ERNESTO VERA MÉNDEZ: UN HOMBRE EN SU TIEMPO
Ernesto Vera Méndez estuvo en el Salón de Reuniones de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Familiares, amigos, colegas, estudiantes y profesores de Periodismo acudieron convocados desde el recuerdo y el afecto para rendir homenaje a este hombre cuya definición más común es el de una persona íntegra, decente en el amplio sentido de la palabra.
El Premio Nacional de Periodismo José Martí, Maestro de Periodistas, dejó entre los del gremio el ejemplo de que la virtud es un bien preciado. Que la humildad tiene recompensa en el corazón de los demás. Que la integridad es un tributo a cultivar a lo largo de la vida.
A continuación, reproducimos lo que de él hablaron los allí reunidos y otros que amablemente quisieron participar aunque fuera solo desde un mensaje telefónico.
Yarisleidys Domínguez González, Leyda Machado Oramas, Karla Valero Tieles, Anabel Mieres Pérez, Randy Cabrera, Anamarys Carballea, Dalila Castro, Héctor García, Claudia García, Javier Tamayo, Dachelys Alfonso Leal, Ailén Rivero y Náyare Menoyo, fueron todos estudiantes de primer año de Periodismo que por diversos motivos de investigación para la asignatura de Periodismo Impreso, entrevistaron a Vera y coincidieron en su amabilidad, conocimientos y respeto a ellos como jóvenes en formación.
Náyare Menoyo Florián, estudiante de segundo año de Periodismo: “Estaba haciendo un trabajo de investigación para la asignatura de Periodismo Impreso y tenía como eje el Premio Justo de Lara. Belkis Pérez Cruz, en la UPEC, me dio el contacto con Ernesto Vera. Lo llamé a su casa con algo de miedo porque estaba invadiendo el espacio privado de una persona de gran prestigio. Para mi sorpresa, él me recibió con mucha calidez y fue muy cooperativo. Incluso, su esposa Fifi me brindó café, que yo no podía tomar por prescripción médica, pero ¿quién podía decirle que no a ellos? Fue muy gratificante conocerlo, conocerlos”.
Roger Ricardo Luis, periodista y profesor de Periodismo Impreso y Periodismo y Geopolítica: “Fue un luchador incansable por la unidad de los periodistas revolucionarios de América Latina, no solo desde la FELAP, sino también desde la Cátedra de Periodismo y Nación que ejerció en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí”.
Iraida Calzadilla Rodríguez, periodista y profesora de Periodismo Impreso: “A quienes ejercemos la docencia del Periodismo, Vera nos legó compromiso, responsabilidad, eticidad. Hay en nosotros mucho agradecimiento por su contribución al rescate y la salvaguarda de la memoria histórica del gremio. Sencillo, meticuloso, siempre presto a ayudar a los estudiantes, fue este hombre de tantos reconocimientos, pero que nunca los empleó como tribuna individual. Desde él, pienso en la utilidad de la virtud de la que nos habló Martí”.
Mario Cremata Ferrán, periodista y profesor de Historia de la Prensa en Cuba: “Creo que la historia de la prensa en Cuba, sobre todo a partir de las últimas décadas que anteceden al triunfo revolucionario de 1959, debe mucho a Ernesto Vera. Para mi generación, su nombre remite al cronista indiscutible y de primer orden de ese medio siglo de ejercicio periodístico. En su accionar, como profesional y dirigente, se conjugan ética e integridad personal, así que su legado es ejemplo tanto para lo que se inician como para los que están”.
Raúl Garcés Corra, periodista y Decano de FCOM: “Destaco en Vera el rol que desempeñó, junto con González Manet, en el Nuevo Orden de la Información y la Comunicación para tratar desde la Isla, e insertarla, en esos procesos fundacionales. También, la constitución de la nueva UPEC, en cuyas bases rectoras como estatutos, resoluciones y definiciones acerca del periodista revolucionario estuvo raigalmente vinculado, junto a un grupo de talentosos y revolucionarios colegas. Y hay que dimensionar, además, su trabajo meritorio en la FELAP y la posibilidad de un periodismo alternativo en América Latina”.
Isel Chacón Díaz, directora del Museo del Humor de San Antonio de los Baños: “Ernesto Vera está entre las personas que fueron decisivas para que existiera en San Antonio de los Baños un Museo del Humor que cada dos años convoca a un evento que reúne a los humoristas gráficos del mundo y los insta a cantarle a la paz y a luchar y condenar la guerra con sus ideas y pinceles. En más de una ocasión escribió las palabras centrales del catálogo de la Bienal, responsabilidad que merecía como extraordinaria personalidad y su vínculo definitivo con las bienales. También pronunció en varias oportunidades el discurso de este festejo caricatural. Siempre lo recordaremos como un defensor a ultranza del humor gráfico, arma importante del hombre de todos los tiempos”.
Ivette Villaescusa Padrón, periodista, profesora e investigadora del Instituto de Historia. Autora del libro Desafíos de la prensa cubana (1959-1960): “Era meticuloso. Detallista. Hablaba pausado. Lo entrevisté tres veces y me pedía conocer lo que escribía. En la tercera revisión me dio casi una nueva entrevista, muy extensa. Sobre la prensa clandestina –aún poco investigada-, me ofreció una panorámica amplia que me demostró que de clandestina solo tenía el nombre, pues se pasaba de mano en mano con avidez”.
Ángela Oramas, periodista de Cubarte, portal de la cultura cubana: “Ernesto Vera, reconocido como excelencia en el ejercicio del periodismo, era una persona maravillosa. Siempre lo admiré por su alto nivel de educación, jamás le escuché una palabra fea, una grosería, una respuesta prepotente o de mal trato, pero especialmente lo admiré por su dedicación a los hijos que cuando muere la madre, ellos eran pequeños y Fifi, su compañera en el trabajo y en el hogar, los crío como a hijos propios, y digo más sobre los dos: él fue un gran hombre unido a una gran mujer, en los momentos difíciles o de grandes triunfos Ernesto Vera siempre quiso que Fifi lo acompañara”.
Juan Marrero, ex vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba, historiador de la UPEC: “Lo considero un símbolo del periodismo cubano por todo lo que hizo, su programa de acción, los proyectos que encauzó. También, por su proyección en importantes escenarios regionales e internacionales como la Federación Latinoamericana de Periodistas y la Organización Internacional de Periodistas, siempre defendiendo al gremio y a la revolución”.
Tubal Páez, director de Comunicación del Parlamento Cubano y ex Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba: “Nos enseñó que no son posibles periodismo sin ética; ni ética sin verdad; ni verdad sin compromiso; ni compromiso sin ejemplo. Su vida fue consecuente con sus principios. Fuimos muy afortunados quienes lo conocimos, lo quisimos y aprendimos tanto de él. Para mí fue el ideal de periodista revolucionario”.
Antonio Moltó, Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba: “Ernesto Vera es un monumento para los periodistas cubanos. Un monumento de humildad, sencillez. Hombre de agudo y profundo pensamiento sobre la realidad cubana en el contexto regional y, sobre todo, en las confrontaciones con el gobierno de los Estados Unidos. Preclaro e iluminado. Político en lo que corresponde al papel de la prensa y el periodismo en nuestro país y en el mundo. Fue líder indiscutible de una organización como la FELAP de fuerte arraigo en los colegios y organizaciones profesionales de los periodistas de América Latina. Un hombre de profunda sensibilidad humana que fundó familia entre la cual nos incluyó a muchos de nosotros, quienes son sentimos parte de ella. Fue más fidelista que Fidel Castro”.
Para cerrar esta breve reseña, insertamos un fragmento del artículo El crimen de envenenar mentes, publicado por Ernesto Vera en Cubadebate, el 22 de junio de 2006.
“Nada de información veraz y mucho menos de reconocimiento como un derecho colectivo, del pueblo. Esa es la clave, lo que define la existencia o no de la llamada libertad de prensa, tan proclamada por los grandes medios del sistema capitalista como la primera de todas las libertades. De aceptarlo, el terrorismo mediático perdería la impunidad que disfruta y tendría que rendir cuentas ante la sociedad del sistema de subinformación y desinformación organizado que realiza. Desaparecería la capacidad de engaño que ejerce con alcance universal. Dejaría de tener el dominio imperial y las bases mismas de todo lo que representa en lo económico, político y social”.
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