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Isla al Sur

UNA LUZ EN LA TORMENTA

UNA LUZ EN LA TORMENTA

Cuba, en el bicentenario del natalicio del escritor danés Hans Christian Andersen, considerado como el escritor más popular de cuentos para niños, realizó la publicación de “La vendedora de fósforos”, selección de algunos de los cuentos menos trascendentes del también poeta.

Texto y foto:
LÁZARO J. MONTANO CASTELLANO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“La vendedora de fósforos”, publicado en  Cuba en el año 2005 por la editorial Gente Nueva, es una selección de algunos de los cuentos menos difundidos en la Isla del escritor danés Hans Cristian Andersen (1805-1875), autor de obras tan conocidas como “El Patito Feo”, “La Sirenita” y “El Soldadito de Plomo”.

Este libro está formado por doce relatos. Las historias se encuentran escritas con un lenguaje claro, delicado, concebidas especialmente para el público infantil. Sin embargo, la sencillez no le resta importancia  al contenido, el cual suele valorarse al llegar a las moralejas: fuertes descargas de reflexión que fijan los relatos a la conciencia del lector.

El título de este trabajo pertenece al cuento número 37 en la colección original del escritor. “La pequeña cerillera”, como también se le conoce, evoca sentimientos hacia las personas abandonadas, aludiendo a un suceso tan impactante como lo es la muerte. Como este, el resto de relatos se adentran en las emociones humanas, sensibilizando al lector antela trascendencia de una mala acción.

Muchos de los textos de Andersen estuvieron encaminados hacia temas como el amor, el odio, la envidia y la lealtad. En otra de sus obras más conocidas, “El soldadito de plomo”, recrea un escenario donde convergen estas emociones con dramáticos acontecimientos.

Es fácil observar cómo aquí la felicidad de unos comienza a ser molesta para otros, lo cual desencadena acciones y voluntades negativas. Una vez más, la maestría para contar dichos sucesos como en “La cerillera”, se caracteriza por la ausencia de extensas descripciones y el señalamiento oportuno de los detalles.

En 1866 Andersen recibió de parte del rey de Dinamarca el título honorífico de Consejero de Estado y al año siguiente fue declarado Ciudadano Ilustre de su ciudad natal. En honor a él, desde 1956 se concede cada dos años el premio Hans Christian Andersen de literatura infantil y, a partir de 1966, también de ilustración.

Sus trabajos se vincularon mucho con el estilo de vida que llevaba. “La vendedora de fósforos” fue un cuento dedicado a su madre, según el escritor boliviano Víctor Montoya en su artículo “Hans Christian Andersen, un cisne de alto vuelo ”, la inmensa pobreza en la que vivían inspiro al danés a escribir esta obra, así como también “No sirve para nada”, hizo referencia al alcoholismo que esta sufría.

Este escrito resulta valioso por las sensaciones que evoca, apelando a la fantasía y personificación como principales recursos narrativos. El toque de inocencia, el público al que está dirigido, los mensajes a transmitir, así como también el uso de la fantasía y la sencillez del lenguaje, de esta selección son características similares a las de “El Principito”, libro de gran relevancia en la literatura infantil, del escritor francés Antoine de Saint- Exupéry.

El libro se expuso en la XIV Feria Internacional del Libro, celebrada en La Habana en el año 2005 por la entonces directora de la editorial Gente Nueva, Mirtha González, quien expresó que estaría dedicado al bicentenario del natalicio del autor.

Pie de foto: La obra posee doce cuentos y fue publicada en Cuba en el año 2005 por la editorial Gente Nueva.

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