luego dos más para alcanzar la Licenciatura en Educación, en el Pedagógico Varona.

Ya desde el cuarto año en el Destacamento yo ejercía como alumna ayudante, por lo tanto, no impartía clases en la secundaria básica, sino a los estudiantes de primer año de mi propia carrera. Entonces, como muchos de mis compañeros, una vez graduada seguí en el Varona como profesora universitaria.

-Pasó del estudio a la vida laboral…

Trabajé en una Filial Pedagógica hasta que se disolvió el Destacamento, llegando a ser subdirectora con 21 años. Más tarde fui asesora en la Vicerrectoría Docente del Enrique José Varona. Posteriormente asumí el puesto de vicedecana, y jefa de Departamento.

Con la Tercera Revolución Educacional a partir del 2000, Lourdes comenzó a trabajar en la Facultad Formadora de Profesores Generales Integrales (PGI) Salvador Allende durante los dos años que funcionó; así guió a una generación de jóvenes, relevo de sus miedos y experiencias durante su propio inicio en el magisterio.

-¿Qué recuerdos le trae

su labor con los PGI?

Fue una experiencia inolvidable. Si no hubiera sido parte de ese proceso lo habría sentido mucho porque allí trabajamos muy fuerte con la tarea de formar en poco tiempo a los PGI. La Allende contaba para aquello con un claustro de excelencia, que realmente se consagró a la labor.

Esta profesora participó en el equipo de confección del programa de secundaria básica para la Matemática, vigente en nuestros días, y fue coautora del Cuaderno Complementario de la materia. De esa forma estuvo inmersa de lleno en los cambios emergentes de la Educación Media en nuestro país al principio de la presente década, de lo que está  hoy muy orgullosa.

Durante su trabajo en la formación de PGI, Lourdes asumió el cargo de Responsable Provincial de la Asignatura Matemática, en el que se mantuvo por dos años: “Allí trabajamos en función de lograr una adecuada preparación en los planes de estudio de la asignatura, y fortalecer la enseñanza de la Matemática en la secundaria básica.”

-¿Qué le falta actualmente a los

programas de estudio de Matemática

 en la Secundaria Básica?

Nosotros hemos tratado de esforzarnos porque se cumplan los lineamientos de la asignatura. La Matemática es una materia que muchos estudiantes no prefieren, la perciben difícil y no la aprenden bien. Esto responde en parte a la manera en que se imparte y la metodología empleada para enseñarla.

Este perfil tiene una didáctica muy particular para enseñar al alumno a razonar los ejercicios: cómo demostrar, cómo resolver un problema, etcétera. Estamos trabajando en recuperar los métodos de enseñanza adecuados. Explicar esta ciencia no es darle una receta fija de cómo se hacen las cosas como pide generalmente el alumno, sino guiarlos hacia el por qué se resuelven de una manera u otra.

-Teniendo en cuenta su trabajo

en la educación secundaria,

¿puede ofrecer una valoración sobre la

situación actual de la pedagogía a ese nivel?

Nos ha marcado mucho la carencia de profesores. El magisterio nunca ha sido una carrera atractiva, y esto no es un problema exclusivo de nuestro país. Hemos tenido que recurrir a formas emergentes para dar solución a la demanda, como se había hecho otras tantas veces en la historia, y el Destacamento Manuel Ascunce fue una prueba de ello. La esencia del éxito de estos proyectos radicó siempre en el compromiso de los que se involucran, y en el apoyo que los profesores emergentes reciban.

Si bien hemos tenido problemas en la aplicación del nuevo modelo de enseñanza en la secundaria, sobre todo en sus inicios, hoy se notan muchos progresos: los PGI tienen más horas de preparación, ya se especializan por área del conocimiento. En fin, han cambiado las condiciones de trabajo de estos jóvenes, lo que influye directamente en la calidad de la tarea que realizan. Estoy muy esperanzada. Tengo confianza en todas las cosas que se hacen para perfeccionar la secundaria básica.

De nuevo en el Varona, Lourdes actualmente ocupa la responsabilidad de Directora Docente Metodológica del Instituto Pedagógico, en la que lleva tres cursos.

Su desempeño en ese cargo llena las expectativas de la profesora Báez: “Me siento realizada porque hay logros del trabajo. Se ha diseñado un sistema de preparación para encauzar correctamente las asignaturas principales, existen amplias posibilidades de superación.

“Nunca imaginé llegar hasta aquí, pero a la vez, no me veo realizando otra cosa diferente a lo que hago. Me gusta mucho, no solo dar clases, sino trabajar en la formación de maestros.”

Sobre las distinciones recibidas por su trayectoria, responde: “Yo no trabajo para ellas. Esas cosas son el resultado de una labor. A veces son otros los reconocimientos que me halagan más: una palabra del Rector en una reunión, ver el fruto del esfuerzo…”

El Varona significa para esta mujer su vida entera. Se formó como educadora en sus recintos, se casó mientras laboraba en él, sus hijos jugaron de pequeños en los jardines de la Institución, hizo allí las más duraderas amistades, y sobre todo, dedicó y aún lo hace, su empeño a los quehaceres de la importante cantera cubana de pedagogos.

-El Pedagógico Varona cumple 45 años.

¿Cómo valora la trayectoria del Instituto

habiendo estado tanto tiempo vinculada a él?

Yo nunca he salido del Varona. Estamos hablando de 36 años de permanencia, de los 45 que cumple la Institución. Pienso que el Instituto ha crecido desde el punto de vista científico, pedagógico, y en el reconocimiento entre el resto de los centros de su tipo en el país, por su claustro de excelencia y los logros alcanzados.

Sus profesionales han hecho muchos aportes al conocimiento científico y metodológico de distintas ramas de la Educación en Cuba. Es más, en este instante no debe haber una primaria, una secundaria o un preuniversitario en la capital sin un egresado o alumno nuestro insertado, en fin, que no tenga la huella del Varona.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Pe-riodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estu-dios pedagógicos.

Ficha técnica:

Objetivo central: Revelar puntos importantes de la carrera de la entre-vistada desde el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Dome-nech hasta su labor en el Varona.

Objetivos colaterales: Indagar en experiencias del Destacamento, en la Matemática como su perfil académico, y con el Instituto Varona. Destacar su papel en los cambios en la secundaria básica, y su cargo actual en el Pedagógico. Buscar, además, opiniones de la evolución de este último y la educación en el nivel medio. 

Tipo de entrevista:

Por sus participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Directa.

Tipo de título: De cita textual de la entrevistada.
Tipo de entrada: Anecdótica.
Tipo de cuerpo: Mixto.
 Tipo de preguntas: 1-Directa. 2-Abierta. 3-Informativa. 4-Informativa. 5-Abierta. 6-De opinión. 7-De opinión. 8-De opinión.
Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistado.

Fuentes:
Directa, y documental: Archivos facilitados por la entrevistada, y Currí-culum de la profesora.


 

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