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Isla al Sur

UNA MUJER SIN BARRERAS

UNA MUJER SIN BARRERAS

Julita Osendi, la conocida periodista de temas deportivos en la Televisión Cubana, confiesa que “de lo único que me arrepiento es de no haber podido correr los 110 metros”.

LILLIEN TRUJILLO VITÓN,
estudiante de segundo año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Impulsada por el regocijo que siente al vivir lo que siempre deseó, e inmune ya ante los obstáculos, Julita Osendi sigue forjando la leyenda que inició hace más de veinte años. Su voz es severa, fuerte. Su pasión por el deporte el sello que la distingue. Treinta minutos observándola en su labor cotidiana en el Noticiero Nacional Deportivo fueron suficientes para descubrir tras la alta figura a una mujer llena de energías, de experiencia, y a pesar de los años, de juventud.

Agradecí el espacio que me dio en su agitada agenda de trabajo, pues como ella misma afirmó, no tiene tiempo. Se sentó a mi lado con la seguridad de quien no tiene nada que esconder y siente orgullo de sí misma. Entonces, me dijo: “Podemos empezar”.

-¿Por qué eligió el periodismo deportivo?

Siempre me gustó el deporte. Yo soy una deportista frustrada, imagínate que jugaba pelota y practicaba atletismo. Corrí junto con Ana Fidelia Quirot: cuando ella entraba a la meta, entraba yo. Ahí fue donde me materialicé.

-El periodismo deportivo es una profesión atribuida, generalmente, a hombres. ¿Cuán difícil fue para usted insertarse en ella?

Muy difícil. Significó trabajar tres veces más para estar a la par de un hombre. Soporté insultos y rechazos hasta por parte de los deportistas. En ese entonces yo era muy joven y los veía así, desde abajo, ellos estaban arriba. Después hubo un paralelo entre nosotros y ahora soy yo la que los mira desde arriba, pues soy mayor que casi todos los deportistas y entrenadores.

-¿Cómo llegó al Noticiero Nacional Deportivo?

Entré con la ayuda de Eddy Martín, pero tuve que hacer una prueba antes. En realidad siempre colaboré con la redacción deportiva, desde que esta pertenecía únicamente al Noticiero Nacional de Televisión. Fue desde los años 80.

-¿Cómo ve Julita Osendi la salud del periodismo deportivo cubano?

El periodismo deportivo cubano padece en estos momentos de falta de cultura e improvisación, de un yoísmo por parte de algunos colegas, sobre todo en el medio radial. El periodista deportivo se caracteriza por la improvisación, no importa donde lo “suelten” si tiene cultura, y eso es precisamente lo que está faltando.

-¿Siente predilección por algún deporte?

Sí, por el atletismo.

-Y al béisbol, ¿en qué lugar lo sitúa?

Al béisbol lo tengo en un segundo plano. Quisiera que me recordaran por el atletismo, por los trabajos que hice con Sotomayor, con Ana Fidelia y, sin embargo, la gente me recuerda más por el béisbol.

-¿Se atrevería a narrar un partido?

Ya no. A mí me interesó muchísimo durante un tiempo, pero en estos momentos no, porque a mí no me gusta ser cola de león, a mí me gusta ser cabeza de ratón y creo ser aceptablemente buena en lo que hago.

-Usted ha tenido la oportunidad de presenciar momentos cumbres del deporte cubano, ¿cuál ha sido el que más la ha impresionado y por qué?

Barcelona 92, porque eran mis primeros juegos olímpicos y porque me es una tierra entrañable: mi padre es de allí, toda mi familia. ¡Yo soy española por los cuatro costados! La ceremonia de inauguración es la cultura que llevo dentro. Para mí esas olimpiadas no tienen paralelo en la historia. Sydney y Atenas fueron grandiosas, pero ninguna como Barcelona 92.

-¿Alguna vez se ha arrepentido del camino que eligió profesionalmente?

De lo único que me arrepiento es de no haber podido correr los 110 metros.

-¿Hay alguna vivencia relacionada con su trabajo que recuerde de manera especial?

La bomba de Atlanta’96. Cuando las Olimpiadas de Atlanta’96 pusieron una bomba y la única cámara que llegó fue la mía. Hubo dos muertos y yo los filmé. Después la CNN transmitió la cinta y su director me hizo llegar un enorme ramo de flores para reconocer mi trabajo.

-De no haber sido periodista deportiva, ¿qué hubiera sido?

Atleta, hubiera sido atleta.

-¿Qué es lo que más le apasiona de su trabajo?

La victoria de Cuba en cualquier cosa.

-¿Cuánto significó para usted el fallecimiento de ese grande del periodismo deportivo que fue Eddy Martín?

Eddy fue todo: fue ejemplo, fue mi papá, mi maestro, mi más severo crítico. Su muerte fue una muerte inútil. Todavía me parece verlo entrar por esa puerta. Desde que murió no puedo ver la pelota, me cae mal porque él no la narra. No tengo nada en contra de quienes lo hacen ahora. Es simplemente que tengo que apagar el televisor cada vez que empiezo a ver un juego porque lo recuerdo y él no está narrando.

-¿Hay alguna cosa a la que le dedique su tiempo profesional con el mismo gusto que el deporte?

Fuera del deporte lo único que hago es seguir a Rosita Fornés. La gente de la redacción “culturales” en la televisión me llama para que les cubra sus presentaciones. Imagínate que yo salí en medio del Preolímpico para el Gran Teatro de La Habana para reportar un espectáculo suyo.

-¿Qué opinión le merece Ana Fidelia Quirot?

Ana Fidelia es mi hermana. Entre hembras y varones es el deportista más grande que ha tenido Cuba, aún sin ser campeona olímpica. Desde el punto de vista personal, para mí es divina.

-¿Después de superar tantos obstáculos, qué representa para usted el respeto que le profesa la afición deportiva?

Mi máxima alegría. Es el pago de 29 años de incansable trajín, de incansable accionar.

-¿Qué consejo daría a una mujer que aspire a iniciarse en el periodismo deportivo?

Que sin perder la ternura y la delicadeza, y teniendo en cuenta que ya hubo una loca que le abrió el camino, nunca se deje amilanar, que ataque siempre, que se defienda. Que trate de ganar el respeto de los deportistas y de sus compañeros.

-¿Hay algo que le falte por hacer?

Ser feliz, eso me falta.

Ficha técnica:
 
Tipo de entrevista: De personalidad.

Objetivo central: Indagar sobre aspectos de la vida de la reconocida periodista deportiva.

Objetivos colaterales: Conocer vínculos entre su vida profesional y personal; y buscar elementos novedosos de su personalidad.

 

 

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