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Isla al Sur

TESTIMONIOS DEGRADADOS

TESTIMONIOS DEGRADADOS

Andrea Jeftanovic logra con su libro No aceptes caramelos de extraños, tocar algunos de los más íntimos miedos de la sensibilidad humana, y expone al lector a frecuentes momentos de tensión en las once historias que allí se cuentan.

Texto y foto:    
MERLYN BARROSO HERNÁNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Es curioso, aunque conozcamos los mínimos detalles de un cuerpo, nunca, nunca poseemos el secreto de quien lo habita”. Esta parece ser la frase que inspira, o al menos consuela, a la autora de No aceptes caramelos de extraños (Editorial Casa de las Américas, 2014), un libro que destaca los tabúes sociales y los muestra sin moralidad ni cautela, trastocándolo todo desde el deseo que funde la soledad y la angustia.

Niños traumatizados, personajes contradictorios, infidelidades, pedofilia, celos, maternidad y paternidad pervertidos, todo tratado desde las más oscuras encrucijadas de la psicología humana. Andrea Jeftanovic muestra así la senda negativa que pudiera tomar cualquiera de nosotros y expone frente al lector algunos de los miedos ancestrales de los que siempre intenta despojarse.

El texto, publicado en 2011 por Uqbar, Santiago de Chile, ese mismo año alcanzó el premio Mejor obra literaria del Círculo de Críticos de Arte del país y fue reeditado el año siguiente por Seix Barral, México.

Conforman el libro títulos como Primogénito (celos entre hermanos), La desazón de ser anónimos (dos personas que desde cada apartamento viven un romance tras las cortinas de sus habitaciones), Mañana saldremos en los titulares (infidelidades y venganza entre amantes). Los relatos que lo componen demandan tolerancia y diversidad de criterios ante sus desenlaces abruptos.

Uno de los cuentos más polémicos, censurado en Estados Unidos y Alemania, es Árbol genealógico, con el que comienza la secuencia: una joven de 15 años empieza una relación con su padre luego de la muerte de su progenitora. En este, como en los demás textos, la autora retrata cada escena mediante la prosa poética e intimista, narrada en primera persona por alguno de los que la protagonizan.

“Teresa me entregó un dibujo [...]. Después la escuché atónito. Me sermoneaba citando la Biblia, afirmando que en un principio fue el incesto […]. En algún momento el amor filial debe convertirse en amor de pareja [...]. Llegó la noche en que me abrí a recibir las llamadas de quien te evoca hace tiempo [...]. Yo sobre ella descubriendo esos ojos grises, que eran mis ojos grises. Me estaba besando a mí mismo […]”.

Los libros de Andrea Jeftanovic (Santiago de Chile 1970) comúnmente se relacionan con las infancias tristes y las vidas degradadas. En Hablan los hijos despliega los diversos modos de ver la figura de los niños en la literatura iberoamericana. En Escenario de guerra, con la que alcanzó el primer lugar en los Juegos Literarios Gabriela Mistral y el premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura del 2000, muestra la historia de una mujer llena de heridas del pasado y con una pérdida total de expectativas.

Esta narradora, ensayista y Doctora en literatura hispanoamericana, es autora de libros como Geografía de la lengua (2007), Conversaciones con Isidora Aguirre (2009) y Estéticas y discursos en la perspectiva infantil en literatura contemporánea (2011).

En consonancia con las tramas de sus historias, la escritora reconoció que son difíciles y desagradables, “pero el arte es un espacio interesante para la experimentación moral. Si todo el tiempo estamos bombardeados con noticias sobre estos temas en el plano ficcional, por qué no escribir de eso como una posible explicación”.

“Le tomo el pulso a Santiago en cada esquina desde que la niña no está [...]. Regreso a casa, aunque cada pisada clausure paraísos prometidos. No me acuerdo de cambiarme los zapatos cuando llego al rellano de la escalera [...]. -Te lo dije tantas veces: No aceptes caramelos de extraños- […]”.

Pie de foto: La Casa de las Américas presentó en el 2014 una nueva edición del libro de Andrea Jeftanovic, No aceptes caramelos de extraños.

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