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Isla al Sur

PARA LA MADRE TIERRA Y PARA EL FUTURO

PARA LA MADRE TIERRA Y PARA EL FUTURO

THU TRAN LE ANH,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Nuestro planeta se está destruyendo día a día, hora a hora y si se piensa bien podemos concluir que la mayor parte de ese problema es culpa de nosotros, de los seres humanos. La consecuencia que más trasciende y vemos hoy es la contaminación del medio ambiente por botar basura.

Arrojar desechos ya es una costumbre del ser humano. Aunque sabe de sobra que es incorrecto, todavía lo sigue haciendo. Las basuras que vuelan de las ventanas y caen en la calle o en el mar, significan una irresponsabilidad de aquellas personas que no ven al medio ambiente como su hogar. En ocasiones contamos con cestos de basuras en la casa, sin embargo, nuestros desechos van a parar a la naturaleza.

El planeta es como una casa grande donde vivimos juntos todos los seres vivos. Por ello, hay que tener responsabilidad, mantener la limpieza en todo lugar y evitar las enfermedades posibles por las bacterias que vienen de la suciedad.

La acción de botar basura es un ejemplo que demuestra que la contaminación en general no es el resultado de un día o una tarde, sino de un proceso paulatino. De esta forma, poco a poco se daña la tierra y la salud de los hombres. Quizás no suframos inmediatamente las consecuencias, pero es muy probable que en un futuro, las nuevas generaciones sí padezcan los efectos de la contaminación. Por tanto, si queremos cuidarlas, nuestro deber es proteger el medio ambiente y tiene que comenzar ahora mismo.

Hoy en día, en las escuelas se enseña sobre la protección medioambiental. Pero, parece que no funciona ni resuelve mucho el problema. Esto es una lástima porque son precisamente los jóvenes quienes poseen ese espíritu y deseo de tomar partido por causas nobles. Entonces, no es descabellado afirmar que el estudio para educar sobre las causas, las consecuencias, y hasta las soluciones demandadas por el planeta Tierra y sus ecosistemas, necesitan ser revisadas y puestas en práctica por todos los que habitamos en este mundo.

En Cuba este mal se aprecia con mucha claridad sobre todo en La Habana, ciudad que por poseer la condición de capital del país recibe diariamente a un sinnúmero de ciudadanos. Los habaneros y todas aquellas personas que por diferentes motivos visiten la urbe, están en la obligación de velar por la limpieza de las calles, parques y otras zonas urbanas.

Resulta muy penoso que aunque existen personas como los inspectores estatales que vigilan para que los lugares públicos no sean ensuciados, hay muchos inconscientes a los que no les basta con pagar una multa y siguen contribuyendo con la agresión ambiental.

Es de vital importancia que las personas se apropien de una verdad: la naturaleza no es una galaxia ajena a nuestra realidad, sino que constituye el domicilio donde todos los seres con vida coexistimos. Por ello, todo lo que hagamos en su contra, lo estamos haciendo contra nosotros mismos.  

Solo si todos contribuimos con el cuidado de los entornos naturales, podremos tener la felicidad de vivir en el mundo mejor que es posible.

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