CONDICIONES PARA UN ADIÓS
A Lili, sin dudas
Si encuentro en la redondez
De este planeta aprensivo
O en la infinitud del misterio
Otra mujer
Que enrumbe la lluvia con solo salir a las calles;
Si en medio de un verso cualquiera
Me conquista la memoria
O visita día a día mi número telefónico
Como un sublime ritual...
Si encuentro a alguna mujer con la sumatoria de todas;
Que parezca perseguir
Y atar mis venas;
Si hallo una muchacha con motivos suficientes
Para quemarme el cansancio
Y bordarme en los párpados riesgos que susciten la vigilia;
O bien
-con igual prontitud-
Una siesta bajo una acacia…
Quizá si esa joven es casi
Una niña de secundaria
Pero a la vez se enfrenta
A un brochazo de Antonia Eiriz
-aún de los más gestuales y amargos -,
O ríe sin ruborizarse ante las argucias de Chago,
O incluso
Prefiere bañarse en «Aguas territoriales»
Antes que en el Malecón que adora…
Si un nombre deja de ser
Otro más entre la gente
Con solo aceptarme una estrella
Y más tarde obsequiarme una nueva;
O en la ingenuidad de una punta
-tan simple, pero aguda-
Descubro un trazo de su rostro,
O ese andar de hija de isla.
Si todo eso sucede
Y sin negar su aroma exclusivo
De avenida bañada en boleros
Gusta del punk, del Black metal y de algo de trova cubana…
Si hallare una boca tan rosa,
Una mordida tan tibia -que se esparza en mis sentidos-,
U otras huellas nacidas de azúcar;
Si en algún espacio prorrumpen
Canteros llenos de «brujitas»
Cuando conozca a esa mujer,
O me atrevo a cruzar la bahía
(Ida y vuelta)
Una tarde borrascosa
Con tal de rebatirle que la luna sí cabe
En una de sus sonrisas,
Y que allí mismo, en ese instante
-Como en otro sitio o segundo-
Soy el tipo más feliz que le haya tomado la mano…
Si algo de esto ocurriera
Y,
Además,
No lograra
Sostener mi mirada en la suya
Tan solo un minuto siquiera
Sin que una bandada de ángeles comience a silbar en su entorno;
O por una razón casi tonta
Necesite llamar su atención
Para sentir que mi piel
Aún está pegada al cuerpo…
Entonces,
Ese día,
O en ese atardecer,
-da igual-
Habrá llegado el reemplazo
Para tu compañía adictiva;
Y antes de orar,
Esa noche inesperada,
Seguro podré olvidarte…
(Yoel Suárez)
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