ANALFABETIZADOS VOLUNTARIOS
El hábito de la lectura se ha ausentado de la vida de la mayoría de los jóvenes cubanos.
ROGMARY GARCÍA SÁNCHEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Gran cantidad de jóvenes acuden a los estanquillos para comprar diversos volúmenes en las Ferias Internacionales del Libro. Sin embargo, ¿los leen?
El hábito de la lectura se ha ausentado de la vida de la mayoría de ellos. Prefieren ver la televisión, jugar con el Play Station o en la computadora. Durante una etapa tan decisiva como la comprendida entre los 10 y 20 años, emplear el tiempo libre en cosas útiles es imprescindible para la maduración intelectual.
Los adolescentes manifiestan la forzada literatura a consultar en la docencia de las escuelas. Romeo y Julieta, de William Shakespeare, La Ilíada, de Homero, El Reino de este mundo, de Alejo Carpentier, y Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen, representan las más relevantes de la asignatura Español-Literatura en la enseñanza media.
María Guadalupe Chávez Méndez, investigadora del tema en México, afirma: “Si de verdad interesa que el sujeto se acerque a los libros, necesitamos romper con las estructuras de un sistema obligatorio que compensa con muy poco disfrute los deberes. En ese sentido, los libros se perciben más como artículos de rechazo, de miedo, de flojera y hasta de aburrimiento que como objetos de deseo, situación que acarrea un enorme distanciamiento hacia estos por parte del sujeto. Esto mismo garantiza una falta de hábito incorporado desde el nicho familiar”.
Leer no solo entretiene, también mejora la ortografía, amplía el vocabulario e instruye sobre disímiles temas. Es cultivar la herencia dejada por sabias voces y desarrollar el pensamiento a través del análisis de cada obra.
El Héroe Nacional de Cuba, José Martí, escribió en el periódico venezolano La Opinión Nacional, el 19 de mayo de 1882: “La lectura estimula, enciende, aviva, y es como soplo de aire fresco sobre la hoguera resguardada, que se lleva las cenizas, y deja al aire el fuego. Se lee lo grande, y se es capaz de lo grandioso, se queda en mayor capacidad de ser grande. Se despierta el león noble, y de su melena, robustamente sacudida, caen pensamientos como copos de oro”.
¿Aureliano Buendía vs. Damon?
Ejemplares de la literatura juvenil como Viaje al Centro de la Tierra, de Julio Verne, y el Conde de Montecristi, de Alejandro Dumas, son sustituidos por sus adaptaciones al cine. Los chicos prefieren ver un filme y perderse el disfrute de la narrativa en letras.
Las películas pueden tener excelentes diseños de vestuarios, novedosas técnicas audiovisuales, un valioso guión y argumento, sin embargo, no se comparan con la formación integral de un libro.
Los muñequitos “mangas” o historietas niponas como Bleach, Naruto y One Peace, las series coreanas Beautiful y F4, además de las españolas SMS y Física o Química, son algunos de los entretenimientos de los jóvenes.
Determinados personajes de esas emisiones televisivas, por el atractivo mayoritariamente físico, se convierten para las chicas en paradigmas de la pantalla, por ejemplo, Damon Salvatore interpretado por Ian Somerhalder en El Diario de un vampiro, Ulises Garmendia, por el actor Mario Casas en El Barco. y Luisma, representado por Paco León. en Aida.
En vez de pensar en las actitudes de Aureliano Buendía, protagonista de Cien Años de Soledad, y El señor de las moscas, célebres novelas bajo la escritura de Gabriel García Márquez y William Golding, en ese orden, pierden el tiempo mirando que si aquel es bonito, el otro está “súper” fuerte y “fulano” se cambió el peinado.
A diferencia de los largometrajes, las series se distribuyen por temporadas. La demora entre la salida de un capítulo a otro, implica la pérdida del hilo de la historia. Una encuesta realizada por el servicio de Internet, Yahoo Respuestas, sobre las consecuencias de ver un solo episodio, reveló que “mata las neuronas, engancha, y luego, el único tema de conversación es sobre lo que ocurrió en el capítulo anterior”.
La era del juego
Otro de los “suplentes” del libro es el Play Station, una videoconsola de Sony Computer Entertainment, empresa multinacional dedicada a los videojuegos. En nueve años y seis meses se logró vender 102,5 millones de ese equipo electrónico.
El Dios de la Guerra, El Príncipe de Persia, Jack III, Gran Turismo, entre otros, inundan la imaginación de superhéroes, extraños poderes y acrobáticos movimientos. Los juegos en el “atari” y en la computadora crean una dañina adicción. A medida que pasa el tiempo, escasean los temas de arte y la expresión oral se dificulta. La vida del joven comienza a simular la de un robot: frases cortas al hablar, extraño caminar y miedo a la sociedad.
El MVP de béisbol, Pro Evolution Soccer sobre fútbol, el Need for Speed de carreras automovilísticas y la Guerra de los Imperios sobre luchas entre ejércitos, no se comparan con las enseñanzas de la Casa de los Espíritus, Color Púrpura y El Coronel no tiene quien le escriba, volúmenes escritos por Isabel Allende, Alice Walker y Gabriel García Márquez, respectivamente.
Puertas a un futuro literario
Desde 1992, se realiza anualmente en los meses de febrero y marzo, la Feria Internacional del Libro de La Habana, con su sede principal en La Cabaña. A partir del 2002, se extiende por las restantes provincias del país.
Dedicada cada año a diferentes Premios Nacionales de Literatura, de Ciencias Sociales y, a diversos pueblos foráneos, la Feria se propone fomentar con la venta de volúmenes la práctica de la lectura.
A pesar de que Cuba cuenta con 330 librerías, según la especialista del Observatorio Cubano del Libro y la Lectura, Jaqueline Laguardia, una encuesta de consumo cultural realizada por el Instituto Juan Marinello, en 2011, refiere que solo el 24 por ciento de la población visita librerías o bibliotecas, y el 59,9 declara no hacerlo nunca.
Especializada en la publicación de libros para niños y jóvenes, la Editorial Gente Nueva desarrolla desde edades tempranas el hábito literario. Clásicos universales enviados a las Bibliotecas Escolares y Juveniles, figuran entre sus principales colecciones.
En 1998, inició el Programa Nacional de la Lectura, el cual tiene como principal objetivo, incitarla desde edades tempranas y emplear las nuevas tecnologías a favor de ello. Asimismo, mediante ese proyecto, los ministerios de Educación y Cultura, junto a otros sectores de la sociedad promueven el interés literario.
Estimularlo con proyectos comunitarios, encuentros de especialistas y escritores y, hacer más amena la impartición de la asignatura Español-Literatura en la enseñanza media, son algunas de las vías para fomentar el hábito de la lectura en los adolescentes.
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