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Isla al Sur

¡A QUEJARSE AL MONO DE LA PILA!

¡A QUEJARSE AL MONO DE LA PILA!

La Pila del Mono constituye la primera fuente con origen en el centro fundacional de la capital bogotana, que se instaló para uso público.

LEIDY TATIANA OCHOA VARGAS,
estudiante de quinto semestre de Comunicación Social,
Universidad Cooperativa de Colombia, Sede Bogotá.

La Pila, más conocida como La Pila del Mono, cumple este año 500 años (2013) de haber sido inaugurada en el centro fundacional de Bogotá, hoy ubicada en el Museo de Arte Colonial.

Esta fuente recoge una gran leyenda bogotana puesto que, alrededor de 1583, fue el lugar donde los habitantes iban a quejarse y lograban desahogar sus penas. Constituye la primera pila que se instaló para uso público en Bogotá.

“¡Si no le gusta, vaya a quejarse al mono de la Pila!”, como refiere Doña Idali Vargas, una habitante capitalina que recuerda esta frase por sus generaciones pasadas, ya que la usaban como término despectivo, para dar a entender que de nada servía quejarse, el deber tenía que cumplirse y que de querer hacerlo “El Mono”, es el único quien lo escucharía.

“La historia cuenta que para el siglo XVI, los bogotanos acudían a la pila, para trasladar agua hasta sus hogares, ya que los ríos Manzanares y San Francisco se ubicaban en extremos distantes de la población y con la aparición de ésta en el epicentro de la ciudad, se facilitaría su camino”, manifestó Francy Ramírez, funcionaria y guía en el Museo de Arte Colonial

Sin embargo, en aquel tiempo, las distancias eran extensas, lo que obtenía como consecuencia, una “quejadera” o lamentación constante por iniciar el recorrido. Terminaban quejándose en la Pila del Mono, la cual adquiere el apelativo de “mono”, debido a una popular expresión bogotana utilizada para referirse a los extranjeros y/o a las personas de cabello claro, y al regreso era tan grande el agotamiento, que no quedaban fuerzas para quejarse.

“Ya nadie se acuerda de la Pila, mucho menos de la leyenda, al parecer, hasta los abuelos se quedaron sin memoria”, expresó Francy Ramírez, quien afirma que a pesar del olvido, se han elaborado páginas en la red, que llevan por título “La Pila del Mono”, con el objetivo de crear espacios donde los usuarios puedan “quejarse” o manifestar su inconformidad con respecto a un servicio.

Cuando la pila cedió su espacio en el centro de la Plaza de Bolívar, a la estatua del Libertador, se ubicó frente a la iglesia de San Ignacio, luego se construyó allí un jardín, lo cual produjo que el pilón fuera llevado al Museo Nacional y posteriormente al Museo de Arte Colonial donde se encuentra actualmente.   

 

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