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Isla al Sur

CRECIMIENTO DE UNA MADRE COMUNITARIA CON SU JARDÍN

CRECIMIENTO DE UNA MADRE COMUNITARIA CON SU JARDÍN

Después de nueve años, Flor María Ochoa sigue con el mismo amor hacia sus niños.

DAVID FERNÁNDEZ,
estudiante de cuarto semestre de Comunicación Social,
Universidad Cooperativa de Colombia, Sede Bogotá.

Flor María Ochoa es una madre comunitaria en el barrio Santa Elenita, en Bogotá, su profesión y pasión es ser maestra y guiar a los niños durante el proceso de crecimiento.

El jardín infantil que tiene a su cargo recibe el nombre “Aprendiendo a jugar”, y abrió sus puertas el primero de junio del año 2004, cumpliendo hasta el momento nueve años de funcionamiento.

Flor María dice que debido al tiempo que lleva en función su jardín, se ha ganado el reconocimiento y el prestigio de la comunidad, y que es muy recomendado a los padres de familia.

“La única desventaja del jardín es que también es un lugar de vivienda”, dice. Esto la lleva a saber manejar las situaciones familiares y al mismo tiempo con los niños inscritos. Flor María añade: “Hay que mantener a los perros y los gatos lejos de los niños, no es permitido que las mascotas entren en contacto con ellos”.

Este jardín está controlado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), donde se establece en el programa que únicamente permanezcan en el jardín niños de 0 a 6 años de edad.

El ICBF le solicita a Flor María un reporte diario de minuta de asistencia, que se cumplan al máximo las actividades propuestas y llevar un planeador para llevar el tiempo de los niños.

Este programa cumple asistencia tanto para niños como para padres en función del mejoramiento de cada una de las actitudes de los pequeños.

El bienestar familiar colabora con la comida para todos los niños en el jardín, y les paga una cuota a los maestros que allí enseñan.

El horario es desde las 8:00 am hasta las 4:00 pm, los cual son ocho horas laborales, y así también se ayuda a familias más vulnerables.

Flor María asegura que el bienestar le permite tener hasta 14 niños máximo, con el fin de dar mucha más atención a cada niño presente allí.

La maestra de este jardín busca es acoger a los infantes para que cada día los niños que asisten sientan este refugio de juego, estudio, cariño y amor como un segundo hogar y que estén seguros de sí mismos al relacionase con otros de su edad.

Los niños de este jardín infantil dicen que aman a su profesora porque es la que los consiente, los mima y mucho más les enseña. También, los papas se encuentran agradecidos con la profesora, porque hace que los pequeños avancen en sus motricidades y actitudes con los demás.

 

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