LA MUJER EN LA MASONERÍA: GANANDO TERRENO
El surgimiento de las logias masónicas femeninas en Cuba es tema incomprendido por algunos y desconocido por otros, aunque desde su fundación en 2008, esta organización se abre paso frente a la tradición machista de nuestro país.
LEANNY VISTEL PÉREZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Los Antiguos Límites de la Masonería, sus principios y postulados, declaran que el masón debe ser varón y adulto, prohibían hasta hace poco que pudiera estar presente en la iniciación una mujer. Cuba cuenta con un pequeño grupo de féminas que han cambiado este tabú, ya que desde el 2008 funcionan las fraternidades masónicas femeninas en nuestro territorio.
Digna Graciela Medina, venerable maestra de la Gran Logia de Cuba y dirigente de la joven hermandad, asegura que existen hasta hoy, tres logias masónicas en el país, una en la Habana, otra en Pinar del Río y una tercera en Villa Clara. Cuentan con alrededor de 150 miembros y más de 60 candidatas por año, así como están asesoradas por la Gran Logia Masónica de Chile, dirigida por Oriana Valdés.
La institución masónica se ha preocupado siempre por la mujer, pues considera que la familia y el hogar son las bases fundamentales de toda nación que aspire seriamente a un puesto entre los países civilizados y de hondo contenido social y filosófico.
La mujer en la logia masónica
“La masonería entra en nuestro país en el siglo XIX (alrededor de 1859), cuando hijos de ricos terratenientes fueron a estudiar a Europa, donde había una fuerte tendencia a pertenecer a estas logias. Se volvió muy popular en la Isla, ya que muchos de los luchadores independentistas fueron masones, entre ellos, José de la Luz y Caballero, Ignacio Agramonte, José Martí y Máximo Gómez”, comentó Orleanis Farradás, profesor de Historia de Cuba de la Universidad Agraria de La Habana.
“Esta hermandad trajo consigo ideas progresistas y renovadoras, con las que no estaba de acuerdo el gobierno español, por eso las reuniones se realizaban en completo secreto, bajo una clave de acceso que era cambiada una vez al año, acción que se mantiene hasta nuestros días”, agregó.
Durante la década del treinta del pasado siglo, Gabriel García Galán, gran Maestro y Benemérito de la Masonería en Cuba, pensó en incorporar a la mujer, ya que veía en ella un símbolo de grandeza inefable, que la hacía merecedora de incorporarla sin interferencia a las labores dentro de la institución tradicionalista, según el Doctor en Ciencias Históricas Omar López, historiador de Santiago de Cuba.
“Tras profundo estudio en justa interpretación de los postulados de la masonería y respetando sin rozar los Antiguos Límites, García Galán preparó una bien estudiada moción sobre su proyecto: crear una Institución Paramasónica, constituida exclusivamente por damas y totalmente autónoma, basada en los postulados de la Masonería Universal, pero con reglamentación y liturgias propias. Después de analizarla mucho, presentó esa ponencia en la Sesión Semestral de la Gran Logia de Cuba del año 1936, la que fue aceptada por mayoría”, argumentó el especialista.
Para su obra, Galán había buscado un simbólico nombre: "Hijas de la Acacia". Escogió el domingo 21 de marzo, efemérides del natalicio del distinguido masón mexicano, Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, para cumplimentar el acuerdo de la Alta Cámara Masónica y fundar esta Asociación, única en el mundo en lo que respecta a sus fundamentos y propósitos. En la "Catedral Escocesa" de la Ciudad de La Habana, nació en aquel momento la Filial #1 de la Orden "Hijas de la Acacia" con un grupo de 43 integrantes, concluyó López.
Para ser una buena masona…
“En primer lugar, deben tener entre 18 y 60 años para su iniciación, una correcta conducta moral, con solvencia económica que le permita pagar sus cuotas, gastos sociales y otras contribuciones sin sacrificio. No pertenecerá quien no se sienta buena madre, buena esposa, buena hija o buena hermana, porque la persona que no vea en la familia la base fundamental de la vida del ser humano, no puede querer a sus hermanas de ideales”, aseguró Yanet Masdeu, miembro de la Orden “Hijas de la Acacia”, en La Habana.
“Durante la iniciación se prefiere siempre la calidad a la cantidad, haciéndoles saber el compromiso que contraen al iniciarse en la Orden, a la que deben venir a dar lo mejor de sí y cumplir con sus estatutos y reglamento”, agregó.
Por su parte, Andrea Fernández, perteneciente a la Logia Victoria, de Pinar del Río, añadió que destacan las virtudes y pulen las personalidades para eliminar bajas pasiones como el odio, envidias, incomprensiones, llevándolas por el camino del amor; practican la caridad desinteresada con el fin de lograr la paz. De allí surge el tríptico que llevan en su emblema de: Paz, Amor y Caridad, además que hacen suyos los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
¿Incomprendidas o desconocidas?
La presencia femenina en las logias de nuestro país es una realidad, a pesar de eso, es poco el conocimiento y la aceptación que se tiene respecto al tema.
Un muestreo realizado en los municipios Alamar y Guanabacoa, pertenecientes a la provincia La Habana, demostró que solo el 12 por ciento de las cien personas encuestadas conocen de la presencia femenina en la hermandad. El resto manifiesta no saber nada sobre dicha institución o la conciben solo para hombres.
“Conozco algo sobre los masones en nuestro país, pero no sabía que existía una hermandad para mujeres, eso me parece bueno porque demuestra que poco a poco ellas están integrándose a prácticamente todas las áreas antes dominadas por hombres”, dijo Miguel Ángel Buendía Marco, estudiante de Filosofía, en la Universidad de La Habana.
“Pienso que sobre estas instituciones se habla muy poco tanto de los masones como de los odfellos, debe ser porque las reuniones son en secreto. La entrada es muy selectiva, siempre los nuevos miembros son presentados por personas que ya llevan dentro cierto tiempo, quienes recomiendan al interesado, lo que demuestra que no es del dominio público”, opinó Enriqueta Mustelier, la más Noble Gobernadora de la Logia Odfellos fe, de Santiago de Cuba.
“La principal causa del desconocimiento por parte de la población se debe a que hace muy poco tiempo formamos parte de la fraternidad. Además, no contamos con el apoyo de los medios difusores de información”, expuso Juana Cuevas, miembro de la Orden “Hijas de la Acacia”, de La Habana.
La posición masculina
Esta siempre ha sido una organización para hombres, creada y difundida por ellos. La inclusión de féminas ha venido a provocar grandes cambios dentro de la historia de la logia masónica, por lo que muchos individuos se manifiestan a favor y otros en contra.
“Considero que no deben formar parte de nuestra hermandad porque desde su fundación fue concebida para hombres y así debe seguir, además, nuestros preceptos y fundamentos son desde la visión masculina, y no creo que ellas puedan entenderlos”, manifestó Alejandro Sarmiento, miembro de La Gran Logia de Cuba.
Arturo Suárez, también miembro de La Gran Logia de Cuba, considera todo lo contrario. Afirma estar en completo acuerdo con la incorporación de ellas: “Cada día es mayor el número de masones que comprenden la arbitrariedad e inconveniencia de esa posición cerrada. No debemos poner obstáculos para que las masonas, con sus propias fuerzas, cultiven su espacio”.
Sin embargo, la asociación odféllica acepta a jóvenes y adultas en sus filas, y aunque trabaja independiente de la fraternidad masculina, ellos se consideran sus protectores. Piensan que constituyen un fuerte eslabón dentro de la entidad.
Al respecto, Renel Fumero, miembro de la Logia Odfellos, de San José de las Lajas, Mayabeque, afirmó: “Mi institución desde su comienzo ha aceptado a las damas como su bastón, siempre hemos contado con su apoyo, por eso las valoramos y respetamos su opinión”.
Luchando contra el machismo
“La masonería femenina pretende remediar los males que ha traído consigo una sociedad diferenciadora y sexista, educándolas para ser fuertes, emprendedoras y, sobre todo, capaces de enfrentar disímiles tareas bajo cualquier circunstancia, sin abandonar su lugar en el hogar, para cooperar con su pareja en la formación de la familia y a la construcción de una mejor sociedad, sustentada en los valores que promulga y defiende”, explicó Juana Cuevas.
“En mi opinión, una asociación de fraternidad como la masonería femenina cubana puede ser un delicado, pero efectivo y radical golpe al machismo nacional”, manifestó Arturo Suárez.
A su vez, Andrea Fernández, aseguró: “Hoy hemos demostrado que podemos desenvolvernos en la mayoría de las acciones que el hombre desarrolla en la vida cotidiana. Queda, sin embargo, un pequeño grupo de tareas que todavía no hemos logrado, pero con paciencia, no hay dudas que lo conseguiremos”.
RECUADRO:
UN POCO DE HISTORIA
No se sabe a ciencia cierta cuándo y dónde se inició la masonería. La tradición afirma que comenzó en Egipto, entre los maestros y arquitectos que dirigían la construcción de las grandes pirámides. Otros ubican sus orígenes en Israel, en la época en que los judíos construían el Templo de Salomón, dado el recurrente simbolismo alusivo en las logias actuales.
Según referencias tomadas de EcuRed, el primer indicio de su existencia, aparece en el siglo XIII, en Inglaterra, cuando un grupo de albañiles que quería emanciparse de la tutela de los frailes, en especial los benedictinos, constituyo gremios que llegaron a monopolizar la construcción. Para conservar los secretos y las técnicas del gótico instituyeron tres grados: aprendiz, compañero y maestro e implantaron ceremonias de iniciación y de fidelidad.
En la actualidad, su concepto no ha cambiado mucho, sigue siendo un espacio donde personas de distintas razas, creencias religiosas y filiación política, se unen teniendo como bases la hermandad y cooperación. Sus preceptos y funciones principales son secreto para todo aquel que no pertenezca, aunque es visible el fomento de valores como la solidaridad, honestidad y la justicia social.
Pie de foto: Los preceptos principales de la logia masónica femenina son Paz, Amor y Caridad. También hacen suyos los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Ficha Técnica:
Tipo de reportaje. Interpretativo-explicativo.
Tipo de título: Genérico.
Tipo de entrada: De presentación.
Tipo de cuerpo: De bloques temáticos.
Transiciones: Subtítulos.
Tipo de cierre: Opinión y resumen.
Tema: La masonería femenina en Cuba.
Propósito: Valorar la integración de la mujer a instituciones que históricamente han sido exclusivas para hombres.
Objetivos colaterales: Brindar información sobre la inclusión femenina en la masonería. La posición de los hombres ante esta situación. Explicar sus requisitos y funciones. Exponer criterios de personas implicadas y especialistas.
Antecedentes: Marginación histórica de la mujer con relación a la integración de ésta a las logias y hermandades en Cuba.
Contexto: Desconocimiento a nivel social acerca de la nueva inclusión de la mujer a las fraternidades masónicas.
Estrategia de fuentes:
Documentales:
EcuRed. http://www.ecured.cu/index.php/masoneria en Cuba
Página web: http://www.granlogiacuba.org/acacia.
Wikipedia Online (consultada el 20 de julio de 2014)
No documentales:
Orleanis Farradás, profesor de Historia de Cuba de la Universidad Agraria de La Habana. Especialista. Juicio: analítico.
Yanet Masdeu, miembro de la Orden “Hijas de la Acacia”. Implicado, valorativo.
Omar López, historiador de Santiago de Cuba. Experto. Analítico.
Andrea Fernández, perteneciente a la Logia Victoria, de Pinar del Río. Implicada, valorativo.
Miguel Ángel Buendía Marco, estudiante de Filosofía de la Universidad de La Habana. Valorativo.
Enriqueta Mustelier, La más Noble Gobernadora de la Logia Odfellos de Santiago de Cuba. Oficial, valorativo.
Juana Cuevas, miembro de la Orden “Hijas de la Acacia”. Implicada, valorativo.
Alejandro Sarmiento, miembro de La Gran Logia de Cuba. Oficial. Valorativo y disyuntivo.
Arturo Suárez, también miembro de La Gran Logia de Cuba. Oficial. Valorativo y disyuntivo.
Renel Fumero, miembro de la logia Odfellos de San José de las Lajas, Mayabeque. Testigo. Valorativo.
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