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Isla al Sur

FOTOS DE BRONCE DEL DIOS LITERARIO NORTEAMERICANO

FOTOS DE BRONCE DEL DIOS LITERARIO NORTEAMERICANO

Una excelente compilación de imágenes del Premio Nobel de Literatura de 1954, nos regala el destacado fotorreportero cubano Raúl Corrales, en la segunda edición ampliada de su libro Hemingway y Cuba.

DAIRON MIRANDA QUINTERO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Un viajero inglés llegó donde estaba una efigie y derramó cenizas junto a ella. Cuando el barman que estaba cerca lo vio, fue a preguntarle qué hacía. El peregrino respondió: “Mi mejor amigo ha muerto. Era El viejo y el mar su libro preferido, así que me pidió que viniera a Cuba, al Floridita, y justo al lado de su ídolo colocara parte de sus restos”.

A 69 años de fundida en bronce, la estatua de Ernest Hemingway, en La Habana, atrae a miles de seguidores del mundo entero. Pero no solo es inspiración para turistas, el destacado escritor estadounidense también repercute, al igual que su literatura, en la vida de profesionales del arte y la comunicación, quienes también ven en él una inspiración.

La figura de Hemingway ha honrado la fotografía. La segunda edición ampliada de Hemingway y Cuba, libro de fotos del excelente fotorreporterro Raúl Corrales, publicado por Ediciones Aurelia en  marzo del 2007, es otra muestra de que el autor de Por quien doblan las campanas aún hace revivir lentes, cámaras y objetivos.

La obra consta de siete partes. La primera, por solo poner un ejemplo, es El viejo, y muestra una serie de retratos de Anselmo Hernández, pescador de Cojímar, quien inspiró el personaje de Santiago en la renombrada novela del autor norteamericano.

Como el mismo Hemingway describió: “Era un viejo que pescaba solo en un bote en la Corriente del Golfo y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez.(…) era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello (…). Todo en él era viejo salvo sus ojos”.

Para lograr las fotografías, Corrales se  centró en respetar, dentro de lo posible, las “Reglas de Oro”. En todos los retratos la ley de la mirada sobresale. Sin duda, el fotógrafo cubano tomó, desde el ángulo preciso, las expresiones del “viejo” que más le pudieran llegar a sus receptores.

Es irrefutable que este grande de la fotografía, ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas en 1996, supo fotografiar no solo el momento tranquilo, sino el de más turbulencia, demostrando así sus capacidades de creador en todos los sentidos, especialmente como fotógrafo y periodista.

El 15 de mayo de de 1960 se produjo un encuentro irrepetible: Hemingway y Fidel. A este hecho está dedicada la sección El encuentro, sexta del libro. Raúl Corral Fornos, como se llama en verdad Corrales, fue el fotógrafo acompañante del Comandante desde 1959 hasta 1961.

Es uno de los artistas cubanos más reconocidos a nivel internacional, pues su obra figura en importantes colecciones en el extranjero, y ha sido elogiada no solo por su perfección técnica, sino también por la sinceridad que inspira cada foto. Un ejemplo de ello es la siguiente vivencia narrada en una ocasión por él: “Yo estaba en el muelle con mi cámara, como siempre, y me dijo: Ven, sube, y yo subí, ya está. Pasé el día con Hemingway en el mar y disfruté de un día muy agradable, pero no pescamos nada. Para mí no era un problema, pero él estaba un poco disgustado con eso y empezó a disparar en el mar”.

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