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Isla al Sur

Medio Ambiente

ESPECIES INVASORAS AMENAZAN EL MEDIOAMBIENTE Y LA ECONOMÍA

ESPECIES INVASORAS AMENAZAN EL MEDIOAMBIENTE Y LA ECONOMÍA

ANA LAURA PALOMINO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Más del 40 por ciento de las plantas y animales del planeta fueron extinguidos por las especies exóticas invasoras en los últimos años”, explicó Laura Castro Muñoz, investigadora del Centro de Información, Gestión y Educación Ambiental (CIGEA).

Las especies exóticas invasoras son aquellas introducidas de una región a otra por el hombre, representan un agente de cambio global y la segunda amenaza a la diversidad biológica.

“De esos ejemplares, el 10 por ciento se convierten en dañinas, compiten con las autóctonas hasta desplazarlas, como en el caso del búho de los túneles, de cuya desaparición se culpa a la mangosta”, precisó Alejandro Pérez Pérez, director del departamento de Educación Ambiental del CIGEA.

En Cuba, las especies depredadoras más comunes son la rata negra y el gato jíbaro, existen algunas menos conocidas como el tulipán africano y el pájaro vaquero. Otras, como la claria, se introdujeron en la Isla con fines alimenticios, pero con un impacto negativo para el ecosistema por su capacidad de supervivencia y rápido desarrollo, pues destruye a los animales con los que comparte su hábitat.

La cayeput es un arbusto que habita en la Ciénaga de Zapata y se encuentra entre las 100 especies más dañinas del mundo. Transformó ciénagas y manglares en bosques inutilizables.

Los costos económicos de la irrupción de las invasoras se reflejan en la disminución de diversos cultivos de interés agrícola, así como en las pérdidas en actividades forestales y de pesca. En el sector de la salud, el daño viene dado por la aparición de alergias y envenenamientos.

En el año 2012, el marabú ocupó aproximadamente el 10 por ciento del territorio cubano, lo que es cerca del 18 de las tierras agropecuarias, afectando al 56 por ciento de las áreas ganaderas, lo que disminuyó el rendimiento de la producción.

“La aplicación de cualquier plan estratégico encaminado al control, prevención y manejo de estas solo garantiza su eficacia si se cuenta con el monitoreo y respaldo a corto y largo plazos de las áreas invadidas”, aseguró Pérez Pérez.

“Aunque casi todas son perjudiciales, algunas tienen beneficios. El Charagüito, por ejemplo, sirve como alimento con un amplio rango ecológico y la piña de ratón es utilizada para curar los parásitos, antirreumático en jarabe y  úlceras”, comentó Castro Muñoz.

En Cuba, se sigue desde el 2006 el programa “Plan Estratégico de la SNAP” para utilizar los beneficios y contener las amenazas que representan estos animales y plantas.

La Dirección de Defensa Vegetal es la institución nacional que se encarga de proteger la agricultura del ataque de especies foráneas. Las medidas de control presentan deficiencias cuando no hay interés económico.

Ficha Técnica:

Tipo de título: Genérico.
Tipo de lead: Especial de Cita directa.
Tipo de fuente: No documental: Laura Castro Muñoz, investigadora del Centro de Información, Gestión y Educación Ambiental (CIGEA), y Alejandro Pérez Pérez, director del departamento de Educación Ambiental del CIGEA.
Tipo de noticia: Ligera, blanda.
Tipo de cuerpo: Lead + Pirámide Invertida.
Primer valor noticia: Interés social.
Otros dos valores noticia: Repercusión y Proximidad.

PERIODISMO AMBIENTAL: APRENDER BIEN DESDE LA ACADEMIA

PERIODISMO AMBIENTAL: APRENDER BIEN DESDE LA ACADEMIA

Tema: En no pocos textos se definen cinco características fundamentales en el periodismo ambiental: 1. Es un periodismo de investigación; 2. Es una forma del periodismo científico; 3. Es un periodismo educativo, pedagógico; 4. Es consciente de cumplir una responsabilidad social específica; 5. Debe ejercerse con profesionalismo, objetividad y responsabilidad.

LAM NGUYEN THANH,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Con el desarrollo de la sociedad contemporánea proteger a nuestra Tierra comienza a ser deber público, centro de atención de gran parte de la población mundial y uno de los objetivos primeros de la humanidad.

Junto con las acciones de las organizaciones y los institutos de medio ambiente nacionales e internacionales, el periodismo también está desempeñando un rol como mano derecha del éxito final de esta campaña universal.

Sobre la aparición de esta especialidad periodística, René Tamayo León, reportero del diario Juventud Rebelde, explicó que “el periodismo ambiental surge en los años 70, con un debate entre los naturalista sobre los derechos que debieran tener el ambiente y los animales, igual a los seres humanos y desde ahí empieza a caminar poco a poco. Sube a un nivel más alto en 1992 con la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro,  organizada por las Naciones Unidades en  Brasil. Hasta este momento, se ha vuelto la más ‘noble’ entre todas las especialidades del periodismo científico”.

El periodismo ambiental se define en no pocos textos con cinco características fundamentales, las cuales son: 1-Es un periodismo de investigación; 2-Es una forma del periodismo científico; 3-Es un periodismo educativo, pedagógico; 4-Es consciente de cumplir una responsabilidad social específica; 5-Debe ejercerse con profesionalismo, objetividad y responsabilidad.

Sin embargo, de acuerdo con la opinión de Tamayo, esas características del periodismo ambiental pueden ser la estructura general y típica para todos los géneros periodísticos, pues la primera función del periodismo de cualquier especialidad es la de informar la realidad desde una manera objetiva con apego a la verdad y la realidad de los hechos.

La investigación es el primero y el imprescindible procedimiento en todos los tipos de profesiones. Para el periodismo, la investigación incluye el trabajo de buscar el tema, aprender el hecho desde cierto punto de vista mediante consultas a las fuentes tanto documentales como no documentales, entre otros.

Pepe Rodríguez, en Periodismo de investigación: técnicas y estrategias, opina: “Se concreta siempre a partir de un proceso, más o menos laborioso, en el que el periodista se afana por descubrir pistas, hechos, relaciones y cualesquiera otros retazos de realidad conducentes a demostrar el objetivo motor de la investigación puntual que se haya emprendido, y este proceso, a su vez, se concretará mediante el uso de una serie de técnicas y estrategias genéricas o especificas, ortodoxas o heterodoxas, que permitirán bucear, con más o menos fortuna, en la realidad escondida que el periodista pretende hacer aflorar con su trabajo” (1994: 23).

¿Por qué se dice que la investigación es imprescindible al periodismo ambiental? Porque se ocupa de la actualidad y la información relacionada con el medio ambiente, la naturaleza y el desarrollo. Esto requiere la conciencia de periodista ambiental en su trabajo de investigación para que no caiga en las “realidades falsas” del periodismo subjetivo no comprobable.

Es necesario también que los periodistas ambientales “no solo se basen en lo que les dicen las fuentes investigadas, sino también observen los sucesos con su propio ángulo porque no siempre son confiables ciento por ciento las fuentes de información”, manifiesta la profesora María de los Ángeles González Borges, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

La característica científica del periodismo ambiental, por eso, deriva de dicho requisito, el requisito de “observar los sucesos  con ángulo propio”. El periodista, como secretario honrado de la historia, tiene que poseer un conocimiento abundante de cada campo que trabaje. 

“El periodista ambiental no tiene que ser experto de medio ambiente ni especialista de la naturaleza. Pero es obligatorio tener una comprensión científica determinada sobre lo que trabajará e informará porque esto le ayuda con el trabajo de acumular y verificar las fuentes”, explicó Patricia Cáceres, periodista del diario Juventud Rebelde.

Considerada la mano derecha de la campaña para proteger nuestra Tierra, esta especialidad periodística, según Absalom Shigwedha en su ensayo  Why environmental journalism matters, ofrece información ambiental nueva y útil que permite al ciudadano decidir con conocimiento de causa, identificar las noticias vinculadas y explicar los distintos factores del suceso, de forma que el lector pueda entender por qué se llegó a esa situación, las tendencias y la evolución de un determinado problema ecológico, energético o eco-social (Web: 2013).

Esta función cumple a la vez dos características típicas del periodismo ambiental: educativo y consciente de cumplir con una responsabilidad social específica.

Aunque posee la figura científica, es recomendable evitar el “lenguaje experto” para que no se cometa al desentendimiento de los lectores. Una vez  que la redacción del texto es ambigua o demasiado “académica”, no se podría lograr la característica educativa ni se cumplirá una responsabilidad social específica.

El Código de ética periodística editado por la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México, señala sobre los principios del periodista con la profesión, “el periodista asume que realiza un trabajo de alta responsabilidad social que exige el cumplimiento impostergable y que lo obliga a demostrar que cuenta con las aptitudes, habilidades y conocimientos necesarios para ejercer el periodismo, así como elevar permanentemente su capacidad profesional” (2001: 115).

El periodismo ambiental, como rama importante del periodismo, debe ejercerse con profesionalismo, objetividad y responsabilidad. Cualquier fraude o dato inexacto, aunque sea muy pequeño en cualquier labor, lleva a graves consecuencias inesperadas.

Sin embargo, ¿cómo se notifican los factores de “profesionalismo, objetividad y responsabilidad” en un trabajo de tal envergadura? Es el trabajo que se refiera a un tema noticioso y posee la adecuada importancia con la sociedad contemporánea; que refleje los asuntos mediante varios puntos de vista en un estilo claro, justo, creativo y fácil a entender; que se vea su preocupación honrada sobre el ambiente y que pueda provocarnos amar bien a nuestra Tierra.

“Ser un buen periodista ambiental no es muy difícil. El primer elemento necesario es que lo ames y lo entiendas bien”, concluyó Patricia Cáceres.

Bibliografía:

Rodríguez, Pepe. Periodismo de investigación:técnicas y estrategias.  Ediciones Paidós Ibérica. Barcelona, España. 1994, p.23.

Varios autores, compilación: Julio García Luis. Ética periodística. Editorial Pablo de la Torriente. La Habana, Cuba. 2001, p.115.

Shigwedha, Absalom: Why environmental journalism matters. En:  http://www.informante.web.na/i

ndex.php?option=com_content&view=article&id=10506:

why-environmental-journalism-matters-&catid=23:

environment&Itemid=111. Consultado: 07- 06- 2013.

Neuzil, Mark: A Sweeping History of Environmental Journalism. En: http://www.h-net.org/reviews/showrev.php?id=32167. Consultado: 07- 06- 2013.

Periodistas consultados:

René Tamayo León, del periódico Juventud Rebelde.

Patricia Cáceres, del diario Juventud Rebelde.

María de los Ángeles González Borges, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

¿MEDIR?... PARA NO PERDER LA GOTA

¿MEDIR?... PARA NO PERDER LA GOTA

Ante las constantes sequías, los hidrómetros o metrocontadores de agua constituyen parte de la respuesta para llegar al ahorro entre todos.

ALBERTO CABRERA TOPPIN,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Foto: Cortesía de MARÍA ELENA GONZÁLEZ GONZÁLEZ.

El grifo gotea una y otra vez Fátima*, aunque no lo escucha, lo ve y no lo cierra correctamente. El agua desperdiciada no moja el piso que acaba de limpiar, ni convierte en fango la tierra que rodea su casa: no le perjudica en absoluto. En un final, tanto esas gotas demás como el líquido que ha utilizado todo un mes en el lavado de la ropa, la cocción de los alimentos y la higiene personal y doméstica, vendrán reflejados en una factura con el valor de un peso per cápita. Una nimiedad por el agua que llega sin interrupciones a su hogar en el municipio capitalino de Boyeros.

A pocos kilómetros de allí, en el reparto El Eléctrico, de Arroyo Naranjo, David Tamame hace “magia” cada cuatro días para llenar en una jornada cuantos cubos y tanques han adquirido en su residencia. ¿Su objetivo? Que no le falte el preciado líquido, por el cual abona, también, el impuesto de un peso por persona mensualmente.

Ante la pregunta de cuán necesario es un hidrómetro –también conocido como metrocontador de agua –en las viviendas, ambos expresan criterios tan opuestos como la situación que viven con el disolvente universal. Y es que en sus dos décadas de edad uno y otro han visto, desde perspectivas diferentes, cómo la ausencia del pago por consumo incide notablemente en la cultura del malgasto hidráulico en La Habana. No obstante, ¿fue siempre así?

Agua gratis para todos

A partir de 1961, Cuba declara vigente y absoluto el socialismo dentro de sus fronteras y se propone avanzar en la búsqueda de la sociedad comunista. Es así como ciertas gratuidades y subsidios se insertan en la cotidianeidad de los cubanos. Entre ellas, el abasto de agua.

“Antes de 1959, en mi casa se pagaba por el agua que consumíamos. ¡Y eso que teníamos una granja! Mensualmente venía un trabajador de acueducto, leía el reloj que estaba en las afueras de la vivienda y nos cobraba”, explica Hilaria Núñez, vecina de Río Verde, en Boyeros. Agrega que tras el triunfo revolucionario, el metrocontador no se utilizó más, ni siquiera los años en los que a su hogar no llegaba el agua con la debida presión: “Hubo algún tiempo que sí fue gratis, pero después vino la tarifa de un peso por persona cada mes.”

Dentro del quinquenio 1966–1970, el gobierno revolucionario decretó gratuito el servicio de agua, siguiendo la premisa comunista de “a cada cual según sus necesidades”. Sin embargo, el pensamiento racionalizador no estaba consolidado en la sociedad cubana, sobre todo en la habanera, por lo que la población comenzó a despilfarrarla. Ello causó el resurgir del pago –tarifado en un peso per cápita mensual –a principios de los setenta, y el nacimiento de campañas desarrolladas por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en busca del ahorro hidráulico.

En uno de los folletos impresos como parte de la lucha cederista por el freno al malgasto, aparecen palabras de Fidel Castro respecto al tema. El líder de la Revolución afirma que “(…) desde que no cobramos el agua, muchas personas no se ocupan jamás de cerrar la pluma [grifo] (…) el esfuerzo que cualquier persona realiza para resolver el problema de los salideros de agua es mínimo (…) la distribución comunista del agua nos conduce al despilfarro (…), demostrando que no estamos preparados para distribuir el agua comunísticamente”.

Litro a litro, peso a peso

La posterior subvaloración de la moneda cubana y el alza en los salarios en los inicios de los setenta hicieron que la población considerara ínfimo el pago del agua, por lo que una vez más La Habana estaba frente al despilfarro, esta vez unido a una sequía general en todo el país.

Con la construcción de viviendas en zonas como Alamar (en el municipio de Habana del Este) y La Coronela (La Lisa), fue puesto en práctica un proyecto experimental para propiciar el ahorro. De esta manera, se instalaron hidrómetros en varios domicilios, sobre todo, en los edificios recién construidos.

“Yo tenía doce o trece años cuando los contadores de agua funcionaban”, recuerda Yamilé Emana, residente en la zona 18 de Alamar. “Entonces sí se ahorraba. El Estado te daba gratis cierta cantidad de litros; el resto salía de tu bolsillo. Como es lógico, nadie quería pagar ni un quilo de más. Por desgracia, estos equipos fueron dejando de funcionar y con ello vino la tarifa del dichoso peso por persona cada mes, y así se fue la idea del ahorro”, agrega.

Según investigaciones de María Elena González González, jefa del Laboratorio de Calibración de Contadores de Agua Fría y del Departamento de Normalización y Metrología de Aguas de La Habana (AH), en esa época se realizaron algunos estudios en una zona del mencionado municipio del oriente capitalino. Citando al Comandante en Jefe, la directiva afirma: “Las casas que pagaban el agua con tarifa fija gastaban de 4 a 5 veces más que las que abonaban según lo utilizado, y en donde se puso el medidor, rara vez se empleaba más de lo necesario”.

González explica que los metros instalados en el área residencial habanera tenían una vida útil promedio de siete u ocho años: “Se debe a la presión de bombeo, condiciones físicas del agua y que son del tipo de velocidad: miden el líquido consumido según la cantidad de litros por segundo con que este pasa por una veleta interna. Dicha veleta impulsa unos imanes cuya energía magnética da movimiento a las agujas medidoras. La sedimentación de las sales disueltas en el agua es la causa principal por la que los engranes de estos equipos dejan de funcionar”.

La funcionaria declara que al detectarse un metrocontador sin funcionar, el instrumento era remitido al laboratorio de AH para revisarlo, cambiarle las piezas que lo requerían y volver a ajustarle su calibración. Cuando el daño era mayor, se enviaba a la fábrica Midas, en Arroyo Naranjo, única ensambladora de dichos equipos en el país. Allí se reconstruía por completo. “Por desgracia, la empresa productora de los suministros para las reparaciones de los hidrómetros Iberconta, en su mayoría ubicados en la capital, se fusionó con otra firma y dejó de confeccionar los implementos”, acota.

La ausencia de las piezas y las condiciones del Período Especial detuvieron la intención de extender el uso de los medidores tanto en las empresas estatales como en el sector residencial. Sin embargo, en el año 1998 surge el Programa del Oeste de la Capital, con el que instalaron más de 10 000 metrocontadores en los municipios Playa, La Lisa y Marianao, empleando la estructura básica de las unidades rotas. No obstante, este nuevo proyecto no fue suficiente, pues en la actualidad, según refiere González, solo el 12 por ciento de las viviendas capitalinas presentan contador de agua.

¿Medir o no medir?

Al hablar de la necesidad de instalar metrocontadores de agua en las viviendas, muchos son los criterios que se oponen por una u otra razón, aunque todos siempre toman como referencia la situación individual de cada quien con el líquido y la economía del hogar.

Luis Evelio Serrano, joven trabajador vecino de Río Verde, considera que el poder adquisitivo actual de los capitalinos no es suficiente para pagar lo que se consume de agua una vez instalados los hidrómetros. “Existen personas que tienen problemas para abonar el servicio eléctrico, al punto de invertir casi todo el salario en ello. ¡Imagínate qué pasaría con el agua!”, manifiesta.

Wendy Montes de Oca no piensa de esta manera. En su consideración, sí deberían ser instalados los medidores: “Yo vivo cerrando los grifos de mi casa. Sin embargo, cada fin de semana, mi vecina tira cubos y cubos de agua para limpiar su portal, y al finalizar el mes solo paga una pequeña parte de su salario por eso. Parece que no piensa en aquellas personas a las que hoy no les llega el fluido. Cuando vea afectado su bolsillo, sí las recordará”.

“Siempre ha sido un peso por persona”, comenta Fátima. A su entender, esa tarifa debió haber sido establecida para permitir que todos pudieran pagar por el servicio y por lo dañado que se encuentra el sistema de distribución, heredado de tal manera por el gobierno revolucionario.

Sobre la importancia de la medición, María Elena González manifiesta que constituye la herramienta básica para la gestión financiera sostenible de una red de abasto de agua. “La ausencia de medidores despoja de elementos esenciales a la comunidad y a la entidad que maneja el suministro, lo que dificulta la gestión técnica y económica; su presencia crea una conciencia de ahorro en los usuarios y permite una facturación confiable y equitativa, con la que se da valor al agua”, señala.

“No tengo nada contra las personas que tengan una piscina, sea inflable o de cemento, pero no es justo que abonen proporcionalmente la misma cantidad de dinero que aquellas que no tienen, porque gastan mayor cantidad de agua”, manifiesta Yamilé.

Incluso, la crítica al poco uso de los medidores ha llegado al contexto digital. Un lector de Cubadebate identificado con las siglas T. M. pregunta qué ha sucedido con los metrocontadores instalados en las casas, en comentario publicado el 22 de enero de 2011 a raíz del análisis de la situación hidrológica habanera. “Sería muy bueno si se le pudiera cobrar el sobreconsumo (…) a aquellos que no les importe derrochar tan valioso recurso. Si se hace con la corriente eléctrica, ¿por qué no con el agua?”, reflexiona.

A diferencia de lo que muchos creen, no todos los metrocontadores de agua permanecen en el olvido. Datos ofrecidos por Aymée Aguirre Hernández, vicepresidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), y citados por Prensa Latina, reflejan que el 22 por ciento del agua bombeada se pierde dentro de las viviendas, cifra que disminuye considerablemente en los inmuebles donde se encuentran instalados estos dispositivos medidores.

Además, en el 2000 fue modificada la tarifa por consumo a aquellos clientes que cuentan con dichos medidores en sus casas. Según un despacho de la Agencia de Información Nacional (AIN), se pagaría veinticinco centavos al mes per cápita por el consumo de hasta tres metros cúbicos (que anteriormente era gratuito); se cobrarían cincuenta centavos desde tres hasta 4,5 metros cúbicos; setenta y cinco centavos desde 4,5 hasta seis; un peso desde seis hasta 7,5; y $1,50 por más de 7,5.

El domicilio de Ileana Pedrosa, en Centro Habana, es de los pocos ejemplos capitalinos en los que permanece inalterable uno de estos medidores. Según refiere la propietaria, los siete miembros de su familia y ella disfrutan del suministro cada dos días durante la noche, por el cual abonan mensualmente entre ocho y diez pesos. “No es tan caro, se puede pagar. Lo único negativo es que no es continuo”, argumenta.

Solo se logra ahorro cuando el consumidor percibe directamente cuán necesario es. Por ello, instalar metrocontadores de agua con las debidas tarifas puede llegar a ser garantía de racionalidad, sinónima hoy de riqueza para la capital cubana.

* El nombre ha sido cambiado a petición de la fuente.

Pie de fotos: La sedimentación de las sales es una de las principales causas por las que muchos de los metrocontadores dejaban de funcionar.

Ficha técnica:

Tipo de título: Llamativo.
Tipo de entrada: De Contraste.
Tipo de cuerpo: De bloques temáticos.
Tipo de transiciones: Empleo de sumarios.
Tipo de cierre: Cierre de conclusión o resumen.

Tema: Necesidad de los metrocontadores de agua para acabar con el despilfarro del líquido.

Objetivo principal: Demostrar que es necesaria la instalación de los metrocontadores de agua en el sector residencial para propiciar el ahorro de líquido.

Objetivos colaterales: Hacer un recuento de la historia de la medición del agua en el sector residencial; presentar situación actual del abasto del agua en la capital, haciendo énfasis en el contraste uso del agua–importe a pagar.

Estrategia de fuentes:

Documentales: Folleto El agua, elemento de vida (CDR, década de 1960); portal Cubadebate (consulta en línea, lunes 15 de abril de 2013); cable de la Agencia de Información Nacional (AIN) publicado en internet; libro Historia de Cuba 1959–1999. Liberación nacional y socialismo, de José Cantón Navarro y Arnaldo Silva León.

No documentales:

David Tamame (joven de 20 años que vive en una zona con dificultades en el abasto de agua).

Fátima* (joven de 20 años que vive en una zona con abasto de agua permanente).

Hilaria Núñez, persona que ha sido testigo de los cambios en la tarifa del agua a través del tiempo.

Yamilé Emana, testigo del funcionamiento de los metrocontadores de agua y su posterior desuso.

María Elena González González, jefa del Laboratorio de Calibración de Contadores de Agua Fría y del Departamento de Normalización y Metrología de Aguas de La Habana.

Luis Evelio Serrano, joven trabajador de 20 años.

Wendy Montes de Oca, joven estudiante de 19 años. 

Tipo de juicios:

Disyuntivos: David Tamame y Fátima; Luis Evelio Serrano y Wendy Montes de Oca.

Valorativos: Hilaria Núñez, Yamilé Emana.

Analítico: María Elena González González. También, se manifiesta en todo el desarrollo del trabajo.

Soportes:

Hecho: Derroche de agua en varias viviendas capitalinas.

Antecedentes: Implementación de la tarifa fija a la mayoría de los consumidores, eliminación del pago del agua, instalación de hidrómetros en ciertas zonas capitalinas.

Contexto y hechos colaterales: Preocupación institucional del Instituto de Recursos Hidráulicos y la dirección el país por los altos volúmenes de despilfarro, mayor frecuencia de etapas secas principalmente en la capital.

Proyecciones: Las fuentes no aportaron ninguna. Se desprende de todos los juicios que pudiera ser la instalación de los metrocontadores.

TALAR LAS MALAS PRÁCTICAS

TALAR LAS MALAS PRÁCTICAS

LUIS A. AUTIÉ CANTÓN,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Hace unas semanas escuché con mis ojos la voz de una señora que, en las páginas del diario Trabajadores, exigía una explicación ante la tala de un centenario árbol en su cuadra. Contaba la doliente el derribo total del ejemplar a manos de unos obreros, cuando para llevar a cabo sus labores no era necesaria tan radical decisión.

La fecunda cantidad de materiales publicitarios que se transmiten, con los que nuestra televisión intenta crear una conciencia de preservacionista ante la siega de árboles y la deforestación, me obliga a recurrir al tema de la tala en la capital.

La ubicación geográfica de Cuba convierte a la Isla en blanco de huracanes, tormentas tropicales y otros fenómenos atmosféricos fuertes. El sistema de tendido eléctrico y telefónico urbanos se ve afectado, en ocasiones, debido a las ramas de los árboles caídas al ceder ante las ráfagas de viento. Las raíces pueden dañar también las aceras si el árbol cae. Por eso se “recortan” un poco.

Ahora bien: no comprendo la conducta de ciertas instituciones encargadas de la poda en la ciudad, cuando toman la justicia por su mano y recurren a la vía más fácil: echar el árbol a tierra. Francamente, veo estas acciones como irrespetuosas, no solo con la naturaleza, sino también con la política nacional, que busca la reforestación citadina, un camino imprescindible para eliminar o al menos reducir los niveles de contaminación atmosférica.

¿Es necesario talar un árbol escudándose solamente en la opinión de que, al transcurrir el tiempo, seguirá creciendo y pudiera afectar la acera o el tendido? ¿El talar uno y sembrar otro en su lugar soluciona el entuerto? No lo creo.

La poda, en la urbanidad, se utiliza tanto para prevenir el riesgo de caída de ramas como para regular el crecimiento, si el sitio donde se encuentra no permite su desarrollo completo. Además, derribar un árbol y sembrar otro no es solución, pues al retoño le tomará mucho tiempo alcanzar el tamaño, la frondosidad y la capacidad descontaminante de su predecesor. A mi juicio, deberían estudiar una vía más “ecológica”, de forma tal que no se vean perjudicados ni el ejemplar ni aceras y tendidos.

El Artículo 70 de la Ley 81 del Medio Ambiente estipula que “toda persona natural o jurídica, que por su acción u omisión dañe el medio ambiente, está obligada a cesar en su conducta y a reparar los daños y perjuicios que ocasione”. Pero en la calle, ¿quién controla? Si la ley se hiciera sentir como es debido, arbitrariedades como esta no existieran.

Si se tienen noticias de ejemplares que sobrevivieron a la bomba atómica lanzada en Hiroshima, ¿cómo es posible que nuestra ciudad sufra la pérdida de árboles a causa de la negligencia institucional y la “mala praxis” de conciencia? Sí, hay cosas por talar, pero no nacen en la tierra.

ZOOLÓGICO DE 26: REFUGIO DE ANIMALES VÍCTIMAS DE ILEGALIDADES

ZOOLÓGICO DE 26: REFUGIO DE ANIMALES VÍCTIMAS DE ILEGALIDADES

Los decomisos por la Resolución 160 se envían a esos centros, que funcionan como lugares de rescate.

Texto y foto:
ROBERTO MÁRQUEZ LÓPEZ DE VIVIGO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Tomeguines de la tierra, azulejos y palomas criollas fueron aves adquiridas recientemente por el Zoológico de 26 del capitalino municipio Plaza de la Revolución, uno de los centros receptores de los decomisos realizados con la aplicación de la Resolución 160.

La reglamentación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) clasifica las especies de la flora y la fauna en peligro de extinción y de alto valor económico y ecológico.

«El traslado se hizo por tren desde Sancti Spíritus en condiciones muy desfavorables. Algunas se escaparon y otras murieron por la falta de alimentos y agua. El transporte es responsabilidad de la autoridad incautadora. Muchas veces esta no cuenta con los medios ni el conocimiento, por eso es frecuente que lleguen animales en sacos, simplemente amarrados, etcétera», dijo Gremilda Marrero, directora del Zoológico de 26.

Añadió que cuando llegaron, las especies fueron hidratadas rápidamente, porque el estrés les bajó las defensas y peligraban sus vidas como consecuencia de los parásitos.

Los decomisos al entrar en el zoológico se ponen en cuarentena, aislamiento para evitar la propagación de enfermedades si las portan. Las primeras 72 horas son fundamentales para salvar la mayoría de las especies. Primeramente se alimentan y luego se les toman muestras. Si es necesario se le aplican medicamentos y vitaminas.

Es un trabajo difícil porque el incautado no se avisa y en ese momento hay que buscar condiciones de alimentación y hospedaje, afirmó Marrero.

Los animales al salir de cuarentena, si están en buen estado físico, son exhibidos al público. Las especies dañadas se usan para la reproducción. Si no cumplen con los requisitos anteriores, se utilizan como alimento para los ejemplares internos. En última instancia, si el centro no dispone de las condiciones de alojamiento, si es de la fauna cubana, se libera al medio.

«Reintegrarlos a la naturaleza es un proceso que lleva dedicación, porque en ocasiones, la especie no sabe cómo interactuar con sus similares o buscar comida», dijo Jorge Fernández, biólogo principal del centro.

La Resolución 160 del 2011 tiene como antecedente la 111 de 1996, y se estableció para garantizar el cumplimiento de los compromisos internacionales de Cuba con la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y la Flora Silvestres, el Convenio para la Protección y Desarrollo del Medio Marino de la Región del Gran Caribe, entre otros.

El Zoológico de 26 fue el primero en la Isla y se fundó el 24 de octubre de 1939 durante el gobierno de Federico Laredo. La entrada está identificada con tres venados, una escultura de la artista cubana Rita Longa.

Pie de foto: Área de cuarentena para aves.

Ficha técnica:

Tipo de título: Genérico.
Tipo de lead: Sumario de Qué.
Tipo de cuerpo: Lead + Pirámide Invertida + Dato adicional.
Primer valor noticia: Actualidad.
Otros dos valores noticia: Interés colectivo. Proximidad o cercanía.
Tipo de fuentes declaradas: Directas y no documentales.
Tipo de noticia: Simple y blanda.

COMPATIBILIDAD QUE MARCA LA DIFERENCIA

COMPATIBILIDAD QUE MARCA LA DIFERENCIA

El comportamiento de los plaguicidas biológicos en el campo del control de plagas es hoy cuestión de interrogantes. La investigadora auxiliar Julia Almándoz ofrece sus consideraciones.

Texto y foto:
JAVIER DIEZ MINIET,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

El Instituto Nacional de Investigaciones y Sanidad Vegetal (Inisav), con más de 20 años de accionar, trabaja en el diagnóstico fitosanitario, la introducción de medios biológicos, la implantación de Programas de Manejo Integrado de Plagas y el monitoreo de la calidad y los residuos de plaguicidas en aras de contribuir a la prevención y disminución de las pérdidas, con el menor riesgo posible al ambiente y sobre una base sostenible.

Hasta ese centro, ubicado en el municipio habanero de Playa, fuimos en busca de una respuesta a interrogantes que se plantean hoy no pocos productores agrícolas: ¿cuál es la diferencia entre plaguicidas químicos y biológicos? y ¿por qué uno supera al otro en efectividad y uso?

La Máster en Ciencias Julia Almándoz Parrado, miembro del departamento de Fitopatología, manifiesta en la conferencia Plaguicidas para fitosanitarios: “En la actualidad no es posible una agricultura con altos rendimientos sin la utilización de medidas de protección de plantas, entre las cuales los plaguicidas químicos siguen teniendo una notable participación, aunque los enfoques han cambiado considerablemente”. Con ella conversamos.

-Antes de acercarnos a temas importantes

sobre este cambio de enfoque, ¿cuál es el

área de trabajo de los fitosanitarios?

Ellos son los encargados del control en sanidad vegetal, quienes están al tanto de las investigaciones en esta área, principalmente en plaguicidas y su impacto en el entorno.

-Aclaremos dudas, ¿qué opinión le

merece el uso de los plaguicidas

biológicos en el control de plagas?

Se basa en que ellos son más inocuos para el medio ambiente.

-¿Inocuos?

Sí, más amigables en relación con su comportamiento con el entorno y el hombre, pues hasta el momento no se presentan niveles de residuos en las plantas y en los operarios, como es en el caso de los plaguicidas químicos. Esto, siempre y cuando se haga un uso adecuado de los microorganismos que se emplean, o sea, que se realice un manejo con precaución.

-¿Manejo con precaución?

Los plaguicidas biológicos son microorganismos y cuando se elaboran los productos con el uso de tecnología e implementos manuales, hay que tener un grupo de protecciones, y a la hora de aplicar los productos los operarios también deben protegerse por las esporas que emanan al ambiente de las plantas, pero en definitiva, estos plaguicidas comparten buena relación con el hombre y, repito, son amigables e inofensivos.

-Usted plantea que existe una relación positiva

entre el uso de plaguicidas biológicos y su impacto

en la biosfera, ¿qué otros beneficios trae?

Lo otro es que los plaguicidas no acaban con los artrópodos benéficos, o sea, son compatibles con insectos que también se usan en el control de plagas. Estos se crían y después se aplican para reproducirlos en el campo y controlan otras plagas. Es una afinidad con otras prácticas fitosanitarias que se emplean en el cultivo. Relación que no poseen los plaguicidas, químicos pues algunos sí dañan a los insectos que usamos como antiplagas.

-En caso de un mal manejo de los

plaguicidas biológicos, ¿qué efectos

negativos tendría?

Hasta ahora no hemos reportado en Cuba ningún caso en cuanto al uso de este tipo de plaguicidas; no obstante, realizamos un estudio de registro donde de manera minuciosa se evalúan todos los riesgos que puedan existir a la hora de introducir cualquier tipo de microorganismos. En caso que tuviera algún riesgo no se pone en el plan de operaciones.

Hay que analizar en qué magnitud se puede introducir o no un microorganismo, hasta qué punto es beneficioso y luego es que se decide proceder a elaborar el producto de control biológico.

Quiero decir también que el uso de plaguicidas biológicos impacta a escala mundial a los científicos e investigadores hoy en día, pues aisladamente, solo se han reportado en Europa y otras regiones algunos casos de alergia por vía respiratoria o dérmica.

-¿Cómo se comporta el uso de los

plaguicidas biológicos en el país?

De 1970 hasta los 90 fueron incrementándose los productos de control biológico, ya con la aparición del período especial y la falta de recursos y equipamiento se depauperaron sus producciones.

Luego del 2000 se ha recuperado muy lentamente la aplicación en las tareas agrícolas nacional de estos productos que no dañan al medio ambiente y se consideran ahorro de químicos y trajes de protección, porque no es secreto que el uso de químicos sí constituye un peligro potencial para el hombre y el medio ambiente.

-¿Qué cree que falta para

aumentar su implementación?

Recursos, sin recursos es imposible la creación de estos productos que llevan congelación, almacenamiento en zonas climatizadas y un tratamiento especial.

En manos del Ministerio de la Agricultura queda apoyar estos programas que impulsa el Inisav para llevar a todas las áreas de producción agropecuaria, dígase cooperativas, organopónicos y zonas urbanas y suburbanas, el uso de los plaguicidas biológicos como fuente importante de control de insectos, gusanos y otros lepidópteros que invaden las cosechas que posteriormente llegan a la mesa del cubano.

Pie de foto: Julia Almándoz, miembro del Departamento de Fitopatología del INISAV, reafirmó la importancia del uso de los plaguicidas biológicos.

¡SALVA LA SELVA!

¡SALVA LA SELVA!

El 2012 en Cuba se reportaron 421 incendios forestales que perjudicaron 3,468.62 hectáreas de bosques y de ellos 375 ocurrieron entre los meses de enero a mayo. La situacion es alarmante en el país.

LAM NGUYEN THANH,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Los bosques son el pulmón verde de la Tierra” se ha vuelto el lema clave de todos los programas de reforestación en el mundo. Sin embargo, se han preguntado alguna vez ¿qué está sucediendo con este pulmón hoy día?

Los bosques desempeñan un importante rol no solo en el ciclo global del carbono, sino también es la casa colectiva de muchos animales preciosos y raros. No obstante, numerosos incendios forestales han ocurrido en Cuba en tiempos recientes, son un llamado de alerta para lograr una nueva campaña nacional sobre la  protección debida a los áreas boscosas, con el fin de salvar la vida del hombre y los recursos forestales existentes.

Bosques en Cuba, ¿nuestro pulmón verde está enfermo?

La campaña de protección contra incendios forestales de 2012 en Cuba fue estimada como la de menos daños generales en la última década, pero todavía se reportaron 421 casos que perjudicaron 3,468.62 hectáreas de bosques y de ellos 375 ocurrieron entre los meses de enero a mayo, dijo Raúl González Rodríguez, jefe del Departamento del Manejo del Fuego de la Jefatura Nacional del Cuerpo de Guardabosques.

También los documentos estadísticos de este departamento señalaron que el 57 por ciento de los fuegos ocurridos en 2012 tuvieron lugar en las provincias Pinar de Río (19 por ciento), Villa Clara (14 por ciento), Holguín (9 por ciento), Camagüey (8 por ciento) y la Isla de Juventud (7 por ciento), las que se consideran más vulnerable al fuego por las condiciones típicas de clima y naturaleza.

“Cuba tiene 2,996 mil hectáreas de superficie cubierta de bosques, de esa cifra, 1,262 282.71 hectáreas están en las categorías de peligrosas y muy peligrosas, teniendo en cuenta las especies como pino, eucalipto, caoba, cedro, majagua, entre otras, que se encuentran en ellos”, agregó el especialista del Cuerpo de Guardabosques.

Las cifras consultadas de la Oficina Nacional de Estadística e Información  (ONEI) sobre el Estrategia Ambiental Nacional quinquenal (2007- 2011) reportan que el año 2011 es el récord en la historia de este país, cuando el número de los fuegos alcanzó 723. En el 2012 la cifra disminuyó a 461.

No obstante, al comparar el período 2007 y 2008 en que solo se produjeron 257 y 259 casos, respectivamente, la situación real de los incendios todavía es muy alarmante. Especialmente en el caso de La Habana, mientras en los años 2007 y 2008 no sucedió ningún fuego, pero al de año siguiente el número fue de 10 y en el 2012 de 21 casos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) avisa que cada año se queman 12 billones de hectáreas de bosques, en lo cual Cuba contribuye en un 0,3 por ciento, mientras la superficie de foresta de la nación solo representa 0,07 por ciento de la mundial.

En el libro Manejo del fuego, editado por la FAO, los incendios forestales se clasifican por tres niveles, de acuerdo con su aumento de peligrosidad, los cuales son: superficiales, de copa a corona  y subterráneo.

En Cuba, en los cinco años más recientes, como señalan los datos de la ONEI, el 28 por ciento de los fuegos son subterráneos, es decir, queman por debajo de la superficie, desprenden un intenso calor y conducen a la muerte de los árboles; 46 por ciento de esos incendios son superficiales y el resto son de copa a corona.

Cuba no ha de olvidar el incendio de bosque más grave en los últimos diez años en el municipio Ciénaga de Zapata, de Matanzas, en mayo de 2011, que afectó a más que seis mil hectáreas de bosque naturales. En ese mismo período, en toda la Isla ocurrieron otros 722 casos similares con 20,494 hectáreas de superficie dañadas.

Por todos los hechos referidos, ¿ahora ya es tarde para enfrentar la cuestión de cómo proteger el verde de nuestra Tierra? 

¿Quién tiene la culpa?

Es claro que el incendio forestal no es un hecho novedoso que solo ocurre en el tiempo reciente. Prácticamente se produce desde el momento que existen la vegetación en la Tierra por causas naturales como la lluvia, la temperatura, la humedad relativa, vientos…

Hoy día, además de los factores referidos, se suma el cambio climático que resulta del aumento de la temperatura, las emisiones de dióxido de carbono y el elemento determinante es el descuido en las acciones del hombre.

Según Raúl González Rodríguez, respecto a la causalidad humana, en Colombia, Chile, España, Francia y México -los países que tienen el  número de los incendios forestales más alto del mundo-, se reporta el mal manejo de fuego, especialmente en la cosechas, las preparación para cultivo, la quema en la agricultura y los accidentes eléctricos como los factores más frecuentes del problema.

Cuba no es una excepción. Los fuegos forestales son provocado en un 46 por ciento por negligencias, 34 por ciento son desconocidos, 11 por ciento por descargas eléctricas y 9 por ciento son intencionales, señaló Juan José Paretas Fernández, agrónomo y doctor cubano en Ciencias Biológicas, en su estudio Incendios Forestales, publicado en 2007.

Sin embargo, en los últimos años se nota un incremento remarcado de la causalidad humana, específicamente el factor negligencia. Miguel Alejandro Pérez García, especialista del Cuerpo de Guardabosques, informó que en el año  2011, 72,6 por ciento de las causas de los accidentes se debió a negligencias, y que solo un año después, la cifra aumentó al 89 por ciento, de los cuales los fumadores y transeúntes aportan un 29 por ciento.

“El resto no debe ser ignorado, cuando la quema para diferentes fines, la circulación de vehículos y maquinarias agrícolas sin matachispas y la caza y la pesca furtiva representan el 22, el 18 y el 19 por ciento, respectivamente”, añadió Pérez García.

Aparte del factor determinante -el descuido humano al usar fuego-, el elemento natural también desempeña un papel destacado, como el  catalizador de esos accidentes boscosos.

“En un clima favorable de humedad, sequedad, carencia de lluvia, viento…, todo conforma un conjunto de condiciones atmosféricas para que un incendio se provoque más fácilmente”, dijo Ana Nadia Abraham Alonso, investigadora del Instituto de Geografía Tropical del Ministerio del Ciencia, Tecnología y Medioambiente (CITMA).

“Cuba es un país subtropical húmedo, con dos estaciones claramente definidas: la seca (invierno), de noviembre a abril, y la lluviosa (verano), de mayo a octubre. Los extremos de calor y de humedad relativa y los vientos dominantes del Noroeste, que durante los primeros meses del verano son provocados por las combustiones. Por la misma razón, 77 por ciento de estas se encuentran en los meses de enero a mayo y solo 23 por ciento en los seis meses restantes”, agregó Alonso.

Las investigaciones del Instituto de Meteorología Cubano señalan que la pluviosidad  promedio anual es de 1 335 milímetros, pero el período de poca lluvia tuvo solo 339 milímetros. Además, el promedio de la humedad relativa de la Isla en esta temporada alcanzó solo de 58 por ciento, el menor puede ser del 51 por ciento. Es esta la condición que más provoca los incendios forestales.

“De esta severa condición del clima, agregado al mal manejo humano, se producen más incendios”, comentó Juan Acosta Romero, ingeniero agrónomo de la Sociedad Económica de Amigos del País.   

No es solo el problema de algunas plantas quemadas

Los incendios forestales no solo son daños directos a sumideros de carbono, reguladores de agua, protectores y mejoradores del suelo y 40 por ciento del oxigeno atmosférico del mundo, sino también son malas influencia a la producción y calidad de los productos maderables, al hábitat natural, severos daños económicos y ambientales a la sociedad y la naturaleza y se considera como el enemigo número uno de los ecosistemas forestales”, explicó Sheila Chang Fuente, especialista del Grupo de Evaluación de Riesgo del CITMA.

En 2012, la pérdida económica causada por los incendios forestales  ascendió a los 12 millones y 618,428 pesos y marcó un descendimiento al comparar con la de 2011 (31 millones 357 000 pesos).

Respeto a la naturaleza, los fuegos pueden causar los cambios en la estructura de la tierra, lo que contribuye al aumento del potencial de erosión de los suelos. Por eso, llegan a perder su fertilidad y no tienen la potencialidad que suministran las substancias necesarias para el crecimiento de árboles”, afirmó Chang Fuente.

De otro lado, los siniestros conllevan al efecto invernadero y el  cambio climático mediante la emisión de una gran masa de dióxido de carbono al aire. “Además, la contaminación por humo a consecuencia de las combustiones boscosas es un tema importante de salud pública, ya que genera grandes riesgos para la salud humana. Esto puede causar el aumento de la mortalidad por enfermedades respiratorias”, subrayó la doctora Mariana Peñate Vázquez, jefa de la Consultaría Médica de la Residencia Estudiantil Lázaro Cuevas.  

“El humo de estos incendios puede incidir negativamente en la aviación, la navegación y el tráfico de vehículos. Asimismo, reducen también la biodiversidad vegetal y animal, así como la contaminación del agua. Hasta este punto, a la vez son causas y efectos de varios problemas medioambientales ”, concluyó González Rodríguez.

¡Salve, monte de Cuba bien amado!

La ley del Medio Ambiente (1997) plantea que es deber del Estado y de las personas naturales y jurídicas, en general, participar en la prevención, mitigación y atención de los desastres naturales u otros tipos de catástrofes y en la solución de los problemas producidos por estos y en la  rehabilitación de las zonas afectadas. Por eso, cuidar el bosque es la responsabilidad de todo el mundo y al ocurrir un incendio, enfrentarlo no solo es deber de los guardabosques o las brigadas.

Señaló González Rodríguez que, a pesar de que el Cuerpo de Guardabosques cuenta con el equipamiento necesario con estándar internacional de la FAO y las herramientas manuales en las brigadas profesionales, las especializadas y las voluntarias para el enfrentamiento de los incendios forestales, esto no garantiza en un ciento por ciento que no haya daños.

La estrategia de recuperación después del fuego también tiene un rol importante. Las campañas de reforestación en Cienfuegos y Las Tunas en los primeros meses de 2013 ha cubierto 4 000 nuevas hectáreas de plantaciones; las limitaciones realizadas en Camagüey para la circulación de personal y de vehículos dentro de los bosques o en zonas colindantes, son algunos ejemplos que se deben ampliar a toda la Isla.

La educación ambiental escolar también desempeña un papel importante. Alberto Ruíz Tamayo, estudiante de la escuela primaria Juan Alonso Trían Pérez, del Vedado, en La Habana, dijo: “Nos enseñan en la clase de Geografía sobre la importancia de los bosques y el equilibro del ecosistema y la vida humana. Además, participamos en las campañas anuales de reforestación. Es una de las actividades al aire libre que me interesa más”. 

Hoy día, cuando los problemas ambientales, incluso los incendios forestales, cada vez llaman más la atención de la comunidad internacional, debemos elevar nuestra responsabilidad individual a esta campaña global, porque “la naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre. Y el hombre no se haya completo, ni se revela a sí mismo, si ve lo invisible, sino en su íntima relación con la naturaleza”, como escribió José Martí.  

Pie de foto: Incendios forestales, siniestro contemporáneo de muchos países del mundo.

FICHA TÉCNICA:

Tema: Los incendios forestales en Cuba.

Propósito: Demostrar  la situación real de este problema ambiental.  

Objetivos  colaterales: Probar que las  actividades humanas  son  las  principales  causantes  de los incendios forestales. Mostrar las consecuencias socioeconómicas, para la salud humana y el medioambiente

Estrategia  de fuentes:

No documentales:

Raúl González Rodríguez, jefe del Departamento de Manejo del Fuego de la Jefatura Nacional del Cuerpo de Guardabosques.

Miguel Alejandro Pérez García, especialista del Cuerpo de Guardabosques.

Ana Nadia Abraham Alonso, investigadora del Instituto del Geografía Tropical del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medioambiente  (CITMA).

Sheila Chang Fuente, especialista del Grupo de Evaluación de Riesgo del CITMA.

Juan Acosta Romero, ingeniero agrónomo de la Sociedad Económica  Amigos del País.

Mariana Peñate Vázquez, doctora de la Residencia Estudiantil Lázaro Cuevas.

Documentales

Acosta Romero, Rafael y Paretas Fernández, Juan. Incendios Forestales, Editorial Científico-Técnica, La Habana, 2011.

Asamblea Nacional del Poder Popular. “Ley No.81: Ley del Medio Ambiente” (art. 6, p.3), Gaceta Oficial de la Republica de Cuba, 30pp., La Habana, 11 de julio 1997.

FAO. Guideline on fire management in temperate and boreal forest, Forest Protection Working Paper, Rome, 2002.

López Almaguer, Alex. Inicia en Camagüey jornada contra incendios forestales, Radio Cadena Agramonte, 22 ene., 2013.

Martí, José. “Emerson”, La Opinión Nacional, Caracas, 19 de mayo de 1882, Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963- 1973.

Martínez Molina, Julio. Aumentan niveles de reforestación en Cienfuegos, Granma, 12 mar., 2013, 4.
Sistema Estadístico Nacional (ONEI) : http://onei.cu

Fuentes. Tipo de fuentes. Juicios.

Raúl González Rodríguez, jefe del Departamento del Manejo del Fuego. Experto (No documental). Valorativo, Analítico.

Miguel Alejandro Pérez García, especialista del Cuerpo de Guardabosques. Experto (No documental). Analítico, Disyuntivo.

Ana Nadia Abraham Alonso, investigadora del CITMA. Experto (No documental). Valorativo, Analítico.

Sheila Chang Fuente, especialista del Grupo Evaluación Riesgo de CITMA. Experto (No documental). Valorativo, Analítico.

Juan Acosta Romero, ingeniero agrónomo de la Sociedad Económica de Amigos del País. Experto (No documental). Valorativo, Analítico.

Mariana Peñate Vázquez, doctora de la Residencia Estudiantil Lázaro Cuevas. Experto (No documental). Valorativo, Analítico.

Alberto Ruíz Tamayo, estudiante de la escuela primaria Juan Alonso Trían Pérez de Vedado de La Habana. Implicado (No documental). Valorativo, Analítico.

Ley No.81: Ley del Medio Ambiente. Documental.

“Emerson”, La Opinión Nacional, de José Martí. Documental.

Martínez Molina, Julio. Aumentan niveles de reforestación en Cienfuegos, Granma, 12 mar., 2013, 4. Documental.

López Almaguer, Alex. Inicia en Camagüey jornada contra incendios forestales, Radio Cadena Agramonte, 22 ene., 2013 . Documental.

FAO. Guideline on fire management in temperate and boreal forest, Forest Protection Working Paper, Rome, 2002. Documental.

Acosta Romero, Rafael y Paretas Fernández, Juan. Incendios Forestales, Editorial Científico- Técnica, La Habana, 2011. Documental.

Sistema Estadístico Nacional (ONEI): http://onei.cu. Documental.

Soportes a emplear:

Hecho: La Jefatura Nacional del Cuerpo de Guardabosques informó los datos estadísticos últimos sobre incendios forestales en Cuba en 2012.

Contexto: Aumento  de  los números  de incendios forestales en Cuba en los años recientes. Las campañas de prevención de incendios forestales y de reforestación en las provincias Camagüey y Cienfuegos este año.

Antecedentes: Comparaciones con la temporada 2007–2011 de la Estrategia Nacional Quinquenio y el año 2012.

Proyecciones:  Mejorar el programa de educación ambiental para disminuir los incendios en futuro, porque el 90 por ciento de ellos se provocan por negligencia. 

Tipos  de juicios:

Analíticos: En  todo el reportaje. Se aprecia en el análisis del conflicto.

Disyuntivos: Diversidad de criterios entre  los especialistas  sobre la  acción del hombre como la principal causa que produce combustiones forestales.

De  valor: Consultas a especialistas en distintas esferas vinculadas con el  tema. Además, búsqueda de los documentos de la FAO y la Ley cubana sobre medio ambiente.

Tipo  de título: Exclamativo.

Tipo  de entrada: De presentación del tema.

Tipo  de cuerpo: De bloques temáticos.

Tipo de  transiciones: Utilización de conectores: mientras que, por  tanto, no obstante y  por otra parte. Subtítulos.

Tipo  de cierre: De conclusión.

¿EN ESPERA DEL APOCALIPSIS?

¿EN ESPERA DEL APOCALIPSIS?

CLAUDIA GONZÁLEZ CORRALES,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Nadie imaginó que con la llegada de la Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII en Inglaterra, se inauguraría para la humanidad una batalla más decisiva que la Toma de la Bastilla: Desarrollo Tecnológico VS Medio Ambiente.

Paradójicamente, dos elementos esenciales para la vida del hombre en la sociedad moderna no coexisten en armonía, sino que se enfrentan en una contienda de la cual ambos podrían emerger como perdedores.  

A partir de este dilema, las investigaciones científicas se han encargado de alertar sobre lo que el futuro puede reservarnos. La tercera parte de Bangladesh quedará sumergida al final de este siglo. Las Maldivas y un gran número de Estados insulares del Pacífico desaparecerán… Algunas de estas predicciones, al parecer, preocupan más a la comunidad científica que a la mayoría de la población mundial y coinciden en ubicar como causa el cambio climático que origina el ejercicio industrial. 

No obstante, ¿es irreparable el divorcio existente entre la Madre Tierra y el avance tecnológico? ¿Podría la industria, además de elevar su producción, buscar la manera de no perjudicar al medio ambiente?

Cuba no escapa al problema, pero las autoridades trabajan para garantizar el respeto al entorno. Organismos nacionales como el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Sistema de Inspección Ambiental Estatal y el Programa de Medio Ambiente y Desarrollo, aplicando la Ley 82, supervisan el cumplimiento de las disposiciones jurídicas en materia de protección al ecosistema, e intentan encontrar el punto medio donde entorno y sociedad confluyan equilibradamente.

La Isla navega con destino a una “Producción Más Limpia”, programa que rige las líneas medioambientales de las empresas cubanas. La implementación de esta poderosa herramienta disminuye la cantidad y el grado de toxicidad de las emisiones que acompañan el proceso productivo, pero es necesario aplicarla con sentido de pertenencia y responsabilidad.

Las acciones de preservación no son exclusivas del nivel institucional. La ciudadanía debe cumplir con las normas establecidas y ocupar puestos de vanguardia en la lucha por la protección del medio. Solo la alianza entre las autoridades y la población garantizará alcanzar una convivencia pacífica entre el hombre y su hábitat natural.

“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha”, se lamentaba el francés Víctor Hugo. Vivir con la incertidumbre de lo que puede suceder debe invitarnos a actuar mientras el pronosticado Apocalipsis sea prevenible.