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Isla al Sur

HISTORIA COMO ENTRETENIMIENTO

HISTORIA COMO ENTRETENIMIENTO

Concepción Díaz Marrero, una cubana martiana y amante de su pequeña localidad veguera, de pianista y traductora de francés se convirtió en investigadora autodidacta, profesión donde realizó importantes contribuciones a las ciencias agrícolas y a la memoria de su pueblo.

LIZ CARIDAD CONDE SÁNCHEZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de la Habana.

El hogar de Conchita, localizado en el habanero poblado de Santiago de las Vegas, es lo más parecido a una biblioteca. En cada rincón de la sala hay un estante con colecciones de ejemplares de los más diversos temas. Ella, jubilada que arribó hace poco a 70 años y que vive con su esposo, hija y nieta, pasa el día sentada en la mesa del comedor explotando las riquezas del oficio de historiar, preparando trabajos de algo peculiar y desconocido o atendiendo a todo el que solicite su ayuda en un determinado asunto, pues posee una cultura exquisita en una variedad de contenidos como la botánica, la música y la historia.

Vecinos y conocidos se dirigen a su casa a diario para preguntar sobre algo que quieren saber y Conchita siempre se brinda sin pedir nada a cambio, porque a pesar de ser una persona  con situaciones familiares difíciles, es muy humana, cuenta su vecina Tania Mora Ferrán.

“A mami se le va el día, y hasta la noche, en la investigación, en la búsqueda de este dato o del otro para que no queden imprecisiones que las personas no entiendan, solo con la diferencia de que sus trabajos no son para dar a conocer lo que todo el mundo sabe, sino aquello que es desconocido”, comenta Yassani Rodríguez Díaz, la hija.

Concepción María Díaz Marrero (Conchita, como cariñosamente la conocen) desde el año 1993 se ha dedicado a la profesión de historiadora autodidacta en temas relacionados con las ciencias agrícolas y la historia local, en los que ha realizado notables contribuciones en cuanto a personalidades desconocidas y en el rescate de la memoria del pueblo veguero, Santiago de las Vegas. Además, es miembro del Club Martiano de su localidad, donde ha conformado una ardua labor por la recuperación de las ideas del Apóstol. Pero sus comienzos profesionales no tuvieron nada que ver con el mundo de la historiografía.

Díaz Marrero cursó sus primeros estudios en piano e impartió clases del instrumento musical hasta que se casó y tuvo a su hija Yassani. Al mismo tiempo que ejercía como profesora, estudió francés y se graduó como traductora e intérprete en la Alianza Francesa, ocupación en la que laboró durante once años.

Por razones familiares que le exigieron acercarse a la casa, comenzó a trabajar como bibliotecaria en el Instituto de Investigaciones Fundamentales para la Agricultura Tropical (INIFAT) y es en este lugar donde empieza a ejercer como historiadora, a pesar de no haber estudiado la profesión.

“A partir del año 1993, como mi mamá estaba enferma, me traslado para el INIFAT. Esta institución tenía un archivo histórico y una biblioteca muy antigua. Había mucho material referente a personajes de las ciencias agrícolas que eran poco conocidos. Ahí me empecé a interesar por la historia y comencé a investigar las ciencias agrícolas”, recuerda.

Luego del descubrimiento de ese gran archivo, Concepción ha elaborado alrededor de veinte trabajos acerca de personajes relegados dentro de la agricultura científica y sus contribuciones. Presencia y Migración Italiana en Cuba, fue un ejemplar publicado en el año 2008, en el que Díaz Marrero presentó una investigación sobre los aportes a la agronomía cubana de algunos científicos italianos que trabajaron en el INIFAT, como Mario Calvino y la Doctora Eva Mamelli de Calvino, ambos padres del escritor Italo Calvino.

Julián Acuña Galé, Elegido de la naturaleza fue otro de sus libros, hecho en memoria del destacado botánico cubano que realizó importantes estudios en relación con el arroz, al confirmar la naturaleza virosa de la enfermedad “raya blanca”, presente en el cereal. A pesar de esta contribución era muy poco conocido en el plano de la ciencia cubana, según expresa la autora en el propio texto dedicado a Acuña.

Rescatista de las raíces locales

Conchita es veguera por nacimiento y herencia. Sus bisabuelos, abuelos y padres fueron, en épocas pasadas, personas consagradas al trabajo para el desarrollo del sitio ubicado en el municipio Boyeros, por lo que ella es una genuina amante de su pueblo, por el que sufre debido al deterioro material y cultural que transita en la actualidad.

Debido a estas y otras circunstancias, en su investigación no podía faltar la exploración de la historia local, porque “Santiago de las Vegas no era cualquier lugar de Cuba, aquí había un movimiento cultural muy consagrado desde el siglo XIX”, manifiesta.

Entre sus artículos respecto al territorio se encuentra “Breve historia del Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas”, del año 2006, referente a la emblemática instalación fundada el 5 de febrero de 1882 por el líder tabacalero Enrique Roig de San Martín, que dejó de funcionar posterior al triunfo de la Revolución y luego se demolió.

Otra de las investigaciones estuvieron relacionadas con personalidades vegueras poco divulgadas como Gabriel Gravié, un poeta, violista y promotor cultural que se fue de Cuba en 1961 y que escribió los versos de la canción “Una rosa de Francia”, de Rodrigo Prats; también sobre otras figuras más notables a nivel nacional que habitaron en este territorio como el revolucionario Fermín Valdés Domínguez y la artista Esther Borja.

En el caso de Valdés Domínguez, Concepción elaboró una biografía, en la que le incorpora a su conocida vida de revolucionario y amigo de José Martí, la estancia hecha en Santiago de las Vegas, donde fundó la primera Logia Masónica de la localidad en 1880, de acuerdo con el libro antes referenciado.

Primeros pasos de una brillante carrera fue el título de unas páginas dedicadas a la reconocida intérprete cubana Esther Borja, quien se crió en la comunidad veguera y allí dio inicio a lo que sería una gran trayectoria artística.

Conchita es una defensora incansable de su natal poblado y le gustaría que sus habitantes aprendieran la historia de ese pequeño terruño: “No estoy conforme con la pobre noción que hay de la historia local, de personas destacadas que no se conocen ni se valoran pese a la importancia que tuvieron”.

“Es una fiel seguidora de las tradiciones de su pueblo, al que ama. Ella quisiera que esos recuerdos hermosísimos que tenemos los vegueros volvieran, que la gente los conocieran, que las costumbres se mantuvieran, que amaran el pueblo como lo ama ella”, dice Evarista Calderón Sevilla (Yuya), amiga de Concepción y veguera de origen.

Mujer Martiana

Concepción Díaz Marrero es miembro fundador y actual vicepresidenta del Club Martiano de Santiago de las Vegas. Desde el año 2003, en el aniversario 150 del nacimiento de José Martí, retomó junto a otros compañeros una peculiar tradición llamada Noche Buena Martiana.

La Noche Buena Martiana es una costumbre que nació en Manzanillo y en Santiago de las Vegas y se realiza la víspera del 28 de enero para esperar un aniversario más del nacimiento de Martí, con la participación de integrantes del Club Martiano. A pesar de ser una tradición a favor del renacer del pensamiento del Apóstol no cuenta con ningún tipo de respaldo, situación que también atraviesa el Club.

“A la Noche Buena Martiana no se le ha podido dar incremento porque no hay condiciones, no hay un lugar donde se pueda decir que convidamos a cien personas para celebrar la actividad. Los miembros del Club Martiano lo seguimos haciendo a pesar de las limitaciones”, señala Conchita.

“El Club Martiano hace tiempo que está disminuido porque unos miembros ya están muy viejos, otros se han muerto, otros se han ido del país. No se ha mantenido juventud en el club. Estamos muy limitados, somos muy pocos y ya está apagadito. Tuvo consistencia un tiempo, pues tenía el apoyo del Poder Popular y del Ministerio de Educación, pero ya no lo tiene”, agrega.

“La Noche Buena Martiana y el Club antes contaban con la participación de algunos pioneros que nos acompañaban durante la víspera, pero hace unos años dejaron de venir. Realmente no tenemos ni siquiera un sitio fijo para realizar actividades, pero seguiremos manteniendo la iniciativa hasta tanto se pueda”, comenta Eneida Izquierdo Sanabria, miembro de la organización.

Más que premios o reconocimientos

Por su destacada trayectoria ha sido merecedora de diversos lauros, entre los que se destacan el premio “Honrar Honra”, otorgado por la Sociedad Cultural José Martí por su labor en memoria del Apóstol y la Medalla Conmemorativa por el 200 Aniversario de la Fundación de la Academia de Ciencias de Cuba.

Algunos amigos que han compartido con Conchita durante los últimos veinte años consideran que los galardones no han sido suficientes ante la importancia de su labor para la agricultura cubana y para Santiago de las Vegas.

“Esas personalidades que ella investigó y dio a conocer en sus trabajos realizaron aportes importantísimos para mejorar el desarrollo de la agricultura y estaban engavetados en el archivo. Pero sucede que aquí en Cuba no se le ha dado gran importancia a la parte histórica del desarrollo de las ciencias agrícolas y por eso es que las investigaciones de Conchita no han tenido mayor alcance”, declara Martha Costa, historiadora del INIFAT.

“Conchita tiene el mérito de ser defensora de la localidad, de haber investigado sobre cosas que aquí sucedieron, personalidades que vivieron aquí y nadie las conocía. Aunque la conocen muchas personas, no todas saben de su labor y creo que las autoridades deben hacer más por ello y por reconocerla”, afirma Julia López, miembro del Club Martiano.

Sin embargo, Concepción Díaz Marreo se siente complacida con su labor y los premios que le han entregado: “Me hubiera gustado que los trabajos tuviesen más alcance a nivel nacional, pero estoy muy conforme porque lo que hago, lo hago porque me gusta. Historiar es mi hobbie”.

Pie de fotos: 1-Concepción Díaz Marrero, una veguera que asumió como un entretenimiento la compleja profesión de historiar (Foto: cortesía de la entrevistada); 2-Distinción Honrar Honra, entregada a Conchita en noviembre de 2015 por la Sociedad Cultural José Martí (Foto: Liz Conde Sánchez); 3-Tres de los libros publicados por ella son, de izquierda a derecha: Julián Acuña Galé, Elegido de la naturaleza; Cuadernos Cubanos de Historia; y Mario Calvino (Foto: Liz Conde Sánchez).

 

 

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