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Isla al Sur

REALIDADES A LA LUZ

REALIDADES A LA LUZ

DAVID GALLO SÁNCHEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Las páginas del libro “La Maldición del avestruz”, constituyen reflexiones de alerta para el mejoramiento de la sociedad a través de denuncias a las lacras “ocultas bajo tierra” de la Cuba del siglo XXI.

Fue publicado en el año 2007 por la Casa Editora Abril y son casi 70 trabajos periodísticos de opinión, nacidos de la crítica de un grupo de periodistas del diario Juventud Rebelde.

José Alejandro Rodríguez, Luis Sexto, Ricardo Ronquillo, José Aurelio Paz, Osviel Castro Medel, Luis Raúl Vázquez, Luis Luque, Nelson García Santos, René Tamayo León, Agnerys Rodríguez y Alina Perera, a partir del comentario y la crónica opinática principalmente, importunan a los indolentes, indiferentes, cansados, arrogantes, oportunistas, cautelosos y mediocres con poder que, consciente e inconscientemente, retardan el progreso colectivo del país, tal como aparece en la contraportada del libro.

Por lo que significaría no erradicar los males cotidianos a tiempo, estos reconocidos periodistas, ejemplos dentro de los profesionales de la palabra, con valor y en más de una ocasión luchando contra corriente y contra todo aquel que se sienta lamentablemente identificado con el deterioro del futuro, materializan lo que suele llamarse periodismo incómodo. Tal calificativo ha sido impuesto porque plantean la realidad como es, con todos sus tonos.

Con un análisis que recorre gran parte de la vida económica, política y social del país, la publicación esboza con inquietante certeza dificultades como la corrupción, el déficit de recursos, el problema de la dualidad monetaria, la marginalidad, el descontrol interno, la carencia de rigor disciplinario y las  irregularidades administrativas, entre otras tantas lacras, que atentan contra la posibilidad de prosperar dejando atrás, y para siempre, algún rastro del funesto Período Especial.

La Maldición del avestruz, o mejor, la maldición de los que contribuyen a la ilegalidad y al robo, expone desde el propio inicio con sobrados argumentos, el futuro incierto que les espera a los cubanos, quienes  por la pérdida de valores humanos  no son capaces de defender lo que ha sido logrado durante tantos años de socialismo.

Resultaría una gran satisfacción para los autores del libro si al fin se demostrara que el primer paso para la cura de cualquier mal, es su reconocimiento y aceptación. Muy difícil sería que si los casi 12 millones de personas que habitan la Isla  trabajaran juntos para el mejoramiento de la sociedad, no se vieran resultados.

Nadie quiere ser corregido en público, pero estas páginas como llamado de alerta buscan crear conciencia en la población, invitarla a salvar la sociedad, rescatarla ahora que estamos a tiempo y con la solución en nuestras manos.

Sería un buen comienzo unirnos con la justicia y la verdad para, como aparece en una de sus páginas, “a brazo partido y corazón abierto, combatir los pequeños males de la vida real que comprometen seriamente el avance y la credibilidad de lo que aspiramos a fundar”.

A BRAZO PARTIDO Y CORAZÓN ABIERTO

ANA LAURA PALOMINO GARCÍA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Efectivo es el adjetivo correcto para describir este libro. Su título, La Maldición del Avestruz, y fue redactado por un colectivo de autores de Juventud Rebelde, quienes no escondieron la cabeza en la tierra para decir todo lo que pensaban.

Quizás los que lean esta reseña piensen que la mueve el compañerismo o que se peca de tanto halago, pero lo cierto es que conmueven las historias de vida reflejadas por estos periodistas, que no tiene miedo de poner el dedo sobre la llaga y apretarla hasta que sangre.

La forma en que se describen los problemas económicos y sociales de la familia cubana de estos tiempos recuerda que la única manera de hacer buen periodismo es sintiendo los “bichitos” que carcomen la voluntad, las ganas de hacer y la entereza de la sociedad.

El lenguaje claro, preciso, con la frase exacta en el momento adecuado, deja al lector con ese sabor de saberse en la situación que se describe, porque lo que sí sobran son ejemplos de la cotidianidad.
Maraña a granel, Volver a la carga, Esa cara oculta, son algunos de los títulos que ponen a reflexionar, por los mensajes que transmiten y la manera que lo hacen: a brazo partido y corazón abierto.

Uno de los autores de este interesante texto es Luis Sexto, quien ironiza y pone a pensar en su artículo Se sabe. ¡Hasta  hace reír la frase que se refleja en el título, porqué es de esas que se repiten en la sociedad actual como respuesta a todos los problemas!

Claro, que atrás no se quedan los reporteros Ricardo Ronquillo, Alina Perera y José Alejandro Rodríguez. Demostraron por qué es considerado esta parte del periodismo como incómodo.

Cabe destacar el escrito del 1ro. de octubre de 2006, Dibújame una oveja. La forma tan bella de describir la pérdida de la inocencia y hacerlo de la manera peculiar de José Aurelio Paz Jiménez, logra tocar la fibra más honda del ser. El artículo realmente hace desear ser mejor y da el primer empujoncito en el camino por logarlo.

Según lo que plantea la contraportada del libro, el objetivo de este es fustigar a los indolentes, indiferentes, cansados, arrogantes, oportunistas, trepadores, cautelosos, mediocres con poder, miopes políticos exponentes de una fauna retardataria del progreso colectivo, y la verdad es que cada palabra de todos los artículos lo logra, pues condena a esas lacras sociales y lo hace con la elegancia del que sabe que da una galleta sin mano.

Efectivo, así es este libro. Pero hay que agregar un calificativo más para ser justos: esperanzador. Sí, sin duda el más acorde, ya que se dice que lo único que hace falta para que triunfe el mal es que los hombres buenos se queden sentados, y parece que aquí, algunos se levantaron.

BREVE HISTORIA DE UNA MALDICIÓN

ALEJANDRO ROJAS ESPINOSA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Para fustigar a los indolentes, indiferentes, cansados, arrogantes, oportunistas, trepadores cautelosos, mediocres con poder, miopes políticos, exponentes de una fauna retardaria del progreso colectivo (…)”. De otra forma no se pueden describir los artículos compilados en el libro La Maldición del Avestruz, el cual Eliades Acosta Matos prologó con un magisterio a la altura de los 66 textos de opinión periodística que recoge el texto de la Casa Editora Abril.

Todos los trabajos, publicados en el diario Juventud Rebelde, son el fruto del arduo trabajo de los periodistas de ese medio que, de una forma u otra, se adentran en los problemas de la sociedad.

José Alejandro Rodríguez Martínez, Luis Sexto Sánchez, Ricardo Ronquillo Bello, José Aurelio Paz Jiménez, Osviel Castro Medel, Luis Raúl Vázquez Muños, Luis Luque Álvarez, Nelson García Santos, René Tamayo León, Agnerys Rodríguez, Gavilán y Alina Perera Robbio son quienes ponen en tela de juicio las principales dificultades a las que se enfrenta la sociedad por sus indisciplinas, y muchas veces, por las negligencias e incapacidades de algunos dirigentes y trabajadores.

Los mensajes, tratados con distancia profesional, sentido del humor, ironías, pero sobre todo, con fino estilo, defienden las posiciones que la Revolución necesita para subsistir en el mundo contemporáneo. Critican lo mal hecho, buscan respuestas y, lo más importante, incitan a la acción de los enjuiciados.

Cuba de la Caridad es el texto que inicia el compendio. Pepe Alejandro, como conocen al autor en el gremio, hace un resumen bastante aproximado de la vida de los cubanos. Con lenguaje fino, las comillas de distanciamiento y el toque humorístico, el resultado final es una obra que trata de rescatar la crítica que tanto necesitamos sin caer en lugares comunes y vulgaridades.

El robo en la sociedad, el transporte, la situación con el salario y la alimentación, entre otros, son los temas tratados. Las batallas libradas en el periódico no deben cesar, y creo que el libro es la muestra fehaciente de que la prensa puede denunciar, con ejemplos concretos, las debilidades del país.

Lejos de perjudicar, los textos como este fortalecen el trabajo que realizamos los cubanos día a día para salir adelante contra un enemigo poderoso. Como reza el prólogo: “Hacerlo requiere compromiso con la verdad, con la Revolución, con la ética de la profesión y con el pueblo. Lo demás, incluida la cómoda incomprensión de los avestruces o la hostilidad vengativa de los apoltronados, ha sido siempre un precio a pagar (…)”.

DESENTERRÁNDOLE LA CABEZA AL AVESTRUZ

JAVIER ROQUE MARTÍNEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La maldición del avestruz, obra compilatoria de textos de opinión publicados por Juventud Rebelde, constituye, desde el mismo comienzo, un estudio crítico y profundo de aquellos problemas y situaciones que empañan la imagen de la Cuba del siglo XXI debido a las dificultades y barreras existentes entre criollos.

Salido a la luz en 2007 por la Casa Editora Abril, el libro expone el rol y el deber de la prensa de convertirse en la voz y brazo del pueblo para demandar y luchar contra el incumplimiento, la ilegalidad, la pérdida de valores humanos y demás causas que siguen empantanando el ya de por sí  descolorido escenario cubano, y a las cuales no todas las autoridades parecen prestar una merecida atención ni velar por su eliminación.

De la mano de los periodistas José Alejandro Rodríguez, Luis Sexto, Ricardo Ronquillo, José Aurelio Paz, Osviel Castro Medel, Luis Raúl Vázquez, Luis Luque, Nelson García Santos, René Tamayo León, Agnerys Rodríguez y Alina Perera, Juventud Rebelde se adentra en las profundidades de esa realidad que, para tristeza de todos, acuña a fuerza de sudor y resignación el día a día de los cubanos de a pie.

Mediante la investigación y el estudio sistemático de lo que ocurre a nuestro alrededor, estas voces del pueblo dejan entrever las resquebrajaduras que dificultan la construcción de un socialismo “con todos y para el bien de todos”, donde la igualdad y el respeto mutuo debieran ser pilares fundamentales de la cotidianidad y no un suceso ante el cual impresionarse, pues a fin de cuentas todos somos un pedazo de Patria único e irrepetible.

El pésimo trato que se adueñó de nuestros servicios, las miradas de arriba a abajo entre hijos del mismo terruño, el robo desconsiderado e inhumano, la falta de vergüenza y mano amiga ante penurias ajenas, el abismo de las drogas y la prostitución, el acaparamiento de poder para satisfacer ambiciones personales y aquellos dirigentes programados para repetir la misma cháchara en cualquier lugar y a cualquier hora, son solo algunos ejemplos de los tópicos tratados, con entereza y “sin pelos en la lengua”, en La maldición del avestruz.

Este libro es un ejemplo de periodismo con mirilla y cartucho lleno, un periodismo, como la propia portada lo indica, incómodo para aquel que, al hojearlo detenidamente, se sienta acusado entre líneas.  

Sin embargo, aflora en cada texto la esperanza de un futuro comprometido con los principios por los que han luchado y caído miles de hombres y mujeres. El amor entre cubanos, ese que como dice la canción “quema desde lo profundo”, no puede ni debe convertirse en un recuerdo o una utopía. En cada página del libro se palpa la intención de alertar y educar, pero sobre todo, se promete diagnóstico contra la maldición del avestruz que ha contagiado al caimán dormido.  
 

 

 

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