Blogia
Isla al Sur

AMÉRICA LATINA EN UNA METÁFORA LITERARIA

AMÉRICA LATINA EN UNA METÁFORA LITERARIA

Cien Años de Soledad cumplirá medio siglo de creada cautivando la atención del lector con esa fusión característica en la trama de convertir en magia y fantasía la lúgubre cotidianidad de la miseria humana.

ARLETTE VASALLO GARCÍA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Macondo, ¿quién nunca habrá oído nombrarlo? Un lugar que no existe, sin embargo, es más conocido que otros que tienen reservada su propiedad en la tierra. Donde caen flores del cielo, donde puede llover durante cuatro años o donde las mariposas amarillas pueden perseguir a los enamorados.

Cien Años de Soledad es considerada una de las novelas más importante de nuestra contemporaneidad. Pablo Neruda la catalogó como “El Quijote de nuestro tiempo”. Asimismo, marca un nuevo estilo literario: el realismo mágico y encabeza el movimiento conocido como “Boom latinoamericano”.

Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982, narra una historia, que él afirmó sería al estilo de su abuela, colmada de la espiritualidad con que se pinta la realidad latinoamericana, vista a través de siete generaciones de Buendías, que muestran el nacimiento, esplendor y decadencia de Macondo.

A través de un narrador heterodiegético y en veinte capítulos no titulados, el Gabo toca temas como la soledad, a la cual todos los personajes del libro y hasta el propio pueblo están destinados a padecer; el miedo al incesto, que da inicio y culminación a la historia; las guerras civiles entre los nacientes partidos liberales y conservadores junto a la pérdida de la memoria histórica. Estos aspectos hacen de Macondo una metáfora de América Latina.

Sin embargo, uno de los grandes méritos de la obra es el reflejo de las esencias humanas. El expresidente norteamericano Bill Clinton, la rememora como el mejor libro escrito después de la muerte de Faulker, pues cuenta verdades eternas sobre la naturaleza humana: la manera en que nos impulsa el amor o el odio, la codicia o la generosidad y las esperanzas o los miedos.

Con unos de los inicios más celebres en el mundo literario: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”, esta publicación ha merecido varios reconocimientos como el Premio Rómulo Gallegos, en Venezuela, en 1972, y el Premio al mejor libro extranjero, en Francia, en 1969.

Muchos consideran a Macondo como el símil literario del pueblo natal de García Márquez, Aracataca, en el que vivió con sus abuelos hasta los nueve años. Su abuelo era un veterano de la guerra entre los liberales y conservadores en Colombia. De esta figura surgió la novela El coronel no tiene quien le escriba y también inspiró los personajes de Gerinaldo Márquez y Aureliano Buendía. Su abuela era muy supersticiosa, vivía en un mundo fantástico donde todo era posible. Entre estas dos perspectivas vivió su infancia el Gabo, la cual fue determinante para su creación literaria.

Argentina fue la primera en degustar esta obra en junio de 1967 con una tirada inicial de 8 000 ejemplares por la Editorial Sudamericana. La novela ha sido traducida a 35 idiomas y se han vendido 30 millones de libros en el mundo, convirtiendo al autor de El amor en los tiempos del cólera, El otoño del patriarca y Noticia de un secuestro, en el escritor latinoamericano de mayor éxito comercial.

En Cuba, este libro fue reeditado en 2007 por la Editorial Arte y Literatura acompañado por ilustraciones del pintor cubano Roberto Fabelo con motivo de la conmemoración del aniversario cuarenta de la primera edición de la novela y al cumpleaños ochenta del autor, quien afirmó: “Cuando escribía Cien años de soledad estaba tan feliz porque soñaba estar inventando la literatura”.

Pie de foto: Cien años de soledad está entre las mejores producciones literarias de la historia.

0 comentarios