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Rostros del Varona

HORTENSIA, SINÓNIMO DE ENSEÑANZA

HORTENSIA, SINÓNIMO DE ENSEÑANZA

La dedicación de la Máster Hortensia Sardiñas, fundadora del Pedagógico Varona, ha contribuido al éxito de las tres Revoluciones educativas.

Texto y foto:
EMILIO HERRERA VILLA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Su primer alumno tenía 85 años cuando comenzó la Campaña de Alfabetización. Mariano, un campesino de Niquero, no quería aprender a leer  ni a escribir. Luego sería su mejor estudiante. Así recuerda la Máster en Educación Avanzada Hortensia Sardiñas Miranda, profesora y jefa de la Disciplina de Español en el    Instituto Superior Pedagógico  Enrique José Varona.

En estos momentos, se encuentra integrada a la formación académica de los Profesores Generales Integrales (PGI), como parte de  la Tercera Revolución Educativa.

-¿Qué la llevó al magisterio?

De niña jugaba a enseñar a las muñecas. Ahí empezó mi vocación. Era de clase humilde y necesitaba de un salario para vivir. Ser maestra fue el empleo ideal porque me gustaba y podía recibir un salario. Llevaba de la mano las dos cosas.

-¿Por qué decidió impartir clases

de Español y no de otra materia?

Comencé a ejercer la carrera con el inicio de la Revolución. Recibí el título en mayo de 1960. Siempre me incliné por el estudio de la Lengua Española. El estudio de nuestro idioma es el hilo conductor para comprender todas las demás asignaturas. Si no lo dominas, es muy difícil entender el resto de las materias. Y también me interesé por la disciplina porque tuve excelentes maestras, como la poetisa Rafaela Chacón. Ella me enseñó los primeros detalles.

Su vida es igual a las hortensias, flores oriundas de Asia y América que necesitan de una fuente luminosa para crecer. Esa luz está presente en todas sus labores desde la Campaña Alfabetizadora hasta la fecha.

Sonríe cuando evoca sus tareas en la Brigada Conrado Benítez: “Cumplía 17 años, pero tenía gran fervor revolucionario. Deseaba formar parte de la historia que se estaba viviendo. En mi vida no me ha marcado tanto ninguna otra actividad como la alfabetización.”

Se sintió realizada al ver a personas de todas las edades aprendiendo a leer y escribir sus nombres. Vivió momentos muy emocionantes en sus labores en Niquero. Recuerda aquellos días apasionada, como los de mayores vivencias en cuanto a valores humanos: “La entrega y el sacrificio ante todo ha sido una satisfacción.”

-Luego estuvo vinculada a la

Segunda Revolución Educacional…

El Destacamento Manuel Ascunce se creó en 1972. La segunda revolución educacional fue una necesidad, debido a la gran explosión de estudiantes para ingresar en secundaria básica. Se matricularon entonces muchísimos alumnos; teníamos más aulas que maestros. El Pedagógico Varona se vio en la obligación de formar educadores.

Esa misión formó nuevas e imprescindibles generaciones del profesorado. Eran estudiantes que debían dar clases a jóvenes casi de su edad. Les explicamos la magnitud de su papel en aquel proceso. 

El Destacamento fue un antecedente directo de lo que más recientemente vivimos con el plan de Los 100 Valientes, quienes constituyeron el comienzo de la tercera Revolución Educacional.

-¿Cuál es su vinculación con el proyecto

de Profesores Generales Integrales (PGI)?

El Instituto Varona trabajaba en una investigación sobre transformaciones educativas. Era necesario un nuevo cambio y  Fidel se reunía con los profesores del  centro, y nos planteaba la situación que consideraba mejor: un solo maestro para 15 estudiantes. Se buscaba una nueva formación donde el educador estuviera más  cerca del alumno y de su familia.

El país necesitaba soluciones con carácter urgente. Era necesario formar pedagogos para corregir los problemas de la secundaria básica y dieron el paso al frente cien jóvenes nombrados más tarde como Los Valientes, precisamente por esa actitud de vanguardia.

Existía premura y compromiso. Trabajamos en la sede de Cojímar todas las vacaciones del año 2000. Con esa formación surgieron los PGI, y tuvimos 4 500 de ellos en la escuela Salvador Allende, donde actualmente estoy vinculada con la formación académica y pedagógica de estos jóvenes maestros.

-¿Piensa que el proyecto presenta

los resultados esperados?

El país necesitaba una formación acelerada y masiva de estudiantes para cumplir la nueva tarea, y en ello recayó la tarea de resolver los problemas educativos del momento. Fidel no pedía grandes especialistas, sino buenos desempeños en las secundarias básicas. 

Los PGI poseen un alto nivel de compromiso con la Revolución, no son iguales a los estudiantes de hace 30 años con respecto a su preparación, pero tienen responsabilidad y ganas de realizar bien el trabajo. No me gustan las comparaciones, el hombre se crece ante las situaciones adversas.

Cuba puede enorgullecerse de sus maestros, desde los tiempos de Varela hasta la actualidad. Las nuevas generaciones del magisterio  entienden su función en la sociedad.

En la academia Salvador Allende, la profesora Hortensia guió una unidad de PGI de Camagüey, fue jefa de la disciplina Español y orientaba la preparación metodológica.

“Ellos realizan una tarea titánica. Imparten todas las asignaturas para 15 alumnos. Los antiguos maestros se formaban en una sola materia. Ahora les pedimos que se formen en todas.

“A partir de la entrada de los PGI a las aulas aumentó el rendimiento de los alumnos, creo que la formación de hoy es mejor que hace cinco años atrás”.

Los Profesores Generales Integrales continúan en fase de transición, pues su formación no ha concluido: “Algunas personas los ofenden y no reconocen sus esfuerzos; este joven maestro es sensible, y eso no suele tomarse en cuenta. Muchos son quienes cumplen cabalmente sus funciones, y no se puede catalogar a todos por igual. Tengo fe en los buenos propósitos de los revolucionarios.

“Desde el inicio se quería un profesor en cada aula. Se logró eliminar las inasistencias. Forjar a estos pedagogos ha sido una tarea mancomunada, todo un reto para el profesorado del Varona. Hay un gran interés por parte del gobierno y el Ministerio de Educación en garantizar la buena salud del magisterio cubano. Estas generaciones tienen a su favor un derroche de tecnología como computadoras y televisores. La educación cubana debe estar en los niveles que le corresponde. En Latinoamérica seguimos a la vanguardia, pero debemos avanzar mucho más.”

-¿Cree que hoy la Educación

enfrente una situación difícil, en

comparación con décadas pasadas?

No lo creo. Soy fiel seguidora del legado martiano: mientras el pueblo esté instruido tendrá los baluartes necesarios para preservar sus conquistas. Esta convicción me lleva a otorgar gran importancia a la formación de la juventud. Se realizan grandes esfuerzos para evitar un retroceso.

Hortensia Sardiñas es licenciada en Lengua y Literatura Hispana, y en Formación de Profesor de Nivel Superior en la especialidad de Español. Realizó su Maestría en Educación Avanzada.

Asumir distintas e importantes responsabilidades en la Cátedra de Estudios Martianos y en el Comité Académico de la Maestría de  Didáctica del Español y la Literatura no es razón para dejar a un lado las fiestas: “Soy cubana y jaranera, aunque no sepa bailar muy bien.”

En su tiempo libre lee mucho, principalmente novelas. Su atracción por la literatura la ayudó, sin embargo, en la autoría de artículos académicos insertados en  diversos libros educativos, muy distintos de la ficción con la que Hortensia suele recrearse en sus descansos.

“En el Varona publicamos unas cartas orientadoras para el maestro, les enseñan a desenvolver sus clases ante la formación de PGI. Se incluye en un texto llamado Didáctica.” Por la repercusión de este trabajo se hizo la publicación del libro Reflexiones sobre la Lengua y la Literatura. Ahí podemos encontrar otro ensayo de su autoría sobre la preparación de los estudiantes.

-¿Piensa que las grandes obras

clásicas deben leerse una sola vez?

El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha es el mayor tesoro de la literatura hispana, y creo que se debe repasar tres veces en la vida: primero en la adolescencia como entretenimiento y enseñanza. Después en la adultez, cuando somos más maduros y concientes. Por último, en la vejez, porque tenemos las experiencias necesarias para comprenderlo completamente. Yo lo he leído esa cantidad.

Cumplió misión internacionalista en la República Cooperativa de Guyana. Allí estuvo año y medio: “Fue una tarea difícil, con características diferentes a Cuba. Adquirí experiencia y seguridad. Guyana es un país pobre. Su población tiene un bajo nivel de vida. Eso me impactó, pues no estoy acostumbrada a experiencias como esa. Los estudiantes escribían hasta en la última cara de  la libreta hecha de cartulina. Yo los miraba admirada. Ellos respondían que estaban obligados a pagar esos materiales a altos precios. Por eso los aprovechaban al máximo.”

La máster Sardiñas tiene afinidad por la investigación. Su trabajo se refleja en el Vicedecanato científico mediante la conformación de cursos de postgrados, especialidades y maestrías.

Parece que para la profesora el día tiene más de 24 horas, porque además, es directora de la sección de Lengua Española y Comunicación en Cuba, de la cual forma parte desde hace diez años.  Ella se ocupa del sector de los profesores de nuestro idioma y dirige la Cátedra Herminio Armenteros: “Imparto allí cursos de superación como métodos para interactuar con el maestro cubano.”

El Varona se fundó en 1964 como Instituto Superior Pedagógico. Desde 1963, esta docente integró el Destacamento de Maestros que forman a los estudiantes de la institución.

“Empecé en un curso para formar profesores de Español en carreras de nivel superior. Fui seleccionada para formar parte del claustro en la nueva Escuela Anexa a la Universidad, dirigida por la Doctora Escalona. Soy una persona afortunada de formar parte de la historia de este Instituto. El Varona es mi casa, y sus trabajadores mi familia. Somos muy unidos.”

Algunos de sus alumnos continúan relacionados con el Pedagógico. Este centro no ha perdido el vínculo entre estudiantes y profesores por más de 45 años, y ella expresa su orgullo de haber formado a grandes maestros, entre quienes se encuentran Alfredo Álvarez y Ramón Rodríguez, Rectores del Pedagógico en diferentes momentos.

El Instituto le concedió la oportunidad de conocer a múltiples generaciones de maestros como Angelina Romero,  Lidia Orille y  la doctora Escalona, está última, con la cual mantuvo excelentes relaciones: “Era una gran líder. Sabía todo de sus subordinados. Sus consejos fueron de gran valor para mi vida profesional.”

Posee una gran familia pedagógica. Se nota en el tono dulce de su voz  al  hablar de ellos: “Hacemos actividades juntos, con nuestros hijos y esposos. Es muy difícil encontrar en Cuba un profesor totalmente ajeno al Varona.”

“Si volviera a nacer sería nuevamente maestra y trabajaría otra vez en el Pedagógico. Estoy satisfecha de mi trabajo, de lo hecho, de los resultados. El Instituto es mi vida, y me siento feliz de ver que puedo aún hacer cosas. Sin duda alguna, aportaría de nuevo mi granito de arena para volver a formar un centro insignia como este, si fuese necesario”.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha técnica:

Objetivo central: Enfatizar sobre la importancia del trabajo desempeñado por la Máster Hortensia Sardiñas para el éxito académico y pedagógico  de las diferentes revoluciones educativas.

Objetivos colaterales: Reflejar su trabajo internacionalista en La República Cooperativa de Guyana. Indagar en su valoración sobre el estado del magisterio en Cuba. Destacar los cargos desempeñados, las instituciones que a la pertenece y la importancia de sus artículos para la formación del actual profesorado cubano. Además del significado que tiene para su vida pertenecer al Instituto Pedagógico Enrique José Varona.    

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Directa.

Tipo de título: De referencia al entrevistado.
Tipo de entrada: Anecdótica.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1-directa; 2-directa; 3-inducida; 4-directa; 5-cerrada: 6-directa.
Tipo de conclusión: De opinión o frase del entrevistado.

Fuentes consultadas:
Directa, y documental: Currículum de la profesora.

 

 

“ENSEÑAR ES UN ARTE”

“ENSEÑAR ES UN ARTE”

Josefina Meza, profesora del Instituto Pedagógico Enrique José Varona, ratifica sus intenciones de seguir luchando por una mejor enseñanza.

Texto y foto:
ANGÉLICA MARÍA MENÉNDEZ HIDALGO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

A pesar de su reciente operación de cataratas, Josefina Meza, profesora del Instituto Pedagógico Enrique José Varona y Doctora en Ciencias Históricas, decide otorgarme el placer de entrevistarla. Llena de lauros por investigaciones, consagrada a su labor, colmada de experiencia, la presidenta de la Cátedra Varona, encanta con su sonrisa.

-¿Cómo llega a la Cátedra Varona?

En la década del 90, debido a que mi Doctorado es sobre esta figura, pero creo que, principalmente, llegué a este lugar gracias a Raúl Roa, pues la investigación sobre el tema la incentivó él en su discurso, al otorgársele la Distinción de Profesor de Mérito.

En la Cátedra generalmente se realizan actividades conmemorativas a las fechas de su nacimiento -13 de abril- y de su fallecimiento; en ellas participan profesores y alumnos ayudantes, quienes se encargan de la divulgación de Varona. Este año celebraremos el aniversario 160 de su natalicio y lo haremos el 13 de marzo, junto con el 106 de Julio Antonio Mella.

Pensé que conocía la figura de Varona y sólo con este trabajo puedo sentir que aprendo de veras por qué la institución lleva nombre tan glorioso. En particular, también asesoro trabajos científicos que investigan a ese Maestro, en mi condición de Profesora Consultante.

-¿Logros en la Cátedra?

Entre los principales está el documento que ha permitido la divulgación de su pensamiento  como patriota y educador, algo que hacía muchísima falta. Estudiantes y profesores deben conocer en profundidad a Varona y si lo utilizaran como modelo a seguir, nuestra educación sería más eficiente.

-¿En qué aspectos debería

mejorar la enseñanza cubana?

Estoy consciente que debemos mejorar en muchos, pero yo viví antes de 1959 y a partir del triunfo de la Revolución puedo asegurar que el cambio en esta área es  extraordinario  y no ha dejado de ser positivo.

Tenemos muchos puntos que analizar y resolver, ejemplo de ello es la actual enseñanza media, la cual tiene objetivos fenomenales, pero necesitamos tiempo y experiencia para lograr lo que se concibió en un primer momento, no es imposible de hacer.

Soy de las que piensan que para obtener una buena enseñanza, los profesores deben tener un digno comportamiento y servir de ejemplo a sus discípulos. Esa es la preparación que se requiere para alcanzar la meta en toda su plenitud.

Contamos con revoluciones educativas muy fructíferas, con las cuales hemos desarrollado nuestro sistema. Los actuales modelos implantados  son nuevas metas que estoy segura alcanzaremos. Confío en los jóvenes, ellos son el relevo.

-¿Cómo fueron sus inicios en la educación?

Antes del triunfo de la Revolución mi familia pasó muchas necesidades económicas. Tenía 17 años en 1959, y con los cambios en el país, ingresé en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana. Estudié y trabajé al mismo tiempo, en la Biblioteca Nacional José Martí, lo cual me facilitó el camino.

En 1960 ingresé en las Brigadas Universitarias José Antonio Echeverría y el Batallón de la Milicia Femenino Lidia Doce, y una de mis primeras actividades fue integrar las filas del Plan Fidel. Él mismo hizo el llamado y consistía en apoyar la formación de profesores de la enseñanza media. Debido a esto comencé impartiendo clases de Historia Universal, pero al graduarme en 1963, di Filosofía Marxista-Leninista en la Universidad de La Habana.

En 1971 comencé en el  Pedagógico a impartir materias de temáticas sociales. El Varona es el lugar donde más tiempo he trabajado. Donde me desarrollé como profesional, como maestra de verdad. Tuve y tengo a mis mejores alumnos, mis mejores y no tan buenos recuerdos…  este lugar significa mi vida entera porque es que mi vida está ahí.

-En su opinión, ¿qué diferencias existen

entre la educación cubana y la que

desarrollan los países que ha visitado?

Es muy difícil para mí comparar. Vi cómo la educación de Cuba salió del abandono en que estaba sumida antes de 1959, y he comprobado que pese a las dificultades del país, se sigue manteniendo viva y maravillosa. Lamentablemente, pocos lugares se comparan con ella.

Estuve hace 10 años en varios sitios de nuestro continente  y me sirvió para conocer la realidad latinoamericana. Si no tienes dinero no puedes inscribirte en una buena escuela, y aunque existen las escuelas públicas  prevalecen las privadas con mejor calidad.

El programa cubano  Yo sí puedo, que se utiliza ya en varias naciones, ha arrasado con el analfabetismo. Pronto, si continúa con eficacia, la educación será ejemplo en muchos lugares del planeta.

-¿Ve al Instituto Varona como

rector de la educación pedagógica?

No creo que sea el rector de la educación pedagógica, eso más bien es una aspiración, un gran reto. Para poder dirigir al resto de los profesores debemos ser los mejores en todo, y eso sabemos que es muy complicado. No obstante, realizamos en muchas ocasiones los  programas de estudio para los institutos pedagógicos del país, lo que significa que confían en nosotros y, por tanto, tenemos el deber de cumplir al máximo con nuestro trabajo.

Nuestra enseñanza está comprometida con la revolución y respondemos a ella, pues dio la oportunidad de ser quienes somos hoy, y si la educación tiene prestigio, es por su esfuerzo. Alfabetizó a todos los que no gozaban de ese privilegio y brinda una enseñanza gratuita que, aunque algunas generaciones actuales no lo ven como algo grande,  yo puedo afirmar que en muchos lugares del mundo es prácticamente un lujo obtenerla.

Ahora nuestra labor es entregarla de la manera correcta para que sea más aprovechable y  productiva. Para mí enseñar es un arte, un arte muy complejo, pero bien hecho brinda satisfacción personal y  resultados muy productivos.

De esta forma la destacada profesora habla de su vida profesional, de su centro de trabajo y de cuánto agradece a Fidel haberla convertido en el ser que era.

“En este  aniversario 45 del Instituto me siento muy orgullosa de pertenecerle y de estar consagrada a él, pues creo que, con el esfuerzo de todos hemos conformado un centro prestigioso y digno de la educación cubana. Damos lo mejor de nosotros para formar a los mejores profesores.”

El trabajo y esfuerzo de esta docente ha sido reconocido en diferentes esferas laborales. Su libro Rubén: Antología del pensamiento político, con el cual comenzó sus vínculos con Raúl Roa, fue reconocido en el concurso del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) y obtuvo primera mención.

“Mi amistad con Roa tiene mucho que ver con el libro. Es que como yo sabía que a él también le interesaba abordar este tipo de temas, en especial la personalidad de Rubén, me aventuré a pedirle que me hiciera el prólogo del libro.

“Muy cordialmente dijo que en ese momento se encontraba inmerso en el trabajo y no podía comprometerse. Pensé que todo quedaría ahí, y cuando ya el libro iba a ser publicado, llamó a la casa para decir que aunque ya no pudiera hacer el prólogo del libro, le gustaría conversar conmigo.

“Aquellas palabras eran un honor y esa misma tarde se lo llevé. Me aconsejó sobre temas tratados en el texto y, de ahí en adelante, nunca dejó de invitarme a todas las actividades realizadas en honor  a Villena.”

Luego de la rehabilitación que lleva la operación de catarata, Josefina Meza ha decidido redoblar sus esfuerzos en los proyectos  que dejó pendientes.

“Aunque aún estoy de reposo, quiero aprovechar al máximo el tiempo de descanso y continuar con una investigación que realizo en pos de una segunda edición del libro Rubén, Antología del pensamiento político, para ampliar el conocimiento sobre algunos rasgos poco conocidos de su vida y obra poética. Con el proyecto estoy bastante entusiasmada porque cuento con la opinión favorable de Roberto Fernández Retamar, a quien admiro y respeto mucho.

“Me gustaría, además, realizar un libro sobre la vida del escritor cubano Ramón Meza, que, aunque, sus libros son bastante leídos, su persona no es muy conocida. Él era mi abuelo y si no había hecho este trabajo antes, era por esta misma razón, por eso, creo que es de mucho rigor para mí.”

-¿Jubilarse?

Siempre daré clases, ayudaré a los alumnos y realizaré trabajos hasta que mi mente no pueda soportar tanta carga.

Esta es la vida de una valiosa maestra. Ejemplos como ella llenan de orgullo a las generaciones de educadores y estudiantes. Ella forma parte del ideal que pide y necesita nuestra patria. Su energía y  entrega a la profesión  demuestran  que contamos con pilares de la enseñanza y que existen  mujeres que, como Josefina, han dado  y darán todo por nuestra revolución educacional.  

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha Técnica:
 
Objetivo central: Ahondar en la vida profesional de Josefina Meza,  profesora del Instituto Pedagógico Enrique José Varona, en especial su desempeño como jefa de la Cátedra Varona. La significación del instituto en su vida y opinión del mismo con motivo del aniversario 45.

Objetivos Colaterales: Indagar en su labor como escritora, su experiencia en otros países del continente, sus inicios en la educación y su opinión sobre la jubilación.

Tipo de entrevista:
Por sus participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de título: De cita textual.
Tipo de entrada: De presentación.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1-abierta; 2-abierta; 3-directa; 4-abierta, de opinión; 5-cerrada, de opinión.

Tipo de conclusión: Opinión del entrevistador.

Fuentes consultadas:     
Currículo de la entrevistada. Documental.
Libro Rubén, Antología del pensamiento político. Documental.

 

UNA EDUCADORA DE FUTUROS RELEVOS

UNA EDUCADORA DE FUTUROS RELEVOS

Dalia Herrera Serrano, decana de la Facultad de Profesores Generales Integrales del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, afirma que para ser un buen maestro hay que amar la profesión y tener una buena preparación. 

Texto y foto:
YULIANELA RODRÍGUEZ VALLINA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Al llegar a Ciudad Libertad para entrevistar a Dalia Herrera Serrano, decana de la Facultad de Profesores Generales Integrales, del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (ISPEJV), me encontré ante una mujer joven, de rostro amigable y dulce. Con satisfacción cuenta que el día anterior terminó de enviar a sus estudiantes hacia sus correspondientes provincias, a las dos de la madrugada. Faltaba aún la mayor parte por salir y debía continuar esa labor después de la entrevista. Estas declaraciones demostraron su compromiso y responsabilidad con el trabajo y, sobre todo, el amor que siente por su profesión.

“Como la mayoría de los niños quise ser de todo, aunque el magisterio me llamaba la atención de manera especial. En el preuniversitario realicé las pruebas de aptitud para varias carreras, incluso Medicina, sin embargo, el amor hacia lo que hoy soy me salvó de tomar la decisión incorrecta”, expresa.

-Es usted Licenciada en Educación, en la

especialidad de Historia y Ciencias Sociales.

¿Dónde estudió la carrera y de

qué forma recuerda esos años?

Estudié aquí, en el Varona, y tuve una vida estudiantil muy intensa. Estaba en un grupo de teatro, participaba en los torneos de balonmano, era alumna ayudante y secretaria general de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), cargo que desempeñé durante 12 años. Ese fue el mejor período de mi vida.

-Al graduarse comenzó a trabajar en una

escuela secundaria básica urbana (ESBU)

de provincia La Habana, como parte de su

servicio social, y continuó en esa enseñanza

hasta ser directora de la escuela Pedro Blanco.

¿Qué importancia tuvo aquella

etapa para su cargo actual?

Durante esa etapa continué dirigiendo la UJC y también fui jefa de cátedra y luego subdirectora, en las diferentes escuelas que mencionas. Al planteárseme la tarea de dirigir una nueva escuela secundaria que se inauguraría en el municipio Arroyo Naranjo, por la necesidad existente en el territorio, acepté el cargo de directora.

Conocer la enseñanza secundaria y ocupar la responsabilidad administrativa  fueron buenas bases para mi actual ocupación. Las experiencias de esos años han sido el centro de los trabajos que he realizado en el Pedagógico.

Entre los proyectos  que ha desarrollado están el guión del software educativo Encuentro con el pasado, de la colección El navegante (en colaboración con un colectivo de autores). Elaboró el programa de   Historia Antigua y Medieval, de séptimo grado. Realizó el Diplomado de Ética y Excelencia del educador y el dirigente, vinculado con el Proyecto de investigación sobre la profesionalidad del claustro de docentes del Varona, y el Doctorado en Ciencias Pedagógicas, relacionado con el cambio educativo que se desarrolla en la Secundaria Básica.

-En su opinión, ¿cómo debe ser un director?

Un director es el alma de la escuela, tiene en sus manos una alta responsabilidad como educador. Debe ganarse el respeto de la comunidad y conocer profundamente a su colectivo de trabajadores; también, ser ejemplo ante toda la comunidad educativa.

-¿Por qué decide trasladarse al ISPEJV?

Siempre me sentí unida al Pedagógico, fue donde estudié, mi esposo trabajó aquí desde graduado y, por supuesto, el deseo de superarme constituyó el motivo principal. Además, es un privilegio estar cerca de maestros que te formaron. El profesor universitario es diferente, desde el punto de vista de la preparación y la investigación. Además, siempre estuve motivada por formar maestros.

Las asignaturas que ha impartido hasta el momento son Ética e Historia, Historia de la Revolución Cubana, Historia de la Edad Media e Historia del Mundo Antiguo, así como varias asignaturas a nivel de pre y postgrados.

-Es un miembro activo de la Tercera

Revolución Educacional, vinculada con los

Profesores Generales Integrales (PGI).

¿Fue un reto para usted participar en

el proceso de las transformaciones?

Considero que es un reto bonito. La escuela secundaria básica debía ser cambiada, porque el adolescente necesita de la orientación y el apoyo de un educador. En esta etapa tan difícil en su vida, el joven anteriormente no recibía la atención directa que tiene ahora. Los Profesores Generales Integrales  responden por un número reducido de alumnos (15), a quienes pueden conocer a fondo y tener en cuenta individualmente. Aún cuando el proceso posea deficiencias y se encuentre en constante perfeccionamiento, ya tenemos logros.

-¿Qué representa para usted ser

Decana de la Facultad de PGI del Varona?

La Facultad de Formación de Profesores Generales Integrales es de nueva creación, surge en el contexto de la tercera revolución educacional, y justamente para formar al maestro de nuevo tipo que exigen los nuevos tiempos.

Como todo proceso que comienza, estamos en constante estudio y perfeccionamiento del modelo del profesional de la educación, pero lo más novedoso está relacionado con la formación desde la universalización donde nuestro estudiante después de un año intensivo en la sede central, se inserta en una microuniversidad para continúa su formación desde su desempeño en la práctica y los encuentros en la sede universitaria con la conducción de un tutor que completa su formación.

Ese es el reto que hoy enfrentamos y aunque perfectible, los jóvenes maestros en formación han demostrado que se puede, y yo, como cualquier otro docente de la Facultad, tengo el deber de contribuir cada vez más al ideal a alcanzar.

-Ante el rol que desempeñan los PGI

en la secundaria básica y las críticas

de que son objetos, ¿cuáles son los

planes de acción para mejorar

su preparación integral?

Cuba ha pasado por formaciones emergentes de maestro en varias ocasiones, recordemos los primeros maestros voluntarios, los Makarenco, los Conrado Benítez, el Destacamento Manuel Ascunce Doménech, entre otros, y siempre han sido tareas que han enfrentado los jóvenes, ellos son la vanguardia de la Revolución y en ellos hay que confiar.

Muchas veces los que critican apenas conocen el proceso, los Profesores Generales Integrales son verdaderos héroes de estos tiempos, pues son jóvenes universitarios con una gran responsabilidad: la de ser buenos estudiantes y buenos maestros en formación.

La Facultad, en coordinación con la dirección de Secundaria Básica, tiene diseñado desde las sedes universitarias el proceso de preparación en y para la escuela; además, todos los sábados alternos a los encuentros de la sede se concentran los estudiantes de 1er. y 2do. año universalizados y son preparados por los mejores profesores de las plantas docentes.

En las escuelas tienen a partir de este curso escolar, ocho horas de preparación metodológica por área del conocimiento, junto a sus tutores, entre otras muchas formas de preparación diseñada como son los inter-encuentros en las mismas residencias estudiantiles o en las microuniversidades.

-Desde su punto de vista, ¿cuál es la

repercusión de la Tercera Revolución

Educacional en la sociedad

y en la educación cubana?

Con la Tercera Revolución Educacional se han introducido transformaciones significativas en las diferentes educaciones, que ponen en el centro del proceso lo educativo, el niño, el adolescente, quienes necesitan de un seguimiento más individualizado, personalizado. El educando no es una máquina, es un ser humano con todas las imperfecciones que lo acompañan, y se pretende que el maestro sea un amigo, un preceptor del mismo.

Hoy se introducen cambios como son el uso de las nuevas tecnologías que permitan a nuestros niños y jóvenes estar a la altura de su tiempo, y se diseñan softwear educativos para que interactúen con el conocimiento. Cada aula cuenta con un televisor y un video, que viabilizan el proceso de formación, aún cuando tenemos que continuar perfeccionando el uso de los mismos.

A ello se suma que se realizan visitas al hogar, buscando un acercamiento sistemático con la familia como eslabón más importante en la educación de sus hijos. Las escuelan cuentan también con los instructores de arte para hacer de las mismas un lugar rico y sabroso, como las denominó José Martí.

-¿Qué significó para usted obtener

el grado científico de Doctor en

Ciencias Pedagógicas en el 2006? 

Fue un momento muy emocionante; demoré cinco años para finalizarlo porque es un proceso de aprendizaje largo que te transforma y  madura. La misión de Los Cien Valientes -que fue el inicio del experimento con los primeros Profesores Generales Integrales-, no me permitió terminarlo antes. Cuando logras lo que muchas personas tratan de obtener, te sientes estimulada a seguir trabajando. Este grado me enorgullece enormemente.

-¿Cómo fue el trabajo con los Cien Valientes?

Fue el escenario por excelencia para madurar las ideas en torno a la investigación relacionada con los nuevos cambios que se avecinaban. Constituyó una etapa linda, intensa: 100 jóvenes dispuestos a enfrentar lo desconocido, pero guiados por 24 tutores de diferentes especialidades, todos con gran experiencia docente y méritos relevantes como educadores.

A partir del primero de agosto del año 2001, se desarrolló el Curso Intensivo para la Formación Emergente de Profesores Generales Integrales de Secundaria Básica, con el objetivo de habilitar a los estudiantes egresados del preuniversitario para su desempeño como profesores de Secundaria Básica.

De acuerdo con la concepción del Comandante en Jefe, la formación emergente de profesores generales integrales tenía como premisa el hecho de que los estudiantes que se incorporaran a ella fueran bachilleres que dominaran el contenido de la Secundaria Básica y los secretos de la metodología de la enseñanza de las diferentes asignaturas del currículo escolar, a lo cual debía realizar un aporte importante el año de formación intensiva. 

De igual manera, concebía que una vez en ejercicio, su formación profesional definitiva desde la carrera universitaria correspondiente, estuviera garantizada por tener a su lado un tutor que sería el encargado de aportarle todas sus experiencias y que le ayudaría a resolver la diversidad de los múltiples y diversos problemas que se presentan en la práctica educativa.

Con esas premisas dadas de primera mano por el Comandante Fidel, acometimos la misión de formarlos como PGI para la Secundaria Básica, hoy muchos de ellos después de dos años de graduados, son dirigentes del sector, profesores universitarios o excelentes maestros.

-¿Cómo surge el volumen Historia

Antigua y Medieval, de su autoría?

Mientras cumplía la misión con los Cien Valientes fue necesario un libro de lecturas complementarias, para conocer y profundizar en esa parte de la historia. Así nació el libro, publicado por  la editorial Pueblo y Educación. Lo realicé en colaboración con una excelente profesora de Artes Plástica  de nuestra universidad, la Ms C Ligia Ruiz Espín.

También ha escrito varios artículos como La interrelación entre la Universidad Pedagógica y la escuela en la formación de los PGI en  secundaria básica, una experiencia innovadora, publicado en la revista Varona, Reflexiones en torno al cambio educativo en la secundaria básica y su relación con la Revolución educacional, y El dirigente educacional ante los retos del cambio educativo, que puede consultarse en la revista electrónica Órbita científica.

-¿Se mantiene colaborando con los principales

proyectos en los que ha participado, Ética y

profesionalidad del claustro y El cambio

educativo en secundaria básica,

realidad y  perspectivas?

En el primero de ellos, dirigido por la Doctora Nancy Chacón, estuve investigando cerca de dos cursos. El proyecto actualmente continúa desarrollándose,  pero comencé a colaborar con el segundo, liderado por el Doctor Carlos Rojas. Las responsabilidades de mi cargo dificultan en gran medida la investigación que realizo y a pesar de exigir un gran esfuerzo de mi parte, permanezco como miembro activo del mismo.

A lo largo de su carrera ha participado en diversos eventos como el Primer Congreso Mundial de Alfabetización, Congreso de Educación Comparada y Fórum de Ciencia y Técnica, realizados en el Varona. Además, de diferentes eventos internacionales sobre de pedagogía.

-Sus acciones con los jóvenes, 

entre ellas la tutoría de tesis,

demuestran el apoyo y colaboración

que ofrece al estudiantado. ¿Cómo

se sintió al recibir el reconocimiento

Amigo de la FEU?

Este reconocimiento fue muy significativo para mí. La juventud tiene mi puerta abierta, cuenta con mi apoyo incondicional. Cuando necesita una crítica o un regaño, no dejo de hacerlo, pero de una manera educativa y constructiva. Yo no tengo esa crisis generacional que algunas personas sufren, trabajamos para los jóvenes.

En varias ocasiones recibió los galardones de Vanguardia Nacional y Provincial, obtuvo el Premio Especial del Ministro (2004), el de labor educativa Raúl Ferrer Pérez, y recientemente la Medalla Pepito Tey.

-¿Está satisfecha con su labor en el Varona?

Es un estímulo ser Vanguardia Nacional y Provincial durante varios años, las distinciones llenan de orgullo, pero lo importante es trabajar. Hay muchas personas esforzadas en el anonimato, por lo que siempre he considerado más importante, levantarse a diario para ir a un centro de trabajo  por placer y no por esperar algo a cambio.

-¿Cuál es su consejo para los

jóvenes profesores que forma?   

El mejor consejo es que amen su profesión y a los alumnos. También les hablaría sobre la importancia de la preparación. La verdad es relativa y lo que hoy aprendiste,  mañana puede ser superado por la ciencia. Un profesor por respeto a sí mismo y a sus estudiantes, debe poseer una amplia cultura que le permita responder a las dudas más inesperadas de los alumnos, a quienes nunca puede subestimar.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha técnica:

Objetivo central: Obtener la opinión de  Dalia Herrera, Decana de la Facultad de los PGI del ISPEJV, sobre su profesión y esta institución.

Objetivos colaterales: Conocer sobre su vida e inicios como maestra. Indagar acerca de los proyectos relacionados con la SB. Investigar sobre sus artículos y su vinculación con la Tercera Revolución Educacional. 

Tipo de entrevista:
Por sus participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Encuentro directo.

Tipo de título: De referencia al entrevistado.
Tipo de entrada: De presentación. 
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1-informativa; 2-abierta; 3-abierta; 4-abierta; 5-de indagación. 6-abierta; 7-informativa; 8-de aclaración; 9-abierta; 10-cerrada; 11-abierta.  
Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado.

Fuentes consultadas:
Fuente no documental: la entrevistada.
Fuentes documentales:
Currículo profesional de la entrevistada.

Artículo: La interrelación entre la Universidad Pedagógica y la escuela en la formación de los PGI en Secundaria Básica, una experiencia innovadora (revista Varona).
 
Artículo: Reflexiones en torno al cambio educativo en la Secundaria Básica y su relación con la Revolución educacional.
 
Artículo: El dirigente educacional ante los retos del cambio educativo (revista electrónica Órbita científica).

 


 

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

 

Edel González Aragón, Doctor en Ciencias Químicas y Profesor Titular del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, reconoce a la universalización de la educación en Cuba como el más arduo experimento de su vida.

 

Texto y fotos:
LIDIA HERNÁNDEZ TAPIA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Entre bandas contrarrevolucionarias y milicianos, Edel González Aragón se inició como maestro voluntario en la Campaña de Alfabetización de 1961. Sus tías, semianalfabetas, lo habían enseñado a leer y a contar, sin imaginar que años después él haría lo mismo, incluso en otras tierras del mundo.

Singulares hazañas experimentaría desde su incorporación al Pedagógico, en 1964. Las mismas que le sustentan los motivos para permanecer fiel a su profesión, aunque muchos se hayan vencido ante las imperiosas dificultades.

Del camino recorrido hasta convertirse en Doctor en Ciencias Químicas y Profesor Titular del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, comenta ahora, desde la dirección de la microuniversidad del municipio capitalino de Playa, desde donde hace dudar a los escépticos sobre la “¿utopía?” de  que éste será el país más culto del mundo.

-Después de 41 años de labor,

¿cuál considera el mayor reto

profesional al que se ha enfrentado?  

Asumir la dirección de la Sede Universitaria Pedagógica del municipio Playa ha resultado una ardua tarea. Bien conocíamos que requería un esfuerzo doble: por la necesidad de profesores en el país, particularmente en la capital y, además, por la posibilidad de encaminar por la mejor vía a esos jóvenes, con carencias de conocimientos.

La Educación había sufrido mucho a causa del Período Especial. Los muchachos no terminaban el bachillerato con solidez, por la falta de maestros. No se les podía decir que esperaran, había que hallar una solución. Es como la Revolución: no es perfecta, pero seguimos.

Nuestra Universidad de La Habana tiene 280 años; la universalización, apenas seis. A medida que madure esta experiencia, se observará una transformación sustancial en el nivel educativo y la cultura de la sociedad.  Pretendemos lograr una formación integral en las llamadas microuniversidades, no solo mediante el desarrollo de habilidades pedagógicas en la práctica, pues también se propicia una sólida base política e ideológica.

No me siento satisfecho con lo logrado, tal vez nunca me conformaré. Sin embargo, no se puede negar lo evidente: nuestros graduados son hoy, por encima de todo, mejores personas.

-En el año 1968 se gradúa como profesor

de Secundaria Básica y en el 2002 obtiene

la categoría científica de Doctor en Ciencias

Químicas. ¿Concibe límites para la

superación intelectual de un hombre?

La vida te impone los límites y el empeño individual marca las diferencias. Factores como la edad no deben ser impedimentos para el aprendizaje. Recuerdo mis experiencias en la misión Yo sí puedo, en México, donde las personas estaban condenadas al peor de los castigos: la ignorancia. No sabían leer, ni escribir, ni tenían comunicación con la ciudad.

-No fue nada fácil la tarea de incorporar

a las personas al proyecto, sobre t

odo en sus inicios. ¿Qué estrategias

utilizaban para el convencimiento?

Nuestro grupo fue el primero en ir a México para trabajar contra el analfabetismo. Lo más importante para la incorporación de las personas era la demostración de los beneficios en la práctica. Les llamaba mucho la atención nuestro deseo de enseñar sin egoísmo de conocimientos, ni vanidad alguna.

Es muy gratificante al final, cuando se ha cumplido el deber de iluminar a otros con el conocimiento. Uno no entrega nada material, sino brinda la posibilidad de percibir nuevos horizontes. De manera especial, conservo una carta de los alumnos mexicanos; a veces la leo y siento una emoción tremenda.

Jamás olvidaré cómo subía las serranías inmensas para visitar las comunidades indígenas, que hablan español, pero no se expresan del todo bien. Nos brindaban hamacas para descansar y un maíz tostado, mezclado con agua y azúcar, al que llaman pozol. Cuando alfabetizábamos un grupo, hacíamos una pequeña celebración y las señoras, de cincuenta años más o menos, se divertían como en una fiesta de quince; entonces bailábamos un poquito con ellas…

-Pero no fue esta su primera vez como

alfabetizador, pues había participado en

la campaña cubana de 1961. ¿Qué lo había

hecho comprometerse entonces de manera

tan cercana a la naciente Revolución?

Mi incorporación a la Campaña de Alfabetización fue por decisión propia, a los 12 años de edad. Eran momentos difíciles, sobre todo en el lugar donde nací, actual provincia de Ciego de Ávila, que era  centro de núcleos contrarrevolucionarios. Varias personas de mi pueblo se vincularon a esas bandas. Hacían sabotajes, asesinaban. Por otro lado estaba el movimiento de las tropas milicianas, que les cercaban y ganaban terreno poco a poco.

Recuerdo, por ejemplo, que cuando la Crisis de Octubre me había ido a recoger café a la Sierra Maestra, como jefe de una brigada de mi provincia. La participación en las tareas encaminó mi  modo de actuar y solidificó el compromiso. En 1964, cuando proponen becas para el Pedagógico en La Habana,  entro al  Varona. Singulares experiencias tendría que vivir a partir de entonces. Me siento muy orgulloso de haber sido parte, de haber puesto mi granito de arena, en nuestras revoluciones educacionales. 

-En el año 2002 asume la subdirección de

una unidad docente de la escuela Salvador

Allende, formadora de maestros emergentes.

De los objetivos planteados al principio,

¿en el perfeccionamiento de cuáles

considera  se debe seguir trabajando?

En la tutoría. El proyecto estaba concebido sobre la base de que cada estudiante pudiera ser orientado por un tutor o preceptor, como le llamó Fidel; pero no contamos con suficiente personal de experiencia para esa labor.

-¿Ni siquiera después de la reincorporación

de los maestros jubilados?

La reincorporación es un paliativo, pero no la solución del problema.

-También ayudan los programas de televisión…

En mi opinión, al principio se sobrestimó su uso. No es que la teleclase sea mala, pero pienso que el profesor debe tener mayor poder de decisión respecto a cómo y en qué momento utilizarla. Así se podrían atender mejor las individualidades.

-¿Se conoce a niveles de dirección superiores

que el uso de los medios audiovisuales

no brinda los resultados requeridos?

Claro, es un proceso en estudio. Es necesario perfeccionar el modo de hacer las cosas. En esferas más altas se trabaja para acercarnos de forma paulatina a lo ideal, aunque ello sea difícil.

-La falta de vocación es uno de los

problemas más lamentables que enfrentan

hoy los Pedagógicos del país, ¿le preocupa?

Yo pienso que la vocación se hace. La notable presencia de jóvenes procedentes de familias humildes en diferentes programas de la Revolución, en los que predominan Educación, Salud y Trabajadores Sociales, es una buena oportunidad. Al final resultará un beneficio social integral.

No se ayuda a la elevación de la cultura de la sociedad, si después de la secundaria básica o el preuniversitario van “para la calle” porque sus rendimientos son bajos. Hay espacios donde tienen una ubicación laboral garantizada al terminar. Algunos se quedan en el camino, pero eso siempre sucede.

-A la utopía de que Cuba logrará

ser el país más culto del

mundo, ¿qué responde?

Por el camino que vamos, llegaremos; aunque respeto eso de “el más”. Nosotros a veces no nos damos cuenta, “nadie es profeta en su tierra”; sin embargo, un extranjero en Cuba sí lo percibe. Cultura no es sinónimo de conocimientos sobre una asignatura, es un modo de existencia, de comunicación entre las personas. Y es, por encima de todo eso, saber  asumir con eficacia nuestro  papel en la sociedad.

Nuestros logros son envidiables a pesar de las insatisfacciones. Yo he visto el proceso educativo cubano en sus etapas cruciales. Espero un momento de estabilidad, aunque el cambio es característico del universo. A medida que los docentes estén mejor preparados, la lograremos.

Me gustaría ver al niño terminar la secundaria con los conocimientos necesarios, no los básicos; igual al bachiller. Como decía Martí: “La sociedad, una escuela toda”. El conductor de un ómnibus también puede educar. Es un deber ciudadano pagar la guagua, no fumar en ella…

-Si pudiera incluir una asignatura dentro

de los actuales planes de estudio,

¿cuál sería? ¿Excluiría alguna?

Más que incluir o excluir una asignatura, se trata de perfeccionar su concepción metodológica y  sus contenidos. Por ejemplo, la Educación Laboral debe ser reordenada, fortalecida, por su importancia en una sociedad como la nuestra, de trabajadores.

Además, si el niño está tantas horas en la escuela, se puede lograr mayor efectividad en la enseñanza de las ciencias. No sólo mediante la clase tradicional, pues existen métodos alternativos muy eficaces. Puedo enseñar una ecuación química, se la aprenden de memoria y obtienen excelentes calificaciones. A mí no me gusta hacer eso. A veces peco de profundizar demasiado en el contenido porque no me gusta dejar “semidesnudo” al alumno.

-Circunstancias como el Período Especial

han marcado de manera sensible a la

educación cubana. Cuando miles de

profesores han abandonado el magisterio,

¿qué lo ha mantenido vinculado a usted?

Me preparé profesionalmente para esta tarea. He tenido otras posibilidades, pero ha sido más fuerte el deseo de buscar el mejoramiento de la sociedad.

-¿Van de la mano maestro y revolucionario?

El maestro debe ser revolucionario en el sentido amplio de la palabra, no restringirlo a la condición política. Si todo cambia, él debe percibirlo. No le vale ser conservador, aunque ello es propio de la condición humana. Le corresponde preparar a sus alumnos  para vivir a la altura de los tiempos.

-La Medalla 40 aniversario de las FAR

y la Distinción por la Educación Cubana

son algunos de los reconocimientos que

ha merecido. ¿Cuál considera el mayor

premio para un maestro cubano?

Ser recordado con cariño y respeto. No los títulos honoríficos, aunque también se ganen por la obra. Lo mejor es cuando los alumnos ven en él una influencia para bien en sus vidas.

-Contra vientos y mareas, bloqueos y Período

Especial, el Varona, centro rector de la Pedagogía

en Cuba, cumple 45 años. ¿El futuro le

parece sencillo, cómodo o indescifrable?

Ni cómodo ni sencillo; sí firme, seguro. Debe evolucionar como lo hace la sociedad y adecuarse a los tiempos, dialécticamente.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha técnica:

Objetivo central: Conocer las opiniones y valoraciones sobre la educación cubana de Edel González Aragón, Doctor en Ciencias Químicas y Profesor Titular del ISP Enrique J. Varona.

Objetivos colaterales: Conocer sobre su vida y, particularmente, sobre sus 41 años como profesor.

Tipo de entrevista:
Por sus Participantes: Individual.
Por su Forma: Clásica (de preguntas y respuestas).
Por su Contenido: De opinión.
Por el Canal por el que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de título: De cita textual.
Tipo de entrada: Retrospectiva.
Tipo de cuerpo: De preguntas y respuestas.
Tipo de preguntas: 1-2-3-4-abiertas; 5 –informativa; 6-abierta; 7-polémica; 8-directa; 9-polémica; 10-abierta; 11-directa; 12-13-14-abiertas.
Tipo de conclusiones: De opinión del entrevistado.

“CREO QUE SOY FELIZ”

“CREO QUE SOY FELIZ”

Orestes Artiles es un maestro enamorado de su profesión que vive cada día como si fuera el último.

Texto yfoto:
LAURENT MARÍA GUEVARA SANTANA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Hace más de cuatro décadas que Orestes Artiles es profesor. Cuando lo conocí, no encontré a un maestro común, sino a un hombre amante de la Geografía, dispuesto a demostrar que esa es la ciencia más bella del mundo.

Artiles, profesor de la Facultad Media Superior, ha pasado la mayor parte de su vida en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, una universidad llena de historia que celebra en el 2009,  45 años de su fundación.

Recuerda que desde pequeño sentía gran interés por las ciencias y muy joven decidió ser maestro: “La Geografía me gustó siempre, en el preuniversitario supe que era mi vocación.”

Dotado de un gran sentido del humor, es capaz de fascinar a quien lo escuche narrar la historia de su vida.

HA SIDO BONITO ENSEÑAR

“Comencé en el Instituto como estudiante en el año 1964. Todos los alumnos que ingresamos en esa fecha, y una vez graduados, permanecimos en el centro como profesores, somos dobles fundadores. Hay quienes se formaron en el Pedagógico y se fueron, esos son iniciadores. Otros, como yo, llevamos una vida aquí. Ya quedamos muy pocos. Ha sido bonito enseñar a tantas generaciones de estudiantes.”

Cuenta que siempre cumplió con las obligaciones que le asignaban en el centro, incluso, sin comprender en ocasiones la trascendencia que estas tenían: “Por ejemplo, me gradué de Geografía e Historia, pero lo primero que hice en el Instituto fue impartir clases de Educación Física. Era alumno ayudante de la Cátedra de Deportes durante la carrera. Al graduarme como profesor de Secundaria Básica, me preguntaron si estaba dispuesto a quedarme un tiempo dando clases y acepté.”

Tenía muchos grupos, vivía lejos, en Punta Brava y estudiaba la carrera superior, por lo que decidió cambiar: “En el año 1970 no quise continuar. Aunque me daban cursos de superación en esa materia -Educación Física-, eran de formación empírica. Asumía mucha carga de trabajo, comenzaba a las ocho de la mañana y a las siete de la noche todavía estaba impartiendo clases en Ciudad Libertad.”

Al pedir la liberación, le propusieron cambiar a su verdadera especialidad. Así comenzó su larga carrera como maestro de Geografía: “El Pedagógico, en aquel entonces, era una facultad de la Universidad de La Habana, y el director del Varona me explicó que yo había estudiado para formar, y allí era necesario. Me quedé.”

UN CAMINO LARGO

Posee muchos recuerdos este hombre que disfruta reflexionar sobre su vida. Entre sus más preciadas memorias se encuentran las de los primeros años de la Revolución, cuando siendo apenas un niño, participó en la Campaña de Alfabetización.

“En 1961, como miembro de las brigadas Conrado Benítez, recibí entrenamiento durante una semana en Varadero y después fui enviado a la Ciénaga de Zapata. Llegué en junio y el ataque mercenario había sido en abril de ese mismo año, así que presencié las cruces de las tumbas, pude apreciar los destrozos y las condiciones infrahumanas en las que aún estaban las personas de ese lugar.

“Terminé de alfabetizar en un barrio de Zulueta, donde nací, porque mi mamá fue a buscarme a la Ciénaga. Me enfermaba mucho, había demasiados mosquitos, casi no comía y era muy niño, tenía solo14 años.”

En 1982, lo escogieron para comenzar los estudios del Doctorado en Ciencias Puras en la Unión Soviética (URSS). Defendió su tesis en la especialidad de Geografía, sobre el estudio de los paisajes de las provincias cubanas La Habana y Ciudad de La Habana. Tuvo que enfrentar un nuevo reto en su vida: aprender ruso.

“Matriculé en la escuela preparatoria de idioma. Aquello fue una tortura. Sufrí mucho ese año porque estuve obligado a estudiar una lengua de origen eslavo, que salvo en muy pocas palabras, no tiene que ver con la latina.

“Terminé el curso en un año, pero tuve que esperar más tiempo de lo previsto para viajar a Moscú, al parecer, por extravío del expediente, ¡hasta que al fin me llamaron! Imagina lo poco que había aprendido; dos años después, no me acordaba de nada.

“Cuando llegué a la URSS, ¡qué trabajo me costaba entender aquello! Gracias a que hablaba un poco el inglés, pude comunicarme al principio con algunas personas.”

Allí empezó otra etapa de su vida, lejos de Cuba: “Entonces ya me sentía viejo, tenía 39 años. La vida en la carrera del magisterio es dura y sentía que había hecho mucho. Desde el punto de vista académico tenía lagunas, pero de todo se sale y vencí.”

El fin de sus estudios en la Unión Soviética coincidió con el derrumbe del campo socialista. Al regresar a su Patria, le esperaban muchos cambios.

DE VUELTA A CUBA

“Llegué con mil expectativas y comenzó el Período Especial. Fue una etapa bien diferente en nuestra historia. Habíamos pasado vicisitudes, pero en ese momento estábamos solos, sin respaldo internacional. Fueron violentos aquellos primeros años, únicamente gracias al liderazgo de Fidel se pudo salir adelante.”

Desde 1996 jefe del departamento de la carrera de Geografía, en el 2002, cuando surgió el plan de los Profesores Generales Integrales (PGI), asumió el liderazgo del proyecto.

“Me trasladé con los PGI para la Escuela Salvador Allende, un centro de nuevo tipo ideado por Fidel. Ya logramos los primeros graduados, pero aún hay que trabajar de manera que el proyecto se perfeccione.”

Una de las mejores experiencias de su vida fue la misión que cumplió durante dos años  en Venezuela. De esa vivencia, guarda una medalla: “Recibí una tremenda sorpresa al terminar la misión. Fui reconocido por el presidente Chávez, quien me otorgó personalmente la Orden de Tercera Clase Francisco de Miranda, en el Palacio de Miraflores, Caracas.

“Él es uno de los principales líderes de estos tiempos, estuvimos charlando un rato, es muy ameno. En esta época, después de Fidel, él es el más grande. Fue una experiencia extraordinaria ver un país con cambios, con otro modelo diferente al que hemos hecho en Cuba.”

EL TIEMPO VUELA

“A nosotros, que ya somos mayores, a veces nos parece que nacimos ayer. En ocasiones hablo con mi hermano y él me dice: ¿Te acuerdas cuando jugábamos a la pelota y a las bolas en las esquinas?

“Cierro los ojos y me doy cuenta de que pasaron los años; sin embargo, es fugaz, los contextos son diferentes, cambian hasta las costumbres y eso es parte de la dinámica cotidiana.”

La vejez es un tema que lo ocupa últimamente. Se percata de que los años pasan y se pone viejo. Tiene miedo de que la vida se le escape y se propone disfrutar el tiempo al máximo.

“Vas ocupado ideando planes y la vida se te va. Empiezas un curso con determinadas actividades a desempeñar y siempre con un espíritu juvenil, voluntarioso, de querer hacer bien las cosas.

“Cuando tienes 20 años, piensas que la vida es eterna. Luego llegan los 30 y no sientes diferencia. Quizás eres un poco más maduro, pero con el mismo vigor. A lo mejor has cambiado porque te casaste y tienes hijos, sin embargo, te sientes joven aún.

“Asumes tantas tareas que cuando llegas a los 40 y pico, entre el muévete para aquí, dale para allá, haz esto y lo otro, te conviertes en cincuentón sin darte cuenta. Puede que aparezcan los achaques, pero se pasan por alto y mientras hay salud, lo demás no importa.

“Un buen día te llaman abuelo y piensas: ¡Oye, ya cumplí 60! Esa cantidad de años realmente suenan a tercera edad. Inmerso en el trabajo, el tiempo vuela. Luego descubres que te quedan dos años para jubilarte, te sientes cansado y comienzas a ver la vida al revés. Es difícil de asumir.”

Ha recibido muchas condecoraciones, que según piensa, también  parecen ser cosa de veteranos, pero las atesora y habla satisfecho de haberlas merecido.

“Tengo un saco de medallas, por viejo me las otorgan. Cada una representa un logro, por tanto, una alegría en mi vida. Me ayudan a recordar.”

Con orgullo habla de su familia mientras busca algo en una agenda llena de dibujos infantiles, hechos por alguno de sus nietos, quienes, dice, son unas bellezas. También cuenta que celebró el pasado diciembre sus Bodas de Rubí: “Soy casado desde hace 40 años y tengo dos hijos, cuatro nietos preciosos y un solo hermano, que es médico jubilado y fue combatiente del Ejército Rebelde. Mi mamá fue colaboradora del Movimiento 26 de Julio, tiene 92 años, pero aún se mantiene activa.”

Artiles, a lo largo de la vida, ha visto transformarse al Pedagógico en el prestigioso instituto que es hoy, por lo que celebra con satisfacción el aniversario 45 del centro.  Sabe que ha aportado un poquito a esta gran escuela y eso lo impulsa a ser ejemplo para las nuevas generaciones.

“El Varona me ha brindado grandes cosas a costa de mucho esfuerzo y sacrificio personal, pero me ha dado la posibilidad de poder contar estas vivencias. Creo que soy feliz.”

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

FICHA TÉCNICA:

Objetivo central: Mostrar cómo el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona está vinculado a la vida estudiantil y profesoral del fundador del centro, Orestes Artiles.

Objetivo colateral: Revelar datos biográficos de la vida del entrevistado.
Tipo de entrevista:

Por sus participantes: Individual.
Por su forma: De citas.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal por el que se obtuvo: Vía directa.
Tipo de título: De cita directa.

Tipo de entrada: De presentación.
Tipo de cuerpo: De citas.
Tipo de conclusiones: De comentario del entrevistado.

Fuentes consultadas:
Nilda Guzmán, profesora jubilada del Pedagógico, amiga y antigua compañera de trabajo del entrevistado.

 

“EL CONOCIMIENTO GUIADO POR EL AMOR”

“EL CONOCIMIENTO GUIADO POR EL AMOR”

 

Osvaldo Mirabal Méndez, fundador del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, alerta sobre los problemas cognoscitivos que presentan los estudiantes al entran en ese centro educacional.

 

LÁZARO JORGE CARRASCO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Una persona sumamente comprometida con su país es Osvaldo Mirabal Méndez, licenciado en Química y Profesor Asistente del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. Después de dedicar más de 30 años de su vida profesional a la formación de nuevas generaciones, confiesa que, así como en cierta ocasión salió Arquímedes gritando «¡Eureka!», al hacer un gran descubrimiento, él desearía hallar un nuevo elemento químico para nombrarlo Cuba, en honor a su patria.

Afirma que los nuevos educadores no pueden convertirse en meros transmisores del saber, ni siquiera conformarse con la simple relación instructiva, sino que, en todo momento, será su ideal formar hombres nuevos y esto significa la atención a todas las facultades humanas: las físicas y las espirituales.

-Desde su posición de fundador del

Varona, ¿cómo valora el desempeño del

Instituto en la formación de educadores?

Durante estos 45 años la labor ha sido muy positiva y el Varona ha devenido rector de la enseñanza pedagógica en Cuba. Tanto es así que, desde su fundación, elabora muchos de los programas de estudio para los demás centros del país.

Sin embargo, en los últimos años los estudiantes que entran en el pedagógico presentan diversos problemas. Existe un rechazo hacia la carrera profesoral, marcado en gran medida por los sacrificios del maestro, quienes no tienen una correcta remuneración económica. Si un muchacho tiene vocación para ser maestro, ahí intervienen los padres y no lo permiten, lo desestimulan. Conozco casos de jóvenes a los que les gustaría dedicarse al magisterio y se ven limitados por el criterio de la familia.

Mirabal llama la atención sobre un asunto importante: aunque durante estos 45 años el Instituto ha desempeñado un papel meritorio, ahora no se logra que la graduación anual de estudiantes sea en la cantidad necesaria. Se realizan múltiples esfuerzos para captar un mayor número de alumnos hacia las carreras pedagógicas, pero los resultados aún no son satisfactorios.

-¿Qué estrategias desarrolla el

Varona para elevar la preparación

de los alumnos de nuevo ingreso?

A raíz de los problemas cognoscitivos que presentan los jóvenes cuando vienen de la enseñanza preuniversitaria, el Instituto decidió habilitar, durante siete meses, un curso de nivelación que les facilite una base más sólida, para que luego puedan enfrentar el rigor de la carrera.

Como profesor de Química, Mirabal también manifiesta sus inquietudes respecto al rechazo hacia el estudio de las ciencias naturales y a la desatención que enfrenta este tipo de enseñanza: “Hoy no existe la Facultad de Química, porque es bastante escasa la matrícula de estudiantes en el área que comprende la Biología, la Química y la Geografía. Este curso tenemos diez alumnos en primer año y en segundo hay solo uno.

“Yo recuerdo que, hace algunos años, un graduado nuestro se presentaba a los exámenes para estudiar la carrera de Química Pura y entraba en tercer año. Eso demuestra que teníamos una preparación elevada”.

Cuando Osvaldo comenzó en 1964 a estudiar la carrera profesoral de Secundaria Básica, el mismo año en que se fundó el Instituto Varona, no imaginó que más tarde los laboratorios de experimentación destinados a la asignatura de Química serían convertidos en oficinas, porque “el Ministerio de Educación no los consideraba importantes”.

Él asegura que “los del Varona no tienen muy buenas condiciones. Antes existían cuatro: uno de Química General, uno de Química Inorgánica, uno de Análisis y otro de Química Física. En estos momentos tenemos solo uno, y con grandes dificultades y carencias.

“El Ministerio de Educación planteó que los laboratorios no eran imprescindibles y empezaron a desaparecer, poco a poco, de las Secundarias y los Preuniversitarios. Cuando esto comenzó a suceder, tal vez no se analizó suficientemente que la Química es una disciplina eminentemente experimental y que «la práctica es el criterio de la verdad», el eslabón fundamental del conocimiento.     

“Al menos en mi asignatura, una clase «a tiza y pizarra» es prácticamente un fracaso. Nosotros no enseñamos de esta forma, pues no resolvemos nada si los alumnos solamente repiten las cosas que el profesor dice. Luego al estudiante le es imposible asimilar los contenidos y aplicarlos.”

-Dicen que el propósito de la

educación es formar seres aptos

para gobernarse a sí mismos.

¿Qué persigue usted cuando educa?

Mi trabajo siempre ha estado encaminado a la formación político-ideológica de las nuevas generaciones. Pienso que esta es la única forma de hacer que trasciendan las ideas de la Revolución. Así lo concebí desde la primera vez que impartí clases, en 1961, durante la Campaña de Alfabetización.

-Tenía solo 17 años entonces, ¿recuerda

alguna anécdota especial de esa etapa?

Sí. Hay una muy simpática. En el aula en que yo alfabeticé, en Yaguajay, había una pareja de novios quienes, cierto día, se acercan para decirme que no querían continuar. Yo estaba preocupado por esa situación, pues pensaba: «Bueno, quizás no les agradan mis clases». Al final descubrí que el novio había decidido abandonar el aula porque había otro joven enamorado de la muchacha. Me costó un trabajo enorme, pero logré que terminaran esa etapa básica.

Para Osvaldo no existe educación si no hay una verdad que transmitir, y “durante estos 45 años la que el Varona ha querido inculcar es la del conocimiento científico y el trabajo político-ideológico. Uno conlleva al otro. En esos dos aspectos, el Instituto siempre ha estado en la vanguardia. Esto se debe al compromiso de formar nuevas generaciones que respondan a las necesidades de nuestro país”.

-¿Qué opinión le merecen las

transformaciones realizadas en el

sistema educacional, en el año 2000?

En ese entonces, como la mayoría de los maestros que había en las aulas eran emergentes, la preparación no era buena para el enfrentamiento a las teleclases.  Yo no cuestiono la calidad de estas, porque me consta que es muy buena, y estoy de acuerdo con el uso de la televisión, pero solo como medio de apoyo, porque es un aparato que no puede desempeñar el papel del profesor, no puede suplantarlo. Considero positivo el aprovechamiento de los videos interesantes que nos ofrecen las clases televisadas, pero nunca pensar en la sustitución del ser humano.

Osvaldo está convencido de que solo existe un camino para el progreso en la educación, como en todas las cosas humanas, y es el del “conocimiento guiado por el amor. Sin conocimiento, el amor es impotente; sin amor, el conocimiento es destructivo”.

Él sabe que los educadores trabajan para la eternidad: nadie puede decir dónde acaba su influencia: “El que me enseñó a amar la Química y la pedagogía fue mi maestro Rafael León Avedaño. Yo entré en esta carrera para evitar el Servicio Militar. En realidad, no me gustaba el magisterio y menos me atraía la Química. Sin embargo, Rafael supo motivarme.

“Los maestros cubanos debemos comprender algo primordial: la profesión nuestra es para personas sacrificadas, que la amen por encima de todo. Yo, en lo personal, tengo un compromiso conmigo mismo y es el de seguir enseñando a mis alumnos a ser lo que sean capaces, para que puedan educarse a sí mismos durante toda la vida”.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha Técnica:

Objetivo central: Indagar en la calidad actual de la enseñanza pedagógica cubana.

Objetivos colaterales: Buscar las causas por las cuales la captación de estudiantes hacia la carrera profesoral aún no es suficiente. Investigar los problemas que actualmente enfrenta la enseñanza de la asignatura de Química.

Tipo de entrevista:
Por sus participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De opinión autorizada.
Por el canal por el que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de título: De cita directa.
Tipo de entrada: De presentación del entrevistado.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1-Abierta; 2-Directa; 3-Abierta; 4-Abierta; 5-Abierta.
Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado.


 

DIÁLOGO CON LA LETRA VIVA

DIÁLOGO CON LA LETRA VIVA

 

 

La primera condición del maestro cubano tiene que ser su claridad ideológica, y a partir de ella, trasmitir no solo enseñanzas, sino también convicciones, afirma la pedagoga Julia Aurora Añorga Morales.

 

Texto y foto:
YANET MEDINA NAVARRO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Puesto que a vivir viene el hombre, la
educación ha de prepararlo para la vida.”
José Martí


En la intimidad del hogar, rodeada de flores y obras de arte, me recibe una maga de las palabras. Locuaz, explícita, la Doctora Julia Aurora Añorga Morales hace gala de su maestría pedagógica. El diálogo se torna empático. De solo escucharla, me siento su alumna.

Desde el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, lleva sobre sí la responsabilidad de la Cátedra de Educación Avanzada en el país esta pedagoga que deja su huella en un sinnúmero de publicaciones investigativas y ostenta distinciones, medallas y reconocimientos. Ávida de tiempo, logra simultanearse en educadora, madre, abuela…

Hija de maestra y obrero azucarero, recuerda el esfuerzo de la familia por mantenerse unida. Vivían en Caibarién, pero en los períodos de zafra se mudaban al batey del Central Costa Rica, en Guantánamo, donde trabajaba el padre.

Su formación de inicio fue tradicional. Aprendió piano porque en aquella época era una fuente de trabajo segura en el futuro. Estudió hasta séptimo grado en la escuela privada religiosa de su familia. Al triunfo de la Revolución se intervinieron los colegios privados y pasó a la secundaria pública.

-¿Hubo conflicto entre esa primera enseñanza

religiosa y su compromiso con la Revolución?

El hecho de que mi familia colaborara con la lucha clandestina y luego fuéramos abiertamente revolucionarios implicó que me excomulgaran con 12 ó 13 años. Sin embargo, mi primer acercamiento a las actividades revolucionarias fue la incorporación a una organización supuestamente comprometida, “Con la cruz y con la patria”, dirigida por un sacerdote que después traicionó.

Aún así, mi idea religiosa no había desaparecido e hice una promesa: si la Campaña de Alfabetización era un éxito, iba a ir a misa vestida de brigadista. No me dejaron entrar y no volví más. Tenía 14 años. Se me derrumbó todo. Me di cuenta entonces que estaba más cerca de Cristo con la Revolución que con aquella  iglesia.

-¿Por  qué el magisterio?    

Mi familia fue de maestros: mi mamá, mi tío, mi abuela… El Colegio Morales, de Caibarién, era nuestro. Por los Añorga también lo heredé. La familia de mi papá tuvo una escuela aquí, en La Habana.

Cuando fui a alfabetizar me entregaron una planilla que  preguntaba a qué quería dedicarme en el futuro o algo así. En aquel momento pensé en el  magisterio.

Creo que fueron esos dos factores los decisivos: las potencialidades en el orden genético y la influencia de la educación. Desde los 12 años ya sabía que ese era mi camino.

-En nuestro país se ha desarrollado

una Revolución Educacional, dividida

en tres grandes etapas. ¿Cuál ha sido

su participación en ellas? 

Participé en la Campaña de Alfabetización, que se enmarca en la primera etapa. Hice el preuniversitario en Ciudad Escolar Libertad a partir de las becas que el Estado ofreció a los que ayudamos en la Campaña. Después matriculé Biología en la Universidad de La Habana y me integré a la Brigada Manuel Ascunce Domenech, que no fue lo mismo que el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, este estuvo formado por quienes, al terminar el preuniversitario, matricularon carreras pedagógicas de nivel medio.

Las Brigadas fueron las que realizaron la primera recogida café -la Crisis de Octubre nos sorprendió recogiéndolo-. Es esta, parte de la segunda etapa.

Otro gran momento de ese período, fue cuando se desbordaron los preuniversitarios de egresados y entonces se abrió la primera gran universalización. Anteriormente funcionaban tres centros de educación superior  y pasamos a 36. El país se sembró de universidades porque también se abrieron institutos de arte, deportivos y pedagógicos.  

La tercera etapa comienzó en 2000 con las transformaciones en la educación media y primaria que nosotros impulsamos. Y mira: creo que la concepción del profesor general integral (PGI), es perfecta. La idea de Fidel, magistral. Aún no hemos logrado que nuestros egresados como PGI tengan una concepción integrada del mundo, pero es que todavía no los estamos preparando de tal forma. Sin embargo, la solución no es renunciar a la idea. Volver al fraccionamiento es un error. Hay muchísimo por hacer.

-¿Cómo se vincula a la Educación Avanzada?

Cuando trabajaba como profesora en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (ISCAH) -hoy Universidad Agraria-, la Dirección de Postgrado del Ministerio de Educación Superior (MES) me solicitó y la tarea asignada fue monitorear un sistema que daría respuesta a la calidad de la enseñanza y a la preparación permanente de otros egresados universitarios. Trabajé más de 17 años allí. Hice mi tesis doctoral sobre el perfeccionamiento del sistema de postgrados.

Los profesores de aquella época no sabían nada de pedagogía porque no existía una institución que los formara. Aún así, no enfrentaron el desarrollo del proceso sin preparación porque el MES estableció normas para dar las clases. A esta situación  le llamaron la época del metodologismo. Es verdad que se le normó el comportamiento al docente dentro del aula, pero era necesario porque cada uno daba las clases como quería. A medida que los profesores se apropiaron de los métodos correctos, se fueron eliminando las restricciones.

También en esta etapa  surgieron las Facultades de Superación. Su concepción era entonces que los profes de todo el país se concentraran en la capital durante seis meses para actualizarse, retroalimentar los contenidos y luego volver a sus lugares de origen, fortalecidos. Yo creo que no debieron eliminarse, todavía serían válidas. En un curso de 15 días -como los que hoy se  realizan - no se puede profundizar en un contenido, y menos desarrollar una habilidad.

Aquella estructura le daba un soporte reposado a la enseñanza. El proyecto se llevó a todos los organismos del país. Recuerdo cuando se aplicó a la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), Tubal  Páez lo rememoró en el último Congreso. Esa fue una época de oro en la superación, a pesar de no existir especialidades ni maestrías y tampoco había la concepción actual de los doctorados.

-Su paradigma en el magisterio…

Yo diría –y más que un paradigma, es una premisa– que estoy viva porque tengo fe en el mejoramiento humano. Esa misma fe de Martí y que Fidel nos ha enseñado, esperando que seamos mejores, que alcancemos una cultura general integral y logremos, al final de los años, una sociedad mejor que la que hoy disfrutamos. Esa es también la base de la concepción del Che sobre el hombre nuevo.

Estoy muy contenta con los spots realizados sobre la utilidad de la virtud, pero creo que un mensaje tan importante se vulgariza por el muñequito. Estaría mejor sin el “¿Grabaste?”, con todo respeto de quien lo haya ideado.

Esa utilidad de la virtud es la que debe hacérsele llegar al ser humano, trabajando en sus conocimientos y habilidades. A ello he dedicado mi vida: conceptualizando, escribiendo y proponiendo una teoría educativa para conseguirlo. Y esto no es discurso, estoy en contra de los discursos, los slogans, las charlas y los murales, todo tiene que demostrarse a través de la actuación en la práctica.

-¿Se ha aplicado alguna de

sus propuestas en Cuba?

Sí, en todos los organismos del Estado. Hemos formado a mucha gente bajo esa concepción, más de 70 doctores y 600 másters que, a su vez, serán los portadores del método. Ellos, desde abajo, en su área de acción, comenzarán a transformar. Todo se reduce a la preparación del hombre porque siempre está educando, en cualquier momento de su vida. Educa el padre, el jefe, el bodeguero, todo el mundo. Es un proceso social y una categoría interna de todo ser

-¿En qué se diferencia el modelo educacional

cubano  al del resto de Latinoamérica?

Una valora lo que tiene en la medida que ve lo que existe en otros lugares. Nuestro sistema educacional no es perfecto, pero por muchos problemas que podamos enunciar, enumerar o jerarquizar, no tiene comparación con la actual realidad latinoamericana.

En Bolivia, por la miseria tan grande que ha existido y la necesidad del trabajo inmediato, la escuela no está orientada a desarrollar el intelecto, sino determinadas habilidades para mantener cierto estatus social. En Venezuela –donde he conocido excelentes profesores–, se está aún lejos de desarrollar el pensamiento o procedimientos lógicos; también, de formar el alumno crítico, reflexivo, que no sea repetitivo.

En Bolivia se ha logrado hacer, a partir de la colaboración con Cuba, una transformación, y eso mismo se está intentando en Venezuela, a través de la nueva Universidad Bolivariana.

-¿Qué es el Instituto Pedagógico

Enrique José Varona para usted?

Pienso que debe ser el centro promotor de las teorías pedagógicas, de donde emane la sabiduría, la casa matriz de la educación cubana. Yo no soy fundadora, pero le he entregado todo lo que he podido, y he recibido de él, satisfacciones y reconocimientos. Mi maestría se desarrolló ahí. Casi todos los doctores de nuestra especialidad que se han formado, los ha encausado el Instituto.

-A 45 años de fundado

el Varona, ¿qué le falta?

Lo peor ha sido la poca sistematización de la obra profesional que se ha hecho. No todos los resultados del Varona se han podido introducir en la práctica, unas veces porque se alejan de la política educacional, otras, por escepticismos. Me preocupa también que en nuestra cátedra, todos somos muy viejos. Hay que pensar en el relevo.

-¿Cuál es la misión del

maestro en nuestros días?

La primera condición del maestro cubano tiene que ser su claridad ideológica, y a partir de ella, trasmitir no solo enseñanzas, sino también convicciones. Las maestras de mis nietos pueden tener alguna insuficiencia en el contenido, pero ellos llegan hablándome de las efemérides, de hechos históricos… y ese sentido de pertenencia, la apropiación de su identidad, son suficientes para que cualquier desencanto que tuviera con ellas, baje de tono. 

     
-Una anécdota sobre su vida como profesora.

Una en particular, no. Yo tengo la vida llena de anécdotas. Cada acto de defensa de un alumno mío me marca, me produce un estrés significativo. Me pongo, posiblemente, más nerviosa que ellos. Es muy difícil verlos en aprietos y querer hablar en su lugar, pero saber que no puedo hacerlo.

-La distinción más importante...

La de tutor. A ello he dedicado –hablando matemáticamente- la mitad de mi vida, a formar alumnos que llegan a ser mi familia.

-Reza un viejo proverbio, que

para sentirnos cumplidos en la vida,

debemos sembrar un árbol, escribir

un libro y procrear un hijo… ¿Realizada?
 

He hecho las tres cosas. En cambio, me faltan muchas que he enunciado en la teoría, pero necesito constatarlas. En mis dos nietos tengo cifradas grandes esperanzas, ellos son un aliciente para seguir viva. Ni remotamente satisfecha.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

FICHA TÉCNICA:

Objetivo central: Resaltar su papel de educadora dentro de la Cátedra de Educación Avanzada del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.

Objetivos colaterales: Conocer la posición de la iglesia en los primeros momentos de la Revolución con respecto a la educación. Indagar sobre sus experiencias en universidades latinoamericanas. Saber su opinión sobre la educación cubana. Indagar sobre las deficiencias del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Clásica, de preguntas y respuestas.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de título: De alusión a frase literaria.
Tipo de entrada: De presentación del entrevistado.
Tipo de cuerpo: De preguntas y respuestas.
Tipo de preguntas: 1-directa, 2-directa, 3-directa, 4-directa, 5-directa, 6-cerrada, 7-directa, 8-abierta, 9-cerrada, 10-abierta, 11-abierta, 12-cerrada, 13-cerrada.
Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado.

Fuentes consultadas: Directa (entrevistada).


 

PROFESIÓN PARA VIVIR Y DISFRUTAR

PROFESIÓN PARA VIVIR Y DISFRUTAR

 

 

El Doctor en Ciencias Pedagógicas Jorge Lázaro Hernández Mujica, lleva cuatro décadas consagradas a la enseñanza y el desarrollo de la Biología. Hoy está al frente de la Sede de San Miguel del Padrón.

 

Texto y foto:
EDUARDO GONZÁLEZ MARTÍNEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La habitación es el hogar de varios cientos de libros. ”Ya no sé dónde ubicarlos”, revela mientras muestra la colección de diccionarios que lo auxilia en su batalla diaria contra las faltas de ortografías y en su labor de jefe de redacción de la revista Varona.

A pesar de un gran conocimiento de lengua materna, Jorge Lázaro Hernández Mujica no es profesor de Español. Cuatro décadas consagradas a la enseñanza y el desarrollo de la Biología en Cuba,  así lo confirman.

Este lector apasionado y amante de la Ciencias Naturales,  confiesa que su gran orgullo es sentirse amado por los estudiantes, y no  titubea al asegurar que se retirará en el mismo lugar donde ha trabajado siempre: el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.

Un hogar para siempre

Desde sus inicios, el gobierno revolucionario emprendió una cruzada contra el analfabetismo. Los cuarteles se convirtieron en escuelas y, en los terrenos de la antigua fortaleza militar de Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad, surgió en 1964 el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. Con 15 años, en 1965, el adolescente comenzó a estudiar en esta institución.

“No participé en la Campaña de Alfabetización, pero ingresé al Pedagógico cuando concluí la secundaria, para ser profesor de Sección Básica. En sus inicios, el Instituto fue una facultad más de la Universidad de La Habana y desde los primeros momentos se convirtió en la avanzada de la educación en Cuba.

Allí había que estar becado y como el pase era cada 15 días y no se podía salir de la escuela, aquel lugar se volvió mi nuevo hogar.” 

-¿Qué representa el Varona para

el maestro y el ser humano?

La disciplina que rige mi existencia se la debo  a aquellos primeros profesionales de la educación. En este lugar me forjé como educador, como persona, e ingresé  a las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas y del Partido. Lo es todo en mi vida. Pertenezco a el centro desde mi adolescencia y aunque tuve otras propuestas de trabajo, aquí me jubilaré.

Además, constituye la cantera principal de los cuadros dirigentes los centros educacionales del país y es una trinchera formadora de dirigentes y de pedagogos.

Aún sin terminar sus estudios básicos, respondiendo a una necesidad de la Revolución, el joven marchó a realizar sus prácticas docentes a otras provincias. Combinó las labores de alumno y maestro hasta graduarse de Sección Superior en 1975.  

“En segundo año de la carrera, fui a Ciego de Ávila donde ofrecí clases en varios centrales azucareros. Además de Biología, impartí  Matemática y Química porque escaseaba el personal capacitado y todavía recuerdo con agrado esos instantes, cuando tuve por primera vez la responsabilidad de un grupo. También en cuarto y quinto años realicé prácticas en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos de Ciudad de La Habana; pero siempre he pertenecido al Varona.

Una compañera inseparable: la biología

El hombre de ahora, pedagogo reconocido, recuerda muy bien cuando comenzó su camino en el mundo del magisterio, siendo apenas un adolescente.

“En Secundaria Básica fui monitor de varias asignaturas y ya sentía  profunda atracción por esta profesión, pues gozaba de la influencia y el ejemplo de los buenos educadores que tuve. Por eso, en noveno grado, para probar si poseía aptitudes, me inscribí de profesor de enseñanza obrero-campesina en el barrio habanero  La Cumbre, donde daba clases por las noches. Allí comprendí que educar era  mi verdadera vocación.”

Ante la interrogante del motivo de la elección de la Biología como  compañera inseparable de la vida profesional, responde rápidamente: “Me considero una persona muy observadora y siempre he sentido inclinación por los principios que rigen el desarrollo de la vida, principalmente en los seres humanos. Por eso decidí mezclar  el amor a la naturaleza con los deseos de enseñar  y escogí la carrera de Biología y Prácticas Agropecuarias en la Sección Básica, como se llamaban en aquellos tiempos a estos primeros estudios.”

-Los programas de Biología han evolucionado

con el paso de los años. ¿Cuáles son los

problemas fundamentales que enfrenta

la docencia de  esta asignatura en el país?

Una dificultad fundamental es la falta de actividades prácticas y experimentos que permitan a los muchachos dar un basamento científico a sus conocimientos. El Período Especial y el recrudecimiento del bloqueo impusieron fuertes limitantes y, muchos de nuestros alumnos no han tenido nunca en sus manos un microscopio.

Además, se tomaron medidas desacertadas como la de cerrar los laboratorios y se dañó la formación integral de los educandos. Debimos cuidar lo poco que teníamos y no quitar nada de las escuelas: buscar otras medidas alternativas a la escasez de materiales.

Jefe del colectivo de autores de los textos de secundaria básica y autor de libros como La Didáctica de la Biología, colabora con publicaciones cubanas y extranjeras relacionadas con esta disciplina.

“La didáctica es la ciencia encargada del estudio del proceso de enseñanza y aprendizaje. Siempre me ha interesado la forma de impartir las clases, el método a seguir. Trato de enseñar por medio de contradicciones, para provocar el razonamiento y despertar la creatividad y el talento de los educandos.

Por otras tierras del mundo

Venezuela, Bolivia y Brasil han sido países testigos de sus esfuerzos en pos de la superación. Recientemente cumplió misión internacionalista en el estado venezolano de Carabobo como asesor de la Universidad Bolivariana. De sus experiencias humanas y pedagógicas en el exterior habla con vehemencia.

“El sistema educacional en muchos países está diseñado para que las personas no piensen correctamente. No son pocos los niños que se quedan sin asistir a la escuela y terminan trabajando o en las calles. Los libros en ocasiones no se hacen en función de los intereses educativos reales y algunos autores no son profesionales totalmente capacitados; inclusive, le pagan a las escuelas para dar promoción a sus textos.

“En Venezuela, bajo el mando de Hugo Chávez y mediante el socialismo, se transforma esta situación y las posibilidades de aprender se hacen extensivas a todo el pueblo. La contrarrevolución se opone a las reformas, pero las misiones emprendidas por este gobierno le dan a los desposeídos las posibilidades de superarse.  

“Siempre regreso más revolucionario y me convenzo de que los avances educacionales solo se obtienen mediante el socialismo, porque la enseñanza es una actividad donde el hombre debe ser el centro.”

-¿Recuerda algún momento especial? 

En Venezuela ayudé a 20 personas en sus tesis de maestría y fui tutor de muchas de ellas. El día de la defensa casi lloro porque aquellos jóvenes, después de terminar, se paraban y  agradecían  al Doctor Mujica, a Chávez y a Fidel. Finalizaban diciendo: ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!”

En la Tercera Revolución Educacional

El doctor Mujica ha sido partícipe de muchas de las transformaciones en el sistema educacional y la experiencia de otras épocas le permite valorar los nuevos cambios que vive la enseñanza  en Cuba.

-Como formador de las nuevas generaciones,

¿cuál es su criterio de la juventud presente

en la Tercera Revolución Educacional?

No concuerdo con el criterio peyorativo de algunas personas sobre los Profesores Generales Integrales (PGI). Es una hornada diferente, inmersa en un período de cambios y con nuevos retos a las puertas. La calidad de su formación depende en gran medida de la preparación brindada por nosotros y somos culpables de muchas de las deficiencias mostradas por ellos.

-¿Cómo valora el papel de las clases

televisadas en esta etapa? 

Vivimos en momentos de transformaciones importantes. La televisión brinda enormes posibilidades para mitigar la escasez de materiales y maestros, pero no puede sustituirlos. Debe desempeñar el papel de auxiliar valioso, de herramienta del  complejo proceso de aprendizaje y enseñanza, no reproducir lo que se puede hacer en las aulas. Todavía debemos trabajar en eso para hacerlas más complejas y útiles.
  
Debido a la gran cantidad de noveles que ejercen hoy, las teleclases ayudan mucho, pero en el futuro serán solo eso: una gran ayuda. Esta es una etapa de tránsito en nuestro sistema educacional.

El educador frente al aula

Para el “profe Mujica”, la educación es una obra de enorme  responsabilidad que implica elevada dosis de sacrificio y entrega: “Necesitamos maestros sin temor al sacrificio. Quien cuente los minutos que pasa en su trabajo no hace las cosas bien. Tampoco puede eludir responsabilidades, porque la Revolución no se edifica así.

“Tiene que estar consciente del valor real de su ejemplo, pues es un formador en todos los sentidos. La forma de vestir, de comportarte o simplemente de hablar, ejerce gran influjo sobre los estudiantes. “

-Frente a un colectivo de

estudiantes, ¿qué siente?

Gran responsabilidad, por eso soy exigente con mi preparación y la de los alumnos. Planifico detalladamente las clases y no llevo ningún problema personal al aula.

Allí comprendo que nunca pararé de aprender. Todos los días los muchachos me hacen reflexionar y muestran cosas nuevas, me llevan a valorar todos los puntos de vista.

Un maestro consciente de estos tiempos

Para el miembro de la Cátedra de Enseñanza Problémica, Inteligencia y Creatividad de la Asociación Nacional de Pedagogos de Cuba, los educadores, no solo los de Biología, deben ser “profesionales en constante superación, incansables en la investigación, porque así lo exigen los nuevos tiempos. Como tratamos constantemente con seres humanos, debemos mejorar científicamente la forma de moldearlos. Los planes de estudio deben ser constituidos sobre la base de indagaciones bien fundamentadas y estudiadas”.

Proyectos…

“Tengo en planes un libro sobre la historia de la enseñanza de la Biología en Cuba que reúna los artículos que ya tengo escritos; además, participo en un proyecto de investigación sobre la integración de los contenidos de las Ciencias Naturales en secundaria”.

En su carrera ha desempeñado diferentes cargos de dirección. Fue Jefe de Departamento y también Decano de la Facultad de Ciencias Naturales en el Pedagógico, así como director de varias sedes pedagógicas, labor que ejerce hoy en la sede de San Miguel del Padrón.

“Amo mi profesión y no he abandonado el aula en ningún momento a pesar de las demás responsabilidades. Durante los cinco años al frente de la sede de San Miguel del Padrón siempre tuve mi grupo porque disfruto impartiendo clases. Puede parecer exagerado, pero de ser necesario, pagaría para que me permitieran educar. Esta es una profesión para vivir y disfrutar.”

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

FICHA TÉCNICA:

Objetivo central: Destacar aspectos relevantes de la obra pedagógica del entrevistado, relacionada fundamentalmente con la enseñanza de la Biología.

Objetivos colaterales: Recoger opiniones especializadas del entrevistado sobre cuestiones medulares de la actualidad del sistema educacional cubano. Resaltar las virtudes y avances de nuestro sistema educacional con respecto a otros lugares del mundo. Destacar la relevancia del ISPEJV como vanguardia de la educación en Cuba. 

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Encuentro directo.

Tipo de título: De cita directa.
Tipo de entrada: De presentación del entrevistado.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1: exploración; 2: directa; 3: exploración; 4: exploración.
Tipo de conclusión: De comentario del entrevistado.

Fuentes consultadas:
Entrevistado: directa  y no documental.
Hijos: directa y no documental.
Vecinos de la zona: directa y no documental.