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Periodismo Retrospectivo-Trabajos docentes

ALMA Y VOCACIÓN DE MUJER CONSAGRADA

ALMA Y VOCACIÓN DE MUJER CONSAGRADA

María Luisa Dolz y Arango se destaca en la historia nacional como pionera en la aplicación de los métodos pedagógicos más avanzados de su época.

MARIANA BRUGUERAS MÁS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
 

Al hablar de pedagogía cubana, es imposible dejar de mencionar a María Luisa Dolz, educadora cuyos métodos de enseñanza, además de cambiar el sistema de aprendizaje de la Isla, otorgó a las mujeres el respeto y valor merecidos en un momento en el cual no tenían voz ni voto respecto a su propio futuro.

A disposición de aquellas que pensaban que solo habían nacido con el propósito de ser buenas hijas,  hermanas, esposas y madres, puso las herramientas para la superación y el crecimiento intelectual, emocional y profesional. Al decir del coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades, Julio César González Pagés, es “la cubana que más aportes dio al campo femenino en el siglo XIX”.

Dania de la Cruz, investigadora del Archivo Nacional de Cuba, en su libro María Luisa Dolz, documentos para el estudio de su labor pedagógica y social, relata que a partir de las exigencias de la enseñanza moderna, esta cubana se propuso eliminar las trabas del sistema de aprendizaje e introducir el razonamiento como método eficaz del pensamiento humano.

Anticipó la aplicación de lo que hoy se conoce como educación integral y, a casi 90 de su muerte, es considerada una de las grandes pedagogas de su época, a pesar de que sus aportes a la educación cubana quedan hoy solo en la memoria de investigadores y estudiosos. El puertorriqueño historiador de arte y ensayista, Doctor Alfredo M. Aguayo, en su ensayo María Luisa Dolz, educadora de la mujer cubana, señaló: "Ella comprendió que la causa de la educación y la emancipación de la mujer eran términos inseparables”.

Paradigma

Nacida en el municipio capitalino de Marianao en 1854, fue bautizada como María Luisa Francisca por sus padres, el abogado Juan Norberto Dolz y María de la Luz Arango. Su posición económica le permitió asistir a las mejores escuelas de la época: Nuestra Señora de los Ángeles y el Sagrado Corazón, ambas ubicadas en el barrio del Cerro. En su hogar completó los estudios básicos con el apoyo de profesores de literatura, ciencias, música e idiomas.

Desde pequeña reveló su vocación de profesora e impartía clases a sus hermanas menores. Ya en 1876  alcanzó el título de Maestra de Enseñanza Elemental, y al año siguiente el de Maestra de Instrucción Primaria Superior. En 1879, fundó el colegio que llevaba su propio nombre, el cual constituyó el primero de Segunda Enseñanza para mujeres instalado en el país, lo que repercutió de forma favorable para la entrada de féminas a la Universidad.

Sus aspiraciones y carácter le permitieron romper las tradiciones y prejuicios que impedían a la mujer elevar su nivel de instrucción. Estudió y se graduó de Licenciada en Ciencias Físico-Naturales en 1890. Junto a Laura Martínez de Carvajal, Mercedes Riba, Francisca Rojas, Digna América del Sol, María de la Asunción Menéndez, Adela Farafa, María de Jesús Pimentel y Mercedes Silvén, fue de las primeras cubanas en graduarse en la Universidad de La Habana.

“Es muy triste que su historia no se cuente junto a la de los más grandes: Martí, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Enrique José Varona… Ella es apenas conocida en el gremio pedagógico. Como pionera en varias aristas de la educación, debe ser recordada con el mayor respeto”, aseguró la profesora del Instituto Pedagógico Enrique José Varona, Licenciada en Historia, Lázara Guzmán.

Visionaria intransigente

Viajó tanto por América del Norte como Europa, donde visitó centros escolares de todo tipo, museos académicos, talleres de personas discapacitadas; presenció clases y observó la aplicación de diferentes métodos de aprendizaje. Además, su interés por cambiar la ideología imperante, la llevó a publicar numerosos artículos en periódicos y revistas nacionales como El Fígaro, Patria, Cuba Pedagógica, Cultura y el Diario de la Marina.

“Su vida es un ejemplo, no sólo de fidelidad a una vocación, sino también de autoformación conscientemente dirigida. Se hallaba imbuida de los principios del feminismo. Quiere esto decir que, de no haber poseído en tan alta medida ese altruismo, que no se satisface sino con la entrega de sí mismo en aras de un ideal de bondad y perfección, se habría conformado con realizar su propia personalidad, gozando libremente de su situación privilegiada de mujer culta, prestigiosa y de economía independiente”, apuntó en 1954 la intelectual cubana Vicentina Antuña, al conmemorase el centenario del nacimiento de la Dolz.

Muy pocos, como ella, poseían en la Isla información tan abundante y actualizada sobre aspectos de la cultura referidos a los problemas de la educación. Abrió pautas para la formación de las cubanas, con la introducción de prácticas pedagógicas y disciplinas que no eran habituales en las escuelas femeninas.

En la Escuela Pedagógica Presidente Salvador Allende, un muestreo reflejó que ninguno de los jóvenes sabe quién fue María Luisa Dolz. Un alumno, David Moratón, de 18 años, declaró que “la estudiamos en primer año, pero por arribita. No le concedemos mucha importancia a estas figuras”.

“La Dolz fue moderna, no transgresora. Aplicó nuevas teorías y metodologías al sistema educacional de la época en que vivió. Le sobraba valentía. Reconoció a la mujer y la motivó a superarse y ser más que simplemente una señora del hogar. A pesar de ser cristiana, separó la enseñanza de la religión, y optó por un sistema escolar neutro. Defendió los tribunales especiales para niños delincuentes y abogó por la igualdad de los derechos del hombre y la mujer. Estudiar su vida en las escuelas y considerarla, como a otros, una heroína, es necesario”, indicó la destacada intelectual cubana María del Carmen Barcia, Doctora en Ciencias Históricas y catedrática de la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz. 

Innovadora para su época

Fue la primera en introducir la educación física en un colegio cubano de niñas y en establecer los estudios de Segunda Enseñanza para las jóvenes. También desarrolló el plan de estudio de su academia en inglés y español. Las obligadas asignaturas dogmáticas, como Doctrina Cristiana e Historia Sagrada, las combinó con otras de carácter científico y contemporáneo. En la escuela estaban incluidas dos horas semanales de solfeo y cinco de trabajo manual, que comprendía bordado, costura, confección de flores y dibujo natural.

Margarita Portilla, trabajadora del centro de documentación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), relata que poco conoce de su vida. El nombre le es familiar por los archivos que organiza. “Deberían difundir su obra en los medios de información y promover libros sobre ella”, expuso.

Su institución se nutrió de los mejores catedráticos de la época. Era un profesorado muy bien seleccionado, cuyas figuras avanzadas en el pensamiento y el arte le dieron prestigio. Se destacaban, por ejemplo, Enrique José Varona, Carlos de la Torre, Rafael Montoro, la poetisa y escritora Mercedes Matamoros, y Adriana Bellini, reconocida en el mundo literario y artístico.

A nivel nacional, el colegio alcanzó enorme popularidad. Era famoso por el claustro, las innovaciones y una sólida preparación que ofrecía a las pupilas. Dolz se propuso formar mujeres de acción, sanas y preparadas. Contaba con un museo de historia natural y una biblioteca. Concedía anualmente 12 becas por ocho años a niñas de bajos recursos, siempre que su conducta y aprovechamiento fueran satisfactorios.

El libro En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba, del historiador y profesor González Pagés, revela que, por la categoría que alcanzó la escuela donde desarrolló su larga y gran obra, se supone que un importante sector masculino comenzó a cambiar su criterio en cuanto al tipo de enseñanza que debían recibir las mujeres. En periódicos como El Almendares, en 1881, llegó a afirmarse que “la mujer atraviesa un período de verdadera evolución”.

Además de bachilleres, fueron preparadas muchas aspirantes al magisterio, que luego ocuparon con éxito aulas, cátedras y direcciones de escuelas. Más de 3 000 alumnas alcanzaron prestigio como doctoras en Pedagogía, Cirugía Dental y Farmacia. En su discurso Feminismo, injusticia de los códigos, señaló que “no debemos contentarnos con enseñar a la mujer sus deberes (….); es necesario también que le demos a conocer sus derechos y que la impulsemos a defenderlos con noble orgullo cuando la ocasión lo requiera”.

Retazos de María Luisa

Para la periodista y directora de la revista Mujeres, Isabel Moya, su olvido se inscribe en cierto desconocimiento de los logros de la mujer a la construcción de la nación. “La historia se cuenta desde una mirada androcéntrica de los grandes hombres que conformaron el país. Los jóvenes aprenden que la revolución solo se alcanzó gracias a las luchas sociales, pero son varios los aspectos que forman un país: costumbres, cultura... Una causa esencial por la cual son opacadas ciertas figuras, es que la historia todavía se narra desde los metarrelatos, y eso excluye lo que no sea considerado político”, dijo.

En la segunda mitad del siglo XIX se crearon en La Habana otras escuelas similares, cuya docencia la integraban egresadas del Colegio María Luisa Dolz. A los 46 años de fundado su colegio y con 69 años de edad, se retiró. Dejaba la continuación de su obra en manos de María Dolores Guerra, quien había ganado experiencia junto a ella. En 1924, en el anfiteatro de la Academia de Ciencias, la intelectualidad cubana le rindió homenaje por su valiosa labor. Cuatro años después murió, satisfecha de su obra, quien fuera una de las mayores promotoras de la igualdad y el saber en nuestro país.

Todavía ahora, más de un siglo después, la renovadora, creadora y adelantada pedagoga feminista, transformadora de mentes y sistemas, continúa invisibilizada en la sociedad cubana actual. Como fantasma, su ideario y contribuciones son rescatados desde libros y archivos empolvados, recopilaciones y escritos de investigadores. Claman por salir al siglo XX y darse a conocer por las cubanas que hoy le deben tanto a la magnífica mujer que fue María Luisa Dolz.

Pie de foto: María Luisa Dolz y Arango, promotora de la educación de la mujer cubana.

Ficha técnica:

Tipo de título: Genérico.
Tipo entrada: Comentada.
Tipo de cuerpo: Cronológico.
Tipo de transiciones: Por subtítulos.
Tipo de cierre: De conclusión o resumen.

Tema: El desconocimiento que existe entre la población cubana sobre la obra de María Luisa Dolz y Arango.

Situación problémica: Demostrar que los aportes y obras de María Luisa Dolz permanecen desconocidas para la población cubana, a pesar de haber tributado importantes cambios en la situación educativa de la época.

Objetivos colaterales: Destacar la importancia de las obras y contribuciones de María Luisa Dolz a la enseñanza cubana. Dar a conocer parte de la vida de la avanzada pedagoga. Mostrar la opinión de varias personalidades intelectuales y de profesores acerca de su obra para que las personas se interesen por la mujer que fue María Luisa Dolz.

Estrategia de fuentes:

Documentales:

Alfredo M. Aguayo. Tres grandes educadores cubanos. La Habana, Cultural, 1937.
Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y Remisiones. Fuera de caja 68, folio 96.

Dania de la Cruz. María Luisa Dolz, documentos para el estudio de su labor pedagógica y social. 1990.

Julio César González Pagés. En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba. 2005.

María Luisa Dolz. Discurso Feminismo, injusticia de los Códigos, pronunciado el 20 de diciembre de 1894.

Periódico El Almendares. La Habana, 26 de mayo, 1881, pág. 3.

Vicentina Antuña. Conferencia pronunciada en el Lyceum, el 23 de noviembre de 1954, en la Conmemoración del centenario del nacimiento de María Luisa Dolz.

Directas. Tipo de fuente. Tipo de juicio que emite:

Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades, historiador y profesor de la Facultad de Historia, Filosofía y Sociología, de la Universidad de La Habana. Es una fuente: especialista. Emite un juicio de valor.

María del Carmen Barcia, historiadora y destacada intelectual cubana, distinguida con el Premio Nacional de Ciencias Sociales en 2003 y el Premio Nacional de Historia en 2005. Doctora en Ciencias Históricas y catedrática de la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz. Es una fuente: especialista. Emite un juicio de valor y analítico.

Isabel Moya, periodista, directora de la Revista Mujeres. Es una fuente: especialista. Emite un juicio de valor.

Lázara Guzmán, profesora del Instituto Pedagógico Enrique José Varona y Licenciada en Historia. Es una fuente: implicada. Emite un juicio de valor.

Margarita Portilla, trabajadora en el Centro de Estudios de la Mujer (CEM), de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Es una fuente: testigo. Emite un juicio de valor.

David Moratón Vargas, alumno de 18 años de la Escuela Pedagógica Presidente Salvador Allende. Es una fuente: secundaria. Emite un juicio de valor.

Soportes:

Hecho: María Luisa Dolz no es conocida por la población cubana.

Antecedentes: A pesar de que en su época María Luisa Dolz fue una destacada pedagoga e iniciadora del feminismo social, su obra no se rescata.

Contexto: La vida y obra de María Luisa Dolz y Arango ha quedado en el olvido. En ciertos institutos, como el instituto formador de maestros, Escuela Pedagógica Presidente Salvador Allende, se menciona su contribución a la educación cubana en primer año. En la Federación de Mujeres Cubanas, existe un pequeño archivo que contiene una bibliografía.

Situaciones colaterales que también pudieran incidir: Que las personas no se sientan motivadas a estudiar esta personalidad porque no se le da a conocer en las escuelas, en los medios de difusión y en otras instituciones. La falta de realización de actividades y programas que contribuyan con su promoción.

CERVANTISTA CUBANO

CERVANTISTA CUBANO

El ensayista y periodista José de Armas y Cárdenas, más conocido como Justo de Lara, a casi 150 años de su natalicio es poco conocido entre los profesionales de la prensa cubana, alumnos de Periodismo e investigadores literarios, según confirma un sondeo.

DAVID RUIZ LIMILLA,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Cuando en el 2016 se cumpla el aniversario 150 del natalicio del ensayista y periodista cubano José de Armas y Cárdenas, conocido como Justo de Lara, un sondeo realizado entre estudiantes de Periodismo y profesionales de la prensa en La Habana confirmó que en el gremio es poco conocida su obra.

Avalan la indagación las respuestas de 65 periodistas, con más de diez años de experiencia en el sector, de Juventud Rebelde (16), Granma (10), Trabajadores (13), Bohemia (5), el Sistema Informativo de la Televisión Cubana (5), Radio Progreso (7) y Radio Reloj (9), quienes en un 94 por ciento dijeron no conocer ni al periodista, ni los trabajos de Lara.

Lorena Sánchez García, reportera de Granma, expresó que cuando estudió Historia de la Prensa profundizó en muchos periodistas del siglo XlX, pero nunca le hablaron de Justo de Lara.

Enrique Román, profesor de esa asignatura en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, precisó que muchas figuras no se estudian, pues no alcanza el semestre para analizarlas todas: «Para rescatarlo hay que investigar su labor y divulgarla a través de los medios disponibles. El libro Periodismo y Nación es muestra del esfuerzo por retomar su legado».

Otro muestreo efectuado entre 70 estudiantes de cuarto y quinto años de Periodismo en la UH, evidenció que todos desconocían quién era el intelectual.

Lilién Trujillo Vitón, estudiante de quinto año de Periodismo, afirmó: «En Historia de la Prensa recibí las primeras publicaciones periódicas y las figuras más representativas, pero no recuerdo a Justo de Lara».  En tanto, Randy Cabrera Díaz, estudiante de cuarto año de Periodismo, coincidió en que es un absoluto desconocido en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana entre quienes se preparan para ejercer la profesión.

Justo de Lara nació en el municipio de Guanabacoa, el 26 de marzo de 1866. Aunque estudió Derecho Civil en la UH, dedicó su actividad intelectual a la crítica literaria y el Periodismo. Trabajó en los Lunes de la Unión Constitucional, Las Avispas, El País, El Fígaro, entre otros diarios cubanos, y escribió en periódicos norteamericanos como The New York Herald y The Sun.

Sus textos periodísticos se caracterizaron por analizar los problemas de la Cuba colonial, un ejemplo es el artículo “Nuestra protesta”, en el cual condena la designación de Valeriano Weyler como Capitán General de la Isla; críticas literarias, entre ellas están “La locura de Sancho”; y escritos acerca de la vida  de José Martí.

Juan Marrero González, investigador de la Unión de Periodistas de Cuba y Premio Nacional de Periodismo José Martí, afirmó que Lara se dedicó al periodismo literario, pero también fue reportero del diario The Sun durante la Guerra hispano-cubano-norteamericana.

Ciro Bianchi, periodista de Juventud Rebelde, en el prólogo del libro “Crítica Literaria. José de Armas y Cárdenas”, expuso que «este intelectual ayudó a la causa revolucionaria en la Guerra del 95, ya que gestionó comprar la independencia de Cuba a la corona española». Agregó que en la Guerra hispano-cubano-norteamericana, al enterarse de la rendición de la Plaza Militar de Santiago de Cuba, que sostenían norteamericanos y españoles a espaldas de los cubanos, lo informó a Calixto García.

Otra perspectiva la ofrece José Antonio Baujín, profesor de Literatura Cubana en la Facultad de Artes y Letras de la UH.  Explicó que Lara fue el gran cervantista cubano, pues realizó estudios vanguardistas sobre el Quijote: «Su principal labor radica en la crítica literaria, pero este género no es tan llamativo. Además, en Latinoamérica, excepto Alfonso Reyes, parece no haber ensayistas; por ello la obra de él es desconocida».

El libro “Periodismo y Nación”, de Germán Amado Blanco y Yasef Ananda Calderón, publicado en el 2013 por la Editorial José Martí, registra un discurso pronunciado en 1943, en el noveno aniversario del premio Justo de Lara, por José María Chacón y Calvo, quien era presidente entonces de la Academia Cubana de la Lengua, donde afirmó, ya desde ese momento, que la obra de este intelectual era poco conocida por su difícil acceso.

«Sus estudios juveniles “El Quijote de Avellaneda y sus críticos” y “La Dorotea de Lope de Vega” se publicaron en edición limitada. Los libros de la madurez (…) están fuera de comercio (…) Realizó parte de su labor en inglés y este aspecto (…) está ausente en nuestras bibliotecas», expresó Chacón y Calvo.

Félix Julio Alfonso López, miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, aseguró que recientemente descubrieron un escrito de Justo de Lara con el título “Rojos y azules. Yo soy cubano”, donde abogó por la disciplina en los juegos de béisbol y llamó a la juventud para pensar en los problemas de la Isla.

A su vez, Cira Romero Rodríguez, investigadora del Instituto de Literatura y Lingüística, explicó: «Lara es uno de los tantos nombres olvidados de la literatura cubana. Si no se divulga la obra de intelectuales como él, la cultura y el periodismo perderán una gran fuente de conocimiento, pero su obra es recuperable aún».

Pie de foto: José de Armas y Cárdenas, intelectual cubano del siglo XIX, hizo aportes al Periodismo, la literatura y la crítica literaria.  

Ficha técnica:

Tipo de título: Genérico.

Tipo de lead: Especial de Cuándo.

Tipo de nota interpretativa: Explicativa-Retrospectiva.

Tema: Desconocimiento y poca divulgación de la vida y obra de José de Armas y Cárdenas.

Situación problémica: Subvaloración y olvido de la vida y obra de Justo de Lara por profesionales de la prensa y estudiantes de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Objetivos colaterales: Dar a conocer la obra de Justo de Lara. Exhortar a los profesionales de la prensa para profundizar en el estudio de esta personalidad. Demostrar que fue uno de los periodistas más importantes del siglo XIX en Cuba. Dar a conocer su apoyo a los independentistas en la Guerra del 95 y en la contienda hispano-cubano-norteamericana.

Estrategia de fuentes:

Documentales:

Periodismo y Nación, de Germán Amado Blanco y Yasef Ananda Calderón, publicado en diciembre de 2013 por la Empresa Poligráfica de Holguín.

Crítica Literaria. José de Armas y Cárdenas, de Ciro Bianchi Ross, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1990.

Especialistas:

Juan Marrero González, investigador y Premio Nacional de Periodismo José Martí.

Félix Julio Alfonso López, miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba.

Cira Romero Rodríguez, investigadora del Instituto de Literatura y Lingüística.

Oficiales:

José Antonio Baujín, Profesor Titular de Literatura Cubana en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana (UH).

Enrique Román, profesor de Historia de la Prensa en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Implicados:

Lilién Trujillo Vitón, estudiante de quinto año de Periodismo.

Randy Cabrera Díaz, estudiante de cuarto año de Periodismo.

Estudiantes encuestados de cuarto y quinto años de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Testigo:

Lorena Sánchez García, periodista de Granma.

Tipos de juicios:

Lógico-analítico: Juan Marrero González, investigador y Premio Nacional de Periodismo  José Martí; José Antonio Baujín, profesor de Literatura Cubana en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana (UH); Félix Julio Alfonso López, miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba; Enrique Román, profesor de Historia de la Prensa en la Universidad de La Habana; Lorena Sánchez García, periodista de Granma; Lilién Trujillo Vitón, estudiante de quinto año de Periodismo; Randy Cabrera Díaz, estudiante de cuarto año de Periodismo.

En cada caso selecciona una parte de la problemática y explica las causas de su origen y la incidencia que tiene.

Sintético o de pronóstico: Cira Romero Rodríguez, investigadora del Instituto de Literatura y Lingüística.

En este tipo de juicio la investigadora se basa en su experiencia para pronosticar que si no se estudia la obra de estos intelectuales, la cultura y el periodismo perderán grandes personalidades y conocimientos.

Las declaraciones dadas por las fuentes especializadas y oficiales son juicios de valor.

Soportes:

Hechos: La conmemoración, en el 2016, del aniversario 150 del natalicio de José de Armas y Cárdenas.

Antecedente: Justo de Lara fue el más importante cervantista cubano y uno de los mejores ensayistas del siglo XIX, además publicó en importantes diarios cubanos y extranjeros. Reportó los sucesos de la Guerra hispano-cubano-norteamericana y se opuso a la rendición de la Plaza Militar de Santiago de Cuba, pues no se informó del hecho a las tropas cubanas. A pesar de toda su labor, factores como la poca publicación de sus libros, el escaso reconocimiento que recibieron los ensayistas latinoamericanos de su época y el casi inexistente estudio de su obra, son los causantes de su desconocimiento.

Contexto: Existen escasas investigaciones de la vida y obra de Justo de Lara y tanto los periodistas como los estudiantes de esta especialidad desconocen esta figura.

“VIVÍ Y VIVO ENAMORADO DE MI TRABAJO”

“VIVÍ Y VIVO ENAMORADO DE MI TRABAJO”

Víctor A. Perera Pérez, Marianao para los conocidos, evoca experiencias en la Antillana de Acero como uno de los momentos más importantes en su vida de obrero metalúrgico.

Texto y foto:

LÁZARO HERNÁNDEZ REY,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Víctor A. Perera Pérez parece llevar sin problemas sus ochenta y ocho años de edad. Es un hombre escuálido, de voz fuerte y de una memoria fabulosa para hablar del pasado. “Detrás de cada arruga hubo muchas horas de sacrificio”, dice.

En el estrecho portal de su vivienda, Marianao, como lo apodan, se sienta cómodamente a repasar su paso por la metalurgia cubana. Me indica con la mano la esquina de la cuadra y el muro lateral de la Antillana de Acero y, más al fondo, la impertérrita chimenea que exhala el humo producido por las fundiciones de la fábrica, humo que tiempo atrás, Perera, como uno de los muchos trabajadores en el departamento de Laminación, se encargó de producir. “A esa labor dediqué toda mi vida”, acota con orgullo.

Obrero a pie de obra, motivado por la dedicación y constancia, colecciona cientos de hojas con escritos, apuntes y datos relevantes sobre la historia de la metalurgia en nuestro país. En esas páginas de apretada letra, rememora sus inicios en Cabillas Cubanas, antecede de la actual Antillana de Acero, de la cual evoca: “La primera piedra fue colocada en el actual comedor de Energética –el más viejo de la empresa-, que está al lado de una nave de desmonte, en una intersección ferroviaria. Si vas hoy a verla te perderás porque los matojos la han tapado. Cuando los quito, me dicen: «Oiga, abuelo, la hierba para los carneros no es ésa», pero no me siento ofendido. Por cierto, dentro de poco tengo que ir”.

Hace una breve pausa para tomar agua y recuerda que le dicen Marianao porque fue en esa localidad habanera donde nació: “¡Por aquí había un Camagüey y hasta un Guantánamo! Por suerte o por cosas de la vida, el único de esa generación que queda vivo soy yo, Marianao”.

-¿Cómo empezó a trabajar en la empresa?

Llegué al Cotorro muy joven, en el 40 ó 41, y ¡oiga!, aquellos tiempos sí que no eran fáciles. El Cotorro era una manigua con una o dos casas y buscarse el sustento diario representaba toda una Odisea. Comencé a trabajar en la construcción, en unas brigadas asociadas a una cooperativa. ¡Cómo había que abrir zanjas! Más tarde, pude adquirir un puesto en las modestas oficinas comerciales hasta que logré  incorporarme a Cabillas Cubanas en agosto del 49.

Estuve en la empresa desde esa fecha hasta 1958, cuando entré a la Antillana de Acero. Allí me desempeñé como laminador y luego fui Jefe de Taller y de Molino.

-¿Qué recuerda de esos primeros años en la fábrica tras el triunfo de la Revolución?

¡Ah…, pues muy buenos! En aquellos momentos había mucho trabajo en las brigadas. Recuerdo con añoranza la mayor colada de entonces, que fue récord nacional. Eso fue en el 60 y ni siquiera hoy se ha superado.

Por entonces hacíamos turnos de hasta doce horas y siempre nos quedábamos media hora entre cada ronda para efectuar las reparaciones necesarias, de modo tal que los que entraban no tuvieran que detener la producción por algún motivo.

Fueron instantes llenos de solidaridad entre los trabajadores, tanto para resolver problemas internos como para apoyar las actividades productivas de la empresa. Había una empatía natural entre jefes y obreros: nunca fui testigo de faltas de respeto ni de excesos por parte de los dirigentes. Si había alguna situación o problema personal, entre todos se llegaba a un consenso en pos de hallar una solución.

-Satisfacciones...

Personalmente no tuve muchas, aunque recuerdo con especial interés dos: mi encuentro con el Che, en Santiago de Cuba, como parte de un plan de inversiones que se estaba ejecutando en la zona oriental, y mi viaje a la Unión Soviética.

Con el Che, tuve un encuentro “de puro trámite”: debatimos sobre cuestiones administrativas, de cómo debían implementarse las inversiones y demás, pero me quedó la experiencia de haberlo visto cara a cara.

En el caso de la URSS, me siento muy orgulloso, pues estuve entre los primeros cubanos en ir allí para el asesoramiento técnico. ¡Sí, así como escuchas! Y, siendo cristiano, aprobé el riguroso filtro de entonces. Estuve veintisiete meses colaborando con tres fábricas de altos hornos. ¡Oiga!, una sola idea rondaba la mente de los compañeros que acudimos allá: dar el ejemplo.

-Insatisfacciones…  

¡Uf! ¡Qué le digo! Mire, me duele mucho que en treinta y ocho años no se le haya dado una reparación capital a las naves de producción, ni a las maquinarias ligeras, ni a las grúas. Cuando paso por el antiguo taller donde laboraba y extiendo los brazos, el óxido se pega en las manos.

Falta remodelación. En mis tiempos, contábamos con equipos menos avanzados que los de ahora, pero siempre ejecutábamos pequeñas reparaciones que garantizaban el alargamiento de su vida útil.

-¿Y no será motivo de esa merma el Período Especial y todos los efectos negativos que trajo consigo en la producción?

Es verdad que cuando desaparece la URSS disminuyeron las materias primas y todos los derivados, lo cual, unido a la escasez de piezas de repuesto, influyó en la cadena productiva; pero, con aquellos tarecos lográbamos producciones superiores a las actuales, ¿sabes por qué?, porque existía armonía y unión entre los trabajadores. Pienso que en la actualidad esos factores han decaído y, lamentablemente, en muchas ocasiones se pasan por alto. Siempre viví y vivo enamorado de mi trabajo. Ese amor es el que falta hoy.

Pie de foto: Después de trabajar 45 años en el sector metalúrgico, Víctor continúa asesorando a las nuevas generaciones de laminadores.

Ficha técnica:

Objetivo central: Rememorar momentos de la vida del entrevistado.

Objetivos colaterales: Recordar elementos de la historia de la metalurgia en Cuba.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Individual.

Por su estructura: Preguntas y respuestas.

Por su contenido: Retrospectiva o evocativa.

Por el canal que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de título: De Cita textual.

Tipo de entrada: De retrato.

Tipo de cuerpo: De preguntas y respuestas.

Tipo de preguntas declaradas:

1-¿Cómo empezó a trabajar en la empresa? Abierta.

2-¿Qué recuerda de esos primeros años en la fábrica tras el triunfo de la Revolución? Abierta.

3-¿Y no será motivo de esa merma el Período Especial y todos los efectos negativos que trajo consigo en la producción? Polémica.

Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistado.

Tipo de fuentes: Primarias, no documentales.

 

‘‘MI PLUMA NO ESTÁ EN VENTA’’

‘‘MI PLUMA NO ESTÁ EN VENTA’’

Así expresó Raúl Cepero Bonilla ante el intento de soborno del presidente Prío. Después de 1959 ocupó cargos como Ministro de Comercio, Presidente del Banco Nacional de Cuba y Ministro de Industrias. Fue economista e historiador, también, activo periodista, faceta  que poco  se conoce hoy en el gremio.

NÁYARE MENOYO FLORIÁN,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

 

‘‘Mi pluma no está en venta’’, fue la respuesta de Raúl Cepero Bonilla ante el intento de soborno del presidente Carlos Prío, con la cual confirmaba su ética y responsabilidad social periodística. Al cumplirse en septiembre de este año (2015) el aniversario 95 de su natalicio, su figura es casi desconocida en el gremio y prevalece su impronta como revolucionario e historiador.

El último trabajo como periodista publicado antes del triunfo revolucionario fue Préstamo no recuperable, un encendido y denunciante artículo, a tal punto, que le valió la expulsión de la redacción de la revista Carteles.

Para Ernesto Vera, Presidente de Honor de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y Premio Nacional de Periodismo, el ejercicio de la profesión de Bonilla era muy versátil. ‘‘Su mayor mérito, a mi entender, consistió en ser uno de los iniciadores del periodismo revolucionario en Cuba, en su obra están los cimientos que abren el camino para una nueva etapa de la profesión luego del triunfo de 1959’’, señaló.

Esta afirmación se ratifica en sus artículos más prominentes: Azúcar y evolución (1948), singular aporte a la historiografía marxista en Cuba; El siglo (1862-68): un periódico en lucha contra la censura, y Política azucarera, donde lleva a cabo una contribución de carácter universal de la tesis de Lenin en su Imperialismo, fase superior del capitalismo.

Graduado en 1951 de la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, consideró la profesión como una tribuna para difundir su pensamiento político en la neocolonia. Muchos de sus trabajos engrosaron las páginas de diarios importantes como Prensa Libre, Carteles, Bohemia, Acción y Tiempo en Cuba.

La periodista cubana Aida Mesa Martínez, en su artículo Breve biografía del insigne revolucionario e historiador cubano, del mes de noviembre de 1974 en la revista Bohemia,  puntualizó que a pesar de ser abogado, halló  su vehículo de expresión en la prensa: ‘‘Fue un periodista que ennoblecía con su prédica y su conducta ejemplar la profesión’’, aseveró.

A pesar de los reconocidos méritos dentro de la profesión, una encuesta realizada a 60 estudiantes de cuarto año de la carrera de Periodismo en la Facultad de Comunicación (FCOM) de la Universidad de La Habana evidenció que el 90 por ciento desconoce la figura de Bonilla, un cuatro por ciento lo valora como revolucionario y un seis por ciento sabe de su labor en el gremio.

Al respecto, Mario Cremata, profesor de Historia de la Prensa en FCOM, considera que esto quizás se deba a que el periodismo en Bonilla era su trinchera como economista e historiador, él se limitó solo a las escritura de artículos y en escasas ocasiones de comentarios. El resto de los géneros los ignoró. Lo que sí es insoslayable es la brillantez de su prosa.

Añadió que es cierto que en los planes de estudios es imposible abordar todas las figuras relevantes dentro de la historia del Periodismo, pero sería válido revisar la inclusión de algunas en asignaturas optativas, pues como Bonilla, hicieron importantes aportes a la profesión.

En ese sentido, Juan Marrero, Premio Nacional de Periodismo e historiador de la UPEC, considera que el periodismo de Bonilla es poco conocido dada la orientación económica e histórica de sus artículos: ‘‘Mas, no podemos negar su valía en la profesión, por la profundidad y responsabilidad social de cada uno de ellos’’.

Los trabajos de Bonilla tenían un contenido práctico muy concreto, sustentados en una sólida preparación en la historia de las doctrinas económicas, las cuales dominaba ampliamente, y en un profundo conocimiento de los clásicos del marxismo.

‘‘Es luego del triunfo revolucionario donde Bonilla, encuentra su plena realización, al ver sus ideales materializados en la propuesta de la Revolución Cubana. Se vincula al nuevo gobierno y ocupa cargos como Ministro de Comercio, Presidente del Banco Nacional de Cuba y Ministro de Industrias’’, comentó Pedro García, historiador y periodista de la revista Bohemia.

El periódico Revolución del 28 de noviembre de1962 recoge que el día anterior, cuando Bonilla regresaba de una conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el avión donde viajaba se estrelló contra una montaña en Perú.

En Escritos económicos, el investigador del Instituto de Historia, Félix Torres Verde, expresa que sus trabajos cobran actualidad porque nos pueden servir de guía metodológica y teórica para abordar la crítica a las concepciones burguesas que se manifiestan hoy en día en América Latina.

Pie de foto: Raúl Cepero Bonilla se graduó de la Escuela de Periodismo Manuel Marques Sterling en 1951.

Ficha técnica:

Tipo de título: De cita textual o directa.

Tipo de lead: Especial de Cita directa.

Tipo de nota: Interpretativa explicativa-Retrospectiva.

Tema: Rescate de la figura de Raúl Cepero Bonilla como periodista.

Situación problémica: Raúl Cepero Bonilla como periodista es poco conocido en el gremio.

Objetivos colaterales: Demostrar la importancia de la labor periodística de Raúl Cepero Bonilla para la prensa cubana. Ofrecer un breve recorrido de su trayectoria profesional y política.

Estrategia de fuentes:

Documentales:

Torres Verde, Félix. El pensamiento económico de Raúl Cepero              Bonilla. La Habana: 1977.

Mesa Martínez, Aida. Cepero Bonilla como lo recuerda su viuda Luisa Fernández. Bohemia, marzo, 1981:86-87.

Mesa Martínez, Aida. Breve biografía del insigne revolucionario e historiador cubano. Bohemia, noviembre, 1974:93.

Álvarez, Elena. Vigencia y ejemplaridad de Raúl Cepero Bonilla. Bohemia, noviembre, 1977:88-89.

A.C. Raúl Cepero Bonilla. Revolución, 28 de noviembre, 1962:3.

Directas:

Ernesto Vera. Periodista. Premio Nacional de Periodismo. Presidente de Honor de la UPEC. Fuente primaria, testigo. Juicio de valor.

Juan Marrero. Premio Nacional de Periodismo e historiador de la UPEC. Fuente primaria, testigo, especialista. Juicio de valor. 

Mario Cremata: Profesor de Historia de la Prensa en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Fuente especialista, implicada. Juicio de valor y juicio sintético.

Muestreo estudiantil: Estudiantes de cuarto año de Periodismo. Fuente secundaria.

Pedro García. Periodista e Historiador de la revista Bohemia. Fuente especialista, secundaria. Juicio de valor.

Soportes:

Hecho: Labor periodística de Raúl Cepero Bonilla.

Antecedentes: Desconocimiento en la prensa de su labor como periodista.

Contexto: No inclusión en el programa de estudios de la labor periodística de Raúl Cepero Bonilla. Poca divulgación entre el gremio periodístico.

RELATO DE UN SOBREVIVIENTE

RELATO DE UN SOBREVIVIENTE

A la vuelta de 16 años, el joven Elián González rememora el fatal naufragio que arrebató la vida de su madre y la de diez personas más. El infortunio dio paso a un conflicto por su retorno desde Estados Unidos, en el cual el pueblo cubano se unió en muestra de solidaridad absoluta.

AMANDA DE URRUTIA SÁNCHEZ,

estudiante de primer año Periodismo,

Facultad De Comunicación,

Universidad de La Habana.

El 22 de noviembre de 1999 un niño, con apenas cinco años, fue sacado ilegalmente de Cuba por su madre, quien pretendía alcanzar suelo estadounidense para acogerse a la Ley de Ajuste Cubano. El viaje se efectuó en un menudo bote de aluminio con motor defectuoso al que abordaron catorce personas. Dieciséis años después, Elián González, quien planea graduarse este curso de Ingeniería Industrial, aun conserva recuerdos difuminados del embarco y la travesía.

“Dormía, me desperté por un momento y ya estaba montado en el barco. Me dijeron que íbamos a ver a mis tíos. Yo estaba medio drogado, eran muchas pastillas, calmantes para vomiteras y mareos. Al principio fue difícil salir, el barco se rompió y estuvimos varados un tiempecito en un cayo.

“La guarda frontera, no sé si fue la norteamericana o la cubana, nos paró y amenazó con disparar con una pistola de agua –una manquera utilizada para desequilibrar a los tripulantes de navíos sin jurisdicción–, rápidamente mi madre y otros me mostraron y dijeron: ‘Mira, va un niño con nosotros’ y nos dejaron continuar.

“No estoy seguro cuánto tiempo pasó hasta que empezaron a vomitar. Más tarde, casi se cae uno al agua y, para ayudarlo, todos se viraron para un mismo lado del bote causando desequilibrio. Cuando se dieron cuenta del error, trataron de remediarlo dirigiéndose hacia el otro costado del barquito, ese es el momento en que se voltea completamente y poco después se hunde”.

El cielo del estrecho de la Florida es el único testigo, una y otra vez, de estas tragedias. Cientos de miles de cubanos han perecido en su esfuerzo por llegar a los Estados Unidos y cada naufragio es tan funesto como el anterior, sólo varían los nombres de los muertos y los familiares que los lloran.

El último noviembre del siglo XX la historia se repitió. Desamparados en las aguas infestadas de tiburones del Mar Caribe, sin agua ni comida, luchaban por sobrevivir catorce personas. Nunca se sabrá la cadena de acontecimientos o la sucesión de casualidades que favorecieron la protección del ser menos apto para prevalecer. Entre desmayos y relámpagos de conciencia transcurrieron los días posteriores al siniestro para Elián González Brotons.

“Me montan en la balsa (una cámara de neumático), despertaba a ratos, dormía, los recuerdos son como fotografías. Llegó un momento en que nada más veía a mi mamá –la voz se le quiebra por un segundo, pude sentir las agujas en su garganta que le enrojecían los ojos–, hasta que ya no la vi más. A partir de ahí todo está borroso”.

Después de varios días a la deriva, el pequeño apareció en las costas de la Florida aferrado a la rústica balsa. Dos pescadores del área, a los que Elián no recuerda, lo rescataron y entregaron al Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos. En este intento de emigrar perecieron once cubanos, entre ellos la madre del infante, Elizabeth Brotons.

Al ver el nivel de deshidratación del niño, las autoridades norteamericanas decidieron hospitalizarlo. Elián les dijo la dirección y el número de teléfono de su casa en Cárdenas y así pudieron comunicarse con el padre y el abuelo; estos, a su vez, le pidieron a sus familiares residentes en Miami que se hicieran cargo de él hasta que fuera posible ir a buscarlo o que regresara a Cuba.

“Cuando veo a mis tíos, al principio no estaba familiarizado con ellos porque no eran ni los más cercanos a mí –el padre había llamado a otro tío en primera instancia, pero este no pudo cuidar de Elián en aquel entonces, por lo que Lázaro González, su tío-abuelo tomó la custodia–, fue chocante porque no los conocía. En el momento en que me voy a parar de la cama del hospital estaba todavía muy débil por los sueros, mucho tiempo sin haber comido y por poco me caigo, tuvieron que ayudarme a dar los primeros pasos hasta que pude caminar. Al inicio me sacaron en el sillón”.

El conflicto, que se extendió por siete meses, comenzó cuando Lázaro no permitió que su sobrino-nieto regresara a Cuba. La situación tomó un giro inesperado porque Juan Miguel González, el progenitor de Elián, estaba en todo su derecho de reclamar a su hijo porque según las constituciones de ambos países implicados, el acto cometido por Elizabeth Brotons clasifica como un secuestro, pues el padre del menor no sabía de los planes de su ex esposa y, por ende, no dio su consentimiento.

Sin embargo, la incertidumbre existía porque dada la práctica jurisprudencial estadounidense denominada "wet feet, dry feet" ("pies mojados, pies secos"), los cubanos que alcanzan las costas de los Estados Unidos pueden solicitar asilo político en ese país.

-¿En los meses que estuviste en Miami sabías que tu padre te estaba reclamando, pero que algunos de tus familiares no permitían tu regreso a Cuba?

“Yo veía lo que sucedía allá nada más, nunca vi un televisor, ni vi a un pueblo desfilando por mí, nunca supe lo que pasaba aquí. Sí sabía que mi papá quería estar conmigo. Las pocas veces que permitieron que hablara con él, siempre lo dijo. Ponía a mi hermano al teléfono, como estaba muy chiquito no podía hablar ni nada, pero papá sabía cuánto disfrutaba hablar con él. También ponía a todos los primos para hacerme sentir mejor.

“Mis tíos de Miami hacían que llevara la vida muy a prisa. Me atosigaban con muchas cosas, muchas actividades, para tratar de que estuviera lo más ocupado posible y que no pensara que estaba lejos de la familia.

“En un inicio no fui a la escuela y cuando empecé no me gustaba porque casi nada entendía. Quisieron imponerme, no las clases comunes que se dan allá en inglés como una preparatoria, sino el idioma, supongo que sería porque querían utilizarme como una figura mediática. Me trancaban en un cuarto con una profesora que nada más me hablaba en inglés y eso, para un niño de seis años, era muy fuerte.”

-Cuándo tu papá fue a verte a los Estados Unidos, ¿te enteraste?

“Sí, pero como nunca llegaron a un acuerdo, no pude verlo. Yo no entendía bien lo que pasaba, claro, me puse triste, pero ellos estaban siempre encima de mí y desviaban mi atención con regalos y otras distracciones”.

Numerosas negociaciones y discusiones entre el gobierno de Cuba y el Servicio de Inmigración y Naturalización y el Departamento de Justicia estadounidenses terminan por acordar que el niño debe ser devuelto a su padre en Cuba. La Fiscal Nacional, Janet Reno, fija el 13 de abril de 2000 como último plazo para la devolución.

La batalla llega al Congreso estadounidense y a los tribunales federales. Los parientes de Elián, apoyados por militantes anticastristas, rehúsan cumplir el ultimátum. El 22 de abril, después de fracasar las negociaciones con los parientes de Elián, el Departamento de Justicia ordena que el menor sea sacado por la fuerza de la casa en que se hallaba y entregado a su padre, que ya había viajado a los Estados Unidos para reunirse con él. Seis días después, Juan Miguel tenía la custodia oficial de su hijo.

“Hoy, lejos de guardarle rencor a alguien por lo que pasó, siento gran compromiso con el pueblo cubano. Una vez Fidel Castro Ruz me dijo ‘Ya tú eres alguien, ahora sé bueno en algo’, así es como agradeceré el amor que la gente me dio siendo el mejor profesional y ser humano que pueda”.

Pie de fotos: 1) El joven Elián González; 2) Momento en que las fuerzas norteamericanas sacaron a Elián González de la casa de sus tíos.

Ficha técnica:

Objetivo central: Dar a conocer las interioridades del naufragio del barco en el que viajaba Elián González y el conflicto posterior desde las experiencias del mismo.

Objetivos colaterales: Demostrar la cantidad de personas que mueren incentivados por la Ley de Ajuste Cubano.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Individual.

Por su estructura: Mixta.

Por su contenido: Retrospectiva.

Por el canal que se obtuvo: Vía directa (cara a cara).

Tipo de título: Genérico

Tipo de entrada: Retrospectiva.

Tipo de cuerpo: Mixto.

Tipos de preguntas declaradas:

1-¿En los meses que estuviste en Miami sabías que tu padre te estaba reclamando, pero que algunos de tus familiares no permitían tu regreso a Cuba?(Cerrada); 2-Cuándo tu papá fue a verte a los Estados Unidos, ¿te enteraste? (Cerrada).

Tipo de conclusión: De del entrevistado.

Tipo de fuentes: Directas y documentales (Artículo de EcuRed “Elián González”, entrevista brindada por Elián a la televisora estadounidense CBS, entre otros materiales y artículos localizados en el Museo de La Batalla de Ideas).

 

¿NIÑO ARTILLERO?

¿NIÑO ARTILLERO?

 

René Ybarra Navia perteneció a la batería número 7 de la artillería antiaérea de 37 milímetros, especializada en el armamento chino de “cuatro bocas”, que participó en la batalla de Playa Girón.

 

SERGIO FÉLIX GONZÁLEZ MURGUÍA,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de la Habana.

Foto: Cortesía del entrevistado.

 

Durante los primeros días de abril de 1961, René Ybarra Navia estaba en Remate de Guanes, Pinar del Río. Sembraba eucalipto como parte de una campaña de reforestación, previa a iniciar estudios militares en la Unión Soviética para ingresar en la Marina de Guerra Revolucionaria. Tenía solo 17 años y era un joven como todos: pícaro y enamorado empedernido.

Dos días antes del bombardeo a los aeropuertos de San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad, el 13 de abril, los sacaron de Remate de Guanes para enviarlos a la Base Granma, situada cerca de Quiebrahacha, entre el Mariel y Guanajay. Estaban confundidos porque no sabían qué pasaba. Previendo que algo sucedería pronto, los formaron en grupos de artillería antiaérea de 37 milímetros.

Su batería, la número 7, fue movilizada de inmediato junto al resto de las compañías y concentrada en el tejar Matos. Allí los sorprendió la Declaración del Carácter Socialista de la Revolución Cubana durante el sepelio de las víctimas de los bombardeos, el 16 de abril. Luego de ese hecho, se decretó el estado de “alarma de combate” en el país. Era inminente la batalla esperada desde los días anteriores.

Hoy, a 54 años de la primera derrota del imperialismo yanqui en América Latina, converso con este hombre que no fue un mero espectador de los acontecimientos, sino un actor durante la gesta.

-Tras declararse la alarma de combate, ¿cuáles fueron los movimientos de las tropas a las que usted pertenecía durante las casi 72 horas que duró la batalla de Playa Girón?

La caravana partió alrededor de las 6:00 de la mañana del 17 de abril rumbo a Playa Girón. Recuerdo haber visto a mi madre entre la multitud ubicada en la Avenida de Vía Blanca para despedir a los combatientes, y lejos de derramar alguna lágrima, me miraba sonriente, gritando: “Valientes, fájense, derroten a los yanquis”. Esa imagen me acompañó durante todo el combate.

Ocupamos posiciones en la carretera del central Covadonga, que conduce directo a Playa Girón. En ese lugar se encontraba la comandancia. Nuestra misión era dar apoyo a la artillería pesada, rechazando todo ataque aéreo del enemigo para proteger nuestros emplazamientos. Estuvimos casi 24 horas sin comer, esperando cualquier envestida enemiga y justo en el momento en que íbamos a abastecernos nos sorprendieron los aviones americanos, pero pudimos responder como se esperaba.

Luego pasamos a un caserío llamado San Blas, más próximo a la costa, donde se concentró toda la artillería del ejército revolucionario. Recuerdo al Comandante Pedro Miret, quien llegó y nos dijo: “Muchachos, aquí tienen que estar con los ojos muy abiertos porque si viene la aviación enemiga y cae una bomba, desaparece Playa Girón completa”. Eso nos puso más nerviosos e hizo que prestáramos mucha atención a todo cuanto ocurría a nuestro alrededor.

El armamento artillero estuvo en acción durante 24 horas aproximadamente sin parar, en dirección a la costa todo el tiempo, pues no se podía permitir bajo ninguna circunstancia que desembarcara un mercenario más y así cortar el apoyo a los que ya se encontraban en tierra firme. Mirabas al cielo y era rojo completamente.

De San Blas nos replegamos y entonces la infantería se encargó de “sanear” toda la zona de la Ciénaga de Zapata y la costa. Nuestras baterías tumbaron dos aviones americanos que fueron los que más próximos estuvieron a nosotros.

-¿Quiénes son “los niños héroes de Playa Girón”?

Éramos aproximadamente 600 muchachos que dimos el paso al frente en el primer llamado al Servicio Militar Voluntario efectuado por la Revolución Cubana y estuvimos al pie del cañón en el combate contra los mercenarios en Girón.

Pertenecíamos a la Base Granma que era la unidad de combate de las Milicias Nacionales Revolucionarias. Todos éramos jóvenes de entre 16 y 20 años de edad y estábamos allí para aprender técnicas militares de artillería antiaérea, específicamente con el armamento chino “cuatro bocas”, muy funcional y útil contra la aviación enemiga.

El epíteto de “los niños héroes de Playa Girón” lo dijo por primera vez el Comandante en Jefe Fidel Castro, el 23 de abril de 1961, en la comparecencia pública realizada para declarar la victoria en la batalla contra los mercenarios y resaltar el importante papel desarrollado por todos esos jóvenes, quienes mantuvieron en jaque, todo el tiempo, a los aviones americanos.

Solo éramos unos niños que no teníamos conocimiento verdadero de la vida. Contábamos con la ilusión de un futuro, para nosotros incierto, frente a un enemigo del cual pensábamos que nos aplastaría como un elefante a una hormiga.

-¿Cómo recuerda el retorno a la ciudad tras la victoria?

De regreso a La Habana fue emocionante ver a todas las personas, dondequiera que pasábamos, gritarnos palabras de agradecimiento, lanzando flores y pidiéndonos prendas y objetos de recuerdo. Se podría comparar con la Caravana de la Victoria que entró en la capital el 8 de enero de 1959. Como ese día no he vivido otro igual.

Al llegar a la capital, el 22 de abril de 1961, nos concentraron nuevamente en la Base Granma, pero aún no fuimos desmovilizados y tuvimos la misión de prepararnos con el objetivo de ocupar posiciones cercanas a la Plaza de la Revolución para asegurar el buen desarrollo del desfile del 1ro. de Mayo de ese año, pues la dirección del país temía algún ataque aéreo durante el multitudinario evento.

Dos días antes de la Jornada de los Trabajadores, el 29 de abril, solicité un permiso a los superiores para visitar a mi familia, pues nos encontrábamos cerca de donde vivía. Cuando me permitieron el pase no lo pensé dos veces: corrí en dirección a casa porque solo disponía de una hora.

Mi familia no tenía noticias mías desde el 17 de abril y mi madre cuando me vio entrar por la puerta casi se desmalla. Ella no paró de besuquearme durante un buen rato y recuerdo que me dijo con voz firme en la despedida: “¡Tienes que seguir combatiendo sin descanso!” Es un ejemplo de mujer revolucionaria que siempre me inculcó el amor y respeto a los valores y a la patria. Su recuerdo me da fuerzas para seguir luchando.

-¿Qué huella deja esta experiencia en usted?

Vivir esa experiencia aportó un significado a mi vida de una forma increíble porque con 17 años no pensaba ver compañeros caer heridos a mi lado o sentir que corría peligro. Pensar en la familia me daba más tristeza, aunque soñar con su reencuentro me fortalecía aún más. Era importante ser conscientes en aquel momento que para obtener la victoria había que preservar la vida con responsabilidad y eso me enseñó mucho para el futuro.

René Ybarra Navia tiene actualmente cumplidos 72 abriles de experiencia, y tras recibir la medalla XX Aniversario de la Victoria de Playa Girón y otras condecoraciones que otorga el Ministerio del Interior (MININT), institución de la cual es jubilado luego de 35 años de servicio, vive orgulloso de su país: “Defenderé siempre mi patria desde cualquier trinchera, soy un niño héroe de Playa Girón”.

Pie de foto: René Ybarra Navia es uno de los “niños héroes de Playa Girón” que derrotaron la invasión mercenaria en abril de 1961.

Ficha técnica:

Objetivo central: Reconstruir los hechos de la batalla de Playa Girón desde la perspectiva del entrevistado como uno de los niños héroes de la gesta.

Objetivos colaterales: Saber quiénes fueron los niños héroes y su experiencia en el plano personal.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Individual.

Por su estructura: Clásica de preguntas y respuestas.

Por su contenido: Retrospectiva de personalidad.

Por el canal que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de título: De interrogación.

Tipo de entrada: Narrativa.

Tipo de cuerpo: Clásico de preguntas y respuestas.

Tipo de preguntas declaradas:

1-Tras declararse la alarma de combate, ¿cuáles fueron los movimientos de las tropas a las que usted pertenecía durante las casi 72 horas que duró la batalla de Playa Girón? (abierta).

2-¿Quiénes son “los niños héroes de Playa Girón”? (directa, abierta, de opinión).

3-¿Cómo recuerda el retorno a la ciudad tras la victoria? (abierta).

4-¿Qué huella deja esta experiencia en usted? (abierta, de opinión).

Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistado.

Tipo de fuentes: Directa (René Ybarra Navia, el entrevistado). Documental (libro “Los niños héroes de Playa Girón”, del periodista José Mayo).

 

¡INCENDIO EN LOS MUELLES DE LA HABANA!

¡INCENDIO EN LOS MUELLES DE LA HABANA!

Nemesio Viciedo, bombero voluntario de la ciudad de Matanzas, siente orgullo de haber participado hace 55 años en el rescate a las víctimas del sabotaje al vapor francés La Coubre.

GABRIELA TAMARIT GUERRERO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

La ciudad de Matanzas contaba a principios de 1960 con una sola bomba del agua, para los bomberos representaba un equipo especial. Nemesio Viciedo Visiedo, entonces jefe del Cuerpo de Bomberos de la ciudad yumurina, se encontraba haciendo los trámites de rutina en su oficina cuando, de repente, le ordenan reunir a sus hombres para acudir al llamado que hacía RHC Cadena Sur de La Habana, pasadas las 3:10 de la tarde.

“¡Noticia de último minuto, noticia de último minuto! ¡Pavoroso incendio en los muelles de La Habana!”, así recuerda Nemesio la explosión del vapor francés La Coubre en aguas habaneras, el 4 de marzo de ese año.

“Estaban pidiendo a todos los municipios que enviaran sus bombas para socorrer a las víctimas de un incendio en los muelles, solo eso se decía en la radio. Yo pensé que no éramos necesarios, porque es grande la distancia entre las dos provincias y llegar a tiempo sería difícil. También la capital contaba con más equipos en comparación con nosotros, pero decidimos ir y responder al llamado de auxilio. Fue un instinto. Nunca sobra gente si se trata de ayudar”.

Para él, recordar cada detalle de ese día es imprescindible y hace gala de lucidez a sus 93 años. Ha vivido muchos momentos difíciles y peligrosos en su trabajo, pero asegura que ninguno ha sido como La Coubre.

“La ciudad de Matanzas escuchaba la sirena del teatro Sauto, que alertaba a todos los pobladores de nuestra salida. El sonido estremecía y retumbaba en cada una de las puertas”.

Nemesio recuerda ver a todo el pueblo en la entrada del cuartel a su llegada. Tras algunos minutos de preparación “nos montamos en el carro 20 bomberos y cuatro policías para que nos ayudaran en caso de inconvenientes, detrás iba también uno de la jefatura. El nuestro estaba muy cargado porque llevábamos 350 galones de agua; íbamos muy pasados, por lo que decidí vaciar el tanque poco a poco”.

Pareciera que un soldado va sin fusil a la guerra, pero no. Eligieron llegar a la capital lo más rápido posible para auxiliar a las víctimas y una vez allí recibir el agua de algún otro colectivo.

“Cuando salimos del puente de Bacunayagua, íbamos casi volando. Imagínate, también era un vehículo nuevo. El que venía detrás pensó que la gasolina se estaba saliendo al ver los rastros de agua en la carretera y en esos tiempos no teníamos radio para comunicarnos. Tratando de informarnos del supuesto salidero, el carro se fundió en Santa Cruz. Es que andábamos rápido, rápido…”

Solo habían demorado 57 minutos en llegar a la rotonda de Cojímar, donde los oficiales ya tenían establecido el perímetro con el fin de hacer más viable el camino a los bomberos. Allí les explicaron que se había sentido una segunda explosión. “Imagínate tú, ahora era una explosión y nosotros pensábamos solamente en un incendio”.

-¿Cuál fue su primera impresión al llegar a los muelles?

“Todo era confusión. Los jóvenes rebeldes dirigían el tráfico de los carros que estaban auxiliando a las personas. Cuando caminamos unos metros más, ahí estaba La Coubre, solo quedaba la popa inclinada hacia atrás. Ahí fue cuando nos enteramos de que la explosión había ocurrido en un barco. Todo alrededor era escombros, los almacenes estaban destruidos. Verdaderamente fue impactante llegar y presenciar tanto dolor”.

La Coubre era un vapor francés que traía a Cuba aproximadamente 75 toneladas de armas y municiones, necesarias para la defensa del país, el cual sufría constantes sabotajes provocados por fuerzas contrarrevolucionarias. Quedaba así reducido a cenizas tras sufrir dos explosiones en apenas 13 minutos.

Después de pasar mucho trabajo para ubicar el carro bombero por sobre las ruinas, lo estacionaron a unos 80 metros del barco: “Recuerdo que yo estaba controlando la presión del agua cuando comenzaron a estallar balas y botellas de cervezas debido al calor. Era abrumador, parecía que estábamos en una plancha de horno. No tengo palabras para describir lo que sentía; nunca más he vivido algo así”.

Cuando comenzó a caer la noche se instalaron reflectores que alumbraran los muelles para continuar con la labor de rescate. Las grúas levantaban las vigas de acero caídas de los almacenes y se escuchaban los quejidos y sollozos de los que permanecían atrapados en los escombros. Casi un centenar de personas murieron, 200 sufrieron heridas y lesiones graves, otros desaparecieron.

“En el momento de la acción estábamos enfocados en apagar el incendio y en ayudar a quien lo necesitara; pero al otro día, era triste pensar que habíamos estado justamente allí”.

A las dos de la madrugada, tras llegar a la ciudad de los puentes, fueron recibidos por periodistas locales. El interés de informar los sucesos ocurridos a partir de las experiencias de los bomberos matanceros se mostraba indeleble: “Lo único que puedo decirles es que fue un sabotaje, una vez más el imperialismo invadió nuestra paz”, les dije.

Y luego agrega: “Desde mi casa veía el entierro por televisión, no pude terminarlo. Era una sensación muy fuerte. No pude presenciar más dolor, con el vivido ya era suficiente”.

-A 55 años de la barbarie, ¿qué siente el bombero que nunca ha dejado de ser?

“Orgullo, cuando el pueblo reconoce nuestra labor, uno se enaltece, se siente bien el haber cumplido la tarea. Me enseñó a no temer al peligro, los hombres se crecen cuando ven la valentía y la bravura de los otros que lo rodean”.

Pie de fotos: 1-A sus 93 años, Nemesio Viciedo no olvida los detalles de los sucesos del 4 de marzo de 1960; 2-El sabotaje dejó un centenar de muertos y más de 200 heridos.

Ficha técnica:

Objetivo central: Contar las experiencias de Nemesio Viciedo como bombero participante en La Coubre.

Objetivos colaterales: Recordar, luego de 55 años, los sucesos del 4 de marzo de 1960.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Individual.

Por su estructura: Mixta.

Por su contenido: Retrospectiva.

Por el canal que se obtuvo: Cara a cara.

Tipo de título: De admiración.

Tipo de entrada: Retrospectiva.

Tipo de cuerpo: Mixto.

Tipo de preguntas declaradas:

1-¿Cuál fue su primera impresión al llegar a los muelles?: Directa.

2-A 55 años de la barbarie, ¿qué siente el bombero que nunca ha dejado de ser?: Directa.

Tipo de conclusión: Comentario del entrevistado.

Tipo de fuentes: Directas y documentales.

LA ESPERANZA VESTIDA DE BLANCO

LA ESPERANZA VESTIDA DE BLANCO

El doctor Roger Ferrera Calunga fue uno de los médicos cubanos que participó en la lucha contra el ébola en Liberia, como miembro de la brigada “Henry Reeve”.

Texto y foto:

SHEILA NODA ALONSO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

El doctor Roger Ferrera Calunga no podía imaginar que aquel 24 de septiembre del 2014 le cambiaría la vida, pues tendría que elegir entre el cumplimiento del deber moral y el bienestar personal. Nada hay que prepare para una situación extrema, solo experimentarla posibilita la respuesta que define a los hombres en su condición humana.

“Estaba tratando de decidir en un par de segundos, los más duros de mi vida, cuando me repiten la propuesta: «Sabes que se trata de una enfermedad mortal, que todo el que se muere allí lo creman y sus restos no regresan a Cuba hasta dentro de cinco años», tuve que tragar en seco y la respuesta me salió afirmativa.

“Hubiera preferido irme a una guerra, por lo menos tendría armas con que defenderme y localizar al enemigo; el ébola es una enfermedad infecciosa de la que poco se conoce y las posibilidades de contagio son muy amplias.”

Ferrera Calunga, especialista en Medicina General Integral y en Cirugía General del Hospital Militar Central “Doctor Luis Días Soto”, del municipio Habana del Este, tiene el alto honor de haber integrado la brigada “Henry Reeve” que combatió el virus en Liberia.

Para tener una idea de la magnitud de la epidemia podemos decir que es la más devastadora de los últimos 45 años y debido a su elevado ritmo de propagación amenazó con terminar con gran parte de la humanidad y superó a la influenza A-H1N1, la gripe aviar y el cólera.

Fue causada por un brote en África Occidental, originado en diciembre de 2013 en Guinea Conakry y extendido después a Liberia y Sierra Leona, fundamentalmente. En dos años ocasionó más de 28 000 contagios y cerca de 11 000 muertos.

El médico afirma que la primera reacción de la familia fue de espanto, “es una condena a muerte”, luego se adaptaron a la idea que era posible ir, mantenerse vivo, cumplir con la misión encomendada y regresar : “Me apoyaron en todo momento”.

“Días después de aceptada la propuesta, nos llevaron a la unidad central de colaboración, donde nos prepararon y dábamos ánimo mutuamente sin dejar de sentir miedo. Nunca un médico cubano se había enfrentado a una enfermedad de tal magnitud, la última vez que había ocurrido un brote tuvo una mortalidad de más de un 90 por ciento, incluyendo a los pacientes y todo el personal médico que los atendía, el presentimiento era que muchos de nosotros no íbamos a regresar”.

El grupo que integraba el doctor salió rumbo a Liberia el 21 de octubre de 2014 “con caras de susto, de quienes tienen los días contados” y regresó seis meses después, el 21 de abril de 2015, antes de lo que se esperaba, con el deber cumplido y sin contagios.

“El primer día en la zona roja, que es como se llamaba el lugar donde residían los pacientes, estábamos muy nerviosos, además, el traje nos hacía sudar tres o cuatro veces lo que normalmente sucede en un país tropical. A eso se suma que la visibilidad era limitada, no se podía ni caminar, se perdían muchos reflejos, es muy difícil al no estar acostumbrados a ese tipo de manejos. Con el paso de los días nos fuimos acostumbrando.

“Una semana después extrapolamos el trabajo que hacíamos en Cuba, disipamos el miedo sin perder la cordura. Comenzamos a tomarnos el problema como nuestro, a sufrir las muertes de los niños y las familias enteras y alegrarnos por los pacientes que sobrevivían, empezamos las relaciones médico-pacientes al estilo cubano, hasta donde las circunstancias lo permitían.

“En ocasiones, los niños ingresaban caminando y paulatinamente se iban depauperando, hasta fallecer. La mirada de un pequeño que agoniza fue lo más desgarrador, y lo peor, no contar con los recursos para hacer todo lo que quisiéramos. Con varios casos la opresión en el pecho era tan grande que no podíamos reprimir las lágrimas porque nos recordaban a nuestros hijos. Solo las máscaras fueron capaces de contener el dolor que esto me provocaba.

“Cuando supimos de la existencia de las vacunas nos alegramos mucho, porque era un sueño muy difícil de lograr. El hecho de que se hicieran grandes estudios, se emplearan fuerzas, recursos humanos y económicos para esto, vale más que sacar al mercado un fármaco, que normalmente demora años en comenzar a utilizarse. Nunca pensamos que llegaría tan rápido, por lo que la premisa siempre fue protegerse y saber que el control de la epidemia no iba a ser por la vacunación, sino por los cuidados”.

En el Ministerio de Defensa 1, donde radicaba el doctor Ferrera, ya en ese momento jefe del grupo básico de trabajo, la mortalidad se redujo de alrededor de un 50 por ciento hasta aproximadamente un 22 por ciento, por debajo de lo que se esperaba.

Hoy, el médico recuerda que la acogida de los liberianos al principio fue escéptica, muchos no sabían ni siquiera dónde o qué es Cuba: “A veces  preguntaban si pertenecía a los Estados Unidos, no tenían ni idea de qué parte del mundo venía la mano amiga, pero sí estaban seguros que era ayuda”.

Los cubanos llegaron cuando el ébola estaba en el momento de mayor prevalencia y este comenzó a disminuir casi enseguida: “Era una casualidad y al ser tan  supersticiosos lo vieron como una señal de que entonces, iba a finalizar. El agradecimiento del pueblo fue muy grande.

“Resultó determinante la colaboración no solo por la labor desempeñada, sino por la influencia lograda en los médicos de los demás países. La epidemia demostró que sí se puede aunar esfuerzos con un objetivo común sin importar las creencias religiosas y las diferencias políticas. Cubanos y norteamericanos lograron trabajar unidos en circunstancias en las que aún no era una realidad el restablecimiento de relaciones.

“La epidemia del ébola me cambió la vida, ahora la miro de un modo diferente. Como profesional estoy aún más comprometido, pues vi el sufrimiento de los pacientes y sus familias al tener la muerte pisándoles los talones y eso te hace más sensible, más dedicado. La experiencia fue inolvidable, me considero mejor médico y persona después de eso”.

-¿Considera que Cuba estaba apta para responder al llamado de la Organización Mundial de la Salud?

Nuestro país ha brindado su ayuda solidaria en la esfera de la salud desde el año 1960, cuando el terremoto en Chile, y ha estado presente en circunstancias difíciles ya sea por desastres naturales, guerras o pobreza extrema. La epidemia de ébola representó una situación más, que requería de toda la cooperación posible y Cuba no sería la excepción. Constituyó un reto para los médicos cubanos, pero los buenos resultados que obtuvimos junto a otras organizaciones, demostraron que sí estábamos preparados.

-¿Y qué riesgo asumió la familia?                 

El riesgo que asumió mi familia era convivir sabiendo que existía la posibilidad de no vernos más, aunque todos los que participan en una misión lo tienen. El peligro de infectarlos con el ébola u otra enfermedad no tenía cabida, porque a nivel internacional se hace un riguroso control epidemiológico al salir de África y al llegar a Cuba, esto evita transportar el virus.

-¿Volvería a repetir la experiencia?

Sí, claro que sí, pero es mejor que no se repita, por el bien de todos.

Pie de foto: El doctor Roger Ferrera Calunga es un ejemplo de la heroica labor de los médicos cubanos en la lucha contra el ébola

Ficha técnica:

Objetivo central: Ofrecer un acercamiento a las experiencias del entrevistado en la lucha por erradicar el ébola en Liberia.

Objetivo colateral: Destacar la labor de los médicos cubanos en situaciones extremas.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Individual.

Por su estructura: Mixta.

Por su contenido: Retrospectiva.

Por el canal que se obtuvo: Vía directa (cara a cara).

Tipo de título: Genérico. 

Tipo de entrada: Evocativa o retrospectiva.

Tipo de cuerpo: Mixto (Citas y de preguntas y respuestas).

Tipo de preguntas declaradas:

1-¿Considera que Cuba estaba apta para responder al llamado de la Organización Mundial de la Salud? (abierta, de opinión, polémica).

 2-¿Y qué riesgo asumió la familia? (abierta).

3-¿Volvería a repetir la experiencia? (cerrada).

Tipo de conclusión: De frase que evidencia el final de la entrevista.

Tipo de fuentes: Directas, no documentales y documentales (Mendizula, W. (23 de noviembre de 2015). Epidemia de ébola, ¿Cerca del final? Granma, pág. 5; Infomed, Biblioteca Médica Nacional, artículo ¿Dónde brinda Cuba colaboración médica? del 9 de diciembre del 2015).