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Isla al Sur

SUSANA LEE, LA CHINA, POR SIEMPRE

SUSANA LEE, LA CHINA, POR SIEMPRE

ZENAIDA FERRER MARTÍNEZ
Foto:YOANDRY AVILA GUERRA

Partió con su humildad y sencillez  y su carga de laboriosidad periodística. Llevaba varios días debatiéndose entre traspasar o no el umbral de la muerte.

La arriesgada cirugía de un tumor de cáncer se topó con un organismo lacerado por otras enfermedades. Pero ella, tan valiente y osada, había firmado, sin temblor de su pulso, la  aceptación de los riesgos quirúrgicos. Se jugó todas las cartas, y perdió…o no. Tal vez hasta había elucubrado que una vida sin su fortaleza física e intelectual, no era para ella.

Así que apenas estrenado su Premio Nacional de Periodismo José Martí, máximo reconocimiento individual de la Unión de  Periodistas de Cuba, entregado este año a ella y a otros dos colegas de alta valía en ocasión del Día de la Prensa Cubana, Susana de la Caridad Lee López, la China, se despidió de su tierra amada el primero de mayo de 2015, a los 67 años de edad.

¡Qué poco disfrutó su Premio!, dijo alguien al conocerse la dura noticia. Pero por suerte para la Upec, para sus colegas de Granma y de Juventud Rebelde, para todos los que laboraron o la conocieron profesionalmente, el otorgamiento de este Premio fue justo a tiempo para que Susana supiera de la admiración y el respeto del gremio a su obra y a su digna persona.

Justo por esos días de marzo, tuve la ocasión de hacerle una entrevista devenida diálogo de recordación y de evocación de momentos y personalidades de la Revolución y del periodismo. Entonces escribí un largo reporte de nuestra conversación, que hoy refrendo:

“Una mujer sencilla, modesta, honesta, de hablar continuo y desenvuelto, como quien mantiene en orden, también, su mente y su alma. Una mujer satisfecha con un premio inesperado, pero que une en el nombre y dedicatoria a dos de sus más grandes paradigmas: José Martí y Fidel Castro. Una mujer que afirma que valió la pena trabajar 54 años y conocer que sus colegas la honran por la obra de su vida. Esa es Susana Lee.

“La China para muchos; la rigurosa profesional que no se permite un desliz, ni el descanso, sin cerciorarse de cómo quedó la página con su trabajo, y… hasta el periódico completo.

“¿Lo más bonito que tiene la profesión y en particular atender el Poder Popular? La posibilidad, el privilegio de escribir, de reportar, de relatar, de contar las alegrías y los problemas del pueblo. Acompañar al pueblo, casi nunca ha sido fácil, con las agresiones, problemas, dificultades, las zafras azucareras ya no exitosas, los asuntos agropecuarios que tienen repercusión directa en la alimentación, el meollo del Poder Popular que es población pura, aunque no siempre puedan resolverse los problemas, pero estar junto al pueblo en momentos duros y en las alegrías es otro de los tesoros que guardo.

“Claro, el primero y la mejor de las riquezas que me ha dado la profesión es el de haber podido reportar en buena medida muchas actividades de Fidel, estar cerca del Comandante, conocer en vivo su estilo de trabajo, ir donde había un ciclón, un problema agudo, una campaña. Tuve muchos encargos personales de trabajo venidos directamente de él. Fui diputada durante tres legislaturas, es decir, por 15 años. Ingresé en el PCC en 1992.

“Con lo que he escrito, con o sin filo, siempre voy a estar insatisfecha, y sé que siempre nos han criticado y nos seguirán criticando, mucho más los nuevos colegas, pero lo cierto es que para escribir de la Revolución, historiadores, investigadores, hay que ir a la prensa cubana, a los documentales y reportes de Televisión, a los noticieros ICAIC (que se están restaurando). Todo lo que hemos hecho bien o mal los periodistas conforma la verdadera crónica de la Revolución.

“Repasando ahora mi vida, te digo que no siempre quise escribir de logros y lo hice mucho. Opté por la Revolución y eso me signa. Me habré equivocado como cualquier ser humano, pero afirmo que lo que rubriqué con mi firma siempre lo escribí desde el sentimiento, desde la convicción, incluso cuando escribí una frase cursi, una frase hecha, la sentí.

Así ha partido la China, sin querer levantar revuelo de dolor y de llanto, algo inevitable entre quienes la queríamos y admirábamos. Auténtica en su firmeza de mujer que ha cumplido bien su encomienda en la vida; modesta hasta la humildad, grande sin que pretendiera serlo. Así se ha ido y así se queda Susana por siempre.

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