UNA PASION CONVERTIDA EN MUERTE
La hinchada que rompe las fronteras y normas con tal de ver ganar a su equipo de fútbol, sin medir consecuencias ni dolores.
ALEJANDRA MORALES Y GISELL CHAPELLEZ,
estudiantes de quinto semestre de Comunicación Social,
Universidad Cooperativa de Colombia, Sede Bogotá.
Una situación que tiene a más de un colombiano entristecido es el tema de los hinchas del fútbol. El día lunes 23 de septiembre (2013), en la estación de TransMilenio Ricaurte, se produjo el asesinato de un aficionado del Nacional por otro de Millonarios en horas de la noche, y es este tipo de noticias que dejan ver el grado de intolerancia que se puede llegar a tener.
Es así como en esta época se resalta una visión que va más allá de apoyar a un equipo, es decir, de vivir o morir por un juego de fútbol, hay testimonios de personas que dan la vida por su equipo haciendo respetar su nombre, su honor y el orgullo de su grupo, por eso es que a veces sobrepasan los límites y se dejan llevar por la rabia.
LO QUE ESCONDE LA IDOLATRIA
Camilo, Felipe, John y Juan son cuatro amigos que se conocen desde hace seis años, son hinchas a morir del Santafé, habitantes del barrio Castilla, situado en el oriente de la ciudad; jóvenes que han aprendido cómo es el involucrarse en una barra (grupo que apoya un equipo de fútbol) y también a desenvolverse en ella ante la sociedad.
Ellos fueron enamorándose del equipo con cada triunfo, es por eso que nunca lo dejaban solo y poco a poco fueron conociendo cada vez más personas que estaban en las barras y que los inducían a que había que hacer respetar el equipo como fuera posible y a idolatrarlos hasta el final.
Por otro lado, al ver ellos el apoyo de la gente, decidieron formar una barra propia en el año 2008. Hay varios que forman parte de este grupo, incluso, se hacen notar por la comunidad y son reconocidos en su barrio, pero a su vez llegaron a tener muchos enemigos debido a ello.
El sábado 29 de agosto de 2009, Cesáreo* salió muy temprano de su casa a trabajar en el taller de mecánica de su hermano y hasta el momento todo estaba en absoluta calma; sin embargo, en horas de la noche, cuando regresaba a su hogar, lo acorralaron siete personas del equipo de Millonarios quienes le dieron una golpiza y lo amenazaron diciéndole: “Si no deja esa boleta de barra va a terminar muerto”, afirma Fernando*, su hermano.
Al otro día, Cesáreo, muy indignado y furioso, reúne a sus compañeros y tratan de localizar a estos personajes que lo habían atacado, Jorge era su mejor amigo y el que más poder tenía sobre ellos y el más respaldado por los hinchas de Santafé, así que decidió ir a hablar con alias “Pitayo”, siendo él uno de los organizadores de la denominada banda que debía acabar con los jefes de las demás barras bravas “Muerte al enemigo”.
Cada integrante le ofreció el respaldo a Jorge, a medida del tiempo creyeron poderse encargar de la situación. Aunque lo que no temían era que más rápido iban a caer ellos que la barra contrincante. Sus padres ya estaban preocupados, pero aún así tenían temor de intervenir frente a este problema con sus hijos.
Jhon* cuenta que se sentía con un ego muy grande porque por donde pasaba todo el mundo lo respetaba, y solo deseaba algún día poder tener la oportunidad de conocer en persona al mejor jugador de Santafé, Leider Preciado, quien era su ídolo: ” Si tan solo yo tuviera la oportunidad de jugar como él, o por lo menos conocerlo y estrechar su mano, estaría muy feliz”, dice.
Agrega: "Nosotros siempre fuimos personas nobles, humildes, pero la vida y las personas nos cambiaron y empezaron a destrozarse los sentimientos con dolores, a tener madres detrás diciendo: ¡No lo hagan, dejen a mis hijos en paz! Sin saber que ellos mismos buscan sus males y ellos mismos cavan sus propias tumbas”.
La vida es lo que más debe importar, el pensar con la cabeza y no con el sentimiento es lo que la sociedad de hoy en día debe tener en cuenta, que no porque cierto equipo de fútbol gana y el otro pierde, no significa que sea necesario el ataque físico en la integridad del prójimo.
VALE MAS LA VIDA QUE EL AMOR A UNA CAMISETA
Un ejemplo claro de esto sucedió hace dos años en el estadio Metropolitano de Barranquilla, con el encuentro clásico entre Santa Fe y Millonarios, en donde la final resultó ser una goleada de 5-1 ganando el equipo de Santafé. Como era de esperarse, la hinchada de Millonarios tuvo reacciones a este final trágico para ellos.
Una rivalidad que se hizo notar por parte de los fanáticos, que asistieron a ese partido del 22 de junio, fue lo que marcó uno de los hechos más adversos del tema del fútbol ya que un seguidor del equipo azul, de tan solo 17 años de edad, fue asesinado por sus contrincantes con arma blanca.
De acuerdo con lo anterior, más y más heridos hubo ese fin de semana cerca al estadio, la intolerancia y tal vez la rabia que tuvo la mayoría de los admiradores de Millonarios hizo que el enfrentamiento surgiera de esta manera y diera por terminado un día de tragedia y de muertes.
Según en ese entonces y hasta el día de hoy, el General de la policía Oscar Naranjo, afirma que cada vez que haya un clásico de estos no puede llenarse el lugar de policías y que es casi un reto tener vigilado a todos y cada uno de los hinchas de los equipos y que lo único que ellos tienen y pueden hacer es manifestar a la sociedad una cultura más sana hacia el fútbol.
Por otro lado, las autoridades cada vez que algo como estos enfrentamientos suceden no solo en Bogotá sino en las diferentes ciudades, están atentas a hacer capturas masivas para que los vándalos e intolerantes aficionados tengan por así decirlo una lección de vida, y así mismo seguirle la pista a aquellos que no saben cómo comportarse en un estadio.
"No sé por qué de una manera sistemática, regularmente un hecho como este sucedido en Bogotá, al registrarlo se le resta importancia, siendo algo que merece mayor reflexión y más análisis", aseguró el profesor de Filosofía de la Universidad de Antioquia, Gonzalo Medina. Él cree que el tema de la violencia entre aficionados al fútbol es un caso que debe tratarse con mayor cuidado.
Sin embargo, hechos como este no están a la expectativa de la mayoría de los colombianos, ya que hay quienes opinan que la violencia no es solo en el fútbol, tal vez el hecho de que la violencia es en todo campo, pero eso no quiere decir que seamos indiferentes al problema.
“Porque por la misma intolerancia puede haber muertos, como mi amigo Federico*, quien no aguantó más el irrespeto que hacían hacia su equipo y un día se enfrentó a un reto de muerte con barristas de Millonarios, sin embargo, lo ocurrido fue un hecho del que todo el mundo desconocía”, añade Jhon.
Una mañana Federico salió de su casa, como acostumbraba hacer para ir al trabajo, pero esa vez desvió su camino para los potreros de Bosa la Libertad, donde allí lo esperaba un duro de las barras bravas de Millonarios.
Los dos muchachos se enfrentaron a pelear sin ningún tipo de armas, y claramente Federico llevaba todas las de perder, poco a poco fue quedando débil en las manos de Millonarios, su máximo rival, hasta que le quitaron su vida defendiendo su más puro amor hacia su equipo e ídolo, concluye Jhon la historia.
MOMENTOS DE TRISTEZA
“Para mi familia recordar todo esto siempre causa dolor, claro que deja un mensaje para todos los aficionados, hay que apoyar un equipo, pero no siempre darle la vida, tener presente hasta dónde puede llegar su pasión, no dañar sentimientos que pueden causarles sufrimientos a sus familias y amigos”, dice David.
Este caso ha sido uno de los más relevantes para las barras bravas de Santafé y que quieren acabar con las vida de las personas simplemente porque usan una camisa, una manilla de otros equipos; sin embargo, hay muchos testimonios y ejemplos de jóvenes que han pasado por situaciones y no quieren que los que están empezando en este mundo acaben sus vidas en una simple afición de un equipo.
El fútbol es muy bueno compartirlo, disfrutarlo, practicarlo, pero siempre viéndolo de buena manera para que nunca ocurran más casos de prohibición de camisas, de objetos, de equipos ya que todos somos libres de tener una pasión siempre y cuando la sepamos manejar.
“La “barra brava” que teníamos hace seis años fue acabando a través de lo que le ocurrió a nuestro amigo, nos dimos cuenta que todo era siempre conflictos y que el ego no servía de nada si caminábamos escondidos, porque hasta los “tombos” que nos buscaban ya sabían dónde nos la pasábamos metidos, nos tenían como los peligrosos del barrio”, manifiesta Jhon.
Agregó qie “Felipe, Juan y yo empezamos a construir nuestras vidas apartados de los conflictos, y de las peleas que vivíamos diariamente. Otros pelados que compartían con nosotros siguieron en esos pasos y ya han tenido varios problemas con la justicia, pero cada quien busca lo que se merece”.
Los padres siempre motivan a sus hijos en el fútbol, pero debemos ser conscientes de que ahora este deporte ya dejó de serlo y se ha convertido en una amenaza para los hinchas que de verdad apoyan noblemente su equipo, y que con solo ponerse una camisa de color ya están siendo fichados para un combate entre barristas o “barras bravas”.
Rosa Villamizar madre de familia opina que “la gente de las barras bravas son personas desadaptadas que no saben compartir un juego de fútbol, ni saben convivir con los demás que los rodean, para los barristas deberían tener varios tipos de castigos para que no actúen como idolatras sin corazones”.
“Si mi hijo empezara a adorar tanto a un equipo trataría de alejarlo lo más pronto posible, ya que esto se me convertiría en un problema después, le buscaría actividades donde mantuviera su mente ocupada, y no pensara en esto, lo ayudaría aconsejándole sobre lo que significa querer y adorar un equipo de fútbol; si ya siento que se me sale de las manos, buscaría ayuda con un psicólogo ya que ellos manejan mejor estos temas y entienden más a los jóvenes”, comenta Paola Vargas, también madre de familia.
Mario Plazas, padre, comenta: “En el hogar siempre va la educación y la cultura hacia un hijo para que estos problemas no ocurran y que cada joven mire el juego de fútbol como un deporte y no como una competencia de quien es el mejor”.
*Los nombres fueron cambiados.
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