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Isla al Sur

EDUCAR COMO UNA FORMA DE VIDA

EDUCAR COMO UNA FORMA DE VIDA

Carlos Galindo, mientras jugaba a las cuatro esquinas en el barrio, no imaginaba que años después desafiaría el frío siberiano para convertirse, con significativas limitaciones físicas, en un ejemplo del ámbito universitario en Cuba y, sobre todo, en su natal Arroyo Naranjo.

Texto y foto:
ALIET ARZOLA LIMA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

A Francisca, el personaje del cuento escrito por Onelio Jorge Cardoso, la muerte la encontró trabajando, al igual que ocurrirá con Carlos Galindo Pérez, Doctor en Ciencias Filosóficas y profesor universitario hace más de 20 años. Este hombre de cabellos blancos le disputa al tiempo cada segundo, a fin de cumplir con una profesión que no era de su preferencia.

“Quería ser matemático y nunca tuve un motivo o impulso especial para inclinarme hacia magisterio, eso me lo dio la vida, aunque de niño era seleccionado como monitor, escribía en la pizarra y ayudaba a los demás muchachos”.

Mantillero de pura cepa, se crió en el barrio jugando a las cuatro esquinas y estudiando, lo cual siempre ha tenido como una prioridad: “Cuando comencé la primaria me atraía la escuela y, tal vez por eso, fui alumno destacado. Mis resultados eran muy importantes, por lo que intentaba aprovechar al máximo a los profesores para aprender, de otra forma no sería hoy un profesional.”

En su etapa escolar, además de ocuparse de la docencia, desempeñó diversos cargos estudiantiles a nivel municipal y fue dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas.

En 1976, tras culminar el preuniversitario y la preparatoria, una nueva ventana se abrió en su vida al partir hacia la antigua Unión Soviética (URSS) para comenzar la Universidad.

-¿Cómo logró adaptarse a un país

con un idioma y clima tan

diferentes a lo nuestro?

El frío nunca fue problema, era duro, pero no mataba. Ahora, con el idioma sí pasé trabajo. Al principio no sabía hablar nada y fue muy complejo; sin embargo, después hasta logré el título de Licenciado en Ruso. Aprendí con las libretas que los soviéticos me prestaban para copiar y estudiar, además de la práctica, vital si quieres entender.

No obstante, las palabras extrañas y las temperaturas bajo cero no fueron sus mayores obstáculos; una enfermedad que lo acompaña desde pequeño afectó su salud, pero no logró sacarlo del camino: “A los ocho años me convertí en diabético y cuando llegué a la URSS supe que la insulina de allá era muy débil con respecto a la cubana.

“Yo solo había llevado dos bulbos para el trayecto y en esos días hice crisis e ingresé en un hospital. En verdad fue tremendo susto, pero mediante la embajada se me envió dosis para un año.

“Esto no perjudicó mi índice académico, pues nunca descuidé los estudios y fui muy laborioso. Luego, gracias a esto me gradué como Licenciado en Filosofía Marxista Leninista, con Título de Oro.”

Tras 13 años de esfuerzo, Galindo -así le dicen- se consolidó como profesional y con el grado científico de Doctor bajo el brazo, dejó el frío siberiano para regresar a su tierra con sol tropical. De este lado del Atlántico, pasó a integrar el claustro de la Universidad de La Habana, institución con la que soñaba pertenecer, e impartió clases de Filosofía en las facultades de Ciencias Naturales y Matemática.
 
De inmediato, a pesar de su juventud, experimentó un vertiginoso ascenso como catedrático y se convirtió en figura prominente y de obligada referencia para el alumnado: “Cuando comencé era instructor y después asistente. Este fue un período de superación en el que recibí y ofrecí varios cursos de postgrado, y además publiqué artículos científicos en Alma Mater y el Libro de Filosofía y Sociedad, los cuales me hicieron ganar experiencia.

“Ya en 1995 paso a ocupar el cargo de Vicedecano Docente de la Facultad de Filosofía e Historia, tarea que asumí con mucha disciplina para ser ejemplo y tener moral frente a un colectivo de pedagogos muy capacitados.”

Cuatro años de relevante labor en este cargo le valieron para impartir un curso posdoctoral en la Universidad de Wolverhampton, de Inglaterra, y asumir en 1999 la Subdirección Docente en la Escuela de Formación de Trabajadores Sociales, una experiencia que le llevó, tal vez, a su más grande obra: la fundación de la Sede Universitaria Municipal (SUM) de Arroyo Naranjo.

“Estuve tres años trabajando en Cojímar día a día. Conversaba con los muchachos, tenía reuniones con ellos y trataba de hacerles entender la importancia de su misión. ¡Menos mal que tenía dotes de comunicador! Tal vez por eso y por la experiencia acumulada me encomendaron dirigir la SUM”.

-Tras doce años impartiendo clases

en La Colina, ¿cómo fueron los inicios

en este nuevo capítulo profesional?

Arroyo es un municipio complejo, periférico, de características marginales y nos costó mucho esfuerzo educar a la masa estudiantil.

No obstante, creo que en cierta medida lo logramos por nuestras relaciones con los padres de los muchachos y con la población, las cuales permitieron conocer sus dificultades personales y sociales.

Gracias a esta seria faena, el Doctor Galindo ha visto cómo de la municipalidad surgen los primeros frutos: tres graduaciones en seis carreras y un considerable aumento del nivel cultural en los estudiantes.

Sin embargo, todo no ha sido felicidad para este hombre de 51 años, pues en pleno 2008 la diabetes, una enfermedad degenerativa y traicionera, provocó varias amputaciones en sus pies y casi lo envía al lecho de muerte.

Pero, con una disposición increíble, tomó las fuerzas de los dioses del Olimpo para regresar con el mismo empuje del primer día: “No puedo echarle la culpa de mi enfermedad a los deberes. Todo lo contrario. La universalización me ha aportado la realización personal y representa para mí una motivación emocional y anímica”.

Por estas cualidades muchos alumnos y profesores admiran a Galindo y lo consideran un líder: “Es un papel surgido siempre de forma espontánea y la gente lo ha asimilado porque me entrego totalmente con el corazón y doy el máximo para ser modelo a seguir”.

Esta disposición es permanente en un hombre ajeno a las dudas cuando debe llevar conocimientos más allá de sus límites territoriales como lo hizo en la URSS, Inglaterra y Cojímar: “Yo soy nacido y criado en Arroyo, pero si hubiera dirigido una sede en otra localidad no tendría problemas, pues di clases en la lejana Facultad de Geografía, conocida como la Siberia porque se encontraba en la Zona No.6 de Alamar. Para allá iba siempre con mi bicicleta al primer turno de la mañana y nunca llegaba tarde.

“En realidad, cualquier tarea vinculada con la formación y educación de jóvenes es un motivo para entregarme en cuerpo y alma, no importa el lugar ni el momento.”

Esa es la filosofía que le ha hecho apreciar y conocer las condiciones de los más noveles, a quienes dedica la mayor parte de su tiempo.

-¿Cómo valora a la juventud

universitaria de nuestros días?       

La historia misma de la Revolución demuestra que el universitario ha sido siempre una fibra importante de la sociedad cubana. Los ejemplos están ahí: Mella, José Antonio, Fidel, y sirven de patrón.

Hoy los estudiantes, como en el siglo XX,  son una fuerza vital con la cual es imprescindible contar. La Universidad tiene un potencial infinito y goza de un estado de salud excelente. 

-Con el futuro garantizado,

¿cuál será su papel como profesor y

dirigente en los próximos años?

Quiero dar lo mejor hasta que no pueda más. Nunca he pensado en dejar el magisterio. Cuando el año pasado me amputaron parte de los pies, algunos pensaron en mi retiro, pero nada de eso, seguí orientando y estuve muy pendiente de la Sede. En realidad, nadie podrá verme separado de las aulas, porque tengo un lema: trabajar, trabajar, trabajar…
 
Ficha Técnica:

Objetivo central: Dar a conocer la trayectoria estudiantil y profesional del entrevistado, teniendo en cuenta diversos factores internos y externos que han incidido en su vida

Objetivos colaterales: Analizar los componentes ético–humanísticos del entrevistado. Profundizar en su papel de liderazgo dentro del proyecto (municipalización) socio–cultural en el que participa. Investigar la influencia de este trabajo sobre su salud, tanto como factor de riesgo y como fuerte motivación emocional y profesional.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De Personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Encuentro directo.

Tipo de Título: Genérico.
Tipo de entrada: De presentación.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de conclusión: Comentario del entrevistado.

Fuentes consultadas:
Jorge Luis Rodríguez, profesor de Metodología de la Investigación de la Universidad de La Habana.
Enrique Lima González, familiar del entrevistado.

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