TODO EL MUNDO CUENTA
LISANDRA AGUILAR WONG,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Somos todos miembros de un gran cuerpo
la naturaleza nos hizo familiares,
dándonos un mismo origen
y un mismo fin.
Séneca
Hace algunas semanas, escuché a dos personas hablar sobre uno de sus compañeros de trabajo. Resulta ser que el muchacho tiene, desde hace poco, el virus del VIH-SIDA y cada día se enfrenta a las miradas de rechazo de los que una vez fueron sus amigos.
Si bien es cierto que en el país este tipo de conducta ha disminuido con respeto a la que existía en los años ochenta, todavía muchas personas con el padecimiento no han logrado insertarse de manera favorable en la sociedad.
Una encuesta del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) reveló que sólo el 52.7 por ciento de los pacientes cubanos de VIH/Sida tiene un empleo. Ese porcentaje es aún menor entre las mujeres: el 35,1 por ciento de ellas tiene vínculo laboral, frente a 57,3 por ciento de los hombres.
A pesar del espacio que tienen los medios de comunicación y las instituciones especializadas para divulgar las diferentes maneras en que se puede obtener el virus, aún existe quien teme acercarse a una persona infectada por temor al contagio en el roce e, incluso, a elegirla como su pareja debido al posible olvido o rompimiento del condón.
Sin embargo, en la Casa de Promoción para la Salud se realizan charlas educativas con el objetivo de sensibilizar a la población en el apoyo a las personas portadoras del virus.
En nuestras clínicas especializadas se les indica cómo pueden alargar sus vidas y se fomenta la interacción con las familias y otros seropositivos. A todos ellos les ofrecen una óptima relación médico-paciente.
El SIDA no tiene rostro, nadie está expenso de contraerlo. En un principio, la comunidad homosexual fue culpada de la aparición de la enfermedad, luego, se expandió rápidamente entre heterosexuales.
Las estadísticas indican que las vías de transmisión más frecuentes en el mundo son las relaciones sexuales de riesgo y la utilización de drogas por vía intravenosa, hecho este último que no constituye un problema en Cuba.
En 1986 se diagnosticaron los primeros casos de VIH en el país. En ese mismo año se puso en práctica el Programa Nacional de Lucha contra el Sida para el control de la infección. La estrategia cubana contempló como aspectos fundamentales el método sanatorial y la educación sanitaria.
Con el avance de las tecnologías, cada vez son más los tratamientos que les permiten llevar una vida normal, la correspondiente a un padecimiento crónico sin las infecciones características del virus no tratado, y de esta manera pueden incluirse en la sociedad.
Para muchos pacientes el proceso de adaptación ante la nueva forma de existencia suele ser agotador y constituir un castigo, así, algunos se creen un estorbo para los demás y toman posturas y caminos incorrectos, como pueden ser el aislamiento social, conductas inapropiadas y, por último, el suicidio.
Todo esto puede desaparecer si en el futuro fuéramos capaces de demostrarle a dichas personas que no están solas, que alrededor existen quienes velan por su bienestar y no los juzgan por errores del pasado, al contrario, reúnen fuerzas para hacer de su entorno un mejor lugar.
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