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Isla al Sur

Crítica-Trabajos docentes

LO QUE PROCESA SU MENTE

LO QUE PROCESA SU MENTE

Como arte abstracto, las interpretaciones de Cardinales pueden ser tantas como percepciones tenga el espectador, pero la marca definitiva del artista está en el regalo de tonalidades brillantes.

ELIN DRIGGS LUZARDO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La primera impresión que Cardinales provoca es la confusión por su propuesta de arte abstracto; y hay que adentrarse en la pintura para llegar a comprender lo que quiere transmitir.

Esa es la intención de Carlos García de la Nuez, un artista de la plástica cubana que aparece en el panorama de la pintura en la década de los ochenta, marcando un estilo donde el cuestionamiento de temas se da a través de la abstracción y el símbolo.

En la Galería Guijarro de Pablo, del Museo Nacional de Bellas Artes, esta muestra conformada por 11 pinturas sobre tela, estará abierta al público hasta el 29 de agosto (2016), presentando el trabajo del autor en los últimos dos años.

Distribuidos en tres propuestas con formato de 150 centímetros de largo por 120 centímetros de ancho, y ocho de 285 centímetros de largo por 285 centímetros de ancho, los lienzos rebasan el tamaño promedio de una persona. En estos cuadros de medidas exageradas, el artista expresa mejor el contenido de su sensibilidad y provoca al visitante la impresión de que puede adentrarse en la imagen.

Como arte abstracto, las interpretaciones pueden ser tantas como percepciones tenga el espectador. Pero la marca definitiva del artista está en el regalo de tonalidades brillantes, donde predomina el color rojo, amarillo y negro con una fuerza hipnótica.

Un elemento novedoso en su lenguaje artístico es la escritura. En cada pieza que hace refleja situaciones personales, de ahí que Carlos García incluya pasajes de poemas, citas y frases de manera espontánea.

En su estilo, también existen otros elementos representacionales como grafías y números. Algunos de los cuadros tienen texturas que solo se pueden percibir si se observan de cerca. Provoca el deseo de querer pasar los dedos para inspeccionar si son a relieve o planos.

Dice el autor que son temas que lo obsesionan y siguen durante años, y han salido de lecturas, preocupaciones, noticias; de todo lo que llega a él y puede plasmar en los lienzos.

Para Carlos García de la Nuez, Cardinales se refiere básicamente a las geografías, “a los puntos en los que estamos y hacia los que vamos”.

En su abstracción no hay mensajes ocultos ni contextos imperantes, más bien los brochazos despreocupados lo conectan con referencias anecdóticas. Quizás por ello no pocos especialistas lo consideran el menos abstracto de los abstractos, porque cuando incorpora palabras, hace un anclaje a la realidad.

Para la curadora Elsa Vega la selección de los cuadros y el espacio museológico desempeñan un rol fundamental. El equilibrio de colores y formas predominan en la elección de las piezas.

El tercer nivel del Edificio de Arte Cubano, donde está ubicada la exposición, posee un puntal alto, lo cual permite que las pinturas de mayor soporte se vean despejadas. El cristal de las puertas propone una perspectiva atrayente y la iluminación y el matiz de las paredes no interrumpen el impacto visual de las obras.

En esta muestra, donde el artista visualiza lugares en los que estuvo, quizás podría desentonar la pieza El mapa, un gigante azul con líneas en rojo que forman especies de rectángulos con nombres de calles de La Habana.

La rareza del cuadro está en la mezcla de colores poco común en el trabajo del artista que siempre utiliza mucho los amarillos, rojos y negros. Sin embargo, CuatroCasas de Fuego, en menor formato y ocupando el lateral opuesto, ofrece el balance y complemento para que El mapa encaje entre las demás.

El creador pretende reflexionar con Cardinales acerca del mundo que le rodea: la filosofía de poder decir algo de una manera que no es directa, pero que lleva a las personas a leer sus realidades.

La abstracción de Carlos García de la Nuez, contrario a lo que piensan muchos, es una manera de simplificar lo que quiere decir; de reducir la forma al máximo para transmitir más, más rápido, más contundente, porque siempre existe un elemento en el que recae toda la fuerza del contenido de sus pinturas.

Aunque su generación se dedicó a hacer arte basado en lo social, su obra es una autobiografía; él siempre trabaja con lo que lleva dentro, con lo que procesa su mente.

Pie de foto: La muestra estará abierta al público hasta el 29 de agosto, presentando el trabajo del autor en los últimos dos años (Foto tomada del sito www.cnap.cult.cu).

PALABRAS CANTADAS AL ALMA

PALABRAS CANTADAS AL ALMA

Leonardo Torres Álvarez (Leoni Torres) es vocalista, compositor y productor, catalogado como una de las figuras más importantes de la música popular cubana actual.

LISSET CHAVEZ BERGUES,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

El cantautor Leonardo Torres Álvarez (Leoni Torres), junto a su grupo, ofreció un concierto el pasado 30 de abril (2016) en el centro cultural El Sauce, del municipio de Playa, antes de su gira nacional con el dúo más popular internacionalmente de la música cubana, Gente de Zona.

El ex cantante de la Charanga Habanera decidió en el año 2007 comenzar su carrera en solitario y presentó su primer disco compacto (CD), “Bajo la piel”, que estuvo nominado a los premios Cubadisco, en la categoría Pop. Cuatro años después dio a conocer su segundo fonograma titulado “Latiendo”, al que le siguió “Salseando”, este último realizado íntegramente en la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), convirtiéndose en un intérprete con éxito rotundo a pocas semanas de su salida al mercado como solista.

A este versátil cantante, el centro cultural El Sauce abrió sus puertas en lo que devino una noche con cientos de admiradores. El exponente de temas tan populares como “Idilio”, que lleva la firma de Laito, deleitó a los presentes con textos de su último disco titulado “Salseando” y algunos de los más sonados de su carrera en solitario como “Para que un día vuelvas”, “Amor bonito”, “Sentimientos con instintos”, “Si yo fuese tú”, “Es tu mirada”, entre otros muy conocidos.

La mayoría de las canciones interpretadas son de su autoría, pero  también es reconocido por su habilidad de traer a la contemporaneidad temas de afamados músicos de Hispanoamérica, aportándoles una sonoridad fresca, novedosa, con arriesgados arreglos musicales, seduciendo al más exigente público, con el propósito de difundir entre los jóvenes las canciones de antaño, con una nueva musicalidad acorde con los gustos y tiempos que corren.       

Leoni, con una imagen sobria, pero a la vez muy eficiente en la escena, su melodía y una sencillez para nada aparente, son las credenciales que lo han situado en lugares cimeros del gusto popular y fueron las características  que demostró en este concierto.

El cantante estuvo acompañado por su banda conformada por jóvenes músicos, amplios dominadores de sus instrumentos, en especial, el saxofonista, con una versatilidad en el escenario y transformador ágil de una asombrosa cadencia de notas sin interrupción, con su saxo tenor, encargado de abrir las improvisaciones con una ejecución precisa y rápida.

Uno de los aspectos a destacar en la orquesta es la capacidad que tienen los dos coristas de compaginar y empastar sus segundas y terceras voces con la principal que es la de Leoni, y seguir durante todo el espectáculo la exigencia de palabra, melodía y afinación que demandan los temas y el acompañamiento a una voz tan potente como la de Torres.  

Por las sobrias cualidades vocales e histriónicas que presentó el artista, mostrando superioridad en el escenario, dada su experiencia en un grupo de teatro humorista "Los Caraduras",  de Camagüey, se hicieron casi imperceptibles durante las dos horas de concierto, la rústica escenografía del local, que cuenta nada más con el soporte de cuatro columnas lumínicas y la cubierta del techo con un toldo de nylon.  

La insuficiente o mal enfocada iluminación del espacio propició la aparición de sombras que abultaban la imagen y restaban profundidad, lo cual no permitió dar coherencia, sentido estético y armonioso al montaje visual.

No obstante, la calidad musical, la preparación y el empeño que se manifestó en el concierto hicieron que lo ausente fuera imperceptible, mostrando el valor de la buena canción, la espiritualidad de las letras sinceras y la importancia de cultivar y perfeccionar la música cubana para las generaciones futuras.   

El ambiente juvenil, desenfadado, que se respira y ofrece El Sauce, son aspectos positivos para la visita a este sitio; pero el elevado costo de entrada que asciende a 100 cup es un factor determinante para que muchos espectadores vean imposibilitada su visita a las peñas o a la cartelera cultural que propone el centro.

Pie de foto: El joven cantante cubano Leoni Torres en cada presentación demuestra su versatilidad como intérprete.

CUANDO FALTAN LATIDOS

CUANDO FALTAN LATIDOS

Esta telenovela tocó puntos de conflicto de nuestra sociedad, pero resulta paradójico que al hacerse eco de la cotidianidad termine resolviendo las problemáticas con un “y vivieron felices por siempre”.

EDILMARYS AJETE NARANJO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Para algunos, Latidos Compartidos es la mejor telenovela realizada en mucho tiempo por la televisión cubana; para otros es solo un paso de avance en la producción nacional. Lo cierto es que esta entrega logró captar la atención de los receptores sentados frente al televisor cada martes, jueves y sábado, alrededor de las nueve de la noche, para su transmisión por Cubavisión.

Bajo la dirección de Consuelo Ramírez Enríquez y Felo Ruíz se abordaron temas como la diferencia de edad en la pareja, los conflictos matrimoniales, la existencia de proxenetas y prostitutas, la violencia en las calles, el racismo, la homosexualidad, la relaciones entre padres e hijos y las contradicciones que trae en determinadas circunstancias pertenecer a una religión.

Algunas de estas temáticas se lograron en el desarrollo de la trama como el amor entre Maykel Yunior y Omaida, una interesante mirada al tema racial y de parejas con diferencias sustanciales de edad; los actos delictivos, que terminan con un final previsible y acusatorio; la relación entre Omarito y su padre, con entendimientos difíciles en la adolescencia; mientras que otras dejan al público en espera de un argumento más sólido, como sucede con el romance entre Gabriela y Darío, supuestamente en los roles principales, pero desplazados de ellos por otros personajes más orgánicos; o el modo poco original en que se presentó la homosexualidad, aunque es de agradecer el respeto hacia su tratamiento.

No falta en esta entrega un toque de humor, a cargo de Miguelito y la Guajira, jóvenes que vienen a " asaltar" La Habana. También se incluye en la historia la abogacía, tema tratado superficialmente sin evidencias de un profundo conocimiento legislativo y  Maykel Yunior es encabezado en un cuento de símbolo sexual poco convincente y que no alcanza la altura del melodrama, ni la sátira o el histrionismo criollo.

Las historias muestran la cotidianidad de los cubanos. Desde hace un tiempo nuestras telenovelas, en su esfuerzo por ser lo más fiel posible a la realidad, no dejan de incluir una paladar, un agromercado o un centro nocturno, lugares en los que se reflejan las problemáticas ciudadanas.

De ese modo se da voz a todos los sectores de la población: a los trabajadores por cuenta propia, a los vendedores y consumidores de los productos agrícolas y a los jóvenes que carecen de centros donde puedan divertirse a un precio estable y aceptable.

El elenco es heterogéneo: desde artistas tan reconocidos como Eslinda Núñez, en su rol de vidente; Jorge Martínez, Osvaldo Doimeadiós, Enrique Molina y Fernando Echeverría, y también hubo oportunidad para nuevas figuras entre ellas Gabriela (Yurelis González), David (Amaury Millán), Isabelita (Carolina Cué). Además, contó con la participación de Ariana Álvarez (Luz Marina), quien una vez más se robó la pantalla sin tener el papel protagónico.

Buenos planos de fondo y un entorno visual que refuerza lo que habla el personaje dan muestras de una escenografía bien representada que se vale de métodos sencillos, como escoger locaciones comunes para  transmitir su mensaje.

Para una puesta en escena con tantos logros, aunque con algunos percances, el final no está a la altura del desarrollo de la telenovela, pues queda muy forzado el encuentro de todas las parejas felices en el mismo lugar y a la misma hora, el malo (Pedro Pablo) en la cárcel y el niño malcriado (Omarito) se volvió bueno, como en un cuento de hadas. La telenovela, entonces, después de lograr un guión que convenció al televidente, cayó en picada con el clásico "final feliz" de cualquiera de las novelas que circulan por el paquete semanal.

Latidos Compartidos tocó puntos de conflicto de nuestra sociedad y los abordó desde lo coloquial, entonces resulta paradójico que al hacerse eco de la cotidianidad termine resolviendo las problemáticas con un “y vivieron felices por siempre”.

La realidad cubana es  más compleja y aunque un final polémico provocara el debate público, lograba un mayor acercamiento al desarrollo de la trama y a lo que verdaderamente somos.

Pie de foto: Latidos Compartidos, a pesar de contar con el agrado del público, dejó lagunas en cuanto a su argumento (Publicada en Somos Jóvenes).
                    

UN HIDALGO IRREAL SOBRE LAS TABLAS CUBANAS

UN HIDALGO IRREAL SOBRE LAS TABLAS CUBANAS

Aunque para el dramaturgo Jorge Díaz, el Quijote no exista, el público aprecia sobre la escena un personaje bien representado en la voz y cuerpo de Manuel Chapuseaux.

LISDANYS ALFONSO RIVAS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

El Quijote no existe, obra teatral escrita por el dramaturgo chileno Jorge Díaz, se estrenó en el escenario cubano con la actuación de Manuel Chapuseaux, director del grupo dominicano Gayumba. Calificada de monólogo unipersonal, la misma posee valor psicológico e introspectivo mediante la intervención de un solo actor, intérprete de varios personajes.

Consonante en la relación público-actor-autor teatral, la producción artística de la obra equilibra el goce estético del espectador, quien capta, mediante sus emociones, un mundo de ficción válido en la proyección sentimental del protagonista.

En ello influye también el montaje escénico de una pieza basada en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la primera novela moderna que muchos críticos -entre ellos el investigador español Francisco Pérez de Antón- catalogaran como “una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia después de la Biblia”.

Es la reflexión de una realidad fragmentada en partículas de ficción, donde la ironía del actor condiciona el carácter burlesco en cada personaje de su encarnación transitiva. Sin embargo, no pierde la independencia de su singularidad en los roles correspondientes a las circunstancias de la trama.

Todas las interpretaciones de la historia convergen en voces y gestos simultáneos a la emisión del texto. Un presentador de televisión, un psiquiatra, el editor Francisco de Robles (que en la puesta toma el nombre de Valerio) y el propio Cervantes, comparten armónicamente la escena en la expresión corporal de una sola persona: Manuel Chapuseaux.

Asimismo, casi imperceptiblemente, Don Quijote y Sancho Panza cobran vida en el escenario: solo una minoría palpa su sutil existencia. No obstante, esa ausencia de análisis en el espectador no debe juzgarse, pues la obra pretende  ̶ según la técnica teatral del dramaturgo alemán Fernando Wagner̶ producir en una expresión dirigida más a su sensibilidad que a su intelecto.

El reflejo de trasformaciones obligatorias en la novela cervantina para ajustarla a determinados prototipos literarios, la precariedad material y las complejidades en las políticas editoriales constituyen problemáticas sociales imperantes en el contexto histórico del escritor, aún vigentes en la realidad de autores contemporáneos.

Las mismas son concebidas bajo la denuncia explícita. Del mismo modo, la distorsión de la realidad literaria de un Cervantes frustrado al percibir una reinterpretación ajena de su creación artística: de ahí el nombre de El Quijote no existe. Y en medio de la discordancia entre el antes y el después del sentido real de sus letras, el espectador se balancea sobre la curva continua de ilusión-desilusión-engaño-desengaño, como todo teatro fiel a la Teoría de la ilusión.

La puesta en escena se equilibra con la unidad de tres factores sustanciales: la expresión plástica, la verbal, junto a la ambientación de una escenografía minimalista. Además, recursos de caracterización externa apoyan el desarrollo individual del actor con la prevalencia de un maquillaje discreto y vestuario sencillo, presto a la descripción interrumpida de los personajes.

Para crear el estilo y el ambiente de la escenificación, los elementos se utilizan desde la técnica del reciclaje, dotándolos de nuevas funciones para su manejo en las tablas. En efecto, objetos de utilería fija y de mano: una mesa, un cajón, y papeles que emplea el actor a través de significaciones circunstanciales tales como manuscritos, copas, botellas, o bien sea para representar una escena de títeres referida al capítulo de la novela de Cervantes sobre la alta aventura y ganancia del yelmo de Mambrino.

Por otra parte, las formas usuales de escenografía en la obra destacan un decorado permanente, sujeto a cambios parciales y fáciles de ejecutar, así como la existencia del inset, forma práctica correspondiente a escenarios estrechos y exentos de recursos técnicos.

Sin embargo, la ausencia de iluminación en la puesta escenográfica desfavorece su consonancia con la atmósfera teatral, y por consiguiente, deja desprovisto al auditorio de una preparación para recibir la acción actoral. Además, prevalece el balance asimétrico como ley primaria del espacio escénico, visto desde la desproporcionada distribución de elementos en el proscenio.

No obstante, la bien lograda interacción entre público y actor derrumba la “cuarta pared” invisible a los ojos, pero muy frecuente en el arte de las tablas, con la que la independencia individualista de la actuación interrumpe la comunicación directa con el espectador. El monólogo refleja en el oyente una catarsis provocada por la compasión y el miedo.

Así, en medio de un Quijote que tiene tanta utopía como realidad, Manuel Chapuseux hace sentir en la escena cada emoción que dicta la obra. Un deleite de cincuenta y cinco minutos, tan creíble, como la existencia misma del ingenioso hidalgo en otra piel.

Pie de foto: La obra integra el catálogo de actividades perteneciente a la Temporada Mayo Teatral y homenajea los 400 años de la muerte del escritor Miguel de Cervantes.

¿QUÉ SIGNIFICA LA VIDA?

¿QUÉ SIGNIFICA LA VIDA?

La película “Viva” propone realizar un análisis acerca de la situación actual de los transformistas en Cuba.

HUE TRAN THI,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Uno de los mejores filmes cubanos más recientes es Viva, dirigido por el productor irlandés Paddy Breachnat y rodado en La Habana por la Agencia Publicitaria, en septiembre de 2015, el cual refleja la vida social de un transformista residente en la Isla.

Desde la primera escena, el director pretende mostrar dos de los problemas que se consideran cada vez más recurrentes en el cine cubano: la homosexualidad y la transexualidad, a través de las clases que ofrece “Mama” (Luis Alberto García), a varios transformistas en un cabaret.

En una hora y cuarenta minutos de duración, el largometraje, basado en el drama Cabeza de muerte, del escritor Mark O´Halloran, muestra la vida de un joven de 18 años, Jesús (Héctor Medina Valdés), quien se dedica a arreglar las pelucas en un club nocturno e intenta conocer su verdadera identidad.

Viva, nombre con el que también se le conoce al actor, da título a la cinta, para mezclar el significado de la vida con la historia de su protagonista. Quizás por eso, en la obra abundan las escenas en las que Jesús y “Mama” exponen sus anhelosy los obstáculos por los que han atravesado para alcanzarlos, de maneras tan duras como la prostitución.

Mientras, la actitud solitaria del protagonista masculino y su vestuario humilde resalta la pobreza, incluso su modo de vivir. El filme presenta, además, los escenarios de la vida cotidiana con sus comidas típicas, como arroz, chícharo, pizza, boniato, bebida y café.

En el caso del maquillaje, se alcanzó destacar la historia que encarnan sus personajes mediante los labios rojos y brillantes para manifestar seducción ante el público. Igualmente, las interpretaciones de Héctor Medina Valdés junto a Luis Alberto García lograron transmitir algunas características de los homosexuales a partir del empleo de una voz pausada y gestos suaves.

En el caso de la fotografía, dirigida por Cathal Watters, presenta una iluminación débil que a su vez se entrelaza con la trama de la obra para sugerir el temor de los personajes ante el rechazo de la sociedad. En cambio, en las escenas del cabaret se muestra un juego de luces que mezcla los colores blanco, rojo y azul.

Por otra parte, la escenografía destaca la experiencia visual de sus realizadores a través del empleo de varios contextos como parque Central (frente al Capitolio), Habana Vieja y el Malecón para brindar una imagen general de la capital.

La película también expone las diferencias entre padres e hijos respecto a su orientación sexual, así como las vías que estos encuentran para desarrollar su futuro sin el apoyo de la familia. Un ejemplo de ello son las escenas de violencia entre Ángel (fue encarnado por el mismo Jorge Perugorría que en 1994 apareció en Fresa y Chocolate), papá de Jesús, y el joven, para evitar que trabaje en el club nocturno como transformista.

El largometraje se refiere también a muchos problemas actuales como la prostitución tanto femenina como masculina, la transexualidad, la pérdida de la virginidad, el embarazo precoz, el alcoholismo y la violencia familiar y trae una visión diferente de la sociedad cubana.

Canciones como “Ojalá que no puedas”, “Perdóname”, “Es mejor que tú lo sepas”, de varios compositores de la Isla, constituyen aspectos importantes en la ambientación de las escenas para dar sensaciones de tristeza y melancolía.

Luego de su estreno, el filme fue nominado a la preselección Oscar de este año, no solo por las buenas técnicas de rodar, sino por constituir una crítica a los prejuicios de la Isla que discriminan la homosexualidad, según precisó el diario Granma.

Otros elementos importantes resultan los momentos finales de la cinta, donde los directores critican los juicios acerca de la prostitución y cómo aún existen tabúes sobre tal realidad que no solo incluye a Cuba, sino al resto del mundo. Es una película que toca problemas de la sociedad cubana actual y por esa razón causa a los espectadores deseos de volver a verla otra vez.

Pie de foto: El maquillaje de los actores logró destacar la historia que encarnan sus personajes a través de los labios rojos y brillantes.

EL HECHIZO DE UNA DANZA CENTENARIA

EL HECHIZO DE UNA DANZA CENTENARIA

La función de El lago de los cisnes, realizada el pasado 22 de abril e interpretada por bailarines nacionales, demostró la técnica y el dominio que caracterizan las presentaciones de estos artistas.

Texto y foto:
GABRIELA SÁNCHEZ PÉREZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Nuevamente, los integrantes del Ballet Nacional de Cuba (BNC) encarnaron los roles de campesinos, príncipes y princesas en la versión realizada por Alicia Alonso al clásico de la danza El lago de los cisnes, adaptación que responde a la estructura de tres actos y un epílogo con el fin de desarrollar la pieza de manera más fluida y acorde con las exigencias de la escena contemporánea.

Durante esta función, realizada el pasado 22 de abril (2016) en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, los artistas mostraron la calidad del ballet cubano mediante la historia de romances y hechizos que envuelve a las doncellas-cisnes en un reino embrujado donde el poder del amor entre Odette y Siegfried deberá romper los mágicos conjuros.

En los minutos iniciales de la gala destacó la presentación del bailarín Alex Yordano, en el papel del bufón, gracias al empleo de varios saltos elevados y rotaciones en-dehors (rotación externa de las piernas), en las cuales brilló la precisión de sus movimientos.  

Asimismo, impactaron los más de diez giros a través del tablado de Adaris Linares, en el rol de una de las campesinas, por la complejidad de las secuencias y la limpieza con que se ejecutaron. Otros elementos que, aunque de menor dificultad, también demostraron la destreza de los artistas fueron sus expresiones durante las escenas para lograr la integración drama-baile que requiere este ballet.

Pero el mayor atractivo de la obra fueron la rápidas conversiones de Anette Delgado en los papeles de Odette y Odile para simbolizar al cisne blanco y el negro, la dulzura y la maldad, personajes que solo convergieron en las pirouettes de una misma representante.

También obtuvo méritos el bailarín, Dani Hernández, quien interpretó al príncipe Siegfried y mostró su ímpetu por el arte de las zapatillas de punta al deslizarse por las tablas con varios trazos y giros para enaltecer  la figura de su compañera, Anette Delgado, en el escenario.

Las manos con las muñecas curvadas, los port de bras (suaves movimientos con los brazos) y el elegante plumaje  de los vestuarios transformaron a las artistas en verdaderos cisnes en su lago, donde resaltó la ejecución del pas de deux (paso en pareja) protagonizado por Hernández y Delgado, durante la representación de Siegfried y Odile, respectivamente, debido a las difíciles secuencias de sautés sur les pointes (saltos sobre las puntas) que incluye la rutina.

Ese fue el momento de mayor brillantez para la primera bailarina del  BNC, pues demostró gran equilibrio y delicadeza durante la práctica de los famosos 32 fouettés (giros sobre una pierna, impulsándose con la otra) del tercer acto. Elemento que fue introducido por primera vez en 1894 por la italiana Pierina Legnani, y que aún constituye un momento esperado por los espectadores para calificar el virtuosismo de sus intérpretes, según expone la especialista Célida Villalón en su texto Historia del ballet El lago de los cisnes.

En el vals de las singulares aves también sobresalió la actuación del cuarteto que desarrolló el pas de quatre (paso de cuatro) en el que se desplegó al máximo la sincronización de los movimientos de las artistas con las melodías. No obstante, en el caso de los bailes napolitanos y españoles del tercer acto, las rutinas evidenciaron una menor grandeza artística debido a la presencia de algunos detalles de coordinación entre los danzantes y el ritmo de la música.

Mientras, el trabajo en la escenografía de la primera parte de la gala logró trasladar a la audiencia hasta los jardines del castillo real, mediante el empleo de una iluminación cálida y la combinación de los colores verde y marrón, para destacar el contrastante de los vestuarios con los matices campestres de la escena.

Igualmente, el segundo acto sorprendió desde la apertura de sus cortinas con una miscelánea de tonos azules y blancos que convirtió las tablas en el reino de las jóvenes-cisnes, donde se evocó el dinamismo de los movimientos a través de posiciones en forma triangular y diagonales, aspectos que también destacan las diferencias de la adaptación de la prima ballerina assoluta con respeto a la obra original de los coreógrafos Marius Petipa y Lev Ivánov, de nacionalidad francesa y rusa, respectivamente.

Otro elemento importante a resaltar fue la presencia de las melodías de la composición 20 de Chaikovski, interpretadas por la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana, que acompañaron los trazos de los artistas en el tablado y lograron transmitir, más que con palabras, la trama de la pieza por la utilización de varios instrumentos de cuerda y de viento que otorgaron a los actos sensaciones de angustia o alegría, según las situaciones expuestas.

Pero las verdaderas estrellas del lago en esta ocasión fueron la técnica y el dominio con que los integrantes del BNC desarrollaron un ballet que, aún después de 139 años de su estreno, constituye una obra maestra de la danza teatral.

Pie de foto: Las posiciones en forma triangular y diagonales destacan las diferencias de la versión de Alicia Alonso, respeto a la obra original de El Lago de los cisnes, realizada por Petipa e Ivánov.

RETRATOS DE MEDIO SIGLO

RETRATOS DE MEDIO SIGLO

La muestra está integrada por lo más selecto del arte cubano entre 1925 y 1957, y por su valor puede entrar entre los aspirantes al Premio Nacional de Curaduría del presente año.

ANDY JOSÉ RIVERA GÓMEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,    
Universidad de La Habana.

“¿Qué atractivo para el público contemporáneo que visita nuestros museos puede tener una exposición de retratos realizados por los maestros de la modernidad en la Isla?”, se interroga el reconocido curador cubano Roberto Cobas Amate ante su última exposición Los rostros de la modernidad, que hasta el 19 de junio (2016) estará en el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).

La propuesta, 45 pinturas ubicadas en el segundo nivel del museo, es una recopilación de piezas de 15 artistas contemporáneos cubanos, entre los que sobresalen Amelia Peláez, Carlos Enríquez, René Portocarrero, Víctor Manuel, Mariano Rodríguez y Wilfredo Lam.

Destacan los retratos y los autorretratos, entre ellos, los emblemáticos Gundinga, concebido por Amelia Peláez en 1931; Retrato de Arístides Fernández, concluido en 1933 por el aún poco conocido entre los cubanos Jorge Arche; Retrato de Libi con sombrilla y Retrato de Celeste, dos obras de Mariano Rodríguez, creada una en 1941 y la otra en 1956; y también está Retrato de Darié, realizada por René Portocarrero en 1951.

Cobas no ha dudado en confesar en el catálogo de la exposición, titulado Los rostros de la modernidad: seducción y realidad, que en el momento actual, cuando abundan propuestas poderosamente atractivas del mejor arte contemporáneo, puede resultar una muestra realizada a destiempo.

Sin embargo, para él, el interés es explorar ese período esencial de la pintura cubana de la primera mitad del siglo XX a través de uno de sus temas relevantes y poner al público en una posición de mejor conocimiento. Es así como las piezas transitan el período que va desde 1925 a 1957, reviviendo una época gloriosa del arte y constituyendo un rescate a la pintura contemporánea cubana.

“La exposición intenta mostrar una interpretación renovada del discurso tradicional asumido en nuevas condiciones. La intención final es participar de la modernidad asumiendo esta tradición desde la contemporaneidad”, publicó el portal digital la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en alusión a la muestra.

Es entonces cuando al escudriñar los óleos de los pintores cubanos contemporáneos hay una revisitación al clasicismo renacentista y al realismo que existe junto al vanguardismo de la época, mostrando el devenir de un arte consolidado.

Los retratos, en su mayoría, son del fondo del MNBA, aunque también incluye préstamos de otras instituciones como Retrato de Lezama (1938), por Jorge Arche, de la colección Casa Museo José Lezama Lima, y Retrato de Gertrude (1942), por Luis Martínez Pedro, de la colección del Consejo de Estado.

La organización de las obras es por artista y en orden cronológico, aunque a veces se rompe esa estructura. El fondo blanco, combinado con la buena iluminación, hace que destaquen los colores de las piezas, también agrupadas por opacidad, siendo las del centro las de mayor brillo.

El Retrato de Marcelo Pogolotti (1925) es una de las pinturas más atractivas. La capacidad de Carlos Enríquez de captar en 101 centímetros de largo por 76 centímetros de ancho, en óleo sobre tela, la expresión exacta, combinada con un predominante color rojo y su vestimenta obrera, le permite al visitante aventurarse y afirmar que Pogolotti era un hombre de izquierda.

Pero, es el gran Wilfredo Lam quien mayor variedad de materiales acapara en la exposición. Sus cuatro piezas son de 1944 y se titulan Retratos de H.H, inspiradas en Helena Holzer, su esposa en aquel entonces. El óleo sobre papel, el óleo sobre papel kraft y la tempera sobre papel kraft, esta última en dos ocasiones, sirvieron para captar una Helena más parecida a sus obras magistrales La Jungla o La silla, con un estilo renovado del surrealismo.

La exposición puede entrar entre los aspirantes al Premio Nacional de Curaduría del presente año. El valor que le transmite a los visitantes, el retorno de las piezas más importantes de su época y la unión de todas ellas para que las personas conozcan sobre las pinturas contemporáneas debería ser premiado.

Roberto Cobas concibe con ella una vertiente discursiva que tiene como antecedente Cuba, Arte e Historia desde 1868 hasta nuestros días, organizada conjuntamente por los museos de Bellas Artes de Montreal y La Habana, y con la colaboración de los curadores del Área de Arte Cubano del museo capitalino.

Los rostros de la modernidad rescatan lo más selecto de la pintura cubana de la primera mitad del siglo XX. La exhibición tiene la capacidad de transportar piezas de hace más de 50 años y traerlas al contexto actual, mientras demuestra la vigencia del estilo artístico de la época.

Pie de foto: La exposición Los rostros de la modernidad estará abierta al público hasta el 19 de junio de 2016.

CRÍTICA A LA CRÍTICA

CRÍTICA A LA CRÍTICA

WENDY GARCÍA MARQUETTI,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Cualquier programación televisiva aspira a que el público la siga. Los índices de audiencia son medidos con el objetivo de determinar la aceptación ante los programas emitidos y, sobre la base de ello, preparar una parrilla de productos que satisfaga a toda la población.

Al analizar dichos índices es fácil notar que cada país cuenta con al menos un programa que atrapa a la audiencia y, el nuestro, no es la excepción. Estados Unidos tiene Saturday Night Live, España tuvo Aquí no hay quién viva y hoy cuenta con Aida, y los cubanos disfrutamos de Vivir del cuento.

El programa humorístico comenzó a emitirse en el año 2008. En sus inicios siguió la línea de Los amigos de Pepito, presentar una competencia de humoristas aficionados, que durante los tiempos entre participante y participante tocaba situaciones de la sociedad cubana actual. Luego de seis años en transmisión, ha devenido en un espacio de comedia de situación a tiempo completo.

El público cubano y la crítica coinciden en que el programa solo tiene aciertos y lo expresan en los comentarios emitidos en los medios de comunicación. Este éxito está basado en la excelente factura de un proyecto que desde sus inicios defiende una forma de crítica de la sociedad: la crítica constructiva.

Una dirección aceptada, un guión a la altura de las expectativas del televidente y actuaciones admirables son los ingredientes utilizados para mantener al público delante del televisor durante 27 minutos.

El programa ha tenido varios guionistas, como es el caso de Nwito o el propio Luis Silva, pero todos con la misma línea de trabajo. Esta constancia es algo que atrae. Además, cada actor o implicado en la producción puede hacer sus aportes. Lo importante es poder mostrar una arista de la realidad cubana de nuestro tiempo desde una perspectiva diferente.

Las actuaciones son uno de los apartados más destacados. Luis Silva, Mario Sardiñas y Andy Vázquez en los papeles de Pánfilo, Chequera y Facundo, en ese orden, constituyen las interpretaciones más queridas y mejores desarrolladas. También participan otros actores invitados, así como los que alguna vez fueron participantes en el programa.

Luis Silva logra extrapolar a la pantalla la situación cubana actual y lo hace desde un punto de vista humorístico que no afecta a nadie porque es una realidad que todos vivimos. Desde la lectura de noticias verdaderas e importantes que se publican en el periódico Granma hasta el viaje de “trabajo” del gerente que lo llevó a los asientos de un estadio brasileño de fútbol en pleno Mundial, nada escapa a su análisis, ese que puede hacer cualquier ciudadano cubano consciente.

Lo más importante es que Pánfilo no analiza cualquier situación, opta por centrarse en esos problemas que de verdad preocupan. La falta de papa o papel sanitario, el trabajo por cuenta propia o los negocios ilegales son las situaciones más mencionadas en los últimos tiempos. 

La buena utilización de estudios y exteriores al filmar, la naturalidad de las actuaciones y la actualidad del programa son elementos que juegan a su favor. La escenografía se une a esta mezcla y es casi imposible olvidar la imagen de la libreta de abastecimiento que tanta polémica causa, pero que en este caso solo arranca risas.

Que el pueblo se sienta identificado es el gancho que hace de este programa el favorito de la familia cubana. Una crítica inteligente y una buena factura unidas al mejor humor criollo son las clave para obtener un producto de calidad, ese que esperamos cada lunes luego del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana por Cubavisión. ¿Tan difícil resulta entonces repetir la fórmula de la calidad que hace indispensable a Vivir del cuento?