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Isla al Sur

Cortesía para Isla al Sur

QUINO SE PREGUNTA ¿Y EL FUTURO?

QUINO SE PREGUNTA ¿Y EL FUTURO?

JUSTO PLANAS CABREJA,
Periodista cubano,
Cortesía para Isla al Sur.

Quino pasará a la historia gracias a ese personaje mágico que ha hecho reír tanto, muchas veces para no llorar. Me refiero a Mafalda, aunque también los cubanos lo conocen por aquellos Quinoscopios que hiciera para el audiovisual con Juan Padrón por director. Este año, ni Mafaldas ni Quinoscopios, llega a nosotros gracias a la editorial José Martí con un libro de caricaturas que lo retrata argentino de pies a cabeza: ¡qué presente impresentable!

Si alguien cree que la carcajada y la caricatura son sinónimos, ese, no es Quino. ¡Qué presente impresentable! es una lágrima hecha puño. Así dice: “Para dibujar el cielo, no hace falta dibujar el cielo. Dibujamos un ave volando y… ¡El papel es el cielo! Para dibujar nuestro planeta hoy, no hace falta dibujar nuestro planeta hoy: tiramos el papel a la basura… ¡El papel es nuestro pobre planeta hoy!”

Las caras tristes sobran en el libro y los finales son una cara triste. Pero Quino se rebela ante este el final. Es tanta la fuerza de sus ideas que a veces sobran las palabras, las caricaturas desnudan el mensaje de un solo flechazo.

Un psicólogo diría: “Quino se siente viejo”, pero a esta idea podemos llegar todos. No se encuentra en la revolución tecnológica que sufre el  mundo. Una mujer se horroriza de la comida transgénica. Un niño pela un pescado como si fuera un plátano con la mayor naturalidad del mundo. Un mendigo pide limosna con las siguientes palabras: “¡Señor, un BIT, por amor de clon!” Los perros ladran: “¡Scanner! ¡Scanner!”

La crisis económica que ha golpeado a Argentina los últimos años se ve reflejada también en sus historietas. Quino es respetuoso, no quiere reírse porque sufre, sufre mucho por su país. Una mano apabullante, un micrófono, y una gran boca someten multitudes sorprendidas con las siguientes palabras: “¡El Estado solo debe ocuparse de resolver problemas del estado, no de la gente!”

¡Qué presente impresentable!, así con signos de exclamación y todo resumen la indignación de Quino, un hombre que no se encuentra ya en el planeta en que vive. ¿Y usted qué piensa?

Por ahora busque este libro de caricaturas que bien podaría ser un periódico, o un ensayo sobre este mundo postmoderno. ¡Qué presente impresentable!, así grita este libo de la editorial José Martí que podemos adquirir por ocho pesos en cualquier librería del país.

FEMICIDIOS EN GUATEMALA O MORIR A GOLPE LENTO

FEMICIDIOS EN GUATEMALA O MORIR A GOLPE LENTO

RANDY SABORIT MORA,
Corresponsal de Prensa Latina.
Cortesía para Isla al Sur.

Guatemala (PL) La muerte a golpes lentos de improperios y moretones, previa al segundo final de violencia superlativa mantiene en vilo a miles de mujeres en Guatemala, donde cada año asesinan a unas 700 por esa causa, la mayoría debido a conflictos intrafamiliares.

Cientos han perecido en 2012 en este país centroamericano, según datos del estatal Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), después de haber cargado el temor perpetuo de que un día sucumbirían ante las golpizas de homicidas ebrios, drogados o sobrios.

Con el propósito de intentar poner freno a la avalancha de decesos de este tipo, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) decidió crear un nuevo juzgado para procesar casos de femicidio y violencia contra las mujeres aquí.

Tal instancia judicial tendrá su sede en el Ministerio Público de esta capital y comenzará a funcionar a partir del próximo 5 de octubre, señala un acuerdo de la citada Corte divulgado a inicios de septiembre (2012).

Según la presidenta de la CSJ de Guatemala, Thelma Aldana, el objetivo es atender durante las 24 horas del día denuncias de féminas para que media docena de jueces puedan defenderlas y esclarecer los hechos.

Días antes, Aldana calificó de alarmante la situación provocada por actos criminales contra guatemaltecas.

"El caso del país es alarmante porque los datos reflejan que en muerte de mujeres solo México, El Salvador y Honduras nos llevan ventaja", admitió Aldana en una entrevista con el diario local Prensa Libre, difundida el 27 de agosto.

La fuente oficial reconoció que pese al alto índice de maltratos contra esposas, madres y jóvenes, esta nación cuenta con apenas 10 tribunales y salas especializadas para tales acciones delictivas.

En alusión a la Sala Especializada en Femicidio y Violencia contra la Mujer, inaugurada el 24 de agosto, comentó que tendrá la posibilidad de tratar los enjuiciamientos de este tipo en segunda instancia, en un país donde el 90 por ciento de lo procesado en un primer juicio llega a apelación.

Sobre las diferencias sustanciales al condenar sucesos violentos contra representantes de ambos sexos en Guatemala, ilustró que la herida en un ojo de un hombre en un bar es analizada por 101 juzgados ordinarios y la de una mujer en la casa por apenas 10.

ESTUDIOSA OPINA

La estudiosa del tema Patricia Castillo afirmó a Prensa Latina que durante el gobierno del presidente Otto Pérez Molina, iniciado en enero pasado, se ha restado apoyo a la institucionalidad orientada a la atención de la violencia contra las mujeres.

Sería importante reconocer, recomienda Castillo, el papel de la Comisión Nacional para la Prevención de la Violencia contra las Mujeres y asignarle los recursos ineludibles a fin de que cumpla con sus funciones.

A su juicio, resulta imprescindible ampliar las capacidades del Organismo Judicial para aplicar la justicia de manera pronta y efectiva en estos casos.

Es preciso que las instancias de gobierno dialoguen con las organizaciones femeninas, desde donde pueden salir propuestas más efectivas con relación a las medidas tomadas hasta la fecha, sugirió Castillo, quien cursa aquí una maestría en estudios de género y feminismo.

La también maestra en Políticas Públicas compartió el criterio de Aldana, la presidenta de la CSJ, sobre lo alarmante de la situación de las muertes violentas contra mujeres.

Aunque la mayoría de los femicidios, aclaró, se cometen contra las jóvenes de los sectores más empobrecidos del país, todas están en riesgo de perecer violentamente dados los niveles de inseguridad prevalecientes (39 homicidios por cada 100 mil habitantes, según el Ministerio Público).

“Nos causa alarma también la saña con la que se cometen estos actos, por eso son femicidios, porque reflejan una forma particularmente violenta de matarlas”, explicó la licenciada en Desarrollo Sostenible.

Referida al compromiso de Pérez Molina de reducir en 100 los femicidios este año, calificó como lamentable que la gravedad del dilema se tienda a reducir en cifras.

Aunque sea importante salvar a 100 mujeres, no puede considerarse un logro, sostuvo al tiempo que remarcó “es que no debería ser asesinada ninguna”.

En ese sentido convocó al gobierno guatemalteco a preguntarse: “¿cuántos casos esclarecerán? ¿Cuántos criminales irán a juicio y serán condenados? ¿Cuáles son las acciones de resarcimiento y atención a las familias de esas víctimas? ¿Cuáles son las medidas de prevención y educación hacia la sociedad?”

En su opinión, las decisiones debieran relacionar la seguridad democrática con el fortalecimiento del sistema de justicia, mediante el impulso de planes de prevención especialmente dentro de los sectores más vulnerados.

También es indispensable, remarcó, fortalecer las capacidades de investigación y de las fiscalías para que los responsables sean procesados y sentenciados.

Interrogada sobre el trasfondo cultural de este fenómeno, se refirió a la misoginia, al odio hacia ellas, la convicción del asesino de que sus cuerpos son violables, que se pueden matar y dañar.

Pese a que es un flagelo multicausal -y pudiera haber otros móviles detrás de cada crimen- influyen asimismo la exacerbación del machismo y el poder patriarcal de esta sociedad, acotó.

“En Guatemala aún nosotras somos consideradas inferiores respecto a los hombres, mientras se inculcan prejuicios y generalizan prácticas contra los cuerpos femeninos, sobre los cuales se ejerce poder y violencia”, concluyó Castillo.

CAIRO: "PATRIA, MÁXIMA EXPRESIÓN DE MADUREZ DEL PERIODISMO MARTIANO"

CAIRO: "PATRIA, MÁXIMA EXPRESIÓN DE MADUREZ DEL PERIODISMO MARTIANO"

 

A propósito de este 14 de marzo, Día de la Prensa Cubana y en homenaje siempre a Patria, de José Martí.

RANDY SABORIT MORA*,
Corresponsal de Prensa Latina,
Cortesía para Isla al Sur.
 
Guatemala, (PL) Entre las tantas líneas investigativas desarrolladas por la prestigiosa académica cubana Ana Cairo, está la vida y obra de José Martí, sobre quien ha aseverado que su labor en el periódico Patria es la máxima expresión de su madurez periodística.

A su juicio, no existe vinculación directa entre que el joven Pepe escribiera en su adolescencia en La Patria Libre (23 enero 1869) y que años más tarde fundara Patria (14 marzo de 1892).

“La Patria Libre es una típica publicación estudiantil que tiene un nombre relativo a los empleados para ese tipo de prensa hecha durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878). Martí es un político, y por eso, cada vez que pone un nombre está trabajando en coyunturas específicas.”

La también historiadora, precisó que cuando surge La Patria Libre, Martí es un aprendiz: “Quizás ese nombre no lo puso él, sino los amigos relacionados con el proyecto”.       

Con argumentos, típico en una investigadora seria, la Profesora Titular la Facultad de la bicentenaria Universidad de La Habana aporta criterios que ayudan a ver la Historia de manera compleja y no a la ligera.      

El diálogo con la Doctora en Ciencias Filológicas contribuye a romper esquemas y pensar sobre lo aprendido antes. Estas son algunas respuestas a interrogantes formuladas con respecto al semanario Patria, editado desde Nueva York, Estados Unidos, y dirigido, principalmente, a los cubanos de afuera y dentro del país caribeño.

-¿Por qué Patria y no La Independencia,

La Nación o El País como nombre

de aquel periódico?

“Porque Martí estaba buscando un periódico de consenso.  Patria es el nombre de máximo consenso político que puede encontrar. En un rotativo de consenso el sentimiento patrio constituye una unidad. Había, incluso, cubanos contrarios a la independencia que no se oponían a la idea de la patria.

“Hasta los que eran enemigos de la independencia se podían sentir cubanos. La nacionalidad tenía un grado de madurez y de experiencia de modo tal que usted podía encontrarse un cubano anexionista, autonomista, o integrista (corrientes ideológicas que predominaban en Cuba en el siglo XIX).

“Por ello Patria es la opción para encontrar un mecanismo de comunicación entre los cubanos. Es un objetivo político, muy en la línea de la estrategia del Partido Revolucionario Cubano  (PRC) que es no dejar ninguna posibilidad cerrada”.


 
-¿Por qué Martí nunca puso en el machón

del periódico que él era el Director?

“Porque no hacía falta. Sería focalizar demasiado determinados asuntos. Todo el mundo sabía que quien lo hacía era él. Por ende, ahí no se publicaba nada al azar”.


 
-¿Aquel semanario político  estaba

escrito de manera literaria?

“Patria es literario porque está diseñado por un escritor. Lo que hace literario a un periódico no es la intencionalidad, sino la ejecución: es el equipo de personas que lo hace. El periódico se elabora en la redacción, y también en la imprenta, donde todavía se hacen arreglos de último minuto”.

 
-¿Lo leído hoy en Patria le parece

acabado de salir de imprenta?

“La vigencia es relativa, tiene que ver con la recepción. O sea, somos los lectores quienes determinamos que tal asunto está vivo o no, y esa es una lectura otra. Considero que Martí hizo un periódico de máxima actualidad para su tiempo. Hay aspectos que están vigentes y otros son coyunturales”.
 


-¿Cree que recreó conceptos aplicados en el

periodismo estadounidense de entonces?

“Ningún periodista puede copiar, sino reestructurar y funcionar de acuerdo con lo que el tipo de periodismo de la época haga. Estamos hablando de un profesional, no de un improvisado. Hacemos referencia a un hombre que tiene una historia en el periodismo, y por tanto, hace un periódico ajustado a su entorno.

“Además, es una publicación que tenía que abrirse un espacio. Patria no era el órgano del PRC, era uno de los rotativos de ese partido”.


 
-¿Qué significado le atribuye a que el

trascendental concepto de “patria

es humanidad” esté publicado en el

último Patria que Martí dirige

en Nueva York el

26 de enero de 1895?

“No creo que fuera una decisión pensada. Hay que ver donde está esa frase, en una de las notas, de la sección “En Casa”, dedicada a la Revista Literaria Dominicense, que surgía en la oriental ciudad de Santiago de Cuba. Esa columna es la miscelánea, el quehacer de la emigración cubana durante la semana.

“Martí para explicar por qué él se interesa por la Revista Dominicense da una definición de patria. Nosotros hoy podemos leerla de otra manera. Sacar la idea de patria hay que leerla en su entorno natural: está en un párrafo de una reseña de Patria”.

“Esa visión Martí la tenía desde muchos años antes. Creía que patria era humanidad desde que padeció el presidio político (1869-1870), cuando habla de la “república universal”. Para Martí lo particular y lo general tienen relación. Él mismo puedo ser cubano y mexicano, y lo demostró en México. Cubano y venezolano, cubano y guatemalteco. 

“Ahora bien, el hecho de que lo haya escrito aquel 26 de enero de 1895, en el último número de Patria  que dirige desde Nueva York, fue una casualidad.  La casualidad también existe.”


 
-¿Considera que Patria fue la consagración

del periodismo martiano?

“Patria es la máxima expresión de madurez del periodismo martiano. Si hubiera vivido un poco más habría escrito un periódico en la manigua (campos de Isla donde los cubanos combatían por su independencia frente a las fuerzas españolas).

“Martí fue el director de aquel semanario hasta mayo de 1895. Hay que ver las instrucciones que da, mediante cartas, desde Haití, República Dominicana y Cuba a Gonzalo de  Quesada, encargado de sacar la publicación en Nueva York.

“El Maestro ve con la imaginación, es un periodista profesional desde los tiempos de México (desde 1875, cuando con 22 años comienza a escribir diariamente artículos diversos para la Revista Universal de ese país latinoamericano).

“Además, el periodista trabajaba con un equipo desde el año 1892, incluso con algunos antes de la creación de Patria. Por esas razones podía hacer indicaciones y cada miembro del grupo sabía lo que debía hacer. Él siguió siendo el director: ausente o presente siempre fue él.”


 
-Usted ha planteado que la república

de Martí murió con él… ¿y Patria?

“Por supuesto que Patria murió con Martí el 19 de mayo de 1895. Después vendrán otros Patria. Hay uno de Enrique José Varona, otro de Eduardo Yero. Hay varios Patria, pero el Patria de Martí se fue con él.”
 
*Versión hecha por el corresponsal de Prensa Latina en Guatemala a una entrevista realizada a Ana Cairo el 27 de marzo de 2006 para su tesis de licenciatura “Patria: a tiempo y en tiempo. Acercamiento a la orientación editorial de un periódico fundador (1892-1895).”

 

JORGE OLLER OLLER A TRAVÉS DEL LENTE AMIGO

JORGE OLLER OLLER A TRAVÉS DEL LENTE AMIGO

MAITE GONZÁLEZ MARTÍNEZ,
Periodista de Radio Habana Cuba,
Cortesía para Isla al Sur.

En mi viaje detectivesco por la historia del fotoperiodismo en Cuba y de una de sus grandes figuras, entrevisté a múltiples amantes de la profesión. Desiguales en épocas, edades, especializados en la materia, o a veces empíricos, todos ellos, desde diferentes enfoques y lenguajes, supieron brindarme una imagen de lo que fue y es hoy Jorge Oller Oller.

Muchas veces escuché que es un artista del lente, por supuesto que lo es. Pero ante todo es un magnífico fotorreportero que supo inmortalizar el proceso revolucionario cubano desde su inicio.

En uno de mis tantos encuentros con Oller le presenté las razones de por qué su obra y labor profesional atrapaban el sentido de mi trabajo. Él, muy serio, solo me respondió: “No merezco ese honor por el simple hecho de estar en el momento y en el lugar indicado a la hora de tomar `algunas´ buenas fotos”.

…en la modestia y la humildad…

“Así mismo es él; muy modesto. Esa es una frase humilde con la cual muchos fotógrafos a veces coinciden, pero yo pienso que no necesariamente estar en el lugar y en el momento apropiado te hace fabricar una buena foto, depende mucho de tu individualidad, de tu propia cultura…; depende de tu mirada, tu corazón y el empeño que pongas. Oller presenta todos esos atributos y más” (René Massola, Fotoperiodista del periódico Trabajadores).

“Si lo tengo que criticar diría que era muy modesto e introvertido, no le gustaba hablar de sí mismo y eso impedía el acercamiento hacia él, pero no de él hacia las personas. Es por eso que sabía agrupar a todos alrededor suyo. Para Oller todo el mundo era bueno. Eso cuesta trabajo creerlo, porque las personas tienen sus individualidades, pero bueno, todos estábamos por la misma causa revolucionaria” (Miguel Viñas, Jefe del Departamento de Fotografía de Prensa Latina en su fundación. Coincidió en el período laboral de Oller).

“Jorge Oller tiene la rara virtud de la modestia. Es una modestia casi visceral, interna, convencida y practicada como un acto mismo de vida: respirar, caminar, hablar. Esa, que es una gran virtud, por momentos pienso que se vuelve su terca opositora y quizás a ello se deba que entre los más nuevos de la profesión, Oller se va desdibujando a fuerza de que rara vez cuenta o se cuentan sus historias. Sí, porque de eso peca: de no hablar de sí mismo. Mientras que algunos lo hacen en alharaca y montan y desmontan coberturas e instantáneas arrebatadas a determinados personajes, las aventuras de Oller en el periodismo se conocen más por sus amigos que por él mismo” (Iraida Calzadilla, Periodista y profesora de FCOM).

Como padre…

“De Jorge Oller hay que hablar en sus distintas facetas: como ser humano, amigo, padre, hombre y profesional. En una ocasión, estando los dos en Chile en un recorrido con Fidel, me di cuenta que me había quedado solo con todos los dirigentes chilenos y cubanos. De pronto me vi que el transporte encargado de trasladar a los fotógrafos, y que siempre iba delante de la comitiva, estaba a punto de irse hacia el otro sitio planificado. Corrí como un demonio, y del camión, ya en marcha, surgió una mano que me ayudó a subir, era la de Jorge Oller. Me demostró que no se podía estar hasta el último momento en una escena cuando existía la amenaza de perder la próxima. Esa, para mí, fue una enseñanza salomónica; Como un padre enseña a un hijo, aunque él preferiría que lo considerara mi hermano mayor, porque si digo que es mi padre lo envejezco. El siempre veló por mí. Los consejos que me faltaron de mi padre, por estar enfermo, los recibí de él” (Pablo Pildaín, Fotoperiodista de Prensa Latina. Coincidió en el período laboral de Oller).

“Es un hombre muy humano, una gente muy sensible, es amigo de las personas, se preocupaba por el trabajo de todos. Estas son cualidades que todos veíamos en él y que era importante poseerlas en aquellos momentos donde se era partícipe de la Revolución. Marchar por las calles, el trabajo voluntario, el camión, todas esas cosas te hacían compenetrarte con la gente y ese era Oller. Yo no sé quién es más viejo, creo que él, pero siempre se comportó como un padre para todos” (Miguel Viñas).

Como maestro…

“Enseñar sobre el arte de la fotografía a los nuevos retoños, que llegaban a su ‘escuela’, formaba parte de su rutina. No le importaba mostrar todo lo que sabía. Hoy día, profesionales del gremio, confiesan que esa actitud se ha perdido sólo por el temor de que unos puedan aventajar a otros. Recuerdo una vez que me hizo una evaluación, cuando se celebró la primera reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad. Estábamos mirando las fotos que habíamos tirado, yo por Prensa Latina, y él por Hoy. Oller miró todo su royo, miró todo el mío, y me dijo: “Pablito, has tirado lo mismo que yo tiré”. Óigame…, que el profesor dijera que estaba llegando a su altura son cosas que no se olvidan (Pablo Pildaín).

“En todo momento se preocupó por las nuevas canteras de jóvenes que venían naciendo. Siempre les señalaba como podían hacer mejor las cosas desde el punto de vista de la composición fotográfica. Incluso, hasta orientaba y daba consejos de índole personal” [Pablo Pildaín (hijo) Fotorreportero].

Como colega…

“El gallego, desde mi punto de vista, es un buen fotógrafo de prensa, que tiene un sentido real de lo que es noticia y de lo que es el compañerismo. Nosotros hicimos un buen equipo. Muchas veces nos ayudábamos a trabajar en el laboratorio; yo imprimía y él revelaba, o viceversa. A veces él venía de los viajes y yo le esperaba con el cuarto oscuro preparado, con el revelador listo, aunque el periódico no estuviera trabajando. Eso también lo hacía conmigo. Éramos el aceite y el vinagre que no le puede faltar a ninguna ensalada, y así nos fue muy bien” (Liborio Noval, Fotoperiodista).

“Trabajar con Oller era muy fácil. Cuando uno le comentaba la tarea que quería hacer y él podía mejorarla siempre haciendo propuestas correctas. Cuando yo me iniciaba como periodista, él era un fotógrafo de mucha experiencia al que mandaban a realizar trabajos complejos, sin embargo, como novato tuve la suerte de trabajar juntos en varias ocasiones y para mí fueron momentos muy importantes (Frank Guiral, periodista de Prensa Latina. Coincidió en el período laboral de Oller).

“Es un gran amigo y colega. Se destaca por su preparación técnica, profesionalismo, humildad y disciplina. Siempre ha sido muy reservado, cumplidor del deber. Es todo un caballero” (Jorge Valiente, Fotoperiodista del Diario Granma. Coincidió en el período laboral de Oller)

Como profesional…

“Es una enciclopedia de la fotografía cubana. En su trabajo siempre se preocupó mucho por el detalle. Era uno de los mejores haciendo empates en los tiempos en que la fotografía era impresa y había que rasgarla. Era increíble haciendo cosas con el tacto” [Pablo Pildaín (hijo)].

“Formidable, un fotógrafo de calidad, muy serio, muy respetuoso, se brindaba siempre para todo. Cuando hablaba con alguien parecía estarlo retratando. Siempre miraba las cosas desde el punto de vista gráfico” (Roberto Morejón Fotoperiodista de Prensa Latina. Coincidió en el período laboral de Oller).

“Oller no era de esos fotógrafos que corría, pero cuando sacaba una foto…, era una foto: te daba la imagen, la noticia de lo que se necesitaba en ese momento. Su visión de fotoperiodismo era única y tenía mucha confianza en sí. Existe una anécdota de cuando se iniciaron las relaciones con Chile. Él estaba en el Palacio de la Moneda y no tenía acceso a Fidel por la cantidad de personas que lo rodeaban. ¿Qué hizo? A través de un espejo, con forma de moneda, captó una foto espectacular. ¿Y tú te crees que eso se aprende?, puedes pasar por la universidad, sí, pero si no eres capaz de aprovechar el momento de sacar la foto, te vuelves uno más del montón (Miguel Viñas).

“Y es que, hay que decirlo en alto, Oller siempre tuvo habilidad y sexto sentido para captar una imagen en el momento justo en que podía informar, ‘decirle’ algo al receptor. Y en otras, las imágenes se volvieron puro arte en una intencionalidad humana y comprometida que desbordaba cualquier acto de encasillamiento” (Iraida Calzadilla).

Como esposo y compañero de vida…

“Él ha sido compañero, amigo, y como él mismo dice, mí psicólogo durante cuarenta y cuatro años. He sido muy feliz, como no pensé nunca en mi vida. Me dio un matrimonio seguro y sólido.

“Como trabajador, siempre ha sido muy dedicado a su profesión: eso lo dejó bien claro desde el primer día en que nos conocimos. Siempre le respeté sus criterios y sus deseos de trabajar, y esto nunca fue un motivo de discusión.

“Como amigo es muy fiel, siempre trata de ayudar cuando necesitan de él con todo su conocimiento y empeño. ¡Lo admiro, lo admiro, y que no me oiga!” (Caridad Gómez, la esposa).

No ha sido fácil, aunque muy gratificante, compendiar las diversas opiniones sobre este maestro del lente. Adentrarnos en la obra de este hombre, a quien la vida le dio el don de “la mirada fotográfica”, nos demostró que todo cuanto captaba su lente llevaba plasmando “el sello Oller”: su humanismo y sencillez.

Él siempre ha dicho que es un fotógrafo feliz, sus amigos y en especial Iraida Calzadilla, coinciden en que ahí radica su profunda filosofía de vida: “Enamorarse de todo lo que se hace. Ser fiel a su propia conducta y asunción de la vida”.


 

UN NUEVO RETRATO PARA MADAME BOVARY

UN NUEVO RETRATO PARA MADAME BOVARY

Las librerías de La Habana se inundan de libros usados como parte de un plan por devolver a la circulación ejemplares publicados en nuestro país años atrás. Madame Bovary, del francés Gustave Flaubert, novela publicada por Ediciones Huracán en 1986, vuelve al público cubano como uno de estos ejemplares.

JUSTO PLANAS CABREJA,
Periodista cubano.
Cortesía para Isla al Sur.

Si Gustave Flaubert rescribiera Madame Bovary, esta Bovary del siglo XXI se abría suicidado nuevamente. Con los escritores clásicos ocurre así, tienen mano para escribir personajes eternos. Un arma de doble filo, filo para cortar cabezas, y el otro como para cortarse la cabeza. Desvestir la realidad es denunciarla, pero ¡ay! La hicieron ciega y siempre tropieza con la misma piedra.

Claro, hay sus pequeñas diferencias. Esta vez, Madame Bovary no sería francesa, tal vez, una norteamericana de clase media que se llamaría Susan Smith. Mistress Smith no tendría paciencia ni tiempo para leerse una biblioteca de novelas rosa como Madame Bovary, así son las cursis hoy en día. En cambio, el cine de Hollywood le vendría como anillo al dedo. La afeminada aristocracia y su vizconde, que una vez deslumbrara a Emma Bovary tan solo por unos instantes, como un sueño que surca la vida; todos, los cambiaría Mistress Smith por fama. (La fama parece hoy el mejor modo de llegar a ser Dios: rico y poderoso; además la mayoría de los vizcondes están arruinados.)

Por un lado tenemos una francesa con ínfulas de aristócrata que sueña, tal vez, con un baile en palacio; por otro, una norteamericana que sigue desde Internet la vida del Star Sistem y aspira a llegar a la cama de Brad Pitt; solo nos falta un Charles. Los Charles aparecen por equivocación en la historia de las Emmas. Ellos se enamoran y se casan, ellas creen que pueden sobrevivir con pura sugestión. No, Charles no era como el vizconde y Emma lo descubrió rápidamente. El Charles del siglo XXI parecería, igual, un adorno más de la casa. Hecho para la rutina, las emociones tenues, el amor sereno; hecho a su hogar y a su mesa, y a la monotonía.

Entonces para Emma el adulterio se vuelve una opción; tal vez, para Susan, el divorcio. Pero las Susans necesitan de las apariencias, necesitan volver a casarse, y de Charles está lleno el camino del matrimonio. Los amantes son, en cambio, caballeros andantes desechables, y también, una gota que destruye la copa. La muerte se presenta para las Emmas como el único modo de evadir la fatua realidad. Pero si usted leyó la novela puede decirme que Emma no se suicida precisamente de decepción sino debido a las deudas: siempre pensé que cuando Emma firmó el primer pagaré ya estaba moribunda.

Pero vamos a dejarle moribunda por unos instantes, acompañada de médicos, de un boticario (que merece él solo una novela), su hija, su sirvienta y Charles. Alejémonos lentamente del pueblo de Yonville, rural, sucio, ¡mediocre!, y vamos donde Flaubert.

Es marzo de 1956, así que está a punto de concluir la novela. Pasa el día como desde que comenzó a escribirla en 1951, caminando por su jardín, escribe: lee que lee. Le ha dedicado horas infinitas tan solo a una oración, no quiere que se le escape el romanticismo por la pluma, cualquier arranque de emoción puede manchar el estilo. “¡que sea real –parece pensar- como si viviera!”. Y estuvo viva Emma en realidad. Dicen que se llamaba Delamare, que Flaubert salió a investigar su suicidio para inmortalizarla.

Solo quedan pocos minutos antes de que muera Madame Bovary. Jamás podría imaginar que no es el cianuro sino Flaubert quien la mata. Había que hacerlo. Esos deseos de trascender la realidad tan propios del romanticismo no pueden realizarse. Son como el fuego, que ilumina, pero que si se toca, quema, o mata... Ha muerto Emma, pero no termina la novela, quedan algunas páginas más para contar qué será de los personajes.

De cualquier forma las páginas de los libros inmortales son infinitas. Emma nunca muere, es eterna. Vienen las Mistress Smith que mueren de soledad, de desilusión. Pero, ¡silencio de una vez!, porque a Emma ya la entierran y parece como si Charles se fueran con ella, bajo tierra.

 

SI LA SOLEDAD TE INQUIETA EL ALMA…

SI LA SOLEDAD TE INQUIETA EL ALMA…

Acerca de Luz Roja, tercera historia del largometraje Tres veces dos.

YOHANA LEZCANO LAVANDERA,
Periodista de Bohemia.
Cortesía para Isla al Sur.

“Yo voy solo entre la gente/ que me mira indiferente/… Solo como un perro callejero/ como barca sin velero/… Solo con mi soledad…” Este fragmento de canción lo tarareaban nuestros padres y abuelos hace aproximadamente cuatro décadas. Y es que el tema de la soledad ha acompañado al ser humano como parte indisoluble de su devenir. El estar o sentirse solo es una condición que no prescribe, que no envejece, que se hace testigo perenne en la esencia del ser y el sentir de la humanidad. Una vez más la soledad es motivo para reflejar los sentimientos de los hombres, y en esta ocasión, entra a desempeñar un rol central en la cinematografía cubana con Esteban Insausti y su Luz Roja, tercera historia del cortometraje Tres veces dos, estrenado en 2004 en las salas de cine de La Habana.    

“A toda la gente sola” está dedicado este corto inserto dentro de una película cuyo método de producción se diferenció de las restantes obras fílmicas cubanas realizadas hasta ese entonces. Tres veces dos tenía la frescura de mentes jóvenes con deseos de hacer un audiovisual que rompiera con estructuras preestablecidas y que utilizara técnicas novedosas sin necesidad de grandes presupuestos. 

El material, integrado además por las historias Flash y Lila, muestra una nueva forma de mirar la realidad descubriendo sus múltiples aristas, y como tal, representa fielmente ese espíritu mayor que se respira en todos los trabajos que han integrado las distintas ediciones de la Muestra Nacional de Nuevos Realizadores.

Quizás esa conjunción de realizadores de corta edad, pero con ambiciones inmensas, junto con el riesgo de adoptar nuevas estructuras en el afán de mostrar fantasías, tristezas, así como lo más íntimo de la sexualidad humana, le sirvió a Tres veces dos para obtener en 2004 el Premio al Mejor Filme Extranjero de Ficción en el VII Festival Ícaro, de Cine y Video Centroamericano; el Zenit de Plata a la Mejor Ópera Prima del 28 Festival des film du monde en Montreal; o el Premio a la Mejor Película Extranjera en el Festival Internacional Iberoamericano de Cine de Guatemala, entre otras condecoraciones.

¿Qué es la soledad?, es la interrogante que presenta el corto escrito por Xenia Rivery y Esteban Insausti sin ánimo de respuesta directa, sino más bien de reflexión. Bajo este pretexto van a entrar a escena dos personajes que, en un primer momento, desarrollarán sus historias de modo simultáneo pero separados; sin embargo, el espectador siente que sus destinos se unirán en cualquier momento.

Ambos personajes, interpretados acertadamente por Zulema Clares y Alexis Díaz de Villegas, son dos profesionales que la sociedad tiene, en apariencia, como seres alejados de los más agudos problemas terrenales, desprovistos de las carencias emocionales más comunes a todos los hombres. Y es que aunque el uno sea psicólogo y la otra locutora, ese simple hecho no los deja exentos de compartir los sufrimientos y los vacíos que experimentamos todos los seres humanos.

O sea, la función social de un psicólogo y una locutora radial radica en que sean capaces de transmitir seguridad a la gente, que puedan ayudar a sus pacientes y oyentes, respectivamente, a salir de trances emocionales, a controlar sus angustias y problemas sentimentales. No obstante -y es una tesis fuerte que defiende el corto- tal vez por ironías de la vida, esas personalidades públicas, aunque tienen contacto con tantas personas, no escapan de la soledad.

Esta idea alcanza su máxima expresión en el modo insistente en el que Eugenia, la locutora ciega, exhorta a su público a llamar al programa: “Comunícate, no lo dejes para otro día, aprovecha la oportunidad de ser feliz hoy, o al menos inténtalo. Yo estaré esperando por tu comentario. No pienses más, yo estoy aquí para complacerte… todavía estoy aquí”.

Para ello, la actriz utiliza su voz de un modo pausado, dejando en el fondo un apreciable dolor. La mirada triste y conmovedora, excelentemente captada por la cámara, da al traste con esa desesperación que lleva a su personaje a inventar nombres de radioescuchas que se comunican con ella. Su comportamiento denota una ausencia que está tratando constantemente de suplir, casi en forma de súplica. Eugenia le proporciona frases esperanzadoras a quien la está oyendo, frases que ella misma no cree, o por lo menos, no vive: “Siempre, siempre habrá alguien allá afuera esperando por ti”.

Para colmo de los males, la única persona que la llama destruye el último hálito de fe que pudiera conservar la locutora. La señora que está al teléfono le dice: “No hay nadie que haga por mí. En este mundo ya no me queda ni quien me llore, se me van acabando las ganas de vivir.”

Complementándose con este conflicto, aparece simultáneamente el caso del psicólogo, quien, frente a los problemas que vienen a contarle sus pacientes, mantiene una actitud retraída y ensimismada, al punto de que una de las mujeres que van a su consulta advierte que este hombre se masturba, “y mucho”, situación ante la cual le aconseja que debe cambiar su vida urgentemente, pues “está muy mal”. 

Frente todas las desdichas de sus pacientes, utilizadas para ilustrar otros tormentos del alma y la mente humanas, y de paso, ayudar en la caracterización del personaje principal; la solución más sencilla, desde la óptica médica, es la prescripción de Meprobamato; pero más allá de esa salida palpable, se vislumbra otra idea que quiere enunciar el corto: ¿qué hacer realmente ante las miserias espirituales?, ¿cómo lidiar con la soledad?

Por lo tanto, el doctor Ramiro Ferrera también muestra un cuadro infeliz, caracterizado por fantasías eróticas con su enfermera, quien, percatándose del hecho, no duda en provocarlo para burlarse de él y reírsele en su cara.
Así, dos personas desdichadas y solas se encuentran, bajo la lluvia, en el carro del doctor, y comparten algunas palabras mientras hay un tranque automovilístico provocado porque el semáforo se detuvo en la luz roja.

En el diálogo, que más que de frases pronunciadas, es de ensoñaciones sexuales mutuas, se ponen en evidencia esos deseos frustrados que tienen ambos protagonistas. En esa secuencia se comparten las ansias  -nunca dichas- de amor y de apetitos carnales.

El crítico Joel del Río condensa las ideas anteriores refiriendo que los personajes de esta historia son seres “solitarios hasta el ascetismo, víctimas del desengaño, o de la búsqueda y la espera infructuosas”, que “…se muestran incapacitados para verificar el acercamiento, y no logran aniquilar las múltiples barreras que les impiden extender la mano y sentir otra piel anhelante y a la expectativa”.

Durante el desarrollo de este producto comunicativo, sus realizadores logran engañar a los espectadores por momentos, pues los elementos estéticos y narrativos están tan bien engarzados, que el público cae en la trampa de creer que, finalmente, los dos cuerpos se juntaron en la confluencia de sus deseos. Pero todo es una alucinación…. y qué suerte que así haya sido, pues atribuye un carácter más verosímil y genuino a la historia, le da fortaleza a la caracterización de estos dos seres de naturaleza tímida, incapaces de mostrar sus sentimientos a sus semejantes: “A veces te parece que la gente no te ve  a ti…, pero luego te acostumbras”, diría Eugenia en su diálogo con Ramiro.

El parlamento citado anteriormente en boca de la locutora quizás muestra las claves de un elemento utilizado como comienzo de la historia y final de la misma: la masturbación, la cual parece estar supliendo aquello que no se encuentra en otra persona. Frente al hecho de no tener quien los gratifique sexual y emocionalmente, y más que eso, creyendo tal vez que no necesitan de nadie más que de ellos mismos; se recurre a la autosatisfacción física como otra cara más de la soledad.

De esta manera, mediante la repetición de algunas secuencias, de códigos sonoros y elementos simbólicos bastante semejantes, pero de ninguna manera idénticos; el desenlace desesperanzador, aunque abierto quizás a quien prefiera soñar con otros encuentros entre los protagonistas, expresa nuevamente el punto inicial del corto. El final de Luz Roja vuelve a mostrar la misma situación con la que comenzó, pero esta vez se ha producido un cambio: aunque los personajes continúen masturbándose solitariamente, existe en sus subconscientes la experiencia de haber conocido a alguien y haberse entregado a él en una aventura onírica intensa. 

En el cuento de Insausti, como él mismo prefiere llamarlo, están muy bien utilizados los códigos visuales. Por ejemplo, la obra está contada con colores oscuros, opacos, tristes, fríos, lo que concuerda con los estados de ánimos de los protagonistas y con otro símbolo que va a interactuar también en el decursar de la historia: la lluvia.     

Debido a ese aguacero torrencial, funcionando como detonante, es que el doctor, luego de que perdió la oportunidad de recoger a la enfermera de sus ensueños, invita a pasar a la locutora ciega a su auto, quien se muestra necesitada de ayuda para guarecerse. 

El efecto de desesperación y confusión que causa en las calles la caída de la lluvia, y la ilustración de la gente corriendo de un lugar a otro para resguardarse, están en correspondencia directa con las situaciones internas que atraviesan los personajes (en este momento se demuestra la pericia de técnicos y director para condensar en pocas imágenes, el significado mayor que se quiere transmitir, un ejemplo de ello es la imagen de muchos pies salpicando apresuradamente el agua que está en la calle, o cuando se muestran los carros parados con las luces encendidas y la lluvia que se cuela entre la sombra de esas luces).

En cuanto a los espacios, buena parte del corto se desarrolla en los lugares de trabajo de ambos protagonistas, y pese a que en la realidad ambos sitios deben estar bastante iluminados, se representan muy oscuros y con poca cantidad de objetos, lo cual da coherencia a la intención de los realizadores de mostrar ese estado de tristeza y melancolía.

Estas locaciones interiores logran una mayor carga dramática por la utilización de diversos planos. En el caso de la consulta en el hospital, se utiliza un picado sobre el protagonista, enfatizando en el modo en que mueve los dedos hasta llegar a un detalle sobre los mismos. Precisamente, en los momentos en los que Eugenia se encuentra en la cabina de radio, se utiliza muchísimo el plano de detalle para ilustrar más minuciosamente las expresiones de su rostro y de sus manos. 

Pero el espacio fundamental utilizado en el corto es el interior del carro de Ramiro en la secuencia clímax. Quizás sea esta parte, y la de las ensoñaciones, en las que más se compruebe la utilización de ese contraste entre luces y sombras que presenta de manera general esta obra de Insausti.

En otros momentos se brindan vistas aéreas de las calles de La Habana, sobre todo cuando se quiere resaltar la presencia de la lluvia. Otros espacios destacados los constituyen las casas de los personajes, utilizados para contextualizar el sitio donde ocurren las masturbaciones.

Del lugar donde vive la locutora solo resalta un sofá negro (en el cual se “autocomplace sexualmente”) con una alfombra a los pies y, al final del corto, un televisor que muestra un parte meteorológico como indicio de que continuará la tormenta y, por ende, la penosa situación de la mujer ciega.

Por otro lado, la residencia del psicólogo sobresale por una gran pared de cristal sobre la cual se masturba con la ciudad a sus pies. El crítico y ensayista Víctor Fowler Calzada, interpreta de esta acción que la actitud del médico está dada “como una acusación o venganza”, teniendo como fondo la bella imagen de La Habana, como un desafío ante la incomprensión de su sociedad.

Comparto las ideas de Fowler Calzada, fundamentalmente las que defienden que la elección de las casas de los protagonistas no es gratuita, “pues conduce a establecer una oposición clasista entre los protagonistas; el médico, del magnífico apartamento, perteneciente a una presunta ‘clase media alta’ cubana; en tanto ella, que vive en la barriada de Centro Habana, ubicada en una zona popular, propia de las ‘clases bajas’ ”.

Efectivamente, los lugares se muestran como contraposición simbólica entre los diferentes estatus de la sociedad cubana, lo que da más fortaleza a la esencia de esta producción audiovisual, la cual nos está explicando con imágenes que sin importar posicionamiento económico o lugar de residencia, la soledad toca a la puerta de todas las almas incomprendidas o rechazadas.

Otro detalle alegórico lo constituye el hecho de que la protagonista viva cerca de la intersección de las calles Vapor y Soledad, donde precisamente se produce la despedida de esos dos solitarios, dejando abierta la posibilidad de verse otra vez en el mismo semáforo cuando esté la luz roja. El nombre de esas calles constituye la síntesis de los pensamientos y emociones de los personajes principales.

Esta obra de Insausti se distingue por su excelente apropiación de los códigos estéticos del video clip. El muy bien logrado diseño de presentación constituye una muestra más que fehaciente de ello. Resaltando íconos como el cielo y las nubes en una tormenta, la recurrencia en la aparición de semáforos que culminan en una luz roja, la explicitación de las calles Soledad y Vapor y las alusiones constantes a La Habana, así como una sucesión muy rápida de imágenes que dan la sensación de locura e inestabilidad; la presentación de Luz Roja regala elementos audiovisuales prestos a adelantar una pequeña parte del contenido de la trama, como un gancho al público que lo lleve a imaginarse cientos de hipótesis en el desarrollo del conflicto.

Quizás la escena más “mística” de este producto comunicativo -también adelantada en la presentación-, es en la que confluyen los pensamientos sexuales de ambos protagonistas. Considero que ese erotismo onírico logró, como pocas veces en el tema, que el lenguaje del cuerpo y el ambiente en que está inserto el cuadro dramático, expresaran majestuosamente el éxtasis de los personajes en un diálogo también con la incomprensión y aislamiento de los cuales son víctimas (siempre hay que tener en cuenta que, aunque la primera impresión es que esto ocurre realmente, luego el espectador se percata de que todo es un producto de la imaginación de los personajes).

Acudo nuevamente a la opinión de Fowler Calzada al expresar que en esa “escena bellamente fotografiada y editada”, “el encuentro de los cuerpos toca unos extremos de atrevimiento visual quizás nunca alcanzado antes por el cine cubano”. Y no lo hace sin una explicación, todo lo contrario, el corto necesita, urge de esa representación sexual para expresar su esencia. La historia requiere la graficación de ese apetito libidinoso que devora a esos seres por no poder materializarlo, ante el impedimento de convertirse en verdaderos amantes. Justamente, eso que decimos en palabras, lo muestra la gestualidad espléndidamente coreografiada, unido a ese escenario gris, repleto de agua, con la sola presencia de un banco o conjunto de sillas que dan la impresión de algo viejo o roto. Maravilloso logro el de esta escena y un aplauso para los actores que supieron hallar el justo medio para su representación.  

También en las alucinaciones de ambos protagonistas se observa el uso de la estética del video clip, pues se distinguen elementos simbólicos evidenciados en la escenografía a través de cortes muy rápidos que dan esa sensación de estar en un mundo irreal.

En las ensoñaciones de Ramiro se presenta un anciano sentado en un banco y la enfermera como variable constante en lo que se identifica como las ruinas del hospital donde trabaja, y allí, está el psicólogo, acostado en una camilla, atado con una fibras blancas, las mismas que envuelven a una mujer embarazada que se erige como figura fundamental en las fantasías de Eugenia, matizadas de niebla y misterio, en las cuales también aparece una niña caminando hacia una puerta como un destino final.

En un derroche de inteligencia y sensibilidad, Alejandro Pérez, encargado de la fotografía de Luz Roja, hace un uso efectivo de los planos cerrados para mostrar de un modo más emotivo la intención marcada en los rostros de los actores (esto se puede comprobar, por ejemplo, en el acercamiento a las caras de los pacientes del doctor, o en la fotografía toda de la secuencia clímax. Asimismo, se persigue el objetivo de comenzar a descubrir la invidencia de Eugenia cuando va subiendo las escaleras, agarrada del pasamano, y la cámara capta insistentemente su mano. También se refleja lo dicho anteriormente en la marcada sensualidad del momento en el cual la locutora se sube al carro y se encuadran sus piernas como muestra de la dirección de la mirada del médico).

Por otro lado, si de clasificaciones se habla, Víctor Fowler Calzada entiende que “tanto los encuadres sobre el rostro del psicólogo, mientras escucha los problemas de sus pacientes, como la voz exageradamente angustiada de la locutora, otorgan al conjunto un aire cercano a la parodia del código melodramático en el que se mueve la historia. Sin embargo, esta parodia da mayor dramatismo al secreto que guardan ambas vidas.”

Por su parte, Joel del Río entiende que Luz Roja “opta por la cuerda del drama erótico y onírico, e incluso de la tragedia con conflicto sugerido y nunca expuesto del todo, para así naturalizar la expresión del deseo sexual explosivo, que vive reprimiéndose debido a la coacción de circunstancias adversas, de incapacidades y prejuicios individuales”. Y añade el crítico: “Pero Esteban Insausti no se quedó en la puesta en escena de un sueño ardiente, sino que además se atrevió a sugerirnos todo el portento de comunidades, plenitudes y eclosiones que asisten a quienes no temen hablar, tocarse, entregarse”.

Puesta en función de sugerir ese “portento de plenitudes”, la banda sonora en este corto también ocupa un lugar preponderante. Así, los ruidos están perfectamente representados, por ejemplo en el sonido de la lluvia al caer que realiza una función ambientadora y simbólica; o en el ruido del claxon de los carros en el tranque.

El uso de la voz contribuye al conocimiento de los rasgos de los personajes, además de que pone en evidencia sus conflictos y estados de ánimo. En cuanto a esto hay que destacar la funcionalidad del timbre de voz de Díaz de Villegas, pues ofrece esa masculinidad destacada por la propia Eugenia cuando ambos personajes se están reconociendo en la escena del interior del auto de Ramiro.

La música de X Alfonso pretende adentrar al espectador en los conflictos que expone el guión y refuerza esa efervescencia sentimental de los protagonistas. Es necesario destacar que en las alucinaciones se establece, gracias a la música -entre otros factores-, un clima más tenso como representación de esos raros productos imaginativos.

Insausti también emplea otros recursos como la aceleración del tiempo en los momentos en que aparece una vista aérea con varios carros transitando por la calle, pero además utiliza el ralenti o cámara lenta en situaciones puntuales, como los pasos en el agua, para alargar el tiempo cinematográfico con fines dramáticos. Ello, unido a una buena edición que permite obtener el llamado raccord y una buena disposición de los cortes, hacen de este audiovisual una excelente muestra de lo que es capaz de hacer el cine joven cubano.

Todo lo analizado anteriormente le valió a Tres veces dos para obtener los premios Caracol 2004 a la Mejor Banda Sonora, Mejor Edición, Mejor Fotografía y Mejor Dirección de Arte; la condición de Mejor Ficción en la III Muestra de Nuevos Realizadores y la selección dentro de los 10 filmes más significativos exhibidos en Cuba durante el año 2004.

Para Joel del Río, Tres veces dos, película “distinta y sugestiva”, que recrea “la tristeza como estado de ánimo, la inutilidad y la impotencia como conflicto, y la desesperanza o la resignación como desenlace”; “está hecha para quienes entienden que el cine puede ser también susurro inquietante, retrato melancólico, brumoso y enigmático sobre los estados del alma, ascenso a verdades humanas esenciales e inmanentes”.

Luz Roja está anclada en la vida contemporánea y es reflejo de los conflictos reales de las sociedades modernas, incluso, trascendiendo los límites espaciales de la ciudad de La Habana.

La incomunicación, el aislamiento, los prejuicios, las carencias afectivas, la soledad…, son asuntos universales que reflejan diversos modos de vida frente a los dilemas que impone la coexistencia entre los seres humanos siempre sujeta a las diferentes situaciones que el destino depara para unos, y no para otros, en esta suerte de desequilibrio en el cual está implicada la existencia humana con sus aciertos y flaquezas….

Sirva Luz Roja, de Esteban Insausti para mirar hacia nuestro interior y continuar descifrando el complejo entramado de las subjetividades humanas y las imperfectas relaciones que se producen en los procesos interactivos de cada sociedad.  

Bibliografía:

-Del Río, Joel: Una tríada de prometedores cineastas. En www.cubacine.cult.cu. (Consultado el 20/6/2010).

-Fowler Calzada, Víctor: Tres veces dos. En la revista electrónica del audiovisual Miradas, de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños www.eictv.co.cu/ (Consultado el 20/6/2010).

-Documentos digitales sobre técnicas narrativas y códigos visuales y sonoros en el audiovisual.

-Otros materiales encontrados en las páginas web www.cubacine.cu y www.labutaca.net. (Consultados el 20/6/2010).

CARMEN SUÁREZ: MARTÍ EN LA FORMACIÓN DEL LATINOAMERICANO

CARMEN SUÁREZ: MARTÍ EN LA FORMACIÓN DEL LATINOAMERICANO

RANDY SABORIT MORA*,
Periodista de Prensa Latina,
Cortesía para Isla al Sur.
 

Guatemala, (PL) La categoría máxima para José Martí fue la formación del latinoamericano, afirmó la estudiosa cubana Carmen Suárez, refiriéndose al programa editorial del Apóstol en las publicaciones bajo su dirección: la Revista Venezolana, La América, La Edad de Oro y Patria.     

“En el caso de estas publicaciones (las cuatro mencionadas) el proyecto latinoamericanista es lo que está latente y una necesidad de formar al latinoamericano. La categoría máxima para mí es la formación de ese paradigma del latinoamericano, su deber ser”, sostuvo la investigadora titular del Centro de Estudios Martianos (CEM), con sede en La Habana, Cuba.

A su juicio, el aguzado periodista criticó mucho a Norteamérica y a Nuestra América (región extendida de México a Chile y Argentina).  “Martí critica todo lo que está mal y orienta el deber ser del hombre latinoamericano. Ese es el gran proyecto general”.       

Para Suárez, “él necesita un hombre latinoamericano consciente de lo que quiere hacer y sumamente crítico con lo que está mal. Está buscando ese modelo en la Revista Venezolana, La América, La Edad de Oro y Patria”.         

Con respecto al periodismo ejercido por el Maestro, la ensayista comentó que Martí está distante de los reporteros del siglo XIX, marcados por el positivismo, con un enfoque sobre la cadena de los hechos, sobre los casos en particular, alejados del subjetivismo.        

“Martí supera con mucho esa visión. Él es un humanista. Hay una carga ilustrada en el Maestro, además de ser un romántico y un modernista. El Apóstol no va a descuidar nunca al hombre con todas sus emociones y eso lo diferencia de cualquier otro programa.”

La doctora en Ciencias Filológicas, destacó en su interpretación que la carga ética que le imprimía a sus proyectos lo separa con mucho de un positivismo esquemático.

“El proyecto suyo es más enjuto, como él dice. Lo que ahora todos quieren hacer, el análisis de los fenómenos en su totalidad, Martí lo hace naturalmente por su fuerte pensamiento dialéctico”.    

Trae un pensamiento sumamente integrador, acotó, esa condición integradora es lo que propicia que cuando ejerce como periodista sea distinto y cuando hace de poeta sea diferente.

Respecto al público al cual se dirigía el cronista, la también poetiza comentó que para él el destinatario marca el estilo: en La Edad de Oro busca un tono para los niños, en Patria para los cubanos, y en La América o en las escenas norteamericanas (crónicas y reportajes escritos desde Estados Unidos) para los hispanoamericanos.

La traductora, sostuvo asimismo que el Maestro en su escritura empleaba el color, pintar como el pintor como enunció en la Revista Venezolana.

Martí tiene, como advierte Cintio Vitier (prestigioso intelectual cubano fallecido en 2009, a los 88 años), un esteticismo militante porque es esteticista siempre.

“Elabora la forma. La descripción en él es un regalo para todos los sentidos. Describe colores, texturas, te da lo que quiere, hace que lo que escribe sea fuerte, suave, música, o pintura. Trabaja con las técnicas de todas las artes, pero no abandona nunca el proyecto ideológico y eso pudiera ser un rasgo que lo diferencia de muchos modernistas”, remarcó la investigadora  que labora en el CEM hace más de dos décadas. 

“El proyecto martiano es de un esteticismo militante. Para él, cultivar la forma, crear un lenguaje nuevo para la subjetividad latinoamericana es tan importante como hacer la revolución. Martí es un libertador en la política, y en el lenguaje.

“Está tratando de crear una lengua para la solidez hispanoamericana, para la expresión del hombre latinoamericano, e incluso, porque sabía que vivía una época nueva que demandaba un lenguaje nuevo, una literatura nueva”.

Con relación al ensayo Nuestra América -publicado por primera vez el 1 de enero de 1891 en la Revista Ilustrada de Nueva York- la  estudiosa lo calificó como “el gran documento rector de la americanidad”.

“Uno se pregunta cómo Martí hace de Nuestra América un documento programático, político, educativo montado en imágenes, es decir, eminentemente poético porque está trabajado a nivel de la lengua, transforma el lenguaje y crea un sistema de imágenes, el imaginario latinoamericano”.

Suárez en ese sentido explicó que se detuvo mucho en la colisión entre indígenas y los españoles, ese momento dramático que el trabaja porque sabe que de esa colisión nace un imaginario relacionado con los milagros cristianos, pero también con la mitología de los aborígenes.

Él  conoce, señaló, que el imaginario y la mitología fundan una nación. “Un país no se funda sólo por la acción patriótica, sino también a nivel de lenguaje, por la imagen. Martí hace una recopilación de todo eso y  lo convierte en poesía. Él sabe que la poesía es muy necesaria”.

Aunque Suárez opinó que el Maestro era un amante de la poesía, precisó que para él era mejor ser poeta en actos que en versos. Su ideal sería que cada acto de los seres humanos fuera como un poema, bellamente pensado y elaborado.

“Pero no cabe duda de que en su época había que hacer una cruzada por lo útil, como tal vez en la actualidad haya que levantar otra por la poesía y dejar a un lado la utilidad pedestre, el exceso de pragmatismo y de consumo. Cada época tiene sus urgencias”.

Respecto a la habilidad del escritor para contrastar las fuentes en su periodismo, la investigadora indicó que tenía una capacidad de estudio y de lecturas impresionante.

“Él no se conforma con lo que le diga una fuente. Él las compulsa. La comparación tiene mucha importancia en todos los procesos del conocimiento. Para él la comparación es un método.

Por ese procedimiento comparativo, añadió, enseña lenguas y confronta todas las fuentes para criticarlas y al final no se queda con ningún modelo tal cual, sino que los procesa creativamente.

“La lectura creativa es el último grado de lectura después de la lectura crítica. Martí lee creativamente, enjuicia y propone su propio proyecto”, recalcó.

El Apóstol es el lado opuesto, sentenció, a las personas que no pueden dejar de ser jamás esquemáticos. “Entre los esquemáticos y Martí estamos todos los demás. Con un poco más o menos de esquemas porque todos tenemos”.

*Versión hecha por el corresponsal de Prensa Latina en Guatemala a una entrevista realizada a Carmen Suárez, el 14 de abril de 2009 para su tesis de maestría “Latinoamérica para los latinoamericanos. Acercamiento a la construcción de la noticia en las publicaciones dirigidas por José Martí (1881-1895).”

VIVIR EN MARTÍ

VIVIR EN MARTÍ

RANDY SABORIT MORA,
Corresponsal de Prensa Latina en Guatemala,
Profesor de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Cortesía para Isla al Sur.

Guatemala (PL) Vivir en Martí es el mayor desafío que tiene un ser humano en vísperas del 160 aniversario del natalicio de aquel hombre que supo convertir sus palabras en actos. Gana más cada individuo al aplicar las enseñanzas del Apóstol que si cita frases de memoria de su obra.  Hay que leerlo mucho, y ejercitarlo más.              

Innumerables son los caminos que conducen a la savia del Maestro, pero lo más importante es la transformación que ocurra en uno tras devorar miles de sus cuartillas, incluidas sus epístolas, imprescindibles para entenderlo de carne y hueso. 

Alguien contó a Prensa Latina que en un taller martiano se leyó a los niños, varios textos del escritor paradigmático, como el primero de sus Versos Sencillos: “yo soy un hombre sincero…”         

La testigo comentó que los pequeños aquel día confesaron a sus padres varias de sus mentiras piadosas. Los progenitores asombrados, llamaron a la  escuela para saber qué le habían dicho a sus hijos. Todos, al saber lo ocurrido, quedaron sorprendidos con el efecto mágico de Martí.   

Si cambios como esos lo experimentaron “los que saben querer” y quienes son “la esperanza del mundo”, como definió el Maestro a los infantes, entonces todo su  tiempo invertido en vivir y morir con luz en la frente habría tenido sentido.   

¿Cuánto no tendríamos que aprender los mortales de él cuando se nos sube el ego a la cabeza? ¿Acaso olvidamos que aquel comunicador de altos quilates decidió echar su suerte con los pobres de la tierra? ¿Obviamos por instante a quien escuchó atento a los veteranos de la guerra de los Diez Años (1868-1878)? ¿O borramos de la memoria al que tomó nota en su Diario de Campaña sobre la sabiduría de los guajiros cubanos? 

Sería bueno que cada persona se propusiera descubrir “en vivo y en directo” al guía de tantas generaciones. Debemos aprender de su virtud para sumar voluntades y multiplicar afectos. Martí es inabarcable y todo futuro, como sostuvo el estudioso Cintio Vitier, fallecido en 2009 a los 88 años, después de tantos años bebiendo de la savia del inmortal.           

En tantos artículos y crónicas memorables que esparció por periódicos decimonónicos, se revela un mismo propósito: contribuir a la redención personal de los humanos y al equilibrio de la Patria Grande (la América desde México hasta Chile), y el mundo.

Su prédica constante fue convocar a los seres a crecer hasta la estatura de los buenos como su Meñique de La Edad de Oro, revista siempre joven y nacida en julio de 1889 en Nueva York.          

"Sin defender no sé vivir", confesó a su queridísimo amigo mexicano Manuel Mercado. Él, perfecto enamorado de la vida, murió en combate “de cara al sol”, como poetizó en sus Versos Sencillos y “en el campo de batalla”, según la profecía en su poema dramático “Abdala”, escrito cuando iba a cumplir 16 años.     

El mejor homenaje al Apóstol nuestro que está, es dedicar unos minutos del día a verificar si nuestros actos cotidianos son dignos de alguien que vive en Martí.